Episodio Cuatro

Esta se le quedó mirando mas de la cuenta, indecisa y pensativa, no es que usar armas o sostenerlas le costase mucho. Pero que la situación amerite apretar el gatillo le daba bastante disgusto, solo gustaba de usarla para prácticas con objetos de madera o metal, no para practicar con humanos.

—No creo estar hoy en mis cinco sentidos —informó al seguir pensando.

—Estaremos allí por si te llegase a pasar algo, nuestro coche corre mas que sus carros, la comisaria es un lugar seguro para todo ciudadano-

—No para una posible asesina —interrumpió a Xian quien no había hablado en ningún momento. Khione cambió las palabras, intentado que no se le notase la normalidad que por su cuerpo corría.

—¿Lo harás? Si no lo haces, mi familia no lo hará, que infiltren una miga de información nuestra no nos perjudica, pero a ti si que sí —chantajeó Eron, sabiendo que estaba dando en el punto frágil,  intentando que la chica se decidiese ya que era esa misma noche donde debía cometer.

Sin más, Khio siguió pensando, las opciones de poder vivir en paz con su nueva vida se estaba poniendo en peligro y tampoco le hacia gracia que el día donde llamase a su familia sea estando en perpetua en otra ciudad distintas.

—¿Qué gano haciendo esto? Además de que no digan nada de información de mi, ni venderla —dijo cruzándose de brazos mientras apoyaba su cuerpo sobre la mesa de metal que se encontraba en el medio.

—Unos buenos billetes y una buena vida, que posiblemente, sea dentro de nuestra familia,  o lo que tú decidas luego de todo lo que pase en esta noche —le dijo Eron, dejando de lado el portafolio donde la información de ella estaba registrada gracias al chico de al lado, colocándose en la misma posición que ella pero sin apoyarse en algo, y frente de esta.

—¿Qué propuesta? —confundida, deslizó sus brazos hasta apoyarlas en el marco de la mesa, sintiendo el frio.

—¿Lo harás? —esquivó la pregunta, colocándose serio.

—Lo haré —dijo suspirando y cerrando sus ojos para no ver las expresiones de ambos.

—Genial, éstas son las armas disponibles para ti, elige una con sus cargadores y un chaleco, para que te tapes el rostro están en el otro lado. Para que sepas estas son-

—Las carabinas, fusiles, AP’s, Francotiradores y Rifles —le interrumpió nombrando cada una que se le hacia conocida.

Todas estando colgadas sobre una pared, en filas, teniendo mas de diez unidades de cada arma nombrada. Los cargadores se guardaban dentro de los cajones de abajo, teniendo mas de lo que muchos necesitaban, depositando mas balas de carabinas que las demás.

—Si, así es —poco asombrado, se notaba aliviado por no tener que explicar cuales eran cada una y su función—. Escoge lo que quieras, todo lo que cojas, estará bien, con tal de que dejes agujeros que no se puedan salvar, seria lo esencial y objetivo de la misión.

Las navajas solo eran unos cinco modelos, estaban a la vista ya que la mayoría estaban tapadas en un estilo de estuche de cuero que las resguardaba de cualquier daño, teniendo no solo navajas, si no que también hachas. Los bates de beisbol también se encontraban por allí.

—Una escopeta, ¿Cuántas personas has dicho? —preguntó con seriedad, viendo las municiones y el arma larga, negándose a esa—, mejor una pistola automática.

—Dos chavales, son ellos —esta vez fue Xian quien entregó unos perfiles sobre la mesa metálica, siendo leídos por la chica—. Cabellos claros como los rusos, contexturas poco musculosas y con rostros peculiares, son blancos fáciles si los encuentras despistados.

—Si, bastante peculiares —habló Khio mientras miraba con dedicación las fotos, dejando a la vista los rostros.

Ojos claros, cabellos castaños llegando al tono rubio, narices de boxeadores, pero un poco flacos, se les podría identificar por unas notables marcadas en sus labios, los cuales unos eran finos y el otro mostraba una cicatriz.

—Siempre van juntos, me han informado que salen de servicio dentro de una hora —le dijo mirando su reloj—. Debemos apresurarnos.

—Ya podemos avanzar con el resto —aclaró, empezó a cargar el arma y guardarse en su bolsillo dos cargadores mas. Teniendo un total de 40 balas, mas el chaleco que se puso.

