No pude descansar ni un poquito a pesar que me había tomado una pastilla para dormir. Tenía sentimientos contradictorios, tristeza, enojo, frustración, desprecio..
Me duché, me puse maquillaje para tapar mis horrendas ojeras, la verdad es que parecía panda, llevaba mis párpados inflamados de tanto llorar, bajé de mi cuarto y me despedí de mis padres que aún estaban desayunando.
— Sofía, siéntate a desayunar, no deberías saltarte las comidas. No le hará bien a tu cuerpo eso lo sabes bien— Decía Mi madre Milena.
— Voy tarde mami, buscaré que comer en la universidad. No te preocupes.
Salí de la casa, subí a mi auto. Me vi por el espejo, me veía fatal, mi tez clara no ocultaba mis ojeras, el maquillaje me falló está vez. Me puse unos lentes oscuros para disimular la catástrofe de cara que llevaba.
En el camino le agradecí a Dios por los padres buenos que tenía, por todas las cosas que mis padres pudieron darme, por todas las comodidades que tenía, no podía quejarme de eso. Agradecí seguir los pasos de mis padres, por mi hermano Matías que aunque estaba lejos, lo amaba con todo mi corazón.
Llegue a la facultad y a lo lejos visualicé a Joe, se acercó a mí como que tal nunca pasó nada.
— Hola preciosa. ¿Te ves fatal? ¿Como te fue en el turno? Nunca te había visto tan ojerosa— decía Joe.
Sentía como la sangre llegaba a mi cabeza y algo que nunca podré disimular son los gestos de mi cara, ellos son tan sinceros.
— Hola.
Solamente le pude decir hola, las palabras no salían, quería darle una cachetada pero mi cuerpo estaba paralizado. Di un paso hacia delante sin pensar, lo vi con una mirada de furia, apuñé mis manos pero nada más. quería golpearlo pero no daría un espectáculo en ese lugar.
— Te sucede algo amor, te veo molesta y estresada. Tú sabes que puedes contar conmigo en cualquier cosa.
— Esta bien— subí mi ceja derecha— Dame mi espacio, luego hablamos.
Caminé al aula y casi choco con mi estimada compañera Luisa, que el día de ayer se encamó con mi novio.
— Buenos días Sofía. Vamos al café, el profesor Leonardo no vendrá, acaba de avisar la presi.
— Buenos días. Puedes adelantarte, ya te sigo.
No te imaginas cómo quiero destruirte, meter un cuchillo por tu garganta y ver como tú sangre sale de tu venas y cortarte en pedacito maldita zorra.
Pero aquí estoy guardando la postura.
Tome mis cosas y me fui a mi carro.
— Sofía— grita Joe. Toma mi mano— preciosa dicen que no hay clase, vamos a la biblioteca.
— Suéltame maldito, no me toques.
— ¿Qué te sucede?
— ¿Qué me sucede? Quieres que te diga que me sucede, aquí delante de todos.
— Sofía vamos a tu auto y hablemos en privado.
Nos dirigimos a mi auto, subimos, conduje hasta llegar a un lado de la carretera. En un total silencio.
Sale Joe y enciende un cigarrillo.
— Entonces, que te pasa.
Le di una cachetada.
— ¿Desde cuando me engañas?, ¿desde cuando me ves la cara de estúpida? somos novios desde los 14 y creí que teníamos la confianza y que nuestro amor era real. Me hiciste creer todo este tiempo que eras diferente.
— No se de que me hablas.
— Te vi entrando a un motel con nuestra compañera de clase, la zorra de la Luisa.
Joe quedó sin palabras.
— No hay nada que hacer. Ya me viste. No voy a justificar lo injustificable. Soy hombre y tengo mis necesidades. Somos novios desde los 14 y nunca hemos tenido sexo, tú con esa mierda de llegar virgen al matrimonio, no me dejaste otra opción. Si te amo pero no soy de madera, cada vez que salíamos me dejabas con ganas de estar contigo y tú me alejabas. Si pudiste notar desde un tiempo acá, ya no insistí y para que todo estuviera bien entre nosotros tuve que recurrir a las prepagos, a esas amiguitas que me llevaban ganas y hasta masturbarme. Y sabes al inicio me sentía mal, el peor de todos pero tú no me dejaste otra opción.
— Eres un grandísimo idiota. No sabes cómo has herido mis sentimientos— las lágrimas salían sin cesar— Terminamos.
— ¿Terminamos? solo por eso. Si es tu culpa por ser una mojigata. Tantos años esperando por tocar tu cuerpo, por ser tu dueño y ahora terminamos. No me hagas perder mi tiempo.
Sujetó mi mano derecha con tanta fuerza que sentía que la iba a quebrar.
— Ya, déjame. Eres un monstruo. No te vuelvas a poner en mi camino, porque te juro que te mato, maldito infeliz.
No soltaba mi mano, abrió la puerta trasera del auto y me empujó, se abalanzó sobre mí, rompió mi camisa a la fuerza quedando al aire mi sujetador. Me tenía dominada, no entendía de dónde sacó tanta fuerza y su actitud era irreconocible. No conocía a este Joe.
— Suéltame Joe, ¿Qué haces? No quiero.
— Si vamos a terminar por lo menos quiero probar este cuerpo que tanto largas me dió. No he perdido tanto tiempo por nada.
Rompió como pudo mi sostén y mis senos saltaron a la vista de él. Tomándolos con fuerza. Yo lo empujaba, quería soltarme, le enterré las uñas en el brazo y él me soltó, le empuje con mis piernas y él cayó.
A como pude me fui al volante y arranqué el auto, dejándolo tirado allí.
Llevaba mis senos afuera y trataba de cubrirme con mi gabacha.
Me dirigí a mi casa, la casa estaba sola, mis padres trabajaban en el hospital central de la ciudad ese día.
Subí a mi habitación. Me vi en el espejo. Era un desastre. Me acosté, lloré, tenía rabia. Nunca se había comportado así. Sabía que él se drogaba de vez en cuando y es posible que ahorita andaba con la coca adentro.
Llamé por teléfono a mi mejor amiga Susan y le pedí que viniera.
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Comments
Paola Martiz
se drogaba una señal de que nadie bueno sale de eso debiste verlo pero bueno el vamos ciega a las personas 😒
2024-04-09
1
ALMA D. V. G. 🇲🇽
Maldito desgraciado patán, por ningún concepto tiene derecho a forzarla, eso no es amor, mejor para ella que conociera su verdadera cara y se alejara de ese imbécil 🤨
2023-09-07
3
Eugenia Venegas Oyarzo
Ay .., Sofía fue lo mejor que pudo haberte pasado, un drogadicto, no perdiste Nada, sigue adelante eres Joven ya encontrarás alguien decente , eres Mucho para el 😤
2023-03-21
4