Luego de haber escuchado aquella voz, me he imaginado mil cosas, unas que me han hecho cerrar los ojos antes de girarme para atenderlo. Al hacerlo me he fijado en la expresión que tenía su rostro, y con ella claramente me decía que lo había escuchado todo. Además, tenía a alguien a mi derecha observándome. ¡Frankie! Estoy segura de que se había dado cuenta de lo nerviosa que estaba, por la forma en la que me miraba.
—Buenos Días, ¿Lo mismo de siempre? —le he preguntado sin mirarlo a los ojos, quizás porque me moría de la vergüenza.
—No, ¡Hoy deseo variar! —me ha respondido secamente.
—Entonces dígame usted… ¿Qué es lo que va a desear hoy? —le volví a preguntar esperando a que fuera él quien me dijera.
Mientras esperaba una respuesta, mis manos estaban intranquilas, realmente no hallaba que hacer con ellas. Durante un año ha pedido lo mismo, me imagino que hoy está molesto y por eso será su cambio.
—¡No se preocupe! Vaya, a atender a su pareja, no estoy apurado, puedo esperar, realmente no hay problema por eso. —me ha dicho cada palabra mientras metía sus manos en los bolsillos de su pantalón de vestir, uno que es de color azul marino.
Él siempre viene de punta en blanco, en pocas palabras bien arreglado, es una diferencia entre ellos, no es que Frankie esté mal vestido, no, para nada, pero es más aesthetic en su estilo, mientras que Alfred es más formal. Dios, ¡Basta! Debo dejar de pensar en las diferencias que existen entre ambos, realmente son miles y me harán enloquecer, además creo que esto lo hago desde hace como cinco minutos o incluso desde antes, ya no lo sé.
He acomodado mi delantal, antes de respirar profundo para responder a lo que me había dicho él hace unos segundos antes de que me perdiera en su presencia.
—É-él, bueno, no importa lo que iba a decir, olvídelo, usted solo dígame que desea y con gusto se lo daré —lo dije como lo pensé y realmente ha sonado a otra cosa—. ¡Debo seguir trabajando! Sr. —exclamé molesta porque no me decía todavía lo que deseaba, además ambos me miraban, pero por diferentes razones, incluso ya parecía un ventilador de tanto girar mi cabeza en dirección a cada uno para ver lo que me querían decir con sus expresiones.
De repente, Frankie se ha acercado un poco más a mí. En ese momento creí que me diría algo, pero no, sin decir nada, me ha dado un beso en la boca, uno que no solo ha dejado a mis labios en una pieza, sino que también lo ha hecho con Alfred, quien se ha quedado atónito mirándonos. Al apartarse no me dijo nada, simplemente me había besado para luego salir de la pastelería con Sara.
Acaso ¿Lo ha hecho a propósito? ¡Me imagino que sí! Realmente estoy segura de que así fue, quizás estaba marcando su territorio, ante la amenaza que significa para él, este hombre que me pone nerviosa.
La campana de la puerta me ha anunciado que han entrado más clientes, y gracias a Dios junto a ellos acababan de llegar Camile y Marcos, me alegré al verlos, quizás se me ha notado demasiado en el rostro, pero realmente necesitaba dejar de atender a Alfred, a quien nunca volví a atender y menos luego de que se había dedicado a ignorarme. Hasta el día de hoy que apareció nuevamente temprano y no me ha quedado de otra que hacerlo.
—Buenos días, Sr. Alfred, ¿Qué desea hoy? —le ha dicho Camile luego de saludarme y ponerse su delantal. Ella había entendido que algo pasaba. Creo que por eso la adoro, sabe captar mis miradas. Realmente, Camile, es de mucha ayuda y en este momento aún más.
Le entregué mi delantal a Camile para marcharme a la oficina y mientras ella lo colocaba en su sitio él me ha hablado nuevamente.
—¡Te deseo a ti! Mile, siempre te desearé a ti. —me miraba, e ignoró por completo a Camile, respondiendo a mi pregunta, una que había hecho unos minutos antes de aquel besó de Frankie.
Nos mirábamos fijamente, me sentía incómoda, además había dicho esas palabras delante de 6 clientes que estaban en la pastelería, los mismos que habían visto aquel beso, me he quedado callada, y no le respondí, era como si todo se hubiera quedado en pausa mientras él tocaba con sus dedos el mostrador.
