Capítulo III

Luego de pasar horas llorando él entró en el cuarto, trató de abrazarme pero lo esquive.

-Cariño, mi reina trata de estar acá otros dos meses sin inventar nada de mi madre. Ya luego nos iremos a vivir juntos

-No estoy inventando mira, esto no es pintura esto...

-¡YA BASTA! Mamá no tiene la culpa de tus caídas es porque eres torpe. Mañana saldré de New York a Italia otra vez y se acabó, al volver nos iremos a vivir solos y ya.

Con esa repuesta lo tenía todo claro, él no me creería, mi única opción era simplemente soportar dos meses más. Él me desnudo y me hizo nuevamente suya esa noche, pero el dolor de mi corazón no me dejó disfrutarlo. Me sentía traicionada, de verdad traicionada; como era posible esto ¿el hombre que amo no confía en mí?

Me desperté adolorida, baje a desayunar y el estaba ahí, en ese momento me trataron como una princesa. Pero apenas sentimos el coche arrancar iniciaron “eres una p×ta el se cansará de ti y se conseguirá alguien mejor, solo sintió lástima por ser una rata" y más insultos que la verdad no recuerdo. Pasaron dos semanas más entre maltratos y demás, pero tampoco me había venido la regla, es más; desde la noche de bodas no había vuelto. Tenía sospechas e iba a ir al médico de la familia, un viejo hermoso que me atendía con amor y compasión. Cruzaba a la entrada cuando escucho como me llaman

-Aglaya - era mi cuñada- ven y nos sirves un te

-Disculpen señoras - finjo estar mal- debo ir al médico no me siento muy bien

-oh niña por Dios, nuestro te es más importante que tu salud

Niego con la cabeza a lo dicho por mi suegra

-Hoy no, debo irme

Lo siguiente que sentí fue como me tiraron del cabello y me hicieron caer al suelo, me golpearon en la espalda y cuando vi la intención de golpear mi vientre tome a mi suegra del cabello y le rasguñe desde su pómulo a poco más abajo de su quijada. Pronto sentí como me apuñaló a un costado de mi estómago.

-¿Qué has hecho Yuli?

-Esa perra se lo merecía mira como te dejó mamá

-Llama un médico ahora

-No, mejor vamos a llevarla a la clínica

Deje de escuchar, seguro me desmalle. Al despertar estaba en una camilla con suero, entró el mismo doctor de siempre. Pregunté por mi bebé y el dijo que estaba bien, hasta el momento

-Niña no puedes seguir ahí te van a matar, esa cicatriz te marcará para siempre ¿Luca permite esto?

-El no me cree

-Te ayudaré a escapar, ya en unos días cumples tus 18, se te dará de alta y te irás

-Doctor el me encontrará si me quedo en New York

-Por eso saldrás de él país

Pasaron los días y cumpli la mayoría de edad, Luca me llamó y ni siquiera preguntó por qué estaba en la clínica. Ese fue mi si definitivo, mi si para irme.

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