Me ha desvestido con la mirada.

...Capítulo 4...

...Me ha desvestido con la mirada....

Marzo 2018

Es viernes y ya estoy en casa luego de dejar todo listo en la pastelería para mañana. Me senté en el sofá para tomarme una copa de vino y, entre sorbo y sorbo, he suspirado mirando a la nada. Giré un poco mi rostro y mi vista se perdió entre los dibujos de Lucas, los cuales están pegados en el refrigerador. Al verlos me doy cuenta de que son muchos y, desde que estamos aquí, le gusta colocarlos en la puerta, aunque él dice que lo hace cuando uno en específico le gusta, pero al parecer son casi todos los que le gustan. Sonrió mirándolos aún.

Mientras los observo, pienso en el día de mañana y el evento que tendré en una empresa muy importante de la ciudad. Donde, como siempre, estaré presente. No importa que esté agotada o que mi personal esté disponible para ayudarme; dar la cara en cada evento es importante para mí.

Las cosas han ido en aumento, y las obligaciones ahora son mayores. Mi tiempo se ha reducido, y es por eso que decidí contratar a alguien para que me ayude en casa. Sé que será un gasto más, pero uno necesario.

¡Gracias a Dios! La Sra. Nany es un amor. Además de ser nuestra compañera desde hace un mes, en la actualidad dependo mucho de ella, aunque hay cosas que seguirán como hasta ahora. Como la hora de dormir de Lucas. Esa será mía por siempre.

Adoro nuestro momento de leer el cuento juntos antes de dormir, y para él eso es muy importante. Aunque él casi siempre se queda dormido antes de terminar de leerlo. Unos que, además, son inventados por mí; quizá si no amara tanto la repostería, sería escritora. Me hace algo de gracia lo dicho, pero es una realidad: me gusta escribir.

...❁ Una parte de mí…...

Aún estoy sentada en el sofá y me he puesto un poco melancólica, quizá porque a veces me siento sola. Debo confesar que me hacen falta mis amigos. Cuando vivía con ellos en Canadá, todo lo hacíamos juntos. Realmente éramos inseparables.

Ahora los pienso todos los días y, además, los extraño demasiado; me hacen falta hasta para desayunar.

Mis lágrimas se quieren escapar, pero no las he dejado salir. Creo que es mejor que me vaya a dormir porque mañana será un día de mucho trabajo y no deseo tener ojeras y menos los ojos hinchados, por tanto, llorar.

El recuerdo de aquellos momentos vividos a su lado me hace sufrir porque ahora no tengo la compañía que tenía antes de llegar aquí.

...❁Una parte de mí…...

Sábado 4:30 a. m.: me he levantado puntual para la hora de mi café, uno que ha estado listo en unos cuantos minutos. Aunque no soy amante de esta bebida, me trae recuerdos y ha sido por eso que lo he hecho algo habitual en mi rutina diaria desde que estoy aquí.

Luego de disfrutar mi café, me arreglé rápidamente y en menos de media hora estaba lista para irme a la pastelería a buscar la camioneta y todo lo que debía llevar al lugar, donde hoy tendrá Sweet Mile & Lucas un día importante.

Esta es la primera empresa importante en contratarnos; casi todos mis clientes son familias. Las cuales desean hacer de su día un momento especial. Pero hoy es diferente, entonces debemos dejar nuestro nombre familiar en alto.

Lucas, duerme como debe ser. Lo he besado en la frente antes de irme; no sin antes pedirle a Dios que me diera su bendición para que me fuera bien este día.

...❁Una parte de mí…...

Media hora después de salir de la pastelería hemos llegado al lugar donde nos habían contratado. “General X’s” es el nombre de la empresa, la cual está ubicada en un edificio de cuatro pisos, algo bastante imponente a la vista; además, tiene unos ventanales inmensamente grandes.

Gracias a Dios tienen ascensor porque subir todo esto por las escaleras sería una tortura.

