La familia Alcalá, luego de la muerte de Jaime, fue dirigida por sus tres hijos Javier, Ricardo y
Luis Arturo, cada uno era responsable de diferentes áreas del negocio, y, ellos
esperaban que sus hijos sucedieran el legado familiar en el futuro cercano, esto
no sería una tarea sencilla porque cada uno de los integrantes de esta nueva generación
tenían intereses muy variados que diferían mucho de asumir la gerencia y dirección de Industrias
Alcalá, solo tres jóvenes de la familia Alcalá, mostraban interés en hacerlo Julio,
Iván y Mercedes.
Julio Alcalá, de 27 años, era el mayor de los primos Alcalá,
hijo de Ricardo Alcalá y Verónica Carmona, un joven prodigio el cual terminó la
secundaria a sus 15 años, debido a ello se fue a estudiar a Estados Unidos bajo la
supervisión de sus tíos Javier Alcalá y Natalia Carmona, durante su tiempo en la facultad se destacó debido a su excelencia y buena conducta, su carácter difería al de sus padres solía
ser muy serio y no le gustaba hacer bromas, con solo 21 años se graduó en la
facultad de ciencias económicas y decidió regresar al país del este para trabajar
junto a su tío Luis Arturo, pese a sus vínculos familiares comenzó desde un
cargo de bajo nivel porque quería aprender sobre las operaciones de la empresa,
todos admiraban la tenacidad y humildad de Julio, sin embargo, a su padre le preocupaba su
severo carácter.
-¿Javier, qué le hiciste a mi hijo? – Solía preguntar
Ricardo cuando hablaba con su hermano.
-Ricardo no le hice nada, Julio solo quiere enfocarse en lograr sus objetivos.
-No debí dejar que se quedara contigo, lo transformaste en
una versión más joven de ti – Se quejó Ricardo.
Julio heredó los característicos genes de los Alcalá, piel
trigueña, ojos y cabellos negros, rasgos finos y muy varoniles, cabello Liso y lo usaba en una semi melena, media un 1,78 mts de estatura y siempre vestía
de traje, no era muy adicto al ejercicio, aunque cuidaba de su alimentación porque
le gustaba estar en forma, era una persona de pocas palabras y un poco sarcástico
pero muy noble y protector con su familia.
Luego de su regreso al país del este, Julio decidió
mudarse solo, debido a que sus hermanos menores Mateo y Juan eran una versión de
su papá y eso lo enloquecía, la casa de sus padres era un caos, aunque siempre
se reunían una vez a la semana para comer todos juntos.
Julio conoció a una colega en Industrias Alcalá llamada
Rosaura y se hicieron novios, todos creían que pronto se casarían, sin
embargo, Julio aún no se decidía, siempre sintió que ella no era la indicada
para ser su esposa a pesar de que le tenía cariño.
Iván Alcalá, de 25 años, era el hijo mayor de Javier y Natalia,
muy inteligente y tenaz, cabello castaño, ojos ámbar piel muy blanca, rasgos muy
finos media 1.79 mts a diferencia de Julio si era fanático del gimnasio, era
muy cercano a su primo mayor y cuando se mudó al país del Este decidieron
compartir residencia porque ambos primos se llevaban muy bien solo que
trabajaban en diferentes áreas de Industrias Alcalá, Iván al igual que su tío Luis Arturo era
economista y desde su llegada a la empresa continuó con su formación académica
mientras trabajaba en la empresa, cabe destacar que estos dos jóvenes trabajaban
al igual que cualquier empleado sin preferencia debido a los vínculos familiares, a Iván
le gustaba compartir con sus colegas de oficina y salir con chicas, los
fines de semana Iván solía dedicarlo a su conquista de turno porque aún no había
conocido una mujer que realmente lo impactara y la idea de tener una novia le parecía
aburrida, siempre discutía con Rosaura, la novia de Julio.
