Una oportunidad

Días después, Pilar encontró una oferta de trabajo que llamó su atención. Era una prestigiosa inmobiliaria, con excelentes prestaciones y plan carrera. Una  oportunidad que no  podía desaprovechar. Esa mañana elevó sus oraciones al Señor y  se santiguó creyendo  fervientemente en su fe que ese día sería diferente. Sus ánimos estaban elevados, pronto sus pies estaban al frente de ese nuevo lugar imponente y elevado, suspiró hondamente y fijó sus pasos a las puertas de aquel lugar. 

-Buen día, vengo por la aspirante a secretaria auxiliar.  Dijo Pilar animosamente soplando su pecho con alegría y esperanza.

-Buen día. Mucho gusto soy Marina. Secretaria de gerencia. Marina la observa algo inquieta. - Eres muy jóven . 

-Pero estoy muy bien preparada. Pilar da dos pasos hacia ella.- Por favor, permítame que me pueda presentar. No la decepcionaré. Pilar aún conserva su esperanza regalando una sonrisa sincera. 

-No lo sé. Mi jefe es un hombre muy particular. No sé si permitir que usted entre allí sea bueno o malo.  Marina está indecisa.  Extiende sus manos en negativa y son semblante preocupado.-Verá, usted es una joven risueña  , le aseguro, mi jefe la sacará  corriendo de aquí. 

-Asumiré el riesgo. Pilar afirma con determinación tomando una postura firme y decidida. 

-Está bien. Pase a la siguiente oficina, en cinco minutos llegará el señor Cesar Steven. Él es el gerente y dueño de la Inmobiliaria.  Marina se sienta y mira por última vez a aquella chiquilla. -No digas que no se lo advierti. 

-Muchas gracias. No sé cómo compensarlo. Pilar está eternamente agradecida. Ahora su deber era convencer a aquel hombre de que ella era la idónea para el cargo. 

-No sé si en un rato me lo agradecerá o me recriminará el infierno que te puede hacer pasar. Pero tú lo pediste. De todas formas te deseo suerte. Marina se retira de allí y sigue con sus labores. Pilar se queda pensando en aquellas palabras.

Han pasado treinta minutos, las manos de Pilar transpiran sin cesar. Se siente ansiosa y no sabe qué ha pasado y por qué está esperando tanto hasta que un hombre entra a la oficina completamente concentrado en los documentos que lleva en sus manos. Este cierra la puerta por inercia y se dirige a su amplio sillón sin percatarse siquiera de la presencia de Pilar. Ella al verlo entrar recuerda nítidamente su rostro, empalidece al ver que él es el hombre que la embistió y que todas sus ilusiones se irán al caño tan pronto la vea.  Quiere levantarse pero sus piernas no responden, sus nervios están de punta y sus músculos no responden a ninguna de sus órdenes. En tanto, aquel hombre aún ignora su presencia hasta que decide buscar en una de sus gavetas un esfero para hacer un apunte a aquellos documentos. Solo así logra ver una sombra frente de él  que con el pasar de los segundos esta se vuelve más clara. 

-¿Se puede saber quién carajo es usted? y ¿con qué permiso se atreve a entrar a mi oficina?. César alza su voz en un tono despectivo. 

-Yo… yo soy. Su pequeña y frágil  voz desaparecía como los colores a su rostro.

-Lárguese de mi oficina. César se ha levantado de su asiento y apunta su dedo en dirección a la puerta. 

Pilar reacciona dando un brinco en su asiento ante aquel súbito grito dejándola sorda por un instante. 

-Soy Pilar Colk, la aspirante al cargo de auxiliar. La señorita Marina me dijo que debía esperar aquí. Pilar contesta con una voz determinante. Su titubeo había desaparecido cuando este hombre se había atrevido a echarla sin siquiera escucharla. 

César por el contrario recordó el recado de Marina. Lo había olvidado. Aquella mujer estaba hace media hora esperándolo y la había olvidado por completo. 

-Entonces, usted es la que debo entrevistar César se ha sentado  de nuevo. Esta vez con sus ojos clavados a la imagen de Pilar. 

-Pilar ha tomado un poco de aire y contesta firmemente

-Así es señor. Pilar pasa su curriculum por sobre la mesa dejando frente a César la pequeña carpeta. 

César observa la carpeta sin ningún ánimo de abrirla. Sin embargo, la arrastra hacia él. 

-¿Por qué cree que debo  contratarla?. Se ve que es muy joven y debe no tener experiencia. No estoy interesado en el perfil de una chiquilla. 

Pilar es invadida por la penumbra de aquel hombre, se siente sofocada y ligeramente está transpirando. 

-Verá señor, si bien es cierto que soy jóven y que aparentemente no tengo la experiencia , debo refutar al decirle que poseo las capacidades para ejercer el cargo, ya que tengo una amplio conocimiento en este tipo de labores ya que las he ejercido aún siendo menor de edad. Pilar trata de no estrechar sus manos y desviar su mirada. Sabe muy bien que son señales de desacierto o temor. Había sido muy bien instruida por las novicias. 

César detalla cada movimiento de su cuerpo, hasta puede llegar a contar las veces que ella parpadea. Su mirada fija trata de traspasar en ella buscando una gota de mentira . 

-No me interesa contratarla. Retírese. César suelta esta frase con indiferencia tal que le duele a Pilar. 

-Señor por favor, solo necesito una oportunidad. Permítame presentar las pruebas y luego usted determina si soy apta o no para el cargo.  Pilar trataba de mantener la calma en su rostros aunque dentro de ella había una tormenta. 

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