Cuando la persona que nos contrató habló conmigo, me dijo que todo el mobiliario estaba a nuestra disposición, aunque nosotros ofrecemos el servicio completo. Es el cliente quien decide qué paquete quiere. En este caso solo pidieron el menú ofrecido para este evento, el cual ya hemos comenzado a ordenar.

...❁ Una parte de mí…...

Ha pasado un rato; todo estaba listo en sus mesas y a disposición para los invitados. Ahora solo me quedaba ir a cambiarme, y para eso he pedido prestada una de las oficinas. El vigilante me guío hasta una que quedaba al final, cerca de las escaleras y a un lado del salón de eventos. Entré con cuidado porque la luz estaba apagada y de esa manera la dejé. Encendí la linterna de mi móvil para ver un poco mejor. Cuando estoy comenzando a cambiarme, escuché ruidos.

Era como si alguien hubiera abierto una puerta. Automáticamente,, me giré para ver si había alguien, pero no se veía nada. Entonces seguí quitándome la ropa para colocarme mi uniforme.

El cual se compone de un pantalón negro ceñido al cuerpo. ¡Muy ceñido! Una blusa hasta el cuello con un pequeño escote en la parte de atrás y unas botas negras largas.

Luego de vestirme, me recogí mi cabello lo más alto que pude. Me quedo casi como una cola de caballo; eso es algo que me encanta y que además me hace ver diferente. Me retoqué el maquillaje y, al hacerlo, me miré al espejo que tenía mi polvo compacto para ver cómo me veía y fue entonces que me dije: —¡Mile! Quédate tranquila, que te ves hermosa. Ahora a dejar en alto nuestro nombre, Sweet Mile & Lucas— y cerré la polvera. Suspiré mientras recogía mis cosas.

Al salir al gran salón, revisé que todo estuviera bien y lo estaba, gracias a Dios. Entonces me puse a hacer mi trabajo con tranquilidad, quizá porque me sentía a gusto en el lugar.

Un rato después estaba hablando con Camile y, sin darnos cuenta, ya había pasado la mitad del evento. Me aparté un poco de ella para hablar con el personal por los manos libres para asegurarme de que todo estuviera marchando bien. Al parecer, a todos les habían gustado nuestros dulces, tapas y canapés. Eso me tenía muy contenta, los felicité y les di ánimos… Ya faltaba menos para terminar e irnos a casa.

Después de eso, me tomé un tiempo para llamar a la casa; quería saber si las cosas estaban bien. Caminé un poco hasta salir del salón porque había mucho ruido para hacer la llamada. Hablé primero con la Sra. Nany, quien me dijo que veía con Lucas una película de Disney; luego hablé con mi hijo, quien me ha dicho que me extrañaba, y yo también le dije lo mismo, pero solo hablamos por unos minutos porque debía seguir coordinando todo.

Al terminar de hablar con ellos he guardado mi móvil y justo cuando me dirigía de nuevo al salón, me he dado cuenta de que en la puerta estaba el hombre de la pastelería. Me impacté al verlo; mi mente no entendía lo que hacía él aquí. Tragué grueso porque su manera de mirarme me hacía sentir incómoda. Realmente me desvestía con la mirada. Ambos nos mirábamos; yo sentía que no podía moverme.

—Hola, ¡Mile! ¿Acaso vas siempre a tus eventos vestida de esa manera? —me ha preguntado con una sonrisa diabólica en sus labios.

Él me incomodaba, incluso me ponía nerviosa, aunque eso es algo que me pasa cada vez que él entra por la puerta de la pastelería.

—¿Disculpé? —le dije, ladeé mi cabeza y fruncí mi seño. Porque no entendía la pregunta, y mucho menos el tono de la misma. Además, ¿cómo él sabe mi nombre? Si ni siquiera me mira.

—¡Así! —ha señalado todo mi cuerpo—. Vestida tan sexy. —Seguía sonriendo endemoniadamente mientras me devoraba con su mirada.

