Había pasado una semana desde el día en que desperté en el cuerpo de alguien más, un personaje de una novela romántica. Los días pasaron muy rápidos mientras utilizaba mi temporal tiempo libre en aprender más de la mansión Inpsarei y la gente que se encontraba dentro de ella.
Aprendí los caminos que te llevaban a los lugares más indispensables en una casa como las cocinas, el comedor, sala de estar, los jardines, la biblioteca.
Bueno esto último no es algo que muchas casa cuenten con ella, ni siquiera la mía que también era de un tamaño considerable tenía una biblioteca, pero supone que en las mansiones las cosas simplemente son muy diferentes.
La biblioteca era muy grande y al entrar en ella lo primero que te recibía eran las cuatro filas de mesas situadas en el centro del pasillo, cada una contaba con dos largos asientos a los lados y se encontraban separadas entre sí. La pared derecha estaba tapada completamente por estanterías obscuras repletas de libros y aquellos libros que se encontraban en lo más alto de las repisas debían ser alcanzados con una escalera, en el frente justo al final del pasillo había una enorme ventana que comenzaba desde el suelo de forma rectangular para acabar casi en forma de punta hasta tocar el techo, otras dos más pequeñas que apenas llegaban a la mitad de la pared se encontraban a sus lados derecho e izquierdo y las tres tenía como diseño un patrón en rombos. En la pared izquierda se podía apreciar lo mismo que la derecha y simplemente al entrar pensarías que eso era todo de la biblioteca, pero al adentrarte más una entrada en arco se hacía notar justo en el medio, y al pasar por ella te llevaba al otro lado en donde se encontraba un mundo completamente diferente al primero.
Una bella biblioteca parecida a cualquiera que había visto en mi mundo se mostraba ante mí. Los libros se apoderaban de casi todo el lugar, incluso había una escalera de caracol que te llevaba a un pasillo protegido para evitar caídas hecho para alcanzar los libros más altos.
Contaba con una gran variedad de libros pero el aspecto de estos era más desgastado que los que se encontraban en la primera habitación, dejándome la impresión de que aquí era el lugar en donde guardaban los libros más antigüos, aquellos que ya casi nadie era capaz de recordar mientras que del otro lado estaban los más actuales, todos los que serían más buscados por las personas ahora.
Mi primer pensamiento fue el de abandonar aquel lugar y ponerme a hacer otras cosas que podrían servirme en mis metas, pero luego de unos segundos antes de dar un paso más y salir por la puerta algo me golpe.
No hablo de un golpe literal, pero sentí como si algo se instalará en mi cabeza y me hiciera congelar me en mi lugar. Sentí la necesidad de girar el rostro al lugar en donde estaba la entrada en arco, pero al hacerlo no encontré absolutamente nada nuevo.
Carajo no debería estar perdiendo el tiempo así, aún hay muchas cosas por hacer y otras tantas por buscar, aunque si lo pensaba mejor los libros eran de las mayores fuentes de información que hay.
Entre de nueva cuenta a la segunda biblioteca decidido que solo sería algo que haría el día de hoy si no lograba encontrar algo útil.
Habían demasiados libros y no sabía por dónde debería empezar así que decidí seguir la lógica y comenzar con los de abajo en la primera hilera de estanterías.
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Las horas pasaban y yo seguía igual a como llegué. Repase los títulos y tome solo los libros que parecían tener algo útil para mí pero después de leerlos un poco me daba cuenta de que no era así y aún quedaban un montón por delante.
Me rindo, sabía que no era una buena idea. No terminaré de verlos nunca y aunque lo hiciera aún estaba la posibilidad de que ninguno me fuera de utilidad y todo abría sido en vano.
Me frote el puente de la nariz con notable frustración y me levanté del asiento en el que me encontraba. Camine por los pasillos que anterior mente cruce para tomar algunos libros y dejé cada uno en el lugar que le correspondía.
Casualmente salí del lado que daba a la vista la escalera de caracol a la que no le preste demasiada atención, o al menos eso fue lo que creía pero mi cuerpo no parecía estar de acuerdo con eso.
Sin saber el porqué, me encontraba subiendo por ellas y en poco tiempo ya estaba en la sima.
Mi cabeza estaba completamente confundida, me estaba dejando guiar por un impulso, pero el temor no fue suficiente para hacerme retroceder. Yo quería conocer lo que me estaba atrayendo como un imán, ya estaba cerca y podía sentirlo en la piel que se erizaba.
Me giré cuando estube delante pero mis ojos solo encontraron más libros, todos con un aspecto más antiguo que los que se encontraban abajo y una fina capa de polvo los cubría.
Ante la vista solo eran un montón de libros más, y sus títulos no parecían ser de ayuda para aquello que buscaba, pero aún así mis ojos captaron uno que llamo mi atención.
Su pasta era dura de un color como guindo y entonces estiré mi brazo para tomarlo pero los misterios no habían acabado ahí.
En mis manos se encontraba un libro de pasta verde obscuro con letras en negro escritas al centro. Algo muy extraño está ocurriendo aquí y yo ya debería estar corriendo de este lugar pero una vez más contrario a lo que pensaba, mi cuerpo no obedeció y regreso por el camino por el que había venido con el libro verde aún en mis manos dejando atrás al otro libro guindo que yo quería tomar.
No fue hasta que crucé la puerta que me sacaba de la o las bibliotecas que me sentí de nuevo como el dueño de este cuerpo. Observe el libro en mis manos y quise regresar solo para devolverlo, no quería tenerlo conmigo luego de lo que había pasado pero tampoco podía regresar a ese lugar.
