Mi verdad IV

Esposa… que bien suena dijo Dalia.

Eso eres, aunque me gustaría poder celebrar una ceremonia contigo, quiero verte en un bello vestido entrando a la iglesia, mientras te espero en el altar. Ojalá puedas complacerme en eso.. dije acariciando su mejilla.

Me gusta la idea, quizás lo hagamos respondió.

Bueno ahora pregúntame lo que tú quieras, dije

¿Qué sientes por Mariana? Pregunto directamente

Decepción, respondí suspirando.

No te voy a negar que pensé estar enamorado de ella, era la figura femenina que estaba a mi lado. No te mentiré lloré cuando me declare ante ella. Pero su respuesta era la más conveniente, solo somos hermanos. Llegue a besarla, te dire que deseaba tanto hacerlo. Pero cuando llegó el momento sentí que en verdad estaba en un error, no hubo pasion ni deseo, solo un sinsabor o un amargo beso. Después que descubrirnos que ella estaba detrás del ataque a Damian me llene de ira, nuestros padres no criaron con amor, sería algo más real que yo hubiera sido la oveja negra de la familia, por no ser el hijo legítimo, pero ella que tiene la Sangre Zenda no debía comportarse así.

Ahora quiero encontrarla, ella debe pagar por todo lo que ha hecho, no quiero su muerte pero al menos deseo ver en sus ojos que de verdad esta arrepentida. Deseo con el alma que ella vuelva a ser la niña tierna que me curaba las heridas cuando me lastimaba. Respondí

¿Tú y mi hermano son muy parecido sabes? Sintieron una atracción por Mariana pero llegado el momento de materializar ese sentimiento, se desborono como una simple ilusión. Mencionó Dalia.

Quizás fue eso, solo una ilusión, los débiles de la familia caímos ante ella. Respondí

No eres débil! Yo no me uní a un pobre hombre. La verdad elegí al mejor hombre de la tierra. Dijo Dalia con un tono agresivo.

Me encantas cuando te pones de mal genio. Tu nariz se arruga, te ves hermosa, dije dándole golpes en la punta de esta.

¿Cuáles son los planes para nosotros? Pregunto Dalia.

Bueno, eres mi esposa, deseo vivir contigo, no quiero que sea en el palacio de tus padres ni en Loto. Quiero hacer una vida contigo, claramente si así tú lo quieres.

Me gusta aquí donde estamos, en Raizel podemos hacer nuestra vida, es una ciudad moderna, creo que estaríamos bien, mencionó Dalia.

Lo que sea para que mi esposa sea Feliz. Respondí

Vamos a desayunar, quiero dar una vuelta por el lugar, conozcamos donde viviremos. Dijo Dalia

Me parece Perfecto respondí.

Salimos de la posada, nunca solté de la mano a mi esposa, entramos a varios establecimientos a probar todas las delicias que preparaban. Dalia me pidió que la acompañara al baño, necesitaba ayuda para soltar su vestido. Lo que mi inocencia no imagino era que Dalia me arrastraría dentro de este para una ronda de pasión. Esta mismo ritual lo practicamos en cada lugar que entrábamos. Yo estaba más que feliz, Dalila era muy ardiente.

En cada sitio que visitábamos mi esposa llamaba la atención, era una belleza, mis celos salían a flote con cada palabra, pero aumentaban pues ya podía escuchar sus pensamientos, eran aun más impropios.

Dalia sabía muy bien cómo me sentía así que no desaprovechaba para darme sus mimos y caricias en público. Por un momento fui en busca de de algo especial, al volver no encontré a Dalia, la busqué por el lugar hasta que la vi parada mirando al horizonte.

¿Por que te fuiste? Pregunté

Mira, quiero que vivamos ahí! Dijo señalando con su dedo.

Había una casa, realmente era hermosa.

Pues vamos por ella, la compraremos dije sonriendo.

Llegamos a la casa, tocamos a su puerta, ofreceríamos lo que fuera por ese lindo lugar. Dalia solo sonreía.

Vimos cómo la puerta se abrió, un hombre salió a preguntar qué deseábamos, sentí una presencia negativa en el lugar. El hombre estaba irritado con nuestra visita . Vimos cómo más hombres se acercaron y nos rodearon.

Pero mire a quien tenemos aquí… la linda zorrita ha venido a cumplir con su trabajo… dijo una voz.

Había salido Salin, detrás de él venía los hermanos Meyer.

¿Dalia estás segura que quieres esta casa? Pregunté

Si mi cielo, ahora más que nunca la quiero.. respondió dándome un beso ligero en los labios.

Zorra!!! Ven aquí, deseo que me atiendas hoy, grito Salin.

Mis celos llegaron al límite, saqué mi espada y me lancé al ataque, los hermanos eran rápidos y se defendían, Dalia comenzó a usar su magia. Uno a uno los hombres iban cayendo. Salin estaba herido, Dalia tenía su pie en el cuello del hombre. Los Meyer seguían atacandome, no sabían que yo poseía magia. Pude entrar en sus mentes y ordenarles que se asesinaran entre sí. Fue un lindo espectáculo ver como se destrozaban los dos. Dalia terminado rompiendo el cuello de Salin.

Escuchamos mujeres gritar, entramos al lugar, queríamos verificar que no hubieran más hombres, pero nos llevamos una sorpresa, habían mujeres con cadenas, eran explotadas por varios hombres. Comenzamos acabar con la vida de todos ellos, dejamos para el final al dueño de la casa, él era el que más se benefició de esta crueldad, no me tembló la mano para acabar con su existencia, ahora básicamente la casa no tenía dueño. Las autoridades de Raizel se hicieron presente, las mujeres fueron entregadas a sus familias, algunos familiares pensaban que ellas habían muerto pues no tenían rastro, nadie imagino que todo el tiempo estuvieran aquí encerradas.

Recorrimos todo el lugar, habían habitaciones de tortura, otras con objetos utilizados para la intimidad.

¿Estás segura de querer vivir aquí? Preguntaba con insistencia.

Si, la casa es hermosa, ahora más que nunca deseo estar aquí, gracias a esto pudimos liberar a estas mujeres y limpiamos el mundo de dementes, mencionó Dalia.

Bien pero debemos remodelar todo el lugar, dije

Si, pero ese cuarto de juegos para adultos me encanto, construiremos uno para los dos, ¿te gustaría? Dijo Dalia girando en una especie de tubo vertical.

Aprobado respondí..

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