Capitulo 19. ¡Vaya, que error!

Capitulo 19

¡Vaya, que error!

Aron y Alexa, dejaron de pensar y se dedicaron a amarse. Era una fusión absoluta de dos cuerpos haciéndose uno y aunque no estaban en condiciones de reflexionar demasiado las cosas, se daban cuenta perfectamente de que estaban teniendo algo poco común.

Para Aron estaba sucediendo algo muy especial. Lo impensable era posible.

Alexa por su parte, se sentía como si se acabara de enamorar. Y podría jurar, que él sentía lo mismo.

No podían dejar de tocarse ni un momento como si sus cuerpos fueran imanes y lo único que importaba era sentirse el uno al otro, el uno sobre el otro, el uno dentro del otro, en todas las partes del otro.

Lento.

Muy lento.

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Estaba a punto de amanecer cuando Aron se tumbó boca abajo, incapaz de mantenerse despierto ni un minuto más. Alexa, sobre su espalda, jugueteaba acariciándole medio adormecida y colocando pequeños besos en su nuca, a punto de dormir también.

Él, debajo de ella, suspiró como un gato satisfecho y ella sintió que realmente estar sobre su espalda era el paraíso. No habían hablado y sin embargo, se podía sentir algo así como el perfecto amor.

Se dejó caer hacia un lado sin pensar en nada, cuando notó en la respiración profunda de él, que ya se había dormido. Cogió un cálido edredón y los cubrió a ambos. El último pensamiento que tuvo antes de dormir fue de absoluta felicidad.

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Cuando abrió los ojos encontró que la habitación estaba completamente iluminada por la luz del día. Imaginó que debía ser muy tarde. Aron no estaba por ninguna parte. Giró la cabeza a un lado y acarició la parte de la cama donde él había dormido. 

Pegó la nariz a su almohada donde aún permanecía el olor de él. Por un segundo se puso colorada y se avergonzó un poco por lo sucedido, pero se echó a reír, contenta a pesar de todo. No iba a portarse como una niña tonta después de sacar su parte más salvaje con él. 

Cogió el móvil para comprobar la ahora y se asombró. ¡Caray! Eran las tres de la tarde. Estaba muy hambrienta y después de lavarse la cara para reaccionar, llamó para que le sirvieran comida. 

Fue al salón de la suite y pensó que no habían hablado de nada así que no sabía cómo iba a enfrentarse de nuevo a Aron pero respiró hondo y decidió que esto lo iban a tratar de forma madura. Después de todo los dos estaban grandes ya. Ella ya tenía treinta y dos y él era un hombre de cuarenta años hecho y derecho. No iban a formar un problema por esto. 

Por otro lado, se dio cuenta que a pesar de la separación con Ran y aunque su corazón aún estaba desasosegado con esto, al pensar en él se sintió extrañamente distante y por el contrario, sentía una rara felicidad al pensar en Aron. 

Se preguntó  qué clase de persona era ella puesto que todavía no se había recuperado de la separación de su ex novio y ya se estaba interesando por otro hombre. 

Alexa nunca fue una mujer promiscua de modo que tener contacto sexual con alguien para ella convertía a esa persona en alguien con quién tenía un nexo de unión. Ella nunca fue de sexo casual o relaciones esporádicas y el sexo siempre le había parecido como la puerta de entrada a una relación más profunda con alguien. 

¿Como si no, sería posible entregarse a otro cuerpo?. De alguna manera sentía, aunque sonara anticuada,  que tener sexo no era una cosa poco importante pues implicaba que con esa persona tu cuerpo ya habían establecido algún tipo de lazo. Más aún, después de anoche constató que a través del cuerpo se puede conectar con el alma de otro, y eso era algo que jamás creyó posible hasta ahora. 

Quizá no fuera amor del tipo que se genera en una relación más duradera. Pero "cuando el río suena, agua lleva", ha dicho siempre su mamá.  Y razón no le faltaba. Contrariamente a lo que mucha gente tiende a pensar, el cuerpo siempre es el primero en avisar cuando algo pasa en ti. Es un detector de mentiras. 

Por ejemplo cuando Alexa conocía a alguien que a primera vista no le causaba una buena impresión, aunque fuera cordial y por educación saludara a esa persona, algo en su cuerpo sentía un rechazo, una llamada a estar alerta, sobre todo en el estómago. 

Y se había dado cuenta de que con el tiempo esa persona con la que no se sentía cómoda y a la que su cuerpo rechazaba, efectivamente no era una persona de fiar o era alguien que no tenía un comportamiento honesto o adecuado en algunas situaciones, así que gran parte de el instinto de Alexa siempre se ha basado en lo que su cuerpo experimenta. 

