Capitulo 006

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Sabe perfectamente que no debió acostarse con el.

Pero j*der ese omega se lo puso difícil, era un omega puro sus orejas moviéndose de un lado a otro, su sonrisa y ojos seductores le hicieron perder la cordura.

No pueden culparlo, hace mucho que no tenía una aventura con algún omega y cualquiera que supiera lo mandaría a la cárcel por meterse con alguien mucho menor.

Pero tiene 26....

Pero puede pasar desapercibido por uno de 16.

Maldición, ese omega sería su perdición.

Y sobretodo ya que su lado alfa lo reclamaba como su omega, frutos rojos y yogurt, a su lado alfa le supo exquisito.

Y más cuando lo probó de su propio lubricante, sonrió al recordar sus g*m*dos pidiendo más y más sin saciarse.

Y sobre todo, estaba impregnado su olor en el, por más que se haya bañado bien.

Y es que el omega antes de irse en su auto lo abrazó y lo besó cuanto quiso, como una marca, para espantar a los demás omegas.

No podía evitarlo, no quería alejarse de ese omega, lo quería para él.

Cuando llegó a su casa, salió del auto para que su chófer lo guardara en garaje de la casa, subió las escaleras donde varias sirvientas junto con el mayordomo lo recibió con una reverencia corta.

Al alfa no le gustaban ese tipo de atributos pero por el linaje que llevaba debía aceptarlo siempre.

—mi señor, el desayuno está listo, su hijo y su nuera lo esperan en el comedor— dijo el mayordomo a su lado

El asiente y va a cambiarse en su habitación, después salió y pasó al comedor donde encontró a su hijo y a su nuera sentados juntos en la gran mesa con bastantes platillos encima.

Pero algo allí no cuadraba....

Los adornos.

—¡Andy!— alzó la voz llamando a la encargada de la limpieza, la principal.

Al llegar esta hace una reverencia y mantiene su rostro cabizbaja—digame mi señor.

—¿Quién cambio los floreros?— dijo el alfa y la chica se quedó en silencio unos segundos hasta que el alfa posó su mirada en ella así que habló.

—La señora Tania dijo que cambiáramos los floreros por unos más de la actualidad, que se verían mejor— dijo la omega quién saco una media sonrisa.

El hombre sonrió y se sobo la frente —¡Ja! Mire señora Tania, le voy a pedir con todo el respeto posible, que si quiere cambiar algo de MÍ villa, será mejor que lo consulte primero conmigo ya que es mi casa por lo tanto mis reglas y mis decisiones sobre que cambiar en la casa y que no— dijo el alfa, la mujer asiente a regañadientes y el mira a su hijo— te voy a pedir el favor de que le digas cómo comportarse en mi casa, no quiero ser duro, pero me obligan, si no quieren seguir mis reglas pueden hacer sus maletas ya mismo— dijo el alfa mayor.

—esta bien papá, fue mi error, lo siento— dijo Luján avergonzado y el mayor asiente.

—que esto no se vuelva a repetir—el alfa mira a Andy— Andy por favor, que traigan los floreros de nuevo a la casa, estos pueden ir en el piso de arriba, los que estaban antes deben quedarse aquí, ya que es mi decisión— la chica asiente y se va relajada mientras que todos empiezan a comer.

Solo que Tania con un sabor amargo en su paladar....

Odiaba que alguien más tenga el control.

*Pero solo es cuestión de tiempo para que eso cambie* dijo su conciencia y eso la hizo sonreír de forma perversa.

Pero su sonrisa se quitó al percibir un olor familiar.

Fijo su mirada en su suegro y empezó a recordar lo que le dijo la ama de llaves, además de el aroma muy conocido a su olfato además con leve olor a sexo.

*¡Maldición!* Quería gritar pero debía controlarse, no sabía con exactitud si era verdad.

Pero hay cosas que no se olvidan y el olor de ese maldito omega puro que le j*dió tantas veces la vida le era inolvidable.

—amor ¿Estas bien?— dijo Luján, su joven esposo mirándola preocupada a lo que ella sonríe.

—estoy bien amor, no te preocupes— dijo ella guiñándole mientras lleva un bocado de la comida a su boca.

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El alfa después de comer entró fue a la empresa, su empresa, de más de 30 pisos, era una de las tantas empresas que tenía pero la principal con la que llegó a espandirse por el mundo.

Subió al ascensor y subió hasta el último piso donde quedaba su oficina, allí se sentó en su gran sillón de cuero negro y suspiró mirando hacia el ventanal.

La imagen del omega con largas orejas siendo tomado por el seguían muy vivas en su cabeza, maldición, es que no podía quitarlo de su cabeza por más que quisiera, su lobo rasguñaba en su interior por irlo a buscar y marcarlo con urgencia.

Cuando recordaba cada momento junto al omega la puerta fue tocada—pase— musitó y vio entrar a su hijo con una sonrisa pícara, rodó los ojos a lo que se venía.

—¿Es el o ella?, ¿Me lo vas a presentar? Por qué no creas que no me di cuenta de los chupones en tu cuello y las mordidas en el— dijo el otro alfa riendo al ver como como su padre tocaba su cuello —ademas de el fuerte olor que viene de tí¿Es un gamma o un omega puro?— dijo el alfa con curiosidad.

—¿No deberías estar partiendo a Europa con tu esposa para tu luna de miel?— dijo el alfa mayor para desviar el tema pero no lo logra.

—no me trates de engañar papá.

—Si, es un omega puro, no tiene cola tiene orejas, solo vamos a empezar a salir, no creo que lleguemos a tanto— dijo el alfa llevando su mirada a su computador y el alfa menor ríe.

—eso dije yo papá, y mírame ahora, quién sabe, tal vez en un mes o más ya estés en el altar— dijo el alfa levantándose para ir a abrazar a su padre— bueno, es hora de irme, voy a tomar mi vuelo junto a mi esposa, nos vemos papá, cuando venga quiero conocerlo— dijo abrazando a su padre dándole palmadas en su espalda.

—Nos vemos hijo— y sin más el chico salió de la oficina dejandoa su padre suspirando mirando a su computador.

Se acercó a si contestadora y presionó un botón para después hablar—miranda, dile a mi asistente que venga, necesito que me informe de alguien.

—"Como diga señor Williams"— dijo sin más la mujer.

El averiguaría quién era, y después vería si valía la pena salir con él.

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