Eron estaba a un lado atendiendo una llamada que parecía ser de sumo interés, siendo Xian el que le ayudaba con el resto.

—Ponte la bandana negra de allí y la gorra, quédate con los aguantes, no agarres el arma sin ellos-

—Que ya sé, hombre —colocó sus ojos en blanco mientras hacia lo que le había dicho.

El espejo que se encontraba a un lado reflejó su cuerpo, el dolor en su tobillo seguía allí pero no era tan fuerte como lo había sido tiempo atrás. Se vio con todo puesto, mientras que cruzaba la pistola frente suya entre sus manos, la bandana tapaba muy bien, y la gorra le respaldaría de la luz tan chillona que usaban los comisarios.

—Ten la radio, siempre activada, no la llegues a apagar porque perderé tu rastro,  ya que contiene un chip, ¿Bien? —colocándose en un bolsillo, la alejó para mirarla de arriba hacia abajo.

—Si, entendido —afirmó mientras arreglaba un poco el pesado chaleco.

Acomodó todo hasta sentirse cómoda, lo cual fue posible al igual que imposible. ¿Quién se sentiría cómodo con un arma de tal potencia entre sus manos? Nadie, aunque ponían en duda que los policías si se sentían cómodos.

—La cosa comienza así, entraras por detrás de comisaria, a esta hora la mayoría está patrullando, menos estos dos que es el horario que le ponen para salir de servicio e ir con su jefe. Iras directo a los vestidores, los cuales se encuentran al lado izquierdo, te doy esto —comenzó a redactar el plan como se lo había presentado a Eron al instante que se habían enterado de estos dos—. Para que puedas entrar sin forzar las puertas, es seguro que encuentres a alguien entre rejas, intenta verte como una oficial más, aunque no lo seas. Al llegar a los vestidores, te encontraras con ellos y lo harás. Luego los revisas antes de irte por si ves papeles o algo que nos ayude para tenerlos amenazados. Te escaparas saliendo por la puerta delantera y-

—¿¡Estás bromeando!? ¿Cómo que delantera? Por ella entran siempre-

—Créeme que no, si están de servicio, es seguro que entren por la trasera, aunque puede que si te encuentres con alguno, si te amenazan solo dispara a las piernas, nada de matar a los policías ¿Quedó claro, Khione? —terminó de explicar para luego mirar a su jefe, quien ya no estaba en llamada.

—Afirmativo —mirándolos a los dos, dejó un suspiro como si fuera el último y se colocó la bandana con sus manos un poco transpiradas.

Los tres se quedaron callados al montarse al carro, Khione estaba un poco consternada ante la información dad, como si no pudiese creer lo que iba a cometer. No pudo creer tampoco la mala fama que se había ganado por escapar de unos simples secuestradores, siendo los policías los cuales le echaban la culpa por lo que se había cometido en comisaria, porque si no fuera por ello, los oficiales no la conocerían de nada, y seguiría siendo una simple ciudadana nueva.

Aunque tampoco dudaba que en algún momento le tocaba pasar esto, sino fue por esta simple situación, hubiera sido por una peor, como una pelea en la cual terminase con unos cuantos en el hospital.

El carro iba a una velocidad que las cámaras tomaron como sospechosas, algunas de las pocas personas que iban caminando por allí, llegándole la notificación a los policías del exceso de velocidad de un coche blanco, que había robado en el estacionamiento, dejando la furgoneta. Al cual nunca pudieron encontrar ya que este se perdió con facilidad, hasta llegar a la parte trasera de la comisaria de Los Santos.

—Suerte, Khion —fue lo único que se animó a decir Xian, ya que él nunca deseaba tal cosa, lo único que podía pensar el pobre chico era que ojala pasara lo que planearon y no lo indispensable.

Los pasos de Khione no se escucharon para nada ante el pequeño rugido del coche del hombre. Escaló las rejas y saltó con cuidado estas, viendo con tranquilidad la zona. Preocupada de encontrarse a alguien, por la radio en un tono alto se escuchó lo que Eron le dictó.

—Khion, las cámaras ya están desactivadas y no hay nadie que no sean aquellos dos idiotas en comisaría. Camina como si fuera tu propia casa —le suplicó intentando darle confianza a la muchacha.

—Vale —bajándole un poco el volumen a la radio, caminó con cuidado.

