C A P I T U L O 4

Dalilah.

Cuatro meses, cuatro malditos meses han pasado desde que lo vi por última vez y no he podido sacarlo de mi mente. Íngrid casi me llama todos los jodidos días comentándome que empezó a salir con Caebran y que está enamorada hasta el culo de él.

No la culpo con semejante Dios.

Desde aquel día en que salí con Íngrid he tendido demasiado trabajo y un día después tuve que viajar de improviso a Italia, cuatro meses han pasado desde que la vi, después de una semana, que estaba tan cansada decidí salir a tomar unas cuantas copas y terminé follandome a un italiano llamado Dean, es guapo. No suelo enrollarme con más de una vez con la misma persona, pero él tiene algo diferente. Y ahora estamos saliendo por el poco tiempo que me quede aquí. Un sonido me saca de mis pensamientos, es mi teléfono, lo tomo y contesto la llamada.

— ¿Hola?

—Hola señora Dalilah, soy Elena.

Ah…

—Si… ¿Qué pasa?

Elena es mi secretaria desde hace demasiado tiempo. Sabe todo acerca de mi con base al trabajo, es muy esencial.

—Su vuelo está programado por hoy.

Demonios lo olvide por completo.

—Hum okey, gracias —Corto la llamada sin esperar respuesta y suspiro, joder no sé si estoy lista para volver a la realidad, extraño Rusia, pero hay algo que me perturba.

—¿Oye?, ¿estás bien? —sus callosas manos se enredan por mi cintura y me pega a su pecho por detrás.

No sé lo que últimamente me pasa con él, antes iba bien, pero ahora no lo creo, algo cambio.

—Tengo que volver a Rusia. —Me volteo quedando contra su cara y sus ojos lucen enfadados.

Dean es un hombre alto y un poco musculoso, su cabello es rubio y sus ojos son de color café miel.

—¡¿Que?! —gritó

—No me grites, solo… Necesito pensar.

—Me iré contigo.

—¡¿Qué?! —Ahora soy yo la que grita —Estas loco.

—No me quiero ir sin ti… yo… en estos cuatro meses, me has traído como un loco, no puedo dejar de pensar en ti.

—Dean… No… lo mejor es que terminemos con esto—. Me safo de su agarre y empiezo a empacar toda mi ropa. Camino al baño y hecho todo a mi bolsa. El solo me sigue con la mirada.

—¿Solo fue un juego?... ¿Un maldito juego para ti?

—No. ¿Vale?... Lo disfruté, créeme que lo hice, pero tengo que volver a la realidad y esta no soy yo.

—¿Cómo que no eres tú?—Me pregunta frunciendo el ceño.

No contesto y sigo con lo mío. Guardo, zapatos, ropa y maquillaje. Termino de empacar en silencio y me pongo mis lentes Louis Viton encaminándome a la salida.

—No puedes dejarme… — su voz me detiene, pero no me volteo —Eres mía Dalilah—. Sus manos se enredan otra vez en mi cintura y yo lo detengo.

—No puedes reclamar algo que nunca fue tuyo.

—Contesto con voz firme y salgo de ahí sin mirar atrás.

Lo mejor era cortar el problema de raíz, la pasaba bien con él, en el sexo siempre fue lindo y amable, Pero no quiero volver a salir lastimada.

Abordo mi Jet privado y me acomodo para descansar un poco, pero un ruido termina por despertarme, busco de donde proviene y me doy cuenta que es mi teléfono, otra vez.

—¿Sí?

—¡Amiga! —Gritan del otro lado. Es Íngrid.

—¿Qué ha pasado?

—Le dije a Caebran que saliéramos a cenar y quiero invitarte, para festejar que vienes.

Ay Dios.

—No lo sé estoy muy cansada.

—Por favor, extraño a mi mejor amiga.

Si claro. No sé si debería de ir, pero tengo que olvidar lo sucedido con Dean.

—Bien —hablo segura.

—¡Sí! Será una sorpresa para Caebran, así que no digas nada.

Volteo los ojos.

—Vale —. Cuelgo sin recibir respuesta y llamo a la azafata con levantando la mano.

Dios santo, que hipócrita soy.

—Dígame señorita.

—Una copa de Champagne por favor.

—Enseguida vuelvo.

Minutos después la azafata lleva consigo la botella de Champagne y una copa, la agarro y me sirvo.

— ¿Necesita algo más?

—No, ya puedes retirarte.

La azafata vuelve a su puesto yo me quedo pensando con la copa en la mano cruzando una pierna sobre otra. ¿Será que Caebran estará enamorado de Íngrid?

No lo sé y no me importa.

Horas después el aire ruso lo respiro con una bocanada de aire.

Bajo las escaleras de mi Jet y Marcos mi chofer me abre la puerta de la camioneta, extraño mi Porsche, pero ese dijeron que me lo traerán de Italia mañana.

—Novedades Marcos.

—Ninguna señora, todo ha estado tranquilo desde su viaje.

—Bien.

Recargo la cabeza en la ventana y sin pensarlo caigo rendida en los brazos de Morfeo.

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Comments

Rut Roldan

Rut Roldan

me encanta.. 👌

2022-10-10

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