[5] Homicidio

Un nuevo día dió inicio con los rayos del sol entrando a traves de las cortinas y la mansión ya se encontraba muy animada.

Coloque las zapatillas de suelo color crema en mis pies, tendí la cama y levanté las cortinas azules, peine un poco mis rubios cabellos y comencé con las actividades del día de hoy.

Ayer antes de despedirnos Haniel había quedado en ayudarme con mis tareas al menos durante esta semana ya que supuestamente yo lo había olvidado y es un alivio, no estoy muy seguro de mi trabajo dentro de esta casa. Sé que las damas de compañía se encargan de acompañar y ayudar a las jóvenes señoritas, cosas como preparar lo que usarían en alguna fiesta, hacer encargos, enviar mensajes, etc. Pero eso era algo que Molly hacía cuando María estaba soltera, ahora que se ha casado no podía estar merodeando todo el tiempo a su alrededor. Sus tareas en la mansión Inpsarei seguro cambiaron después de que la novela hubiera llegado a su fin.

Encontré a Haniel dentro de las cocinas, al ya no haber niños que cuidar su trabajo había cambiado dejándola con variadas tareas, a veces la podías ver limpiando en algún lugar otras a cargo de las cocinas.

– Estás aquí. ¿Quieres qué empezemos de una vez?

– Por favor, tía. En cuanto más rápido me adapte de nuevo mejor será.

– Muy bien, cariño. Entonces ¿Qué te parece sí empezamos con la teoría?

¿La teoría? ¿Esto no es algo que se resuelva solo con la práctica? No sabía que ser un empleado era tan complicado. Yo jamás había tenido que trabajar para alguien más, mucho menos haciendo los deberes de otros, la compañía en la que trabajaba le pertenecía a mi familia y tras ser el hijo menor no había mucha presión.

– ¿La teoría?

– Sí, verás antes de ponerte a trabajar en algo tienes que saber que hacer. Empezemos con...

De su bolsillo saco una hoja doblada en cuatro partes al mismo tiempo que se sentaba en una de las sillas que había frente a una mesa de madera de aspecto humilde. Siguiendo su ejemplo me senté delante suyo y me dedique a observarla con atención.

– los deberes de la mañana. La semana pasada te conté un poco de tu vida y lo que hacías antes del accidente; incluso te dije que tú trabajo era como la dama de compañía de la señora María, pero como seguro ya lo imaginarás las cosas cambiaron un poco luego de que se casará con el amo.

– Por supuesto, dijiste que mi trabajo consistía en pasar la mayor parte del tiempo con la señora pero imagino que ahora que está casada ya no puedo estar todo el tiempo rodeándola.

– Eso es correcto. Por las mañanas tus deberes serán la limpieza del segundo piso: * barrer, trapear, limpiar las ventanas cuando estás estén sucias, quitar el polvo de los muebles cuando estos los tengan, esas cosas ¿Todo bien hasta ahí?

–... Sí

¿Qué demonios? ¿Cómo se supone que haga eso? En toda mi vida lo único que he tenido que hacer de limpieza a sido tender mí cama y ordenar mi habitación, y eso solo era para evitar gente dentro de mi espacio privado. Está mansión es enorme para ser limpiada por una sola persona, aún si solo se trata de un piso.

– Puedo saber lo que piensas con solo mirarte a la cara. Lo siento Molly pero alguien creyó que pasabas mucho tiempo libre luego de que tus labores se acortarán y se decidió dejarte este trabajo como lo más justo.

– No te preocupes tía, lo entiendo. Que tengan por seguro que esto no será nada una vez lo haya dominado.

– Esa es mi sobrina, siempre tan positiva y trabajadora. Pero tengo algo bueno que decirte, una vez que hallas terminado con la limpieza comienza tu descanso de media hora y después tendrás que pasar a la habitación de los señores para encontrarte con la señora María y preguntar si tiene alguna tarea para ti.

– Eso es...

– Aguarda esa no era la parte buena, todavía no termino. Sí la señora no tiene nada para ti el día lo tienes libre, claro que sí alguien te manda a llamar y te envía a hacer un recado tendrás que hacerlo, pero eso no es algo que suela pasar muy a menudo.

– Eso si suena a algo fantástico pero ¿los demás empleados no se han quejado?