—¿Cuál es la razón? Aún no la sé, pero hay algo en ti que… —se ha quedado callado porque justo en ese momento ha sonado la puerta, era Frankie que había regresado.
—¿Pasó algo? —le he preguntado, estaba nerviosa, por lo que acababa de decir Alfred.
—No, solo se me ha quedado esto, —tomó sus audífonos que estaban cerca de la máquina registradora, y me ha vuelto a besar antes de decirme—. Nos vemos a la salida, y si no alcanzo a llegar nos vemos en casa.
—¡Hoy no quiero nada! Mejor dicho, lo que quiero no me lo pueden dar. —le ha respondido a Camile, en vez de a mí, antes de salir y dejar que la puerta se cerrara sola tras de él.
—Sé que no debo preguntar. —dijo Frankie—. Eso lo sé, porque además no tengo ningún derecho, pero ¿Quién es él? —me ha preguntado mirándome a los ojos fijamente, una mirada que he esquivado.
—¡Un cliente! Solo es eso y nada más. —le he dicho moviéndome de la caja registradora para atender a una señora que esperaba por ser atendida.
—He escuchado claramente lo que te acaba de decir. ¡No soy tan tonto! —me ha dicho acercándose nuevamente a mí.
—Frankie, ¡Vamos! Mira que tenemos que hacer esa diligencia. —ha dicho Sara desde la puerta.
—Hablamos en tu casa, ¿Te parece? —me ha preguntado—. ¡Voy! Sara. —le ha respondido a ella, y entendí que no se iría si no le daba una respuesta.
—Está bien, hablaremos en casa. Ve ¡Que te esperan! —le dije mirándolo antes de entregarle los dulces a la señora.
Frankie salió de la pastelería, mientras yo he soltado todo el aire que contenía en mis pulmones. Mi mente se ha quedado pensando que gracias a Alfred tendré problemas con él. Sacudiendo mi cabeza para tratar de sacar estos pensamientos de mi mente, he terminado de atender a aquella señora y al hacerlo me dirigí a la oficina. Cuando iba por el pasillo ha sonado la puerta que está detrás de mí. Por un momento pensé que era Frankie nuevamente, pero me he equivocado, al girarme me he dado cuenta de que Alfred había entrado a la pastelería una vez más… De la nada me ha tomado de la mano hasta llevarme al almacén. ¡Estaba nerviosa! No lo negaré, quizás me daba miedo estar sola con él.
—¡¡¡Suélteme!!!—exclamé mientras jalaba mi mano para soltarme de su agarre; de repente me ha tomado por la cintura. Apretando mi cuerpo contra el suyo tan fuerte que dolía.
—¡Perdón! —ha exclamado en mi rostro.
—¿Perdón? Mejor explíqueme usted ¿Por qué cree que puede venir y hacerme esto? Además, ¿Con qué derecho? Realmente no logro entender qué es lo que usted quiere de mí. —estaba más nerviosa y asustada que brava, aunque parecía todo lo contrario.
—¡Silencio! No hables. —ha puesto su dedo índice en mis labios—. Porque estoy ocupado escuchando los latidos de tu corazón, unos que han ido en aumento desde que te he abrazado. —me ha dicho a escasos milímetros de mis labios. En ese momento mis ojos se perdían en los suyos, y mis labios temblaban bajo su contacto, realmente estaba nerviosa.
—¡No sé qué me pasa contigo! —me ha soltado y se ha girado al decirlo colocando sus manos en la nuca—. Es algo que no puedo entender, tampoco sé si tienes novio, pareja o esposo, ¡No me importa! En este momento ni siquiera me interesa. —se ha vuelto a girar sobre sus talones y bajando sus brazos a manera de rendición, se ha acercado una vez más a mí.
—¡Tienes una obsesión conmigo! Eso es lo que te pasa, además no tengo novio, pareja o esposo. Él solo… él… bueno, no tengo por qué darte explicaciones. —le he dicho al enfrentarlo a la cara, incluso me había acercado más de lo que él a mí.
Luego de decirlo analicé que no debí hacerlo, pero ya lo había dicho, y no podía recoger mis palabras. La realidad es que también siento una extraña atracción por él y tampoco entendía por qué. Pero justo ahora nos mirábamos demasiado, aunque él lo hacía con deseo y yo con miedo.
