4.

Manejo yo - Dijo un tanto serio y preocupado.

- Vamos, es interesante hacer algo nuevo, anímate, a demás, ni que fuese una pésima conductora.

- No me preocupa tanto que sea buena o mala conductora, lo que me preocupa es que nos pierdas quien sabe en donde, porque creo que de milagro sabes donde estas parada - Decía a la par que me abría caballerosamente la puerta del copiloto.

- Gracias - Decía entrando - Pero tampoco es para que pienses así de mi - Le replicaba lo anterior.

- Bueno, esta bien, pero lo tienes que admitir.

- Esta bien, admito que en este momento, ni porque me des un mapa me voy a guiar, ¿satisfecho?

- Si, y mucho - Dijo con una amplia sonrisa - Ahora si, vámonos.

El encendió el auto y nos pusimos en marcha al centro comercial mas cercano, el pueblo era un tanto pequeño pero las personas que veíamos en el camino se veían muy amigables y cálidas cosa que me subía el animo, el día estaba perfecto para salir de casa y acampar cerca de el hermoso y otoñal bosque. En mas de una ocasión nos acercamos a las personas a preguntar donde quedaba el centro comercial mas cercano y que tuviese zona de juegos y ellos no dudaban en guiarnos con una sonrisa amigable en sus rostros, hasta que finalmente, y gracias a ellos, llegamos a nuestro destino.

- Es mas grande de lo que me imagine - Dice Demian terminando de asegurar el carro en el estacionamiento.

- Pero así es mejor, ademas, ya te acabas de dar cuenta que no somos los únicos en el pueblo, ¿cierto? - Digo haciéndole mofa.

- Tenias razón, lo admito.

- Eres tan lindo cuando admites tus fallas - Dije intentando sonar feliz.

- Eres mala cuando quieres ángel - Dice para después acariciarme la mejilla suavemente.

- Me caes mal demonio, me tratas como si fuese una niña - Le reproche.

- Eres tan linda cuando te molestas - Se burló.

Caminamos hasta salir de estacionamiento y llegar a lo que seria el principio de el centro comercial, era hermoso, sus colores hacia que el lugar se viera bien iluminado, la gente caminaba de un lugar a otro aunque en realidad no estaba tan lleno, solo habían unas que otras personas paseándose por el lugar. Las tiendas de ropa eran excelentes y no eran tan costosas como pareciese ser, Demian estaba atento a cada gesto que hacia, tanto que en uno de esos momentos se me desapareció de mi vista y cuando lo encontré o mas bien me encontró traía en sus manos un par de granizados de jugos naturales.

- Este es tuyo - Dijo extendiéndome uno - Se que te encanta los granizados que son refrescantes - Su comentario me había dejado un poco anonadada ya que se lo había contado aproximadamente cuando tenia 12 años.

- Gracias... - Murmure deseando no ponerme roja como tomate pero fue en vano.

- Estas roja - Dice casi exaltado - ¿Estas bien?

- Si - Me apresure a responder - De pronto es por que no estoy acostumbrada al frió.

- Bueno, ¿seguimos? - Pregunto con una sonrisa.

- Si - Sonreí.

El centro comercial tenia 4 pisos, supermercados en el primero, ropa en el segundo, la zona de juegos y cine en el tercero y en el ultimo un área de comida al aire libre, todo estaba perfectamente distribuido. Se sentía super cómodo estar allí, la gente era super amigable cuando atendía y no necesariamente era una sonrisa forzada y eso provocaba que uno quisiera volver en más de una ocasión.

Caminamos hasta la zona de juegos y Demian consiguió una tarjeta para jugar ambos, era como en nuestra infancia, solíamos divertirnos con una tarjeta que mi madre nos había comprado para ambos. Pensamos en recorrer todos y cada uno de los juegos que habían en aquella zona, aunque nos decepcionamos al saber que alguno que otro juego eran para niños, pero del resto comenzamos a recolectar tickets que nos daban las maquinas para poder reclamar ciertos premios dependiendo de la cantidad.

- ¿Ya cuantos tenemos? - Le pregunto a Demian un poco emocionada.

- No lo se, llevemos esto a la caja y que nos digan cuantos tenemos y por que cosas lo podemos cambiar - Me responde con una sonrisa.

- Siii!!! - Digo dando pequeños saltos de la emoción a lo que el ríe.

- Vamos.

Al final del día el me regalo un peluche de Stich que pudo intercambiar con los tickets, me invito a cenar bajo un cielo estrellado para al final llegar a una discoteca cercana a nuestra casa y pasarla bien hasta que básicamente era cociente de que estaba diciendo cosas sin sentido, ahora el que se quedo para cuidar a una persona ebria fue Demian. Cuando llegamos a casa todo me daba vueltas e hiciera lo que hiciera no era capaz de sostenerme por mi misma provocando que tuviese tropezones horribles si no fuese por Demian que estaba allí para sostenerme y no darme directamente cara al suelo.

- Eres tan lindo - Dije sin pensar, me di cuenta que fue mala idea embriagarme si todo lo que pensaba iba a terminar saliendo de mi boca sin censura.

- Gracias, supongo - Dice ayudándome a ir a mi habitación.

- Lo digo en... Serio - Sonreí tontamente - Detesté la idea... De que otra mujer... Pudieses hacerla tuya y yo... Sin querer deseaba que te quedaras conmigo siempre.

- ¿A que te refieres con que me quedara contigo para siempre? - Pregunta un tanto curioso y despistado a la vez mientras nos detenemos a mitad del pasillo.

- Demian... - Llamo su atención intentando colocarme en frente de el - Tu me has gustado desde bachillerato... Por eso me empeñe tanto en saber las cosas que te gustaban y las que no - Admití.

- Estas borracha ángel, hablamos mañana con mas calma, ¿te parece? - Me sonrió y entendí que no me tomaba en serio así que intente besarle torpemente pero el me esquivo - Tienes que descansar por ahora.

- No me crees - Digo a lo que retrocedo y tropiezo, pero antes de caer el me sostiene de la cintura evitando que me caiga del todo y me llevo lo mas rápido posible a la habitación.

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