La verdad es que él es un completo imbécil, pero uno que llama mi atención y me imagino que el de muchas otras mujeres.

—¡Este es mi uniforme para eventos! Desde hace un año, Sr. —exclamé seriamente.

—¿Sabes? Hay algo en ti que te hace aún más sexy. —Me ha dicho—. ¡El tatuaje de tus caderas! Me pareció ver: ¿Una flor? O tal vez no lo vi bien; realmente estaba algo oscuro. —Se reía pícaramente mientras lo decía. De repente empezó a caminar a mi alrededor, poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.

El muy imbécil me había visto mientras me cambiaba. Es un sucio y un poco hombre. Lo miré de reojo mientras abría y cerraba mis manos a cada lado de mi cuerpo. Tenía rabia.

—¡Entonces era usted! —exclamé. Mirándolo por arriba de mi hombro izquierdo.

—¿Qué cosa era yo? —me respondió parándose frente a mí. Nos miramos fijamente.

—¡La persona que hizo ruidos cuando me estaba cambiando! —exclamé—. Usted sabe que eso fue un abuso de su parte, ¿verdad? —ambos nos mirábamos, él estaba con su sonrisa y yo con mi rabia—. ¡Eso que hizo es algo impropio! Además de una falta de respeto. —Me hervía la sangre de una manera difícil de explicar. Quería darle una bofetada, pero sabía que sería peor.

Pensaba muchas cosas mientras él me miraba. Mi respiración se agitaba, incrementando de esa manera el temblor en mi cuerpo. Estábamos demasiado cerca. Entonces lo miré fijamente a los ojos antes de girarme sobre mis talones para salir huyendo de aquel lugar, pero aquel hombre me ha tomado del brazo, impidiendo con ello que me moviera.

—¡Tengo un año viéndote día tras día en la pastelería! —exclamó en mi oreja derecha, haciendo que mi piel se erizara. ¡Entonces él sí me miraba! Pensé, pero no dije nada porque me perdí en aquella frase que me acababa de susurrar. —¡No entiendo por qué dices que eso es una falta de respeto! —exclamó al pararse frente a mí de nuevo—. Yo diría que es: ¡Admiración! —acercó su rostro al mío al decir esa última palabra.

Su manera de mirarme me asustaba; además, estaba demasiado cerca. De repente se le han formado dos hoyuelos. Aquella sonrisa me cautivaba, una que tenía últimamente al entrar a la pastelería. ¿Acaso me estaba hipnotizando? Pensé sin ser capaz ni de respirar. Estaba muy nerviosa, y mi cerebro no ayudaba, quizá porque me mandaba las señales equivocadas en el momento menos indicado.

—¡Sé perfectamente quién es usted! —exclamé mirándolo a los ojos—. También observo a mis clientes, solo que no me pongo a espiarlos mientras estos se cambian. — Mi pecho subía y bajaba; estaba muy nerviosa y molesta al mismo tiempo.

—¡Lo que sucedió fue un accidente! —exclamó—. Creo que debo explicarte algo antes de que me sigas colocando etiquetas. —dijo—. Resulta que tú estás en mi empresa y en mi casa a la vez, en esa puerta —la ha señalado con el dedo índice de su mano derecha—. Está la entrada a mi hogar desde hace unos cuantos años y fue en esa oficina donde tú te cambiaste, entonces no es mi culpa, ¡realmente es tuya! —En eso último tenía razón porque yo solo entré y me cambié sin revisar antes el lugar, pero eso no le daba derecho a mirarme.

Él sonreía sin dejar de observarme; además, estaba tan cerca que su aliento recorría algo más que mis labios en este momento.

—¡Me disculparía con usted! Pero no lo haré, porque eso no le daba derecho a quedarse callado, y menos a mirarme mientras me cambiaba. —Tenía tanta rabia que mi cuerpo temblaba. Realmente quería que me soltara, pero también que me besara. No sé por qué demonios he pensado en eso.

