capítulo 2

Entran Victoria y Sebastián a mi oficina.

_ Permiso señor, el señor oficial Ramones Sarda.

_ Gracias Victoria, dígale a Rita que venga por favor. Que grata sorpresa muchacho. Mírate! Un señor oficial.

_ Ya me ves. Gracias a ti y a Rita hoy puedo vestir este uniforme.

_ Tus ganas de ser marino te llevaron a ganarlo y vestirlo con orgullo.

_ Mis padres están muy contentos y ahora mis hermanos si dicen lo orgullosos que están de mí.

_ Te lo dije, su deseo era que estudiaras y te hicieras un profesional, no en lo que ellos querían, pero ya estás graduado.

En medio de la conversación entró Rita y saludó.

_ Hola Sebastián ¿Cómo estás? Luces muy elegante con tu traje blanco.

_ Rita, gracias por tu apoyo. Debo agradecer a ambos por pagar mis estudios, sin ustedes no lo hubiese logrado.

_ Te apoyamos para que estudiaras lo que te apasiona, ahora eres todo un oficial.

_ Estaré agradecido por siempre con ustedes. No los invité a mi graduación porque fue en el Reino Unido.

Mientras hablaba metió su mano al bolsillo, sacó una caja pequeña y la entregó en nuestras manos.

_ ¿Y qué es esto muchacho?

Pregunté de inmediato.

_ Ábrelo y verás su contenido.

Al abrir la caja pudimos admirar que era una medalla de la Armada Británica. Rita curiosa preguntó.

_ ¿Y esa medalla es por qué Sebastián?

_ Los diez mejores de mi promoción la recibimos, yo fui el número seis. Se las entrego a ustedes en recompensa, en la academia jamás me faltó nada. Además, la otra sorpresa es que estudié biología marina y apenas venga el famoso Walter Fisher al país me iré, junto a dos compañeros, durante un año a navegar con él. Qué casualidad Rita, el señor Walter y tú tienen el mismo apellido.

Rita me miró y luego contestó.

_ Te felicito Sebastián, escogiste una carrera bastante difícil y te graduaste con honores. Con respecto al apellido no es casualidad, ese señor es mi padre.

_ ¿En serio es tu padre? Esto sí que un verdadero honor.

_ El señor y yo no tenemos ninguna comunicación. Ese es otro tema, un día quizás hablemos de ello.

_ Disculpa si te incomodé con mi comentario, solo que para mí es un verdadero honor navegar y aprender de él. En principio quise estudiar ingeniería naval, pero al conocer la biología marina me enamoré y ya ves aquí estoy.

_ Lo más importante ara mí es que te hayas graduado y seas un buen profesional, que lleves tu uniforme con orgullo y no te defraudes nunca.

_ Sí Rita gracias, nunca los defraudaré. Ahora me voy, aún no he llegado a casa, mis padres y hermanos no saben que volví, voy a darles una sorpresa.

Entonces me despedí.

_ Gracias por la medalla Sebastián, la colocaré aquí en mi oficina ¡Ah! Antes que te vayas déjame hacer una llamada.

Tomé mi teléfono y llamé al concesionario donde fue entregada mi camioneta cuando me la regaló el señor George. Una negociación rápida a la que no pudieron negar mi petición ya que conocían mi reputación como empresario.

Al colgar la llamada le dije a Sebastián.

_ Te daremos de regalo un carro, Rita irá contigo, escogerás el que más te guste.

_ ¡Ah no primo! Eso sí que no, ya fue suficiente de cuatro años de estudio.

_ ¿Y piensas llegar a pie a tu casa? Además, no te estamos preguntando si aceptas o no, es un regalo y debes recibirlo.

_ Está bien, gracias una vez más por el apoyo de ambos.

_ Rita, llévalo a buscar su carro, disfrútalo mucho y sé prudente por favor.

Salieron Rita y Sebastián de la oficina, de inmediato Vianney llamó a mi extensión.

_ Señor, su hija está en línea.

_ Pásala por favor.

Esperé unos segundos y conectó.

_ Hola mi hermosa ¿Cómo estás? ¿Qué tal van tus estudios?

_ Hola papá, estoy bien, estudiando sin descanso, este año ingreso a la universidad y nos están exigiendo mucho.

_ Si lo sé hija ¿Y qué vas a estudiar?

_ Presenté en la escuela de leyes y estoy esperando los resultados ¿Cómo están Lían, Rita e Irlanda? ¿Cómo va tu universidad?

_ En unos años serás una doctora en leyes, de eso estoy seguro. La semana próxima recibo mi título. Los chicos súper tremendos, Rita muy bien, ahora anda con Sebastián, le regalamos un carro y lo están retirando, acaba de llegar de gran Bretaña recién graduado.