Los recuerdos de Frankie volvían a mi mente, era como si sintiera que lo estaba traicionando, aunque realmente no somos nada. En un descuido de mi mente por estar pensando, él me ha tomado en sus brazos una vez más, entonces he apoyado mis manos en su pecho para poner distancia entre nuestros cuerpos.
—¡Quiero hacerte el amor! —ha susurrado en mi oído izquierdo.
Levantaría mi mano para darle una bofetada, pero en este preciso instante estaban atrapadas al igual que mis pensamientos.
—¡Por Favor! —aquella exclamación iba acompañada de mi voz en un tono suplicante, justo cuando él besaba mi cuello de una manera difícil de describir—. ¡Basta! Para, no sigas, no voy a hacer el amor contigo, ni ahora ni nunca. —lo empujé con fuerza.
—Te juro qué deseo comprenderte, pero no puedo, sé perfectamente que sientes algo por mí. —estaba tan seguro de lo que decía—. Lo siento cuando te pierdes en lo que hago en ti. —me ha dicho alejándose de mí.
—¡Vete! —he exclamado con miedo porque realmente no entendía que era lo que me acababa de pasar en todo mi cuerpo. No sé si lo que sentía había sucedido por aquellos besos en mi cuello, o por su manera de hablarme luego de jugar en él, la verdad es que no lo sé con exactitud, pero era como si estuviera reviviendo esos momentos antes de quedar embarazada.
—¡Está bien! Yo me iré porque no te obligaré, aunque tengo una duda, y cuando me la aclares saldré por la puerta sin volver. ¿Quién es él? —me ha preguntado seriamente.
—¡Él es mi exnovio! Ahora vete ¡Por favor! Además, ya te dije lo que querías saber. —deseaba que se fuera, incluso lo miraba de reojo porque él es una tentación ambulante, y de verdad que no pienso volver a caer una vez más con ningún hombre, y mucho menos con él.
—¿Tu exnovio? ¡Interesante! Está bien, me iré, pero esto no acaba aquí, porque no eres una obsesión para mí, ¡Me gustas! Te quiero conmigo y además deseo hacerte mía, no me importa cuánto tiempo tenga que esperar, quizás con todo esto que está pasando me terminaré enamorando más de ti y tú de mí. —me ha dicho con la mano puesta en la puerta antes de abrirla para salir.
Cuando él salió por la puerta me senté sobre las cajas que hay en el almacén. Realmente necesitaba reflexionar sobre todo lo que había pasado hasta ahora, porque hoy había sido un día muy extraño. Además, hasta hace menos de un año nadie me miraba, o por lo menos eso pensaba hasta que apareció este hombre tan guapo llamado Alfred. El cual se cree mi dueño, y además logra ponerme nerviosa, eso es verdad, pero nerviosa nada más.
Luego llega Frankie con su manera tan peculiar de tratarme (no sé por qué será que se me forma una estúpida sonrisa al nombrarlo, y además al pensar en lo que pasó esta madrugada). ¡Mile concéntrate! Porque te estás desviando de tus pensamientos; Frankie me había vuelto loca con todo lo que pasó en la madrugada, además, ayer al verlo me emocioné demasiado, claro, debo recordar que tenía tiempo sin estar tan cerca de él, y aunque no lo amo existe química entre nosotros.
Aún no sé qué pensar de todo esto, realmente es abrumador, mejor regreso a mi oficina para hacer todo lo que tenía pendiente para hoy, además es lunes, día de pedidos de insumos, y otras cosas, también debo cuadrar mi semana de trabajo.
Cuando llevaba dos horas sumergida en mis correos y llamadas a los proveedores, han tocado la puerta.
—¡Adelante! —exclamé.
—Sra. Mile, no había tenido tiempo de venir a disculparme con usted porque aquel cliente entró sin autorización, de verdad lo siento, me fue imposible impedirlo. —ella se veía afligida mientras me hablaba.
Si no conociera al personaje la hubiera reprendido, pero sé perfectamente quién es Alfred y me imagino como fue aquel momento.
—¡Tranquila! Camile. —le dije—. Él te hubiera tumbado de ser posible.
—Bueno, ¡Realmente casi lo hace! —ha exclamado ella molesta.
