Al llegar al palacio fueron recibidos por el mayordomo Darío, como ya tenía conocimientos de que seguramente llevarían a una muchacha ya tenía arreglada una habitación para ella.
-Majestad. Haciendo reverencia. Bienvenido, ya hemos preparado una habitación para la señorita.
-Esmeralda, su nombre es Esmeralda. Quiero que le den todo lo que necesite y que la vea de inmediato el médico.
Esmeralda se encontraba hablando con Christopher sin prestar atención a todo lo que pasaba a su alrededor. Los soldados se despidieron de ella y fueron a llevar a los caballos.
-Esmeralda, ven.
-Si, adiós Christopher. ¿Nos veremos después?
-Sí, cenemos juntos. ¿Quieres?
-Sí.
Dijo con una sonrisa y se despidió con la mano muy emocionada. Camino unos pasos hasta donde se encontraba Richard y le sonrió.
-Esmeralda él es el mayordomo Darío y te llevará hasta tu habitación. Habrá personas que te ayudarán y vendrá el médico a verte. Descansa.
-¿No vendrás conmigo Richard?
-No puedo, pero nos veremos más tarde, comeremos con Christopher.
-Está bien.
Se sentía triste de separarse de ellos.
El mayordomo Darío no entendía como esa jovencita podía llamar por su nombre al emperador y al capitán. Pero no podía saber lo que nadie quería decir.
-Darío, cuídala, si alguien la molesta en lo más mínimo le corto la cabeza. ¿Entendido?
-Si señor.
-Otra cosa, esta muchacha tiene prohibido inclinarse ante nadie.
-Bien señor. Me retiro.
Así la guiaron hasta una habitación muy linda y grande, la ayudaron a lavarse, ya que al estar lastimada y vendada no podía hacerlo sola. Le daba mucha vergüenza, pero no podía negarse, necesitaba ayuda. Las criadas que la ayudaban se sorprendían de ver como se encontraba, pero no hacían comentarios. Cuando llego el médico la examinó, cambió los vendajes e indicó nuevamente que no realice esfuerzos, no se agache o levante bruscamente para no tener mareos.
Pasaron un par de horas le llevaron algo para comer y como no quería estar sola le pidió a una de las muchachas que la ayudaron a que se quede con ella. Charlaron un poco de como era el lugar, ya que ella no tenía recuerdos de su vida y de lo malo que recordaba no quería hablar solamente pregunto que había afuera de la habitación.
-Si lo desea señorita Esmeralda la puedo llevar a dar un paseo. El jardín tiene un estanque muy bonito.
-Si, me encantaría, gracias Lucí.
Así lo hicieron, salieron y caminaron hasta el estanque. Ella notó que había mucho más de lo que le contó. Ese era un enorme lugar, no era simplemente una casa.
-Señorita Esmeralda le traeré una capa, empezará a hacer frío.
-Gracias Lucí, pero es mejor volver adentro. El médico dijo que no debo cansarme.
Una vez en la habitación se quedó sola y se durmió. Christopher fue a buscarla, tocó a la puerta y no respondía, por lo que sé preocupó. Abrió la puerta con cuidado y la vio dormida. Salió y se dirigió al comedor donde estaba Richard esperándolos.
-Richard creo que seremos solo nosotros.
-¿Y Esmeralda? ¿No quiere acompañarnos?
-Se ha quedado dormida. Es mejor, así descansa.
-Sí, es lo mejor. Mañana pediré verla para desayunar.
-Richard creo que lo mejor es poner a los soldados que ya la conocen a custodiarla, no creo que se sienta a gusto con personas nuevas. Además, ellos no necesitan que se los pidamos, darán su vida por protegerla.
-Si, me parece muy bien, además mañana mismo hablaré con Esmeralda para que seleccione una de sus doncellas para que la acompañe en todo momento. Así si quiere el resto puede irse, no considero que se sienta cómoda con tanta gente al rededor.
-Debes decirle quien eres para que no se lleve una sorpresa de golpe.
-Lo sé, solo quería que por hoy descanse. Ya mañana hablaré con ella de todo esto. Además, tendrá que contarnos que le ha pasado.
-Sí, es verdad. No entiendo cómo pudieron hacerle algo así y porque. ¿Ese hombre ya habló?
-Aún no, pero claro todavía no lo visitamos nosotros.
Terminaron de cenar y se despidieron, Christopher se quedaría a pasar la noche en el palacio para despedirse por la mañana antes de partir de Esmeralda.
A Esmeralda le llevaron algo de cenar pero estaba tan cansada que no despertó hasta el otro día. Lucí entró a su habitación y le preparó un baño, la ayudo a vestirse.
-La esperan para desayunar señorita.
-Gracias Lucí.
Salió acompañada de Lucí quien le mostraba el camino, cuando llego estaban Richard y Christopher quienes se levantaron para saludarla. Ella entró corriendo a saludarlos, Lucí se retiró, aunque no entendía nada, pero ya el emperador le había dicho que no dijera nada de lo que veía.
-Lamento no haber llegado a la cena, me quedé dormida.
-Es mejor así pudiste descansar. ¿Cómo sigue tu herida?
