capítulo 15

Alma: Está bien, acepto ir contigo, pero le vamos a dejar la mitad del dinero a mi amiga para que me cuide por si acaso tú no quedas bien.

Doctor: Me parece perfecto. Me pareciste muy bella desde la primera vez que te vi, aunque un poco golpeada ese día, pero me pareces muy bella.

Alma aceptó subirse al auto. Fueron como amanece, le entregaron el dinero. Alma llegó a un departamento que era muy elegante, tenía tres recámaras, un baño y una sala cocina comedor. Un departamento precioso en el centro de la ciudad. Alma lo recorrió por curiosidad y miedo de que hubiera otra persona ahí por lo que anteriormente le había pasado. Cabe recalcar que ella era todavía menor de edad y se sentía con miedo en todo momento después de su experiencia.

Alma: Es muy bonito tu departamento. ¿Vives solo? Porque tiene varias recámaras.

Doctor: La verdad es que a veces viene mi familia a visitarme, pero por lo regular estoy solo. Tenía una novia, pero me cortó porque trabajó demasiado y en la farmacia solamente el turno de noche. Voy a ver que tú llegaste en la noche. Hoy es mi día de descanso, así que...

Alma: Así que nada. A lo que te traje. Me imagino que esta noche no vamos a dormir, ¿verdad? Pero pues, en fin, empecemos.

Doctor: ¿Ya cenaste? La verdad es que yo no sé nada y tengo un poco de hambre. ¿Pedimos algo de comida?

Alma: Está bien. ¿Qué vas a pedir, doctor dos puntos? ¿Qué te parece unos tacos? La verdad se me antoja mucho unos tacos y es el único número que tengo mañana para el desayuno y ya veremos qué desayunamos.

Alma: Bueno, me parece bien. La verdad, desde que me pasó lo que tú ya sabes, solamente he comido caldos. La señora donde rentamos me hacía unos caldos de pollo muy ricos, pero a final de cuentas, yo ya no quería comer eso.

Doctor: Sé que me vas a decir que qué me importa, pero ¿tienes más familia?

Alma: No, no tengo más familia. Era hija única. Mi mamá y mi papá se separaron. Mi papá se casó con una señora que no me quiere. Mi mamá tampoco me supo cuidar y por culpa de ella me enfermé. Yo vivía con mi abuela, pero mi abuela falleció hace al súper hace unos meses y me quedé sola.

Doctor: Ay, por lo visto no la has tenido nada fácil, pero sabes, la vida a veces da muchas vueltas. Puede que en algún momento alguien por quien te enamores y tengas una familia en el futuro.

Alma: De hecho, sí me enamoré. Estaba muy enamorada de alguien que conocí, pero resultó ser que no me quería como persona. Tuve un hijo con esa persona a la cual llegué a amar demasiado. Luego me dijeron que él había muerto y me corrieron de la casa. Me tuve que venir desde muy lejos hasta acá de raite, ya que no tenía casa ni donde dormir. Alma suspiró, pues esto le causaba cierto dolor e incomodidad hablar de eso.

Doctor: No hablemos de eso. Si te pones mal, mejor cuéntame qué planes tienen para tu futuro. ¿O me vas a dejar decir que todo el tiempo te vas a dedicar a eso?

Alma: Volvemos a lo mismo. La verdad es que las mujeres solamente nacimos para hacer esto. Así que si no tienes un esposo, pues no te queda más que hacer esto y ya.

Doctor: Claro que no. Puedes llegar a hacer algo más. Dime, ¿no te gustaría estudiar o ser alguien en la vida?

Alma: Claro que me gustaría. Pero dime, ¿cómo tendría que pagar una carrera y todo eso? Iba dinero que yo no tengo, pero pues en fin, después.

Después de unos minutos de práctica, tocaron la puerta y era la comida. Se sentaron en el gran comedor que tenía el doctor en ese bello departamento. Se sentaron a comer. Alma realmente estaba encantada de los tacos. Le fascinaban. Estaban deliciosos. Y pensaba que si se casara con ese doctor, sería muy afortunada.

Una vez después de la cena, el doctor empezó a acariciar a Alma de una forma tierna y cariñosa. Pues en sí, a él no le gustaba hacer cruz con las mujeres, ya que él siempre había opinado que las mujeres eran como rosas. Así que después de un largo rato de caricias, Alma se fue entregando poco a poco a él. Cuando él estaba sobre ella, solo miraba los ojos y no podía negar que era guapa, muy atractiva. El doctor sacó un condón y se lo puso. Luego empezó a introducirse lentamente en ella. Y ya solamente apretaba las sábanas. Ya que aunque sí ya había tenido en sí varias relaciones con él, lo sentía algo especial. Después de dos veces, quisieron el amor, como él decía. Alma se quedó dormida sobre su pecho y él abrazándola. En la mañana siguiente, Alma se despertó muy temprano, ya que era su costumbre despertarse temprano para comer algo. Al despertarse, se dio cuenta de que él estaba muy abrazado a ella que casi le cortaba la respiración.

Doctor: Buenos días, ¿cómo amaneciste?

Alma: Muy bien, gracias. Este creo que ya me tengo que ir.

Doctor: Quédate un rato más, vamos a desayunar juntos. La verdad, no me gustaría que te fueras sin desayunar.

Alma: Está bien, pero después de eso me llevas a mi casa. Quiero ir a descansar. Dame un baño, porque en la noche tengo que trabajar.

Doctor: Está bien, como tú quieras.

Desayunaron y Alma tomó sus pertenencias para irse. Al estar lista, llegó a su casa. Al ver a Vanessa, estaba un poco preocupada, pues Alma ya le había pasado algo. Y aunque tenía cierta confianza, porque se miraba que el doctor no le haría daño, quería estar segura de que ya estuviera bien.

Vanessa: Ay, Alma. La verdad es que no pude dormir. Te estaba esperando. ¿Cómo te fue?

Alma: Muy bien, no te preocupes por favor. Muy amable, y pues me trajo hasta aquí.

Vanessa: Ten cuidado, estoy muy bien te he dicho mucho. Si es que no digas dónde vives, ya que los hombres se pueden llegar a obsesionar. Ay, si te contara cuántos hombres son conmigo.

Alma: No, no te preocupes. Nada de eso va a suceder. El doctor es una persona que nada que ver con las personas que viven aquí. Créemelo.

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