—No te preocupes, sigue trabajando. Realmente no tengo nada que decirte con respecto a eso, porque fue su culpa y no la tuya, tal vez debemos solucionar otro tipo de puerta para ingresar a esta área, no sé, ya se me ocurrirá algo, pero ve tranquila. —le dije mientras pensaba en el dolor de muela que se estaba convirtiendo este cliente, mientras ella asintió con su cabeza antes de retirarse de mi oficina.
Camile salió de la oficina, entonces me puse a pensar, en eso de cerrar mejor esta área, algo se me ocurrirá, tal vez hablaré con Frankie para ello. Mientras terminaba de hacer mis pedidos se me ha pasado el resto de la tarde y cuando he mirado el reloj eran las 18 horas justo mi hora de cerrar, es lunes un día flojo para las ventas, además deseo llegar a casa para ver a Lucas. Hoy no lo he ido a buscar al colegio, realmente cuando es día de pedidos lo hace la Sra. Nany por ser un día complicado para mí. Mientras pensaba en mi hijo, recogí todas mis cosas, las que tenía sobre el escritorio; me estaba levantando para salir cuando escuché las voces de Sara y Frankie quienes entraban a la oficina, me alegré al verlos.
—Holaaa, no esperaba verlos aquí. —dije alegremente.
—Hola, bueno, terminamos a tiempo los papeles que teníamos que hacer, y decidimos pasar por acá para ver si aún estabas y vimos tu camioneta, entonces le pedimos al Sr. Del taxi que nos dejara aquí. —ha dicho Sara al sentarse.
—Hola. —aquella mirada me decía mucho, pero el beso en los labios me recordaba todo.
—Bueno, debo suponer que nuevamente somos cuñadas ¿Verdad? —ella y sus caras para referirse a nosotros, me causan una punzada en el estómago.
—¡No supongas nada! Sara, tú sabes que nos hemos besado sin ser novios, no es nada nuevo. —tomé las llaves junto a mi cartera, pero aquel rostro que me había mirado hace un momento con emoción me miraba con dolor, luego de lo que yo y mi bocotá acababan de decir.
—¡Esperaré afuera! —ha dicho bajando su mirada antes de salir de la oficina.
—¡Gracias! —he exclamado molesta mirando a Sara.
—Bueno, realmente yo no esperaba que contestaras de esa manera, además no es mi culpa, y lo sabes. —me ha dicho ella saliendo de la oficina delante de mí.
El trayecto a casa ha sido fatal, porque no hemos hablado nada durante todo el camino, aunque ayer tampoco lo hicimos, además no nos hemos mirado ni una sola vez, realmente parecemos tres extraños dentro de la camioneta. Al llegar él se ha bajado primero, incluso ha entrado derecho a la casa sin ni siquiera esperarnos. Creo que sin querer lo he lastimado una vez más.
— Hola, mami, ¿Cómo te fue hoy en la pastelería? ¿El Sr. Alfred fue hoy? —Lucas ha salido corriendo a mi encuentro cuando yo entre por la puerta, mientras Frankie, acababa nuevamente de ser golpeado por la inocencia de mi hijo.
—Hola, mi vida, ¡Sí! —le respondí mientras miraba a Frankie salir por la puerta trasera de la casa—. Me hiciste falta, entre todo lo sucedido me fue bien ¡Gracias a dios! Y a ti ¿Cómo te fue? —le he preguntado mientras lo sentaba en la encimera como de costumbre.
—Me fue bien, mami, ya hice las tareas, además te estaba esperando para cenar, y luego para ir a dormir, porque hoy estoy cansado y quiero que me leas el cuento antes de acostarnos. —me ha dicho mientras me abrazaba y apoyaba su cabeza en mi hombro.
—Sra. Nany, buenas noches, puede poner la mesa ¡Por favor! Que en 20 minutos regreso para cenar, ¡Gracias! —le dije mientras bajaba a Lucas de la encimera.
—Buenas noches, Sra. Mile, enseguida lo hago. —me ha respondido ella.
—Hola tía Sara. —le dijo mientras la abrazaba para luego apartarse de ella y tomarme de la mano.
—Hola Lucas, ven. —ha extendido su mano para que él la tomara—. Vamos a revisar lo que te traje ayer, mientras que nos avisan para comer. —Sara me ha guiñado un ojo, y se lo ha llevado para que yo pudiera hablar con él. Entonces solté la cartera, y me quité la chaqueta. Mientras caminaba en dirección a las puertas de vidrio, recogí mi cabello y salí al patio donde me encontré a un Frankie sentado mirando al cielo.