Me sentí como un cobarde pero el ser controlado por un impulso que no pude sentir completamente como mío era algo que no quiero volver a sentir, fue tan jodidamente aterradora y desconcertante en partes iguales.
Sin tener de otra camine de regreso a mi habitación, ya después vería como deshacerme del libro aunque siendo completamente honesto conmigo mismo ese misterioso libro de pasta verde y título negro despertaba una chispa de curiosidad dentro de mí.
Entro a la habitación y lo primero que hice fue abandonar el libro en el escritorio de la ventana. Tenía curiosidad sí, pero no me sentía preparado para leer lo que sea que escondiera dentro de sus páginas.
Lo que necesitaba en esos momentos era algo tan sencillo como un baño así que preparé las cosas y cerré la puerta del cuarto de baño.
Ya había pasado una semana y por lo tanto también había tenido que tomar algunos baños pero la vergüenza era algo que no desaparecía y dudo seriamente que algún día lo haga.
Odio que mi cuerpo se sienta sucio y por eso en el lugar en el que vengo cuando tenía mi original cuerpo masculino me gustaba darme minuciosos baños hasta sentirme completamente fuera de suciedad, era algo que sin duda había heredado de mi madre, pero en este cuerpo me parecía imposible realizar esa tarea.
Ni siquiera podía bajar la mirada sin sentirlo como una falta de respeto hacia la dueña del cuerpo, y mis mejillas se calentaban al mil. Tortura total eran las palabras perfectas que ahora describían a mis aseos personales, odio no sentirme lo suficientemente limpio, es una sensación que detesto pero no hay manera de hacerme ver hacia abajo.
Cuando decidí que ya había hecho lo posible para asearme, salí de la tina e inmediatamente cubrí mi cuerpo temporal con una toalla y con otra me dedique a secar los cabellos rubios.
Salí de la habitación y tome la ropa que deje preparada en la cama. Vestirme también era toda una hazaña por realizar pero no sé comparaba con ducharse, esto era considerablemente más sencillo, solo era cosa de iniciar por las bragas claro que tenía que hacerlo con la toalla aún puesta, solo era ropa no había razón para avergonzarse por un pedazo de tela, luego le seguía el corpiño el cual si me causo dolor de cabeza al inicio, y ya lo demás era tarea fácil. Solo era cuestión de mantener la calma e imaginarme como si fuese un maniquí aunque después termine por sentirme como un lunático.
Estaba agradecido con el cielo y la escritora por hacer que los vestidos fueran fáciles de poner, o al menos lo eran para la gente sencilla. Las personas con cierto poder debían lucir bien y por eso las mujeres como María vestían vestidos más llamativos pero también más complicados de poner.
Dentro del armario de Molly encontré solo tres vestidos similares pero sin llegar a tener la extravagancia que usaban los nobles, pero me daba igual no era algo que pensará en usar alguna vez, prefiero lo simple y evitar una complicación más.
Cuando termine de arreglarme me hacer que a la ventana para mirar el cielo. El Crepúsculo se veía espectacular desde donde estaba y la noche estaba por comenzar, las velas dentro de la mansión serían encendidas en unos momentos.
Dentro de esta novela se describe que las casas por dentro son iluminadas por velas como en los tiempos de antes, pero si hay algo de energía eléctrica que solo es utilizada para iluminar las calles y los jardines de la gente más adinerada, aunque esto no es algo que se explique completamente en la tormenta dorada.
Bajo las cortinas azules y estás caen por detrás del pequeño escritorio y es en ese momento en donde mi vista atrapa al libro que aún descansa en el mismo lugar en donde lo abandone.
Lo había olvidado luego de tomar otra ducha incomoda pero aquí estaba, esperando a ser leído y es un alivio que no se moviera de lugar, comenzaba a creer que estaba hechizado o peor maldito.
Lo tome de dónde estaba y lo deje en la cama en lo que encendía las velas de la habitación para tener una mejor visión ya que la habitación estaba por oscurecerse completamente.
Saque una almohada de entre las cobijas y la recargue en la cabecera para recostarme en la cama, tome el libro y leí lo que estaba en la portada.
Parecía ser el nombre de algo pero era extraño y no logré comprender muy bien lo que estaba escrito, rendido opte por dejar eso para después y empezar de una vez con la lectura.
Las páginas estaban algo amarillentas por el paso del tiempo y algunas arrugas se podían ver en estás pero fuera de eso estaba muy bien cuidado.
La letra en sus páginas en un principio me parecieron ser escritas en un estilo muy similar a la letra cursiva y no me pareció ser algo que yo pudiera leer, aunque pudo haber Sido algo causado por el cansancio, luego de que tallara un poco mis ojos y los volviera a abrir, la letra se veía completamente diferente.
Seguías siendo alargada y estaba escrito con elegancia, pero ahora podía entender lo que decía en el.
Esto era un libro religioso o al menos era la pinta que tenía a simple vista. Hablaba de la creación del mundo
Y de los dioses que participaron en esta, y como la mayoría de las creencias religiosas había un dios que sobresalía entre los demás aunque en este caso no se hablaba de un dios sino de una diosa.
Esto no me sirve de nada, un libro religioso no podría ayudarme a encontrar una salida. Esto no era algo que siquiera hubiera Sido mencionado en la trama de la novela.
Aunque ese sentimiento que tuve hoy en la biblioteca no es algo que pueda ignorar, puede ser incluso como lo que llaman una señal.
Es alocado pero el simple hecho de encontrarme en una novela de romance ya lo es y aún así está pasando. Estoy decidido, leeré este libro hasta el final.
¿Qué podría pasar?
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