Capítulo 17. Ran y Aron, se enfrentan

Capítulo 17. Ran y Aron, se enfrentan

Cuando el CEO  Aron Flores salió del gabinete de secretaría, Míriam por fin pudo respirar. Miró a los secretarios que sentados en sus puestos aún temblaban. El aire se podía cortar de la tensión que había. 

Todos ahí sabían de la eficacia de la señorita S en su trabajo y la consideraban muy buena trabajadora. Pero hasta ahora es que se daban cuenta del valor real de la señorita Sánchez. 

Míriam en cualquier caso no tenía intención de descubrir a Alexa aunque ella sabía dónde estaba. El hotel había enviado, hacia un momento, un correo electrónico con una nota de aviso sobre la ocupación de la habitación reservada a directivos pidiendo confirmación, y por supuesto la jefa de secretarias era la encargada de la revisión y aceptación. 

Envió el correo a la bandeja de spam por si las moscas después de aceptar la reserva y se quedó tranquila pues ya sabía que ella estaba segura, aunque en vista de los sucesos, muy bien no estaba. 

Sin embargo, los asuntos personales de Alexa no eran asunto de nadie más y Míriam confiaba plenamente en las razones de su compañera en lo que estaba haciendo. Por ella, no iban a encontrarla. 

......................

Aron salió de la reunión de accionistas tres horas más tarde. Después de una sesión larga y agotadora donde presentaron el proyecto completo y las especificaciones del mismo, los márgenes de beneficios a medio y a largo plazo, el grupo de accionistas hizo muchas preguntas. 

Se veían muchas cabezas asintiendo y miradas llenas de verdadero interés pero a la hora de la votación negaron el presupuesto. El CEO salió de la reunión sumamente serio y contenido. No sabía que le afectaba más, el fracaso de la reunión o la decepción por el comportamiento de su asistente. 

En cualquier caso, de alguna manera sabía que le iban a decir que no desde que puso el pie en la sala de juntas. No sólo porque todo había salido mal desde primera hora de la mañana, sino porque su intuición le decía que no era el momento apropiado para este proyecto. 

Él era de los que encajaban bien este tipo de golpes y además tenía muy claro que cuando fallaba en una presentación, este obstáculo representaba siempre un estímulo para darle más vueltas al asunto y cambiar la perspectiva, y las pocas veces que la junta le había negado un presupuesto al final siempre conseguía darle la vuelta y resultar triunfante con algo de mayor envergadura y de mejor calidad. Creía sinceramente que esta ocasión no iba a ser distinta. 

Si era sincero consigo mismo, la verdad es que en el día de hoy no tenía siquiera la cabeza ni la confianza en lo que estaba haciendo. En lo único que podía pensar era en encontrar a la maldita Alex. 

Aron Flores en general era un hombre que a pesar de ser intenso podía muy bien mantener sus emociones bajo control. Y, sin embargo, en los últimos cuatro días se sentía fuera de sí con facilidad.

Se derrumbó en el sofá de cuero blanco de su lujoso despacho, se aflojó la corbata y se tumbó hacia atrás con la cabeza mirando al techo. 

- ¿Dónde estás? -susurró.

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La línea interna de su despacho sonó. Era la jefa de secretarias diciéndole que ya tenía toda la información que había solicitado sobre Alexa. Entre una cosa y la otra ya era por la tarde y él aún no había almorzado. No tenía hambre, estaba demasiado tenso para comer. 

"No, de momento no sabían dónde estaba".

"No, aún no contestaba". 

"Si, sabían dónde era su casa". 

Respondió la secretaria a la batería de peeguntas del jefe. Él dijo: 

- Bien, ya bajo. 

Míriam le entregó un paquete con varias carpetas de archivo con toda la información que había podido reunir. De momento lo que le interesaba era presentarse en su casa. Calculaba que salvo que hubiera salido era el sitio más probable donde podía localizarla. Así que salió de la empresa sin detenerse más. 

Usó el navegador de su vehículo para guiarse y encontrar una calle a veinte minutos de allí en una zona bastante tranquila. Fue sencillo aparcar justo frente a su puerta, detrás de un audi de color claro aparcado debe al edificio.  Se fijó en que era un coche muy caro para ese barrio de clase media. 

Se acercó al portón y cuando justo estaba por marcar el timbre de su vivienda salió un hombre alto de rasgos asiáticos que él reconoció de inmediato como el maldito novio. 

El otro hombre lo miró un momento y puso cara de sorpresa, pues lo reconoció, aunque nunca se habían encontrado de frente. Se quedaron los dos sin saber qué decir por un momento, calibrándose. Se dieron cuenta de que no se gustaban y de que había una fuerte tensión entre ellos. 

Ran y Aron se miraron con odio.

Ran fue el primero en decir algo. Con las manos en el abrigo le hizo una seña para alejarse de la puerta. 

-¿Podemos hablar? - le dijo. -¿Estás buscando a Alexa?. -Aron asintió 

Se separaron de la entrada principal y fueron acercándose a los vehículos frente al edificio. Obviamente, el Audi era de Ran. Aron, que hoy tenía un coche más sencillo del que usaba normalmente, se venía enterando por los expedientes que le dio Míriam de que el famoso novio era un hombre de cierta posición acomodada y proveniente de una reconocida familia de empresarios japoneses.

Se sorprendió bastante pues no sabía por qué, creía que el novio de su secretaria era de una posición más humilde. Su asistente era realmente hábil para conquistar a un hombre de ese nivel pensó con cierto cinismo. 

