Carlos llegó algo tarde al palacio como para encontrar a su padre despierto, el agua aun escurría de sus botas pero estaba satisfecho por su logro.
Había escuchado de la enorme influencia que tenia el conde Mohanath y tambien que tenia una linda hija. Carlos no veía problema en cortejarla, después de todo los matrimonios entre aristócratas eran por conveniencia.
Luciel parecía ser agradable y probablemente se llevarían muy bien, despues de todo Carlos ahora mas que nunca necesitaba una familia fuerte respaldandolo.
—Llegas tarde —dijo la reina desde las escaleras, cuando sus ojos se encontraron no hubo mas que frialdad.
Al principio y gran parte de la infancia de Carlos eso lo lastimaba, pero conforme creció y su padre fue honesto con él, la razon por la que la reina no lo amaba era porque no era su hijo.
El rey tuvo una aventura y de ahí nació Carlos. Pese a eso él aun intentaba ganar su favor, pero era mujer era imposible.
—Madre, estaba dando un paseo y caí al lago.
La reina lo miró de los pies hasta los mechones dorados y la rabia la invadió.
Carlos siempre fue un niño sano, bello, talentoso e incluso carismático, era todo lo que su Arioc debió ser. Y ese chico siempre le recordaba lo infeliz que era su hijo.
¿Cómo un bastardo podría ser incluso mas amado que el mismisimo principe heredero?
Su hijo que tuvo que salir del palacio hace años debido a aquella maldición que lo volvía mas letal cada día.
—El rey desea verte —informó la reina.
—Voy madre—dijo Carlos—descansa.
La reina no contestó nada, solo quería borrar la palabra "madre" de su boca.
Carlos se apresuró a ir con su padre. Estaba acostado con una cantidad de incienso considerable.
—Padre, estoy aquí.
—Mi muchacho...—llamó el rey con una sonrisa. Carlos se acercó evitando esfuerzo para su padre.
—Tranquilo no te muevas demasiado—procuró Carlos.
—¿Cómo no lo haría cuando el principe de la primavera esta aquí...—sonrió el rey al momento que una mirada triste lo invadía—, cada vez me siento mas cansado hijo mio...
—Llamaré a los maestres...
—No, no. Quedate aquí conmigo y escuchame. Confome mas debil me siento mis errores me perturban, tu hermano Arioc está lejos encadenado cada noche sintiendo la muerte en vida... Hice todo lo que pude pero no logré ayudarlo...Carlos mi muchacho ¿Tu me amas?
—Te amo Papá, no deberías preguntar algo tab obvio—respondió Carlos.
—Eres bondadoso como tu madre, desde que te tuve en mis brazos supe que debía protegerte, conforme ibas creciendo te volviste mi orgullo y mi alegría. Pero aún hay cosas que no te diré y espero nunca conozcas... Temo que me odiarías.
Carlos negó rapidamente.
—¿Cómo podría odiarte padre? No podría hacerlo.
El rey acaricio los cabellos dorados con lagrimas en los ojos cansados.
—Temo que te dejaré mas rapido de lo que pensaba, estarás solo sin mi a tu lado, aún asi no dejes que las palabras de la reina y la corte te dañen.
Eres mi hijo, pero eres mas que un bastardo o un noble, tu sangre es tan vieja como el aire, eres tu lo que llena el mundo de magia y belleza.
Su padre siempre le hablaba de esa forma, todas las noches le leía libros de los viejos reyes y su sangre mágica y cuando terminaba y miraba a Carlos sonreía.
—Eres un milagro hijo.
Carlos tomó las manos de su padre y las besó lleno de tristeza.
—No puedes dejarme, si lo haces estaré solo, aún no estoy listo y creo que nunca lo estaré.
—No estas solo, tu hermano Arioc estará contigo de la misma forma que lo hiciste tu de niño.
—La reina me odia—dijo Carlos.
—Ella odia a todos—coincidió el rey.
—Ella ama a Arioc—corrigió Carlos.
—Y él te ama a ti. Eres un muchacho listo, sabrás como cuidarte la espalda.
...ΩΩΩ...
La reina que escuchaba fuera de la puerta mordía sus labios hasta sangrar.
Ese afecto del rey a su hijo bastardo la enfurecia, siempre fue consiente de lo mucho que el rey amaba a Carlos, pero escucharlos tan plenamente la impulsaban a querer gritar.
Se apresuró a dejar la habitación y fue a donde los maestres estaban, eran viejos sirvientes de su padre y por ende servían a ella incluso sobre el propio rey.
—No extiendan mas su vida—dijo a los hombres—, a este paso nombrara a ese bastardo como rey.
—Dupliquen el veneno si es necesario.
—De hacer eso la muerte por enfermedad que ha planeado desde hace tiempo sería visto como asesinato—intervino el maestre mayor—, es bien sabido que él rey hace mucho dejó de ser de su agrado, el pueblo y la corte hablarán.
—Culpemos al bastardo, debe haber testigos que confirmen su complicidad—sugirió la reina—, no lo odio a muerte, tendrá mi compasión y será llevado ante la iglesia, servirá el resto de su vida ahí.
—Me temo que eso es algo dificil—respondió el mayordomo—, la chica Mohanath parece estar maravillada con el joven, si ellos se llegan a comprometer la casa Mohanath resguardara su titulo incluso podrían iniciar una rebelión.
—Eso es facil de solucionar —dijo la reina—, ella debe casarce con Arioc, conozco a esa joven y se que sería capaz de sacrificarse por sus personas amadas... Por el momento debemos dejar que ame a Carlos, que lo haga con locura y cuando muera el rey, y carlos este entre la espada y la pared tendrá que elegir.
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