Alma: Así como lo oyes, Vanessa, Miguel no está mal. Simplemente fui a la incubadora para él, tuve al niño y se quedó con él. Su mamá lo ayudó para que su ex y él formaran una familia. ¿Cómo lo ves?
Vanessa: Ay amiga, qué te puedo decir. En esta vida muchas nacimos para sufrir. Bueno, aunque yo no pasaré por eso, ya que pues soy transexual, pero también nosotros sufrimos de otra forma, del rechazo de las personas y de todo lo demás. Incluso a la calle solo por mi elección.
Mientras las amigas platicaban y caminaban para llegar hasta la clínica o farmacia más cercana para atender a algo, al llegar se toparon con un chico muy guapo y atractivo, el cual era el médico que estaba ahí. Era una farmacia con un médico que estaba nomás para tener consultas ambulantes.
Alma: Buenas noches. ¿Me podría dar una consulta?
La chica que se encargaba de dar los turnos en consulta de la farmacia la miró de pies a cabeza. Si Alma llevaba unos golpes visibles, pero otros que no se miraban y la ropa un poco manchada.
Vanessa: ¿Nos vas a dar la consulta sí o no? La verdad me envía está muy mal y necesitamos que la atienda un médico.
Chicas de la farmacia: Sí. Permítame, señoritas, pero yo digo que sería mejor que la llevara a un hospital más grande o mejor dicho que la llevara algo con algún policía porque parece que la violaron.
Alma: Mire, señorita, usted nomás encárguese de darme el turno para las consultas y nada más, porque ni policía ni nada. Okay.
Al entrar al consultorio, Alma se quedó observando al doctor, el cual se acercó a ella y le empezó a preguntar por sus datos generales, nombre, edad y todo lo que concierne a eso. Alma le contestó todo de la manera más tranquila que podía, pues le dolía mucho sus piernas y algunas partes del cuerpo por los golpes y cosas más que le hicieron esos tipos.
Doctor: Pues mire, señorita, la verdad trae muchas lesiones en su cuerpo y sí trae un leve desgarre en su zona íntima. Pero eso se curará con este antibiótico, con este tratamiento que le voy a recetar, así como también le voy a dar unas cosas para que pueda ponerse para que sane más rápido su zona.
Alma: Muchas gracias, doctor. La verdad se lo agradezco. Me siento muy mal. Solo dígame, ¿esto me podrá sanar pronto? Le señalo sus brazos con moretones.
Doctor: Sí, señorita. No se preocupe, todo eso sanará más rápido de lo que usted cree. Simplemente, me gustaría aconsejarle que presente una denuncia. Lo que le hicieron le causó mucho daño y el responsable debe ser castigado.
Alma: No, doctor. No puedo denunciar. Eso me costaría la vida. Sé dónde estaba y sé todo, pero no quiero que me cueste la vida. Sabe mucho con lo cual tengo que vivir, aunque en esta vida no tenga muchas esperanzas para mí.
Doctor: Ay, señorita. Nadie nació para sufrir. Pero póngase a pensar que esto pudo haber costado su vida, ¿no cree?
Alma: Por más que me pueda costar esto la vida, ¿qué más puede pasar? Soy una persona que a nadie le interesa. No tengo familia, no tengo a nadie. Simplemente soy yo contra el mundo. Esto lo decía Alma con unas lágrimas traviesas que escapaban de sus ojos.
Vanessa: Oiga, doctor. Disculpe, ¿mi amiga no podrá tener ningún tipo de actividad durante su recuperación, verdad?
Doctor: Claro que no. No puede tener actividad de ningún tipo sexual, ya que se le puede infectar o puede causarle un problema peor. Pero, ¿por qué la pregunta?
Alma: Lo que pasa es que yo vivo de mi cuerpo, doctor, y pues si no voy a poder trabajar, ¿qué voy a hacer? No voy a poder comer, no voy a poder pagar la renta y falta poco para que venga cerca de su plazo.
Vanessa: Calma, amiga. No te preocupes. Yo no te voy a dejar sola. Aparte, te dije que ibas a ser como mi hermanita. Te voy a proteger.
Doctor: Mira, muchacha, por unos días tendrás que cuidarte mucho. Lo más que puedo hacer es aumentar la cantidad de antibióticos para que te recuperes en tres días. No sé qué te parezca, pero tendrás que alimentarte bien y descansar lo más que puedas.
Alma: Podría ser eso por mí. La verdad, se lo agradecería. Así podría regresar a trabajar lo más pronto posible. El doctor le dio la receta a Alma, la cual surtió en el mismo lugar con ayuda de Vanessa. Alma compró todo lo que ocupaba para recuperarse. Al llegar al departamento, Vanessa fue y habló con la señora sobre si le puede dar unos días más y le contó la situación por la que había pasado Alma, tanto de que se la habían llevado y todo lo que pasó, igual como la forma en la que regresó y de lo que tenía lastimado su cuerpo. La señora, la cual era muy amable, le ofreció a la muchacha cuidar de ella en lo que se recuperaba, ya que vivía sola, no tenía hijos ni nadie a su alrededor, pero con las chicas que rentaban ahí trataba de cuidarlas como si fueran sus hijas. Era una persona muy amable.
Aproximadamente tres días después, Alma regresó a trabajar. Durante ese tiempo, su tortura diaria continuó, pero ella era un poco más precavida. Una noche, un carro gris nuevo se acercó y el conductor le preguntó: "Hola guapa, ¿quieres acompañarme?". Al mirar por la ventana, Alma se dio cuenta de que era el doctor que la había atendido anteriormente, ya que se había sentido mal.
Doctor: Hola, ¿cómo estás Alma?
Alma: Gracias a usted, ya estoy mejor. Por fin pude regresar a trabajar y ahora, pues ni modo, a seguir con la vida.
Doctor: ¿Y cuánto cobras? Digo, si se puede saber. Bueno, pues yo cobro $900 por hora aquí en el hotel que está a un lado.
Doctor: ¿Y si te dijera que te doy $5000 por toda la noche? ¿Qué dirías?
Alma: Si es en un hotel está bien, hacer los $5000 por toda la noche.
Doctor: No me gustaría que fuera en un hotel. Mejor, ¿qué tal si buscamos algo más cómodo para quedarnos toda la noche, como mi departamento?
Alma: La verdad, doctor, sí me da un poco de miedo. Ya ve lo que me pasó la última vez que me fui de aquí y no quiero arriesgarme a algo así.
Doctor: Pero no te preocupes. Mira, vamos a hacer esto: si tú aceptas, le voy a pedir a tu amiga que te dé mi dirección junto con todos mis datos.
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