Él no debería tener este efecto en mí. Y yo solo debería sentir rabia por él, pero no puedo negar que me hace temblar con su mirada, su contacto y hasta con su silencio.

—¡En eso tienes razón! Por cierto, me llamo Alfred. —Extendió su mano para presentarse y justo en ese momento me ha soltado, apartándose un poco de mí. Entonces lo miré por última vez y me escapé sin decirle ni una sola palabra, dejándolo con la mano extendida. Eso lo hizo enfurecer. Me he dado cuenta por el golpe que he escuchado.

Caminé lo más rápido que pude, pero cuando estoy entrando nuevamente al salón, mi cintura es atrapada por un brazo fuerte, uno que me ha arrastrado hasta las escaleras, mientras yo intentaba soltarme.

—¿Qué le pasa? ¡Suélteme! ¿Qué quiere? —forcejeaba con él, mientras estaba presa de mis propios miedos.

—¡A ti! Tan sencillo como eso—. Me ha respondido. Y yo no entendía qué era lo que le pasaba a este hombre conmigo, ¿acaso era obsesión? De repente me ha empujado contra la pared. En este momento, mi cuerpo, uno que era bastante pequeño, estaba atrapado entre la pared y sus deseos.

—No sé qué es lo que veo en ti que me atrae tanto. —Estaba a un milímetro de mis labios cuando su aliento al decir aquellas palabras calentaba los míos. Me ponía nerviosa y me asustaba a la vez.

¡La puerta de las escaleras sonó! Escuché un ruido proveniente de ese lado cuando él estaba a punto de besarme. Realmente me tenía acorralada. Entonces la puerta se abrió, revelando a una mujer muy elegante, una que era bastante alta. Y que además llevaba puesto un traje muy ceñido al cuerpo con una abertura en su pierna izquierda. Sus labios estaban más rojos que la sangre.

En ese momento ambos nos hemos quedado quietos; yo dejé de luchar por soltarme y él de insistir para robarme aquel beso. La mujer nos miraba fijamente. Aunque a mí me miraba con desprecio. Eso fue algo que no entendí. Luego se acercó a nosotros y, antes de emitir alguna palabra, lo miró fijamente a él.

—¿Qué haces aquí? Además, ¿quién es ella? —esbozó por su boca como cuál víbora, porque realmente eso parece. Él se quedó callado, aunque la rabia en su rostro era evidente. Entonces la miré y respondí.

—¡Realmente nadie! Con permiso. —exclamé mirándola fijamente a ella, pero antes de poder huir del lugar. Él me ha sujetado del brazo nuevamente y se acercó a mi oído derecho, causando nuevamente escalofríos en todo mi cuerpo.

—No ha terminado, ok, aún me debes ese beso. —Su aliento era caliente; cerré mis ojos y me solté para luego salir del lugar lo más rápido posible. Realmente no me interesaba quedarme junto a ellos en este momento, pero me fue imposible no girarme para verlo a los ojos. Al apartarme de ellos, pude escuchar su discusión a lo lejos.

—Alfred, ¿qué haces tú con esa mujercita? —se cruzó de brazos, al preguntarle.

Ella se refirió a mí, justo a mí, de esa manera tan déspota. Estúpida que se ha creído. Pensé.

—¡Creo que dejé de darte explicaciones desde hace más de 4 años, cuando nos divorciamos! —exclamó molesto—. ¿Es que acaso no lo recuerdas? Apartate de mi vista, que debo regresar a la fiesta. —La empujó.

Luego de escuchar parte de su discusión y comprender que ellos eran pareja, he regresado al salón. Me acerqué hasta donde estaban los chicos para ayudar. Cuando me vuelvo a girar para observar el evento. Estaba él, del otro lado, observándome. Ella también estaba aquí, incluso se le notaba lo furiosa que estaba. Me sentí incómoda por la manera en la que ambos me miraban, uno con deseo y ella con rabia.

