Capítulo VI

Agalaya

Estaba por comenzar el desfile cuando vi una noticia "Orfanato será destruido y se convertirá en Spa" era lo más ridículo ¿quien tendría corazón para hacer algo así? Y, como si fuera poco. Era mi orfanato, donde me crié con muchos otros niños abandonados; tenía previsto presentarme esta noche, pero, esto lo cambiaba todo. Me fui con Raúl encargado de mi seguridad y mi hijo de inmediato al aeropuerto y tome el primer vuelo a New York, dejando encargada a mi amiga Ana de la supervicion y éxito del desfile.

Llegando ahí, sin siquiera descansar averigüe todo. La información sería enviada a un correo vinculado con Ana, ella llegará mañana al medio día, casi de 9 horas de vuelo. Voy a mi hotel y me instale en mi apartamento, estaba por quedarme dormida cuando unas manitas pequeñas me dan golpecitos.

-¡Mami, mami! Gael tiene hambre

Sonreí, el era mi alegria; y lo había nombrado en honor del anciano que me ayudó.

-Ahh verdad -respondo haciéndome la desentendida- y que desea comer Gael ¿Verduras?

-Mami no, Raúl y yo queremos pizza

Mire a Raúl quien esquivo mi mirada, podía ser mi guardaespaldas, ya que siempre tenía miedo de Luca; pero este caballero ya se había tomado demasiada confianza.

-No hay pizza ni para ti, y menos para Raúl - espete firme- mejor Raúl irá a comprar algo y les preparo algo ligero... ¿Les parece?

-Raúl te dije que no aceptaría

Reí ante el comentario de mi hijo, y era la verdad. Poco me gustaba la pizza y demás solo la podía comer él una vez al mes y ya lo sabia.

Ya era la 1:00pm cuando me reuní con Ana para el almuerzo, me contó que el desfile había sido un éxito, que estúpidamente una modelo me había comprometido a en el próximo lanzamiento dar la cara, que la información no le había llegado y que tenia una reunión con el presidente se una compañía electrónica de la cual ni el nombre me dijo por qué me arrastró hasta ella; mi hijo y Raúl se quedaron almorzando y después irían a buscar una escuela para Gael, nos quedaríamos en el país por un tiempo y solicitaría la transferencia desde París hasta acá; luego ellos nos alcanzarán en la empresa.

Entramos a la compañía, muy elegante y sofisticada. Nos anunciaron y hicieron pasar a eso de las 3:00pm, Ana como siempre se haría pasar por la jefa y yo, bueno; la asistente.

-Buenas tardes, señoritas

-Buenas tardes, señor Aidan, le presento a mi asistente

Estreche su mano, y era, bastante familiar su semblante sereno.

-Un gusto con ambas, disculpen si me veo agotado - dijo mientras nos invitaba a sentarnos y se sentaba igual él- no hace mucho acabo de llegar a la ciudad y no he dormido nada.