Pedro Luis, de 24 años de edad, era el hijo mayor de Luis Arturo
Alcalá y Patricia Ramírez, muy parecido en físico a su padre, piel trigueña,
cabello negro y liso, y unos impactantes ojos verdes, era el más alto de los
primos con su 1,92, sin embargo, odiaba el ejercicio porque era más del tipo
intelectual, desde temprana edad sintió interés en dirigir la editorial
propiedad de su familia, aprendió del negocio de su abuelo Armando Ramírez, al
cuál admiraba mucho y lamentó sinceramente su pérdida.
Luego de la muerte de Armando Ramírez, Patricia veía con preocupación
el futuro del negocio, fue gracias a Pedro Luis que la editorial superó la falta
de su fundador, pese a que Pedro solo tenía 17 años para el momento del fallecimiento de Armando.
Pedro Luis decidió continuar con la causa de su abuelo Armando
porque se dio cuenta de que por desgracia existía los carmonistas un grupo
radical que creía en las ideas del difunto tirano y los cuales afirmaban que
era culpa de los vigilantes que Carmelo Carmona no lograra su objetivo de
llevar al país a un estado de felicidad absoluta, pese a que el país se
encontraba en plena reconstrucción y la calidad de vida de los ciudadanos
mejoró mucho, estas personas insistían en su discurso de odio.
Pedro sabía que no
podían dormirse en los laureles porque aún la influencia de este nefasto hombre
se encontraba presente en la psiquis de muchos jóvenes los cuales crecieron en
medio de este tóxico ambiente y fueron adoctrinados, Pedro no quería que el
esfuerzo de sus abuelos y de tantas personas buenas se perdiera debido a estas
personas.
Patricia veía con preocupación el interés de su hijo por el
periodismo y ella tenía muchos traumas al respecto, Pedro para evitar conflictos
con sus padres no estudió esa carrera, pero sí filosofía, el único problema era
que al igual que Armando era incapaz de guardar silencio, había creado un canal
donde trataba esos temas y gozaba de mucha popularidad, aunque también se ganó
muchos enemigos.
Ignacio Alcalá era el hijo menor de Javier y Natalia muy parecido
a su hermano mayor no solo en físico, sino también en personalidad, heredó de su
padre, el amor por la velocidad y era piloto de autos de fórmula, uno, sus padres
al principio se preocupaban debido a lo riesgoso de su profesión, no obstante, con
el tiempo debieron aceptarlo, además Ignacio era muy reconocido y había ganado
varios premios, también usaba su fama para promocionar a Industrias Alcalá.
Mateo Alcalá, de 22 años, era una versión de su padre
Ricardo Alcalá, considerado como el alma de la fiesta con su 1,77 de estatura y
espléndida sonrisa se convirtió en el sobrino favorito de sus tíos, al igual
que su madre era un genio de la tecnología y se graduó de ingeniero en sistema,
pese a su carácter jovial era un gran profesional, desde que comenzó a trabajar
en Industrias Alcalá todos lo apreciaban y nunca hacía alarde de su apellido.
Juan Alcalá, de 21 años, aún se encontraba estudiando en la
facultad de Arquitectura, de los tres hermanos era el más intelectual y soñador,
su carácter recordaba al de su madre Verónica y siempre se encontraba de buen
humor y era normal que entre él y Mateo el ambiente se alegrara.
Mercedes Alcalá, de 20 años, era la menor y la única chica del grupo,
y, a pesar de ello, nadie dudaba que esta chica de solo 1,70 mts era la líder de
los primos Alcalá, se caracterizaba por su fuerte carácter, nobleza y don de
mando.
Luis Arturo aún no planeaba renunciar a la gerencia de
Industrias Alcalá, no obstante, era importante que la siguiente generación fuera
capaz de asumir el control de la empresa en cualquier momento, todos pensaban
que le entregaría el mando a su querida hija, pero siempre dejó en claro que lo
haría al que le demostrara que era el más adecuado.
Luis Arturo amaba a Mercedes, pero a sus sobrinos también
luego de la tragedia que separó a la familia Alcalá, ahora era muy unida y para él
no había distinción entre su hija y sus sobrinos.
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Comments
Gabriela Coy
me emcantan las personalidades de todos espero reirme un rato conlas locuras de juan y mateo 🤣🤣🤣 poniendo locos a todos
2022-08-26
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