Mi verdad II

El camino fue tranquilo, Dalila accedió a contarme lo que sucedió entre Mariana y Damian en la premonición de Ashely. La verdad era un poco confuso todo lo que mencionó.

Sentí como el halcón mensajero de mi abuelo Max hacía presencia. Una nueva misión estaba por comenzar. Le mencioné a Dalia que debía marcharme, no podría acompañarla a Chong.

Dalia se despidió, me iba a entregar la piedra de la pulsera de Mariana, yo le dije que se quedara con ella. Pero un chascarrillo de su parte hizo que por un momento mi ritmo cardiaco cambiara.

“Me lo dejas como una promesa que nos volveremos a ver” mencionó Dalia

Yo. Bueno, claro que nos volveremos a ver.. dije algo nervioso

Escuché su risa, tranquilo azulito era solo una broma. Mencionó

Lastima, la verdad me gustaría pensar que si es un compromiso de que volveremos a vernos, comparti cosas contigo este tiempo y quisiera hacerlo de nuevo. Dije subiéndome al caballo.

¿Que? ¿Estás hablando enserio ? Dijo Dalia sorprendida.

Claro, siempre hablo en serio Dalila, nos vemos pronto dije. Me di la vuelta y arranque mi viaje a todo galope. La verdad quería huir del lugar. Que gran tonto me tuve que ver diciendo eso. ¿Que rayos me pasaba? Acaso era un niño tonto y tímido.

El tiempo pasó, encontramos la historia de la gran hechicera que después nos enteramos que era un hombre. Acompañe a mis primos a llevar a Damian con el hechicero, el viaje fue traumático, de nuevo fuimos atacados pero claramente eso tenía nombre propio, Mariana.

Se que era un momento para dedicarlo a Damian pero mis ojos estaban maravillados por Dalia. Estaba hermosa, su cabello era corto, supe que ella se había cortado su cabello por acompañar a Damian, claramente él ya tenía poco por el veneno, Dalia quería mostrar su apoyo. Pero la verdad ella se veía extremadamente hermosa, su delicadeza femenina no se iría por un corte de cabello.

Damian volvió a este mundo, todos comenzamos nuestra marcha de nuevo, yo debía volver con las tropas, seguiría en la búsqueda de Mariana. Todos se despidieron Aura y Danna se quedarían en ese lugar con el hechicero, ayudarían en la recuperación de mi primo.

Yo enliste mi caballo, partiría de nuevo.

Cielo!!!! Escuché decir

¿Cielo? Pregunté

Si tú eres el cielo, mencionó Dalia

¿Por que lo dices? Pregunté

Tu cabello, está igual que el cielo que nos cubre el día de hoy. Respondió

Me acerqué a Dalia, no había podido hablar con ella. Entonces la abrace.

Me alegra mucho verte Dalia, estás hermosa dije tocando sus mejillas, grave error no lo pensé solo lo dije, ¿qué pasa si se ofende por tan acto abusivo de mi parte.?

Gracias, no crees que me veo algo varonil, mencionó tocando su cabello.

Para nada, así te ves hermosa, me gustas. Dije

¿Te gusto? Dijo asombrada

Espera, no!! Lo que quería decir era que me gusta como te queda. Respondí avergonzado.

Camilo, me encanta ponerte en estas situaciones incómodas. Eres como un bebé. Dijo riendo.

Debo irme, espero verte pronto dije

¿A donde vas? Pregunto

Debo ir con mis tropas, tengo un asunto pendiente. Mencioné

Déjame ir contigo, dijo Dalia

¿Por que lo harías ? Pregunté

Mi hermano ya está mejor, Aura lo cuidará, déjame acompañarte así me distraigo y quizás pueda ayudarte. Dijo Dalia subiéndose a su caballo.

Se que eres fuerte Dalia, de eso no tengo duda pero estaremos acampando en cualquier lugar, no sé si será un buen sitio para una dama. Dije

Estaré bien siempre y cuando tú estés conmigo, mencionó Dalia guiñando un ojo.

Emprendimos nuestro viaje, visitamos varios reinos, a veces dormíamos bajo la luna otra veces en grandes y hermosas posadas, Dalia era ágil e intrépida. Ella nos ayudo a resolver muy rápido algunas situaciones, definitivamente hacía falta una mujer para que nos diera una vista diferente o una manera de hacer las cosas. Después de un par de meses, llegamos a Raizel un reino de comerciantes, una tierra de mucho trafico. Sabíamos que aquí se harían compras, de armas y piedras mágicas. Los hermanos Meyer estarían haciendo convenios con Salin el mercader de la muerte.