Había pasado un buen rato, y ya era hora de comenzar a recoger todo para marcharnos y así dar por terminada nuestra jornada de trabajo. Los invitados se habían retirado casi todos, entonces me reuní con mi equipo para darles instrucciones. Estábamos agotados, pero complacidos porque nuevamente todo había salido perfecto.

—Bueno, chicos, por hoy hemos terminado; debo agradecerles porque todo ha salido perfecto. Como siempre, ¡muchas gracias! Por todo su esfuerzo y su apoyo, saben que lo aprecio enormemente. Ahora recojamos aquí para que podamos irnos. —Fueron mis palabras antes de empezar a acomodar todo. Estaba agotada, al igual que todos ellos.

—¡Necesito las llaves de la camioneta para guardar las cosas! Creo que las dejé junto a las de la casa. —He mirado a mi mano derecha desde hace casi un año—. ¡Camile! ¿Puedes hacerme el favor de ir por mis cosas? Están en la oficina principal donde me cambié. —Le he pedido el favor de que las buscara por mí, quizá porque no quería regresar a aquel lugar y mucho menos encontrarme con ninguno de los dos.

Habían pasado unos cuantos minutos…

—Sra. Mile, revisé en varias oficinas y no conseguí su maleta, y tampoco su bolso. ¿Usted está segura de que los dejó en aquel lugar? —fue su pregunta, entonces me he quedado mirándola mientras recordaba uno a uno mis pasos, y sí, estoy segura de que fue ahí donde dejé mis cosas.

—¡Claro que estoy segura! En aquella oficina dejé todo porque fue donde me cambié. Mejor hazme el favor de terminar con esto, mientras voy a buscar las cosas. ¡Gracias! Camile —le entregué lo que tenía en mis manos antes de salir y dirigirme a las oficinas.

Al entrar, me he dado cuenta de que efectivamente no había nada, y que además Camile tenía razón. Entonces me he quedado pensando por unos segundos hasta que mi mente hizo un clic. (Justo en ese momento puse mis ojos en blanco). Ahora que lo pienso, de seguro fue él quien las escondió, incluso pudo ser ella, aunque estoy 100% segura de que fue él. Me di la vuelta para salir de la oficina. Total, no tenía nada más que hacer en este lugar. Estaba muy molesta, quizá porque no me gustaba este juego, o tal vez porque dentro de mi bolso estaban las llaves de mi casa. Sé que podía molestar a la Sra. Nany para que me abriera la puerta, pero no era la idea. Además, ¿quién era él para hacerme estas cosas? Al regresar donde estaban todos, les dije:

—Guardemos todo, pidamos un taxi para que uno de los muchachos busque la copia de las llaves en la pastelería. ¡Espero que estén allá y no en casa! —exclamé suspirando—. Luego los llevaré a todos a sus casas. —Pero no era tan sencillo; algo más pasaba por la manera en que Camile me miraba.

—Sra. Mile, no tenemos llave para entrar en la pastelería, porque esa también la tenía usted, junto a la de la camioneta y a la de su casa. —Esto no podía ser posible. Se me había olvidado por completo que al llegar aquí había guardado todas las llaves en mi cartera para evitar que se perdieran. ¡Qué irónico! Cuando lo recordé, me dio rabia. Me giré para regresar a aquella oficina, aunque no deseaba verlo. No había nada más que pudiera hacer en este momento. Mientras caminaba de regreso, se me salieron unas cuantas palabras. Estaba molesta, cansada y, además, deseaba llegar a casa pronto.

—Demonios, ¿dónde estará este hombre? Diablos, ¿por qué me tienen que pasar estas cosas a mí? —tenía mucha frustración, quizá demasiada por mi cansancio y todo lo que estaba pasando.

—¿Acaso usted está hablando sola, Srta.? —me ha preguntado la persona a la que quería ver y a la vez no. Entonces me giré y, al hacerlo, estaba sonriendo.