—Hola, ¿Podemos hablar? —le dije al sentarme a su lado.
—¡Quédate tranquila! Nena que todo está bien. — me ha dicho sin mirarme, pero apretando con su mano derecha mi rodilla que estaba junto a la de él.
—Pero ¡No lo está para mí! —exclamé pasando mis dedos entre los de él.
—¡Sabía que saldrías por esa puerta! —exclamó sin sonreír—. Lo malo de eso es que aquí no tengo como salir huyendo de ti, porque aún no tengo auto. —me apretó la mano para luego apartarla.
—Frankie tú no me eres indiferente, incluso creo que eso es obvio, pero no siento lo mismo que tú por mí, eso también lo sabes, además no quise decir lo que dije, no a manera de ofensa, solo me ha molestado el comentario de Sara, no somos novios y no sé si lo seremos, realmente no sé aun lo que quiero. —frotaba mis manos una con la otra mientras me confesaba con él, no sé si lo estaba empeorando con cada palabra dicha, pero debíamos hablar de lo sucedido.
—¡Entiendo! Y no pretendo que me correspondas, mucho menos que tengamos algo serio, sé que no me ves de esa manera, me lo dejaste claro desde nuestro primer beso. —suspiraba al decirme cada palabra, aún miraba al cielo mientras su voz se quebraba.
—¡Perdón! Por no poder aún corresponder a tu amor. —Apenas le dije esa frase, se puso de pie y limpiando sus jeans, ha extendido su mano para que yo le diera la mía.
—¡Vamos! Que la Sra. Nany nos llama. —no había escuchado nada, y no creo que nos estuvieran llamando, además él me sonreía con un halo de tristeza en su mirada.
Entramos a la casa luego de darle la mano para levantarme, cenamos escuchando las historias de Lucas, y viendo los juguetes que le había dado su tía Sara, Frankie se limitó a ver a los demás menos a mí, me imagino que estaba esperando a estar solo para drenar todo su dolor ese que aún estaba latente en su mirada.
Terminamos de cenar, y me he ido con Lucas a su habitación. Nos sentamos en su cama para que no se quedara dormido mientras yo le leía su cuento. Al finalizar nuestra historia me levanté de la cama, y dándole un beso en la frente me he dirigido hasta la puerta para salir de la habitación, pero justo cuando estoy apagando la luz, él me ha hablado.
—Mami, ¿Quién es mi papá? —aquella pregunta estaba llena de curiosidad, aunque no era la primera vez que me la hacía, siempre me deja fría.
—Tú sabes que hemos hablado mucho de todo esto, hijo. —le dije—. Tu papá tuvo que irse muy lejos por trabajo. Sé que algún día volverá y en ese preciso instante, sabrás quién es, ahora vamos a dormir, porque es tarde y mañana debemos levantarnos temprano. Te amo, hijo. —siempre le he respondido lo mismo, creo que ya era un patrón, y no podía cambiarlo, aunque no fuera lo real.
—¡Está bien! Mami, hasta mañana, también te amo, espero que sueñes con tu príncipe azul. —me ha dicho al arroparse nuevamente.
—¡Gracias! Mi amor, de seguro así será… —le he dicho para luego apagar la luz, y al salir de su habitación me he ido a hacer mi rutina diaria.
Ya todos dormían cuando salí de la habitación de Lucas. Me imagino que ha sido un día agotador para todos. Mirando en dirección a la habitación de Frankie suspiré mientras recogía una a una las cosas para dejar todo ordenado para mañana; al terminar me fui a la cama.
Las palabras de mi hijo se habían quedado en mi mente bien marcadas, porque mientras cerraba mis ojos las repetía en mis pensamientos. Me he quedado dormida muy rápido, pero de la misma forma me he despertado exaltada porque había tenido un sueño, uno que ya he tenido otras veces, pero esta vez fue demasiado real. Lo extraño es que parece una película de todo lo vivido, aquel día cuando quedé embarazada de Lucas, y si además lo uno con lo que sentí en aquel almacén cuando Alfred me tenía acorralada, es más extraño aún todo esto.
Creo que tenía calor porque me levanté de la cama para tomar un poco de agua y sé perfectamente que aquel hombre no es mi príncipe azul, es que incluso decirlo me causa risa, porque no hay nada más lejos de la realidad. ¡No sé ni siquiera quién es!