-Está mucho mejor, ya puedo mover el brazo o por lo menos no lo necesito tener atado al cuerpo.
-Me alegro mucho.
Ambos hombres se miraban entre sí, ya que ninguno se atrevía a hablar. Hasta que Esmeralda rompió el silencio.
-Richard, ¿qué es este lugar? ¿De verdad es tu casa?
-Si, pero no es una simple casa. Es el palacio del reino Luz de Luna.
-¿Reino Luz de Luna?
-¿Has escuchado de él?
-No lo creo.
-¿Y puedes decirnos lo último que recuerdas?
-En realidad no recuerdo mucho. Mis últimos recuerdos son estar en un lugar horrible y esos hombres que lastimaron. No sé cómo, supongo que me soltaron en algún momento y aproveche a salir corriendo. Cuando los vi a ustedes también me asusté.
-Tranquila, puedes contarnos.
Christopher había tomado su mano y ambos la consolaban. Se veía en sus ojos que trataba de contener las lágrimas.
-No sé quién soy, de donde vengo y es evidente que no tengo nada. Pero ustedes me ayudaron y yo los serviré toda la vida a ambos.
No pudiendo contener más las lágrimas solo les agradecía una y otra vez.
Después de un tiempo, tratando de que se calme y casi obligándola a comer Christopher se despidió, ya que debía ir a ver a su padre.
Richard la llevó hasta un jardín y habló un rato más con ella. Como ya había dado instrucciones de que nadie se acerque sabía que podían hablar en libertad.
-Esmeralda hay algo más que tengo que contarte. Como te dije este es el palacio del imperio Luz de Luna. Y yo no soy solamente Richard, todos me dicen "Su Majestad" y deben inclinarse ante mí. Tal vez no lo notaste porque ayer que llegamos estabas distraída y luego no nos vimos. Pero la verdad es que yo soy El Emperador.
-Entonces ya le estoy faltando el respeto, lo siento Majestad.
Dijo muy avergonzada y trato de inclinarse de inmediato, pero él le sostuvo los brazos y no se lo permitió.
-Escúchame bien Esmeralda, jamás me has faltado el respeto y te prohíbo que te inclines ante mí. Ni ante nadie.
-Pero…
-Son órdenes del emperador, ¿entendido?
Dijo sonriendo. Y le tocó la cabeza para dejarla más tranquila.
-Además, quiero que sepas que estamos investigando que es lo que te sucedió. Esperamos poder llegar a algo pronto y así encontrar a tu familia.
-¿Crees que tenga una familia que me busque?
-Por supuesto. ¿Por qué no te buscarían?
-Eso sería lindo, saber que hay alguien que me quiera.
A Richard no le gustó escuchar eso y trato de cambiar de tema para que se distraiga de todo eso.
-¿Te gustaría ir al pueblo a comprar ropa o algo que puedas necesitar?
-¿Y como haría eso? No conozco nada de aquí.
-Pueden acompañarte.
-¿Puedo ir con Lucí? Es la única con la que me llevo bien.
-¿Alguien te ha tratado mal?
-No, claro que no. Pero se nota que no les agrado mucho. Aunque con lo que me contaste supongo que debe ser solo eso. Deben pensar mal de mí.
-No te preocupes si quieres puedes ir con Lucí. Además, los caballeros te acompañarán.
-¿Qué? ¿Quiénes?
Richard vio como empezó a hiperventilar, por lo que tomó sus manos calmándola.
-Solo te acompañarán los hombres que ya conoces. Nadie más se acercará a ti. Ellos te respetan mucho y te cuidarán con su vida.
-No entiendo. ¿Por qué tus soldados me respetan y cuidarían con su vida? No tiene sentido Richard.
-Tranquila, no podemos llenar esa cabecita de golpe, lo dijo el médico.
-Si lo sé, pero hay muchas cosas que no entiendo.
-Lo sé, ya lo resolveremos. Ve a prepararte para salir si eso quieres. Puedes comprar todo lo que te guste.
-Si, me gustaría mucho. Estos vestidos no me gustan mucho.
Le dijo en un susurro y se fue rápido llamando a Lucí.
Richard llamó a Darío y le dijo que le prepare un carruaje y les diera suficiente dinero para que vayan al pueblo. Además, que no están tratando bien a Esmeralda y eso no le gustaba.
Llamo a los soldados y se retiró, ellos ya habían sido informados por el capitán que serían los guardias personales de la señorita Esmeralda.
Estaban muy felices de poder cuidarla. Al verla salir todos se inclinaron ante ella y la saludaron contentos.
-Nos alegra mucho que se encuentre bien señorita Esmeralda.
-Muchas gracias, pero no deben inclinarse para saludarme. Me harán sentir mal.
-Como ordene señorita.
-Vamos, quiero conocer el pueblo.
Subió al carruaje junto a Lucí y se fueron.
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Comments
Lenita
Esmeralda tiene locos a los caballeros
2024-03-23
3
Conny Vílchez
ojalá que no se quedé la novela pausada o pidiendo dinero, porque de ser así, tendría que abandonarla por una que sea gratis.
2023-12-06
1
Aranza Araque
a mi también me agrada estoy muy emocionada
2023-10-31
4