Él es un hombre atractivo, es algo que no puedo negar, pero justo ahora lo odio.

—¡Con usted quería hablar! —exclamé—. Por favor, devuélvame mi bolso y, además, mi maleta. —Le dije con autoridad, cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—¿Los quieres? Cena conmigo. —ha dicho mirándome fijamente antes de acercarse lentamente hasta mí.

Me dio rabia porque me estaba chantajeando. Además, estaba tan cerca que podía oler su maldad, junto a su aroma intenso de hombre elegante y atractivo.

—¡Por favor! Solo entréguemelo, mire que debo dejar las cosas en la pastelería y llevar al personal a sus casas; además, todos estamos cansados. —Trataba de apelar a su lado humano, pero al parecer él carecía de eso.

—¡Ya te dije que cenes conmigo a cambio de esto! —me ha enseñado mis cosas, las cuales tenía en sus manos—. Es mi única oferta y no haré otro trato contigo. Estaré en mi departamento, por si decides cambiar de opinión y aceptar mi invitación. —Se dio la media vuelta para entrar en aquel lugar con mis cosas, unas que deseaba de regreso y él quería hacerme caer con ellas en su trampa.

Inhalé con fuerza, tenía tanta rabia que quería llorar, pero no lo haría, no le daría ese gusto. Este hombre realmente me estaba sacando de mis casillas, y yo no sabía qué hacer.

Mirando fijamente la oficina, cerré mis ojos y respiré profundo nuevamente. Estaba tratando de calmarme antes de entrar nuevamente a aquella oficina. Pero me era imposible; estaba furiosa. Además, él no tiene ningún derecho de quitarme mis cosas y menos de obligarme a hacer algo que no quería. Al entrar, lo miré con rabia antes de dirigirle la palabra.

—¡Por favor! Se lo suplico, devuélvame mis cosas que debo irme; en casa me esperan, además está tarde, y mi trabajo ya terminó. —Le imploraba, humillándome para tratar de obtener algo que era mío.

—Cena conmigo mañana a las 8:00 y te devuelvo todo en la cena; puedes dejar las cosas aquí y tu personal puede irse con uno de mis choferes, así se resuelve tu problema. —Era un cínico, pero sonreía jodidamente sexy. Mi molestia aumentaba con su sonrisa. Cerré mis ojos un segundo y apreté mis puños a cada lado de mi cuerpo antes de responder a su estupidez.

—¿Qué es lo que usted quiere de mí? —le pregunté molesta.

—Ya te lo dije: ¡que cenes conmigo! —me respondió cínicamente.

—¡Tengo un hijo! —le dije y él dejó de verme de la manera en la que lo hacía, incluso su rostro cambió. Todo cambió. Y es por eso que debo llegar a casa, aunque yo sé que eso a usted no le importa. Resulta que él me espera; además, no lo he visto en todo el día y usted pretende que yo haga las cosas a su manera. —Me apoyé sobre el escritorio—. Me tiene aquí, haciéndome perder mi tiempo, uno que es valioso para mí. —Realmente estaba muy molesta, pero él parecía no entender mi situación.

De repente me miró diferente e, inclinándose en su silla, me entregó todo sin decir nada para luego girarse y, mirando a la ventana, me dijo.

—¡Te puedes marchar! Olvídate de lo de la cena; además, espero que no volvamos a vernos nunca más. —Estaba intranquilo, lo podía notar por el movimiento de sus manos en el antebrazo de la silla—. Te pido disculpas por mi comportamiento. —No le veía el rostro, pero sí escuchaba claramente el tono de su voz. Estaba triste… realmente no entendía su actitud. Entonces tomé mis cosas antes de decirle:

—¡No se preocupe! Que con gusto me marcharé . Eso es lo que deseo desde hace más de una hora. Y con respecto a la cena, esa jamás se la hubiera aceptado; no saldría con alguien como usted, ni que me pagaran por hacerlo, de eso puede estar seguro.