El cuerpo no puede mentir porque no tiene una mente lanzando señales contradictorias. Por eso el cuerpo físico es de fiar y si enferma, enferma. Si rechaza, rechaza. Si siente, siente.  

Esto es lo que hace que confíe en su percepción sobre lo que le ha pasado con Aron y que en un primer momento la sorprendió. No fue sólo sexo y está muy segura de eso.

Ahora tumbada en la cama mirando al techo y analizando la situación se daba cuenta de que la atracción que sentían entre ellos probablemente venía de mucho antes, sólo que las circunstancias, sostener una relación profesional del nivel que ellos tenían, el hecho de que él fuera un mujeriego y que ella tuviera novio, todo junto, los había mantenido en zona segura, obligados a marcar las distancias y no cruzar nunca la línea empleada-jefe. 

Pasó que justo ayer todas esas circunstancias, de golpe habían cambiado, aunque Aron no fuera del todo consciente puesto que ella había terminado su relación con Ran y también con su trabajo de asistente. El lunes presentaría la renuncia. De alguna manera para ella las líneas, que le impedían liberar esos sentimientos y esa atracción delirante por su jefe, habían desaparecido.

Por otra parte, él probablemente al principio sólo se dejó llevar cuando ella lo besó. Para un hombre es más fácil caer en la trampa del deseo sobre todo si la persona no tiene una gran madurez emocional y en ese área no es donde se encuentran las mejores virtudes del CEO. 

Ella mejor que nadie sabe hasta qué punto puede resultar inmaduro. De hecho estaba segura de que por la mañana él había despertado completamente arrepentido por todo y muy seguramente había salido huyendo sin saber qué hacer. Ahora estaría en su casa dando vueltas como un loco y pensando en cómo solucionar este asunto. 

En parte, porque él no sabía que Alexa no iba a volver al trabajo y en parte porque estaría tan asustado y sorprendido como ella de la explosión de emociones que el apasionado encuentro puso al descubierto.  

Alex estaba completamente convencida de que lo que habían tenido no había sido solo sexo. Al menos desde su experiencia, aunque no fuera mucha, se pudo dar cuenta de que la manera en que se tocaban y se amaban no era un "aquí te pillo y aquí te mato" como creyeron al principio. Se pasó por las manos por el cuerpo rememorando la increíble sensación de las manos de él sobre ella cada segundo de esa noche. 

Habías sido un extraordinario descubrimiento y nunca pensó que pudiera llegar a esos niveles de intimidad con un hombre. Cada toque de él, cada beso, cada caricia que le proporcionó incendiaba su piel como si la recorriera lava líquida. Inspiró profundamente y se quedó en la cama un poco más, sonriendo plenamente. 

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Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Aron hacía rato que había llegado a su piso. Lo primero que hizo fue reponer fuerzas tomando una bebida energética. 

Aún era temprano por la mañana y apenas había dormido un par de horas. Sintiéndose agotado tanto por la noche de amor como por la tensión que le produjo el arrepentimiento al despertar se encaminó a su habitación. De pronto se detuvo en medio del salón y puso los brazos en jarras mirando al techo en un gesto de desesperación y enfado.

"¿Cómo pude...?. Soy un auténtico imbécil y ahora la pregunta es ¿qué voy a hacer?." Había despertado muy temprano en la mañana al lado del cuerpo hermoso y cálido de Alex, pero ni siquiera se atrevió a mirarla dormir.  

Lo que había pasado durante la noche había sido absolutamente increíble y lo había disfrutado plenamente en el momento. Pero cuando despertó y abrió los ojos lo que sintió fue el golpe de la terrible sensación de haberla jodido totalmente. 

No sabía que iba a pasar a partir de ahora y no quería imaginar las consecuencias de sus actos. ¿Cómo iba a decirle a su asistente que continuaran trabajando como si nada hubiera pasado?. Si se lo tomaba a mal, quiza no volvería a la empresa.

De todos modos no estaba estaba demasiado claro mentalmente como para evaluar la situación correctamente así que fue hasta su cama y se tumbó. Al menos debía dormir un par de horas. Cuando despertara y estuviera en mejores condiciones pensaría sobre el asunto y lo que debía decirle. Quizá podría arreglar una compensación con ella. Como sea. Despejó la mente de ideas y se durmió. 

Lo despertó el timbre de su puerta que sonaba insistente. Tuvo que abrir los ojos aunque quería seguir durmiendo un poco más, pero el sonido no paraba, así que se colocó una bata y fue a abrir. 

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