Camilo se fue a su habitación, y tenía mucho dolor de cabeza, envió a varias personas para deshacerse de su sobrino, pero no tuvieron éxito en su encomienda, él no quería que su hermano Carlos encontrara a ese niño
debido a que conocía su sentido de la responsabilidad, y, eso, no le permitiría ignorar la existencia de Júnior, ahora sus hijos David y Danilo serían muy perjudicados, Carlos solo tenía a su hija Susana y ella jamás se haría cargo de los negocios del submundo, lo mismo ocurría con su sobrino Víctor el hijo de Andrea.
Lo primero que notó al llegar a su habitación era que su esposa Karina no se encontraba en el lugar, pero no solo ella, sino que sus cosas también, aunque no se sentía bien debido a lo que acababa de ocurrir fue a buscarla porque necesitaba hablar con ella para calmarla, le preguntó a la empleada y esta le informó que Karina mudó sus cosas a otra de las habitaciones. Camilo entró molesto al lugar y la persona que lo recibió no se parecía en nada a su amable esposa.
—¿Karina, qué haces aquí?
—A partir de hoy, voy a dormir en esta habitación.
—Karina, debemos hablar.
—No, Camilo. No tengo nada que hablar contigo, a menos que sea para decirme que nos vamos a divorciar.
—No te voy a dar el divorcio.
Él salió muy molesto de la habitación, pero creyó que luego se le pasaría, ella siempre había sido una mujer muy sumisa y manipulable.
Ahora que Carlos obtuvo la información sobre el paradero del niño estaba horrorizado, porque esta zona del país era el más afectado durante el conflicto y su hermano Camilo no sintió compasión por un niño que era inocente, eso lo decepcionó por completo y juró que nunca lo iba a perdonar.
El país se encontraba en medio de un caos, pero Carlos, ahora qué sabia la verdad, necesitaba comprobar que el niño se encontraba bien, traía consigo la prueba que se hizo Camilo y se dirigió hacia el poblado donde vivía su hijo, confiando en que nada le hubiera ocurrido al chico o jamás se lo perdonaría porque era la persona responsable tras los hechos ocurridos en el país.
Carlos partió de la hacienda muy temprano y se dirigió al sur del país, estos ancianos que criaron al niño, vivían en una de las zonas más afectadas por el enfrentamiento entre los rebeldes y el ejército.
Carlos viajó en compañía de mucho de personal de confianza debido a su seguridad, se detuvo frente a la destruida casa y estaba en shock cuándo observó las condiciones en las cuales se encontraba el lugar, por suerte a su llegada salió un delgado chico que lo miraba con mucha curiosidad, pero con una actitud muy altiva, traía en sus manos una pieza de madera para defenderse, Carlos tenía sentimientos complejos hacia el niño, sin embargo, no lo odiaba, cómo le dijo a Camilo, jamás huiría de sus responsabilidades.
—¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí?
—¿Cómo te llamas, muchacho? —preguntó Carlos.
El niño lo miró sin miedo.
—Carlos Junior López, señor.
Carlos se estremeció porque no había dudas definitivamente era su hijo.
—Este papel dice que eres mi hijo —le mostró la prueba—. Hasta hace unos días, no sabía que existías, pero vine a buscarte y a partir de ahora, vivirás conmigo y con mi esposa.
Junior no podía creerlo porque toda su vida pensó que no tenía familia más allá de sus abuelos.
—¿Qué va a pasar con mis abuelos?
Carlos sonrió y le gustó que el chico fuera agradecido porque, a pesar de todo, se preocupaba por quienes lo habían criado.
Mientras esperaban que el chico recogiera sus pocas pertenencias, el personal de Carlos se encargó de los trámites para que mediante tribunales solicitara hacerse una prueba de paternidad y demostrar que era su hijo biológico, el chico había sido reconocido por Camilo y eso a la larga se convertiría en un problema para Carlos, de esa manera el estado le otorgaría la custodia de Júnior, por suerte Gladys no podría intervenir debido a que se encontraba internada en un hospital psiquiátrico.
Carlos observó las condiciones tan deplorables en las cuales estaba viviendo y se sintió muy enojado con Camilo, ellos tenían muchísima riqueza u poder, el niño, por el contrario, vivía en la extrema pobreza y en una zona muy peligrosa, Camilo no lo protegió cuándo ocurrieron los enfrentamientos, a Carlos le causó gracia que Júnior se parecía a Susana la hija de Carlos López.
Junior conoció a su tía Andrea y a su esposo Alex y aunque se sentía temeroso, ella fue muy amable con él en todo momento, el lugar donde vivían se encontraba en ruinas y Carlos no deseaba quedarse por más tiempo en este horrible lugar.
—Sube al auto, voy a hablar con tus abuelos —le dijo Carlos con una expresión apacible, aunque por dentro hervía.
Junior obedeció y se sentó junto a Andrea y Alex, sintiéndose intimidado, Andrea fue amable, pero el chico no sabía cómo interpretar tanta cortesía. Carlos, en cambio, se dirigió a Walter y Dolores con el rostro endurecido.
Carlos López observaba a la pareja con mucho resentimiento, aunque se trataba del hijo de su enemiga, también era su hijo y que esta pareja lo hicieran vivir en tal condición y no se atrevieran a contactarlo, para él eso era imperdonable.
—Por consideración al chico voy a olvidar su traición. Pero no quiero que vuelvan a ponerse en contacto con él.
—Señor Carlos, no tuvimos más opción —dijo Walter, con voz temblorosa.
—Recuerden que no doy segundas oportunidades. Agradezcan que no le ocurrió nada. Este será mi único acto de generosidad.
Carlos le dio una considerable suma de dinero en efectivo a los ancianos, porque no quería saber nada de ellos, habían sido empleados de la hacienda y se atrevieron a traicionarlo, pero para Júnior eran familia y no quería causarle una mala impresión al niño que acababa de conocerlo.
Júnior miraba desde el auto cómo hablaba su recién aparecido padre con sus abuelos y estos se veían muy atemorizados, aunque no entendía lo que ocurría, era obvio que estaba molesto.
—No necesitas preocuparte por ellos. Van a estar bien.
—¿Por qué mi papá no sabía de mi existencia?
—Esa explicación te la debe dar él.
Carlos subió al auto y notó que el chico se veía descuidado y un poco famélico.
—¿Tienes hambre?
—Sí, señor.
—Señor no. Soy tu padre.
—Sí, papá. Tengo hambre.
Carlos desde el momento en que se enteró de la existencia de Júnior y a pesar de su turbio origen decidió darle el lugar que le correspondía, hablaría con su esposa Magda y luego con su hija Susana, pero Júnior era su hijo y a partir de ahora él se encargaría de criarlo como lo que era un López, el viaje hasta la ciudad capital tardaría dos días debido a las malas condiciones en las cuales se encontraban las carreteras del país, el grupo encontró una posada para descansar esa noche,
Carlos notó que Junior se sentía muy ansioso, por eso compartió habitación con él, cuando creyó que estaba dormido, Carlos y Andrea se reunieron.
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