Me serví mi vaso de agua y me he puesto a recordar la pregunta que me hizo, Lucas, y la verdad es que yo me siento tan mal cada vez que me la hace porque realmente no sé qué responder, ¿Qué le digo? Hijo, eres fruto de la embriaguez de tu Madre, no puedo decirle eso, mejor sigo durmiendo, para que esta noche termine rápido. Me fui a la cama mirando en dirección a aquella puerta que me llamaba, sabía que en sus brazos me sentiría tranquila y segura, pero a la vez no era justo con él.
Me acosté y di muchas vueltas, pero no puede conciliar de nuevo el sueño, luego de media hora de estar mirando al techo me levanté y fui a la habitación donde deseaba ir, desde hace rato. Entre con cuidado y me acosté en la cama. No tengo necesidad de decir nada por qué él ya sabe que tuve un mal sueño, quizás por la manera en la que he llegado sin hablar o decir ni una sola palabra. Debo admitir que junto a él todo es más fácil.
En el silencio y la oscuridad de la madrugada. Madrugada que apenas empieza porque es medianoche, él me abrazó, y de esta manera nos hemos quedado dormidos los dos.
Unas horas después amanece muy de madrugada como de costumbre, incluso ya ni despertador utilizamos ninguno de los dos. Nos miramos en la oscuridad de la habitación sin decirnos nada. Solo hubo un beso en mi frente antes de él irse a preparar el café, mientras yo me he quedado unos segundos más en la cama, quizás porque estaba asimilando tanto silencio y seriedad que hay en él. Anoche me había abrazado, pero hoy no me había ni hablado. Tal vez él también tiene mucho que pensar, o quizás se cansó de esperar. No lo sé y realmente no quiero saber nada más por ahora.
Salí de aquella habitación rumbo a la mía, sin mirar mucho en su dirección, pero él me ha llamado.
—Mile, ¡Tu café! —me dijo mirándome con las tazas puestas sobre la encimera.
—¡Gracias! —le respondí al sentarme junto a él.
—¡Hoy no iré con ustedes a la pastelería! —me dijo mientras se bebía un sorbo de su café.
—¡Está bien! No tienes por qué hacerlo. —le he respondido mirando las marcas de mi taza.
—¡No seas tonta! —a exclamado tocado las puntas de mi cabello—. No es por lo de anoche, tengo unos trabajos que hacer, es por eso que vine a Houston, si todo sale bien con esto creo que me quedaré a vivir aquí, bueno, en tu casa no, obviamente, pero sí en esta ciudad.
No sé qué responder a esa parte de vivir aquí, fingiré demencia, me limitaré a responder a lo de los trabajos.
—Me alegró por ti, de seguro que todo te saldrá bien, ¡Ya verás! —le dije sonriendo mientras tomaba un sorbo de mi café.
—Mile, olvidemos lo de ayer, sí, porque si no lo hacemos será incómodo para ambos. —me ha dicho girando mi barbilla para que lo mirara, una mirada que se perdía en la mía.
—¡Tienes razón! Además, hoy es otro día, y tú debes arreglarte para llegar a tiempo a tus compromisos. ¡Puedo llevarte! ¿Si tú quieres? —le he dicho con una sonrisa cálida.
—¡Tranquila! Me iré por mi cuenta, incluso creo que me pasarán buscando. —dijo—. ¡Gracias! Lo tendré en cuenta. —Estaba siendo seco al hablarme, aunque me sonreía, pero su tono de voz era diferente, lo conozco demasiado como para no notarlo.
—¡Perfecto! Me iré a dar una ducha porque no deseo llegar tarde. —me levanté de la silla, pero antes de perderme en el pasillo para ir a mi habitación, lo he llamado. —¡Frankie! —. Mi voz ha salido suave.
—¡Aja! —me ha respondido mirándome.
—¡Gracias! Por mi café, incluso por ser como eres. —me desaparecí por la puerta de mi habitación, dejándolo a él cerca de la encimera, mirándome mientras yo cerraba mi puerta.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 55 Episodes
Comments
Maria Justina Camela Saucedo
que difícil cuando asen esa pregunta
2022-10-13
1
camijb
Que difícil para Lucas, no saber quién es su papá 💔😭😭☹️
2022-05-31
1