Me fui de esa oficina sin entender lo que había sucedido; además, tenía tanta rabia por todo lo que había pasado que nuevamente deseaba llorar, pero no le daría el gusto, así que me aguanté y llegué hasta la camioneta donde todos estaban aguardando por mí.

Al verlos me di cuenta de lo cansados que estaban. Me sentía tan apenada con ellos. Pero por fin nos fuimos. Dejamos las cosas en la pastelería y luego llevé a cada uno a sus casas, para luego irme a la mía. Realmente era muy tarde.

Mientras manejaba, pensaba en todo lo sucedido en aquel lugar. Hay algo que tengo claro y es que lo odio con todo mi corazón; además, es un estúpido, cínico y manipulador. ¿Qué se ha creído él? Quizá pensó que yo iba a caer rendida a sus pies, pero eso no pasará jamás. ¡Espero no verlo nunca más en mi vida!

...❁ Una parte de mí…...

Cuando por fin llegué a casa, me di cuenta de que hoy había sido un día terrible, y que lo mejor que podía hacer era darme una ducha para tratar de relajarme. Lamentablemente, ya Lucas dormía desde hacía una hora. Me había dicho la Sra. Nany. Ahora solo me quedaba hacer mi rutina para luego irme a dormir.

Me he quitado la ropa para meterme a la bañera, una que tiene la temperatura justa para relajarme, aunque no creo que pueda tener paz porque mi mente no ha dejado de pensar en él, y me odio por eso. Realmente parece un gusano navegando en mis pensamientos.

Mientras me enjabonaba, recordaba aquel momento cuando él me entregó mis cosas y me dijo que me marchara. Lo único que yo le había dicho era que tenía un hijo. Seguro ha sido eso lo que lo ha espantado y por eso se ha comportado de esa manera.

Ya habían pasado unos cuantos minutos cuando cerré mis ojos. Creo que me he relajado tanto que me quedé dormida por unos segundos. Me he despertado asustada con aquellas imágenes que había en mi mente justo en este momento. ¿Qué fue eso? Además, ¿por qué me soñé con él? Eso es algo que jamás pasará. De eso estoy cien por ciento segura. Lo que acababa de pasar es solo un sueño, uno que he tenido por todo lo que me pasó hoy con él. Sé que es un hombre atractivo, pero también es un ser frío. ¡Mile! No pienses más en eso. Además, no creo que él sea tan bueno en la vida real como lo fue en mi sueño.

Al salir del baño me he ido a la cocina; debía tomar agua antes de dormir porque realmente ese sueño me ha dejado acalorada. Entonces me bebí mi vaso con agua, mientras pensaba en él y la manera en la que se ha metido en mi vida. Si me pongo a pensar en todo lo que ha sucedido desde hace más de nueve meses, tendría más lógica mi sueño. Va dos veces al día; incluso ha llegado a ir hasta cuatro. Nunca me habla, tampoco me mira. Bueno, aunque eso ahora lo pongo en duda, tal vez ha sido discreto en eso, no lo sé.

Este evento fue extraño. Él no estuvo presente y tampoco vi que hiciera algún anuncio importante. Ahora que lo pienso, fue una trampa en la que caí. Suspirando ante lo dicho, me fui a dormir.

Me acosté de lado, y ya no era el imbécil el que ocupaba mis pensamientos. Ahora era Frankie quien se había metido en ellos. Tomé mi móvil y entré a Ig a revisar su perfil. Miré sus publicaciones porque realmente lo extraño y cuando me pasan cosas como esta. Lo extraño aún más.

Será una noche larga y no lo podré evitar. Los recuerdos que tengo a su lado regresan a mi mente como las olas al mar.

... ❁ Una parte de mí…...

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Comments

Maria Justina Camela Saucedo

Maria Justina Camela Saucedo

esta interesante

2022-10-13

1

camijb

camijb

tiene una relación intensa con su ex novio

2022-05-28

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