Mi abuelo me envió Justo a este reino para acabar con Salin, si era posible derrotar también a los hermanos Meyer, sería algo silencioso, necesitaba que pareciera algo normal.

Nos hospedamos en una posada en el centro del reino, cerca estaba la taberna, la cual pertenecía a Salin, nos informaron que se haría una reunión privada sobre las 10:00 pm. Me dirigí al lugar con algunos de mis hombres, debíamos parecer compradores. Trataría de buscar un acercamiento con nuestros objetivos. La verdad sería más fácil llegar y acabar con todos de una manera ruda, pero mi abuelo fue muy específico en sus indicaciones, aquí solo hay una parte de la estructura criminal, necesitábamos llegar a todos, así que no podía solo asesinarlos, necesitábamos información.

Vi a los hermanos entrar a una sala privada, intente acercarme pero los guardias me alejaron, necesitaba encontrar la manera de entrar al lugar pero se me agotaba las ideas, entonces escuché como la música del lugar se detenía, los ojos de los hombres estaban dirigidos hacia la puerta. Gire rápidamente y la vi, era Dalia, venía vestida de una manera muy provocativa.

¿Qué crees que estás haciendo? Dije casi en un susurro.

Vi como paso por mi lado, se me acercó al oído entonces me dijo..

Mira como se hacen las cosas,me miro y sonrió, seguí su camino hasta la puerta de la sala privada, los guardias le abrieron e ingreso al lugar.

Pasaban los minutos, yo pedía un trago de licor detrás de otro, ¿que tanto estaba haciendo para que demorara tanto?, veía como entraban botellas de licor. Había una verdadera fiesta en ese lugar.

Ya la intriga me estaba matando así que decidí que debía entrar, sabía que los guardias no me dejarían pasar fácilmente así que debía luchar. Llegue a la puerta, les pedí que me dejaran pasar, no les describiré su cara pero diré que fue algo como ¿quien carajos era yo para ordénales?. Mis hombres se acercaron, después de un par de buenos golpes pude ingresar a la sala privada.

Mis ojos se dirigieron hacia Dalila, estaba sentada mirando a los Meyer, ella era como un trofeo en un estante.

¿Quien eres tú? Grito Salin

Yo, yo soy…..eh,

El es mi dueño, yo trabajo para el, me vine sin su permiso, entenderán que debo tener alguien que cuide de mi cuando salgo a trabajar, mencionó Dalia.

¿A trabajar? Eso sonaba a una mujer que vendía su cuerpo.

¿Cuánto pides por ella? Hablo Robert Meyer, el hermano mayor.

Ella, bueno la verdad es que ella es muy valiosa para mi, respondí

Vi como los Meyer sacaron una bolsa llena de oro y la lanzaron a la mesa.

Con esto es suficiente mencionó.

Dalia se acercó a Robert, llevaba una copa de licor en su mano, vi como le ofreció un poco al hombre, él encantado la recibió.

Es suficiente el pago amo, ahora podrías llevarte el dinero, me quedaré con estos buenos hombres dijo Dalia sonriendo.

¿Que? ¿De verdad se quedaría ? Esos hombres sólo querían una cosa, su cuerpo.

Robert Meyer pasó su mano por uno de sus pechos. Yo comencé a apretar mis puños de rabia.

No!! Tú te vienes conmigo en este momento, basta de juegos estupidos, dije enojado.

Dalia se acercó a mi, en su cara había furia pero con algo de asombro.

¿Qué crees qué haces? Vete que yo sacaré toda la información de ellos. Tu solo estás haciendo esto más demorado. Dijo Dalila sacándome a empujones del lugar.

Ya te dije que no te quedarás, nos iremos en este momento, luego planearé otra estrategia. Tú no eres una cualquiera Dalia, no te venderás a esos hombres! Dije enojado.

Se que ella no me haría caso así que solo dije, lo siento. La levante como un costal de papa y la puse en mi hombro, tuve que colocar una mano en su Perfecto debo decir, trasero para que al moverme su vestido no se levantara y quedara expuesta.

Los Meyer intentarían detenerme pero mis hombres iniciaron una disputa en la taberna para distraer el escape.

Camine hacia la posada, en ningún momento baje a Dalia de mi hombro. La escuchaba hablar, pedía que la bajara que ella podía caminar, no quería hacerlo, estaba semidesnuda con ese vestido.

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