DOMINAME

DOMINAME

C A P I TU L O 1

Caebran.

—¡Ah!—Gime.

Arremeto contra su voluptuoso cuerpo estocada tras estocada hasta conseguir el clímax, ni siquiera un maldito orgasmo, no sé lo que me pasa, estoy así desde hace algunos días y ya nada me satisface.

Entro al baño del hotel y me limpio la polla, me la acomodo en mis pantalones y me acomodo el traje Versace.

—¿A dónde vas amor?— la volteo a ver sin expresión en la cara. Ni siquiera la conozco.

—No me llames amor. No te conozco y no me interesa hacerlo—Replico, frío. Su mirada se vuelve suave.

—Me gustan los hombres difíciles.— comenta melosa.— Ten— se levanta de la cama con un papel en la mano, su cuerpo desnudo queda a la vista.—Para que me llames.

Volteo los ojos.

—No lo necesito.

Su sonrisa se ensancha.

—No lo necesito, ya que no me interesa llamarte, adiós. — Inmediatamente su sonrisa se borra y me mira indignada. Me doy media vuelta y salgo del maldito hotel.

Llego a la camioneta y Dmitry me abre la puerta. —Novedades. —Pregunto abordándola.

—Encontramos al infiltrado, estaba a punto de escapar.

Bien.

He estado buscando al maldito traicionero que les está dando mis rutas a los franceses. Y por fin lo tengo.

—Llévenlo al cuartel, nadie entra nadie sale, solo Demyan y tú pueden estar ahí. —hablo frío.

Demyan es mi segundo guardaespaldas, de hecho, es primo de Dmitry, les pago bien; hacen un buen trabajo. A cada nada que un cabron me esté jodiendo, paga las consecuencias y tienen la buena suerte que les toque ellos y no yo.

Le digo que conduzcamos hasta el cuartel donde tengo mis tropas y toda la información que manejamos, llego y salgo de la camioneta con mis hombres respaldándome. Me acomodo la revolver que traigo enfundada alrededor del cinturón, lista para usarse.

Sigo caminando hasta que paso los protocolos de seguridad y el guardia me reconoce de inmediato.

—Patrón. —Me da un asentamiento de cabeza; saludando.

No contesto y llego a la puerta donde se encuentra la rata asquerosa.

Está sentado en una silla amarrado por detrás en medio de la habitación, las luces tenues hacen ver la habitación más tétrica y solo una lampara arriba de su cabeza lo ilumina.

Entro con pasos lentos y precisos sonriendo como un maldito loco.

Él está inconsciente, la cabeza le cuelga por un lado y le pido a Dmitry que traiga una cubeta de agua. Al instante regresa y me la entrega, se la echo encima; se levanta exaltado y tengo que contener una risa.

Me causa tanta gracia verlo así, indefenso y asustado.

—¡Despierta!

El voltea hacia todos los lados buscando mi figura. Esta vez no lo contengo y de mi garganta sale una risa gutural que reina en la sala.

—Aquí estoy idiota—Salgo de las sombras y su mirada aterradora me sube más el ego. Me gusta que me teman. Camino lentamente y me detengo enfrente de su asquerosa cara de rata.

El hace sonidos extraños con su garganta y caigo en cuenta de que tiene cinta adhesiva en la boca.

Se la arrebato de un tirón y chilla como cordero asustado repaso la mirada por su sucio cuerpo. Cabello cobrizo y asqueroso, es obeso y la barba no le da para más.

—¿Así que tú eres el infiltrado?

—Señor, no me mate… yo… tengo una hija.

—Si… ¿La misma que golpeaste y violaste?

Él se pone más pálido de lo que estaba, su respiración se hace más rápida y suda frio, lo sé por la forma en que empuña sus manos y el ritmo de su pecho al respirar.

Siempre investigo a los hijos de puta que me quieren ver la cara.

—S-Señor, por favor —Sigue suplicando.

—Sabes… hoy estoy de buenas, que te parece si jugamos un juego.

—Y-o, n-no quiero.

—No es de que quieras o no. Si digo algo es porque se va hacer y punto.

El idiota sigue llorando como perrito asustado y yo no puedo estar más que satisfecho.

—Bien empecemos.

Traigo los materiales requeridos para este tipo de juegos y le doy la espalda mientras preparo todo.