– Pues no lo han hecho hasta ahora, puede que se deba a qué ellos tienen al menos a una persona ayudándolos con los deberes, tú por el otro lado estarás sola.

– Oh– Asentí – ¿Y eso sería todo?

– Pues sí. Hay un cuarto de limpieza en el segundo piso justo a lado del baño público, en el podrás encontrar todo lo que utilizarás para limpiar y sobre la recamara de los amos tú ya sabes cómo llegar ¿O me equivoco?

– No, sé cómo llegar hasta el. Gracias por todo tía.

– No es nada, pero no hemos terminado, aún tenemos que seguir con la práctica. Vamos arriba y te mostraré como hacerlo.

– No lo veo necesario tía, puedo hacerlo por mi cuenta. Tú tienes tus propias cosas por hacer, no es necesario que pierdas más tiempo conmigo.

– Nada de eso cariño, pedí este tiempo especialmente para ayudarte con lo que pueda, míralo como la oportunidad de pasar un momento juntas. No vas a negarme eso ¿Verdad?

– ¿Cómo podría negarte algo así, tía? Subamos entonces.

Los dos nos dirigimos a las elegantes escaleras y subimos hasta el segundo piso. Haniel abril la puerta que se encontraba del lado derecho del baño, que se lograba diferenciar de este debido a su color más obscuro y ser más pequeña. Entramos a un cuarto pequeño pero con el espacio suficiente para moverse dentro y sacamos los materiales necesarios para la tarea.

Haniel fue muy amable y me mostró todo lo que se tenía que hacer en un día en que todo tenía que ser limpiado, las habitaciones por las que tenía que empezar, la manera en que los cristales tenían que ser limpiados y otras cosas más.

Al ser dos personas limpiando el trabajo fue más rápido y terminamos minutos antes de que el desayuno del personal inicié. Regresamos todo al lugar al que pertenecían, dejamos los mandiles de limpieza y lavamanos muy bien nuestras manos.

Haniel miro hacia mi con una expresión alegre que me contagio al instante, pero a los segundos recordé que había alguien encargada de llevarme el desayuno a la habitación y mi sonrisa se congelo.

Haniel lo noto y su sonrisa desapareció de su rostro siendo reemplazada por una mirada de angustia.

– ¿Pasa algo cariño?

– Olvide que hay una chica encargada de llevarme el desayuno a la habitación, seguro ya fue y no estoy ahí, lo siento tía pero tengo que irme ahora. Agradezco de corazón todo lo que has hecho por mí.

– Descuida, Molly – sonrió dulcemente y se despidió con la mano– ve rápido antes de hacerle esperar más. Asegúrate de avisarle que estás volviendo a tus actividades está vez.

– Lo haré, nos vemos luego tía.

Y salí corriendo como alma que lleva el diablo a mi recamara, está al igual que la de los protagonistas se encontraba en el tercer piso, solo que algo muy apartadas entre ellas. Seguro la chica subió cuando nosotras nos encontrábamos limpiando alguna de las habitaciones y por eso ninguna de las dos logramos verla.

Al llegar a la puerta tome aire y tranquilice mi respiración antes de entrar. Una vez calmada abrí la puerta e ingresé dentro encontrando a una chica con uniforme amarillo inclinada sobre la mesita.

– Hola.

Ella pego un saltito, al parecer aún no me había escuchado llegar y la había asustado. Se giró hacia mi con sus grandes ojos de cierva castaños mirándome nerviosos.

– S-señorita Molly, no la escuché llegar.

Solo me dedique a mirarla por unos segundos, su nerviosismo me daba ternura pero no había razón para estar nerviosa, no conmigo.

Al parecer interpretó mal mi mirada ya que se sonrojo ligeramente y comenzó a tartamudear descontroladamente, eso hasta que después de unos segundos volvió a retomar algo de calma y explico lo que quería decir.

– N-np estaba haciendo nada malo, se lo juro! L-la r-razon por la que yo es-estaba moviendo sus alimentos era solo po-rque me aseguraba que t-todo fuera adecuado para la se-ñorita.

Ah así que era por eso.

– Tranquila no estoy molesta ni nada pero tengo curiosidad ¿A qué te refieres con asegurarte de que todo fuera adecuado para mí? ¿Eso no es el trabajo de los cocineros?

La chica pestañeó un par de veces y su labio tembló ligeramente, pero tomando aire se centro una vez más en mi y respondió.