Se pararon uno frente a otro en la acera como si fueran rivales aunque en realidad no tenía ningún sentido esa animadversión que los invadía. Esto era todo muy raro. La situación era rara. El primero en hablar fue Ran: 

- Alexa no fue a la empresa. - Aron contestó negando

 - No, ¿sabes dónde está?. Por lo que veo tú tampoco la tienes localizada

- No. La estoy buscando. No sé dónde está ella desde ayer

- Claro. No me extraña en absoluto, ya que ella desapareció, gracias a ti y a tu maldita cagada

El otro se sorprendió y dio un paso atrás impactado. ¿Hasta dónde le había contado Alexa sobre ellos?

- Tú no sabes de lo que estás hablando, así que hazme el favor de mantener tu puta boca cerrada. - le gritó. Aron lo miró con fuego en los ojos, pero mantuvo el tono bajo.

- ¡Oh! Pero es que sí sé perfectamente de lo que hablo. ¿Crees que ella no me lo contó?. No podías mantener tu polla metida en los pantalones y te follaste a tu amiga de la infancia. Ahora mira lo que has hecho, ¡está desaparecida y yo estoy jodido!, ¡toda mi empresa está jodida y todos mis proyectos están jodidos gracias a ti campeón!. - Ran casi se echa a reír incrédulo.

- O sea, que te importa una mierda lo que a ella le está pasando y lo único que te preocupa es tu puñetera empresa. ¡Vete a la mierda! -le pone un dedo en la pechera y le golpea con el. -Ella tenía razón sobre ti. Cuando te llamaba imbécil se quedaba corta - ahora fue Aron el que se sorprendió.

- ¿Ella te dijo eso? 

- Por supuesto, ¿o qué te pensabas?. Llevo años diciéndole que te abandone. Yo he sido el que la he visto mil veces maltratada por ti, llorando y sintiéndose una inútil. - le espetó. Aron se sintió mal. - Yo era el que estaba ahí cuando tú la hacías sentir como una basura. La humillabas delante de otros, le gritabas y abusabas verbalmente de ella. Si por mí hubiera sido te hubiera abandonado hace mucho tiempo. ¡A ti y a tu maldita empresa!

Aron se quedó impactado. No esperaba eso en realidad. Parecía que su eficiente secretaria era una caja de sorpresas. Nunca le dio a entender nada de esto y de hecho ella siempre se mostró imperturbable y fría. Nada como... ¿Lloró por las cosas que le decía?. En cualquier caso no se iba a dejar amilanar por este tío ahora mismo. Lo miró con todo el desprecio y la sorna del mundo antes de hablar.

- Sí, sí, campeón. Tú eres el que lo ha hecho bien. Lo has hecho realmente bien. Tanto, que te tiraste a otra en toda su cara

- ¿Ella me vio? - Ran se puso pálido. Aaron contestó:

- Sí, te vio. Ese día salió antes del trabajo, se apuró para ir a tu casa a darte una sorpresa, pero la sorpresa se la llevó ella. ¿Cómo creías que se había enterado si no?. Desde luego por ti no, señor honesto. - le recriminó - Yo quizá no la he tratado de maravilla, pero solo soy su jefe. Tú eras el que tenía que tratarla bien y le fallaste y la traicionaste. Yo nunca le fallaría de esa manera. 

Ran no quería perder frente a este hombre. Pero la verdad es que no pudo negar nada de lo que dijo. Saber que Alexa lo había visto en ese momento con Blanca lo hizo sentir como una auténtica basura. No tenía salvación. Si ella lo había visto ni siquiera podría contarle que fue un error o que se quedó a medias o lo que sea... Aron lo miró con maldad y con una sonrisa triunfante. 

- En fin. No pierdo más mi tiempo contigo, voy a hablar con ella. A ti, ni siquiera te abrió la puerta así que aparta y sigue tu camino. 

- No está - dijo Ran. 

- Pues esperaré a que vuelva las horas que haga falta

- No, no entiendes. Se ha ido de su casa ya no vive aquí

- ¿Qué? -Ahora fue Aron el que palideció. -¿Estás seguro?

El otro asintió. 

- Muy seguro. Hablé con el arrendador. Se mudó ayer por la tarde. A dónde, ni idea -encogió los hombros

- Aghhhh

Aron se giró con los brazos en jarras y empezó a dar vueltas sobre la acera, desesperándose. Levantó los brazos al cielo.

- Por Dios, no puedo creer esto...

De buena gana le hubiera dado un puñetazo al guapito ese. !Me cago en todo!. ¡Ahora sí que estaba jodido!. Lo miró y le preguntó:

- ¿Y su familia sabe algo?

- No lo sé, nunca llegué a conocer a la familia

- ¿Que no conoces a la familia?¿Qué clase de novio eres tú? - Ran casi le pega. Estaba al límite de lo que le podía aguantar a ese tipo. 

- Llevas diez años trabajando con ella de sol a sol. ¿Conoces a algún miembro de su familia? - Ahora Ran se echó hacia atrás y dijo - Vamos a terminar aquí esta conversación - Sacudió la mano frente a él.

- Estoy de acuerdo. Después de conocerte entiendo perfectamente a Alex... eres un desgraciado y un infeliz

- No la llames Alex como si fueras alguien en su vida. No tienes derecho a juzgar lo que pasó sin saber. - le gritó Ran - Lo voy a arreglar, lo voy a arreglar y voy a volver con ella, ¿me oyes?. Porque la amo y ella me ama y lo primero que voy a hacer es pedirle que deje tu empresa, que se marche y no la vas a volver a ver

Todo esto lo dijo Ran gritando como un loco y con las venas del cuello marcadas. Aron se cruzó de brazos frente a él, sin retroceder ni un milímetro, y le contestó mirándolo con indiferencia.

- En una cosa sí tienes razón. No vale la pena seguir esta conversación

Y con la misma se dio la vuelta y entró en su coche. 

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