Tomo la revolver con un cilindro giratorio de nueve espacios, que se presiona el gatillo para soltar el trinquete que libera el martillo y dispara la munición. Los revólveres suelen ser armas de fuego en repetición, así que meto una bala del cartucho que tengo en la bandeja quedando así ocho lugares vacíos.

La cargo lista para usarse.

En la bandeja tengo dos instrumentos más, un fórceps que básicamente consiste en la forma de una tenaza usados en el proceso de exodoncia. Y por último pero no menos importante un Aplasta pulgares. Creo que la palabra lo dice todo.

Me doy la vuelta para verlo aterrorizado y con lágrimas en los ojos.

—Las reglas son las siguientes… Eliges una herramienta y yo la uso contigo hasta que salga la verdad, ¿Está bien?

No me responde, está temblando y cada que suelta un mar de lágrimas se remueve en el asiento como un niño pequeño.

—¡Te hice una pregunta!

—S-Si.

—¡¿Si qué?!

—Si s-señor, e-está bien.

—Bien, así me gusta.

Pongo el carrito de paradas a un lado mío listo para mostrarle las bellezas de instrumentos que utilizare con él, Demyan y Dmitry están como dos estatuas sin reaccionar y el pobre guardia esta que se esconde detrás de ellos.

Él no está acostumbrado al verme en acción, y tengo que ser justos con todos ya que tengo que demostrar que sigo mis propias reglas.

—Pero antes, te hare una pregunta… ¿Qué prefieres?, ¿Una muerte rápida o lenta? —Sonrío maliciosamente.

—¡Señor!, tenga compasión de mí, s-se lo suplico.

—Una persona como tú no merece compasión.

—Así que elige… La ruleta rusa…—señalo el revolver — El fórceps —Señalo el aparato de ortodoncia. —O el Aplasta pulgares.

Sus chillidos se escuchan por todo el eco de la sala. Y se vuelve a remover en la silla tratando de zafarse, pero eso no va a pasar.

—¡Elige!

—S-Señor n-o.

—Bien elegiré yo.

Elijo mi favorita, la ruleta rusa. Tomo el arma pesada y se la enseño.

—Es mi juego favorito… ¿Sabes por qué?

—¡No!, s-señor por favor…

—Porque es mucho el daño psicológico antes de morir, tienes que tener demasiada jodida suerte para que no te toque a las primeras tres. Es excitante como la persona ruega por su vida sabiendo que no tiene escapatoria. —Le informo.

Bajo el martillo del tambor y me preparo para la diversión. Me acerco al conejillo asustado y le pongo el arma en la sien.

—¿Listo? —Le pregunto. —Tres… Dos… Uno.

—¡Señor, espere!

Me detengo y espero a que hable. Mi dedo sigue en el gatillo listo para su despliegue.

—¡Le di las rutas a una mujer de cabello negro! —Habla rápido, sin embargo le entendí a la perfección.

—Eso ya lo sabía, solo te estaba jodiendo. —Sonrio y disparo, el eco del gatillo sin nada resuena en la habitación causándole un jadeo y un chillido estruendoso. Le pongo otra bala y ahora son siete espacios vacíos.

—Quedan menos oportunidades de vivir. —Canturreo.

Hago el mismo procedimiento hasta que quedan solo tres lugares vacíos. A este estado él ya se hizo del baño como dos veces seguidas, no ha parado de llorar y me estoy exasperando.

—Falta poco no te preocupes.

—¡Váyase al infierno!

—De haya vengo. —Disparo y joder, el impacto de la bala es crucial, su cabeza cae inerte contra el respaldar de la silla y un agujero le quedo en la frente enmarcada, como si fuera un trofeo el cual admirar. La sangré le gotea por toda la herida y no puedo estar más satisfecho de acabar con otro violador y traicionero.

—¡Chicos!, ¡ya saben que hacer!. —Les indico que vayan por el cuerpo para así poder llevárselo.

Dmitry y su primo se van en un vehículo aparte, y yo me voy a casa a descansar.

Ya era hora de alimentar a Clou.

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Comments

Kate Roman

Kate Roman

me encanta

2024-03-29

1

ㅤㅤㅤㅤ😻Kᵝ⃟ᴸ⸙ᵍᵏ نَيْ ㊍㊍🍒⃞⃟🦅😻

ㅤㅤㅤㅤ😻Kᵝ⃟ᴸ⸙ᵍᵏ نَيْ ㊍㊍🍒⃞⃟🦅😻

Espíritu

2023-09-06

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