_ Saludos y felicitaciones a Sebastián. ¿Y acaso no piensas invitarnos a tu graduación?

_ Te estoy llamando para saber de ustedes e invitarlos.

_ Abraham está siendo chequeado por los médicos de su colegio, hace días fue admitido en el equipo de fútbol, tiene buenas proyecciones como jugador.

_ Felicita a mi hijo, quiero que sean buenos profesionales. Habla con tu mamá si ella decide venir me confirmas para hacer el pago de los boletos de avión.

_ ¿Sabes papá? Mi mamá está teniendo momentos difíciles con su pareja, su separación es casi inminente.

_ Siento mucho escuchar eso, ojalá puedan resolver su situación, ella es frágil, debes estar pendiente.

_ Hace unas semanas hablamos del tema y me comentó que quiere volver al país.

_ ¿Y ustedes como harán? No pueden abandonar sus vidas allá.

_ Eso lo vamos a hablar esta noche cuando llegue a casa. Luego que hablemos te confirmo si ella va o no para que pagues los boletos, chao papá, que estés bien.

_ Chao mi princesa, te amo.

Colgué la llamada y me dispuse a recorrer las oficinas para hablar un poco con cada uno de mis trabajadores, saber cómo se sienten en sus puestos de trabajo.

En el cafetín Robert y la señora Virginia estaban muy emocionados por volver a verme. Robert dando gracias porque está estudiando gastronomía y fue invitado por una academia de mucho prestigio, quiere especializarse en comida mediterránea. Virginia me sirvió un café con crema muy rico, también dando gracias por darle empleo.

Continué mi recorrido. Hablé con Miguel, que ya es todo un experto en seguridad, daba gracias también por haberle dado la oportunidad de hacerse profesional. En asesorías Margaret y su equipo daban gracias por ser un jefe que ayuda a todos lo que quieren avanzar. En administración Valery y Jeanine emocionadas por creer en ellas cuando inició el ascenso empresarial de esta firma. En gerencia general Zairí me abrazó fuerte porque teníamos meses de no vernos, solo llamadas telefónicas. Juliet que la acompañaba muy respetuosamente se acercó, me dio la mano y agradeció la oportunidad que le di cuando nadie la quería contratar.

Cuando salía de gerencia oí una discusión en la oficina de recursos humanos, los gritos eran de Juan Márquez, decidí acercarme para saber el motivo de sus gritos. Entré y estaban los hermanos Márquez acompañados de Margaret, la discusión era entre Juan y ella. Estaba celoso porque la ha estado pretendiendo y ella le es esquiva.

Al abrir la puerta, todos callaron, pero desde afuera había escuchado parte del problema.

_ ¿Me pueden explicar que sucede aquí?

Pregunté.

José Márquez quien era el jefe quiso excusar a su hermano.

_ Señor buenos días, mi hermano y Margaret tuvieron un mal entendido.

_ No José, no es un malentendido, escuché parte de la discusión, con eso pude deducir que pasa entre ellos.

_ Yo solo quería…

Lo interrumpí al instante.

_ José, guarda silencio por favor. Ustedes dos, acompáñenme a presidencia.

Salí de la oficina y fui directo a presidencia, detrás de mi, ellos dos en total silencio. Entramos y los senté.

_ Quiero escuchar la verdad, no voy a permitir que por problemas personales ustedes dañen la reputación de esta firma, ¿Quién habla primero?

Ante el silencio de ambos tomé la iniciativa, conocía la verdadera razón de la discusión, Juan estaba celoso porque Margaret lo rechazaba y él sabía que yo era el motivo de su rechazo.

Sus ojos eran de color amarillo, estaba furioso, cuando Margaret quiso hablar estalló en ira y la gritó.

_ Cállate Margaret! Sabes que estoy enamorado de ti pero siempre me rechazas, justo hoy que el señor Damir viene a la firma tu andas con tu sonrisa irónica, ¿Acaso él es tu motivo para despreciar todos mis halagos?

_ ¡Hey jovencito! Un poco más de respeto hacia mí, ¿Se le olvida quien soy en esta empresa?

Le dije y él sin escuchar mis palabras continuó.

_ Nunca la veo así, hoy anda sonriendo, eso me molesta, sabe bien cuan enamorado de ella estoy.

_ No es la forma correcta de tratar a una dama, mucho menos de hacer un reclamo. Si eres así como pretendiente, como serás de esposo, podrías ser capaz hasta de golpearla.

_ Estoy cansado de estar aquí, jamás voy a surgir y lograr que alguien se fije en mí.

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