– Eso es co-correcto, señorita. Yo solo e-estoy haciendo lo que se me or-deno.

Ahora que lo pienso ¿Cómo fue posible qué Molly consumiera algo malo si no era ella la que preparaba sus propios alimentos?

– ¿Lo qué se te ordeno? ¿Acaso sospechan que alguien trata de matarme? Contesta ¿Oh es qué eres tú la que está metiendo cosas en mis alimentos y por eso estás tan nerviosa?

Sus iris templaron levemente y su rostro palideció al instante, eso me causo algo de pena y no me gusto culparla sin tener alguna prueba sólida, pero si había algo que había aprendido de mi hogar es que los peores delincuentes se encuentran en las personas menos sospechosas.

– ¡ Eso n-no es así! Por favor créame, yo solo estoy haciendo mi trabajo.

Sus ojos comenzaron a derramar lágrimas pero aún no respondía mis preguntas. Esto se había convertido en algo muy serio en tan solo unos momentos y yo había Sido lo suficientemente tonto ya como para no haber pensado en ese detalle, tenía que ser más precavido pero también tenía que hacer que está chica responda.

– Entonces responde antes de que te conviertas en la principal sospechosa.

– Yo no s-se muy b-bien lo que pa-paso aquella vez con l-la señorita, pero de-pues del accidente me pidieron re-revisar que todos los a-alimentos estubieran bien. ¡Por f-favor! ¡No quiero terminar como ella!

-¿Ella? ¿Ahora de qué estás hablando?

– Luego de que se confirmara que la señorita ha-bia Sido en-envenenada se nos hizo ju-rar que nadie hablaría de eso y q-qué usted no tenía porque enterase, el q-qué lo hiciera s-seria castigado. Además se re-alizo una i-nvestigacion...

– ¿Qué más pasó? No te detengas.

–El frasco de veneno f-fue encontrad-o en l-la recamara d-de la sirvienta que an-teriormente s-se encargaba del llev-ar los alimentos d-de la señorita.

Una sirvienta había tratado de matarme, no, una sirvienta había logrado acabar con la vida de Molly. Alguien tenía el suficiente odio hacia Molly como para llevarla a la muerte ¿Pero ella realmente se encontraba muerta? ¿Su muerte en este mundo fue lo que causó nuestro cambio de cuerpos? Eso no tiene ningún sentido, estoy hablando de una simple novela, esto ni siquiera es real.

– ¿Qué... Qué pasó con aquella mujer?

–...–

– ¡Contesta!

– ¡F-fue encontrada muerta! Al parecer s-se había qui-quitado la vida antes de que la en-contraran.

Ah.

– suicidio¿Eh?

– Eso e-es lo q-qué di-dijeron.

– Está bien pero eso no explica algo ¿Sí esa mujer está muerta porqué sigue habiendo la necesidad de inspeccionar mis alimentos?*

– Yo n-no lo sé se-ñorita. Solo ha-hago lo que me pidi-eron. Pero si quiere p-puedo preguntarle a m-m-mi padre, es el m-mayordomo y f-fue quien me di-o la tarea.

– No hace falta. Puedes retirarte.

– Gr-gracias señorita, me reti-ro.

Camino hacia la salida con pasitos apresurados y la mirada hacia el suelo tratando de evitar lo más que pudo acercarse a mi, y cuando estubo muy cercas de la puerta la detuve.

– Aguarda.

Al instante se quedó muy quieta como si se hubiese congelado en su andar, haciéndome ver qué me había escuchado, pero a pesar de eso no se dió la vuelta para encararme de nuevo.

– ¿H-hay algo más q-qué necesito la S-señorita?

– Nada de eso, solo quería disculparme por hablarte de esa forma. Creo que me altere de más.

Después de escucharme ella se giró para encontrar mí mirada. Se le veía sorprendida y seguía parada ahí sin decirme una palabra, lo que comenzó a ser incómodo.

– Es todo - carraspe- ahora ya puedes retirarte.

– ¿Eh?... ¡Ah sí, por supuesto! M-me retiraré ahora, señorita. La veré en la tarde para la comida.

Y salió de una vez dejándome sola en la recámara, fue entonces durante el silencio que recordé algo, había olvidado avisarle de mi regreso al trabajo.

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