Al llevar una navaja en su cintura, la sacó para, por lo menos, tener algo con lo cual defenderse. Al llegar a las dos puertas intentó abrirla, comprobando que se encontraban fuera de cerradoras, asomando su cabeza y escuchando que nadie se le acercaba, abrió despacio.

Empezó a caminar en puntas de pie con apuro, notando que la mayoría de las puertas se encontraban abiertas extrañamente. Las rejas de las celdas se encontraban cerradas y vacías, por lo que le tranquilizó. Las cosas estaban saliendo bastante bien hasta el momento, lo cual le preocupaba bastante, ya que ella al haber hecho pocas cosas, sus comienzos siempre habían sido estropeados pero recuperados al final de estos.

—Notifico, escucho voces en los vestidores, voy a entrar —dijo mientras sacaba la radio para activarla.

Eron no dijo nada, intentó escuchar más que hablar, si lo hacía ponía expuesta a la pobre chica.

La cual la palabra “pobre” no le quedaba.

Sus pasos fueron silenciosos, con cuidado intentó sacar su pistola para luego sacarle el seguro. Había elegido un arma no muy grande, por lo que fue discreta a pesar de sentir que las cámaras si estaban encendidas.

—A cumplir con sus deudas —dijo para luego disparar sin más

La puerta de los vestidores había sido un poco abierta para dejar ver a los dos muchachos, cuales andaban con carpetas y hojas llenas de fotos e información, cosas que a Khione le interesó más de lo debido. Los disparos fueron a parar en los cuerpos pálidos de esto, ya que los rusos se habían duchado antes de salir de comisaría, solo se encontraban con unos pantalones y pectorales al descubierto.

Aunque al ser un lugar cerrado y sin ventanas, el eco que provocó hizo que Khio se arrodille con dificultad y dolor, un dolor que no soporto más y cayó al suelo con pesadez.

—X-xian, n-necesito… —sus palabras habían salido en un susurró lamentado, notándose el dolor en aquel tono y aumentando la preocupación del nombrado.

Eron desganado y Xian un tanto asombrado, se había dado un previsto de alguna decaída por parte de la chica, se le había notado un poco pálida, mucho antes de que llegasen al lugar de las armas, ellos no sabían del por qué, en el hospital debieron de darse cuenta pero solo habían revisado su tobillo.

El muchacho sin más se colocó el cubre boca y entró a comisaría como si fuese su propia casa, aunque no sé venía venir al oficial que había salido de las duchas al escuchar los disparos.

El oficial se encontró la horrible imagen de sus dos compañeros tirados en el suelo con sus cuerpos ensangrentados y una joven igual de tirado sobre el suelo un poco desorientada. Xian había entrado, intentando correr hacia Khione para que está pudiese salir del lugar antes de que entre ellos pasase algo.

—Deténganse en su lugar, sin moverse —intentó demandar el oficial con un tono falsamente serio.

Poniéndola tensa en su lugar, Khione pudo escuchar aquello, lo único que recordó en ese momento fueron las palabras del Xian que intentaba ayudarla. Sostuvo de nuevo la pistola y apretó el gatillo hacia la pierna del oficial.

Gritos de dolor fue lo que salió de la garganta de Khio y el desconocido, y Xian solo tapó sus oídos ante los gritos tan fuertes de estos dos. Sin más, se colgó a la chica a su hombro y se fue corriendo de allí.

El ruido de las sirenas se acercaban cada vez más, tensando el cuerpo de éste más que nada. Khione se comenzaba a desmayar ante tanto dolor que habían provocado aquellos disparos tan fuertes y su tobillo.

—Te llevaré al hospital, ¿Vale? Diré que te estás desmayando por un dolor de cabeza bastante fuerte y que te encontré en tu zona de trabajo —habló prendiendo el coche mientras que Eron le sacaba la bandana, gorra y guantes a la muchacha, la cual apenas pudo asistir.

Eron al sacar los guantes como última prenda, notó un tatuaje bastante largo y claro para él, era como una pulsera de plumas entrelazadas, siendo blancas y negras unidas y atrapadas por alambres de púas.

—Demonios, en qué te has metido, chavala —se dijo a si mismo Xian al notar lo mismo que su jefe mientras prendía el coche.

Decididos a llevarla al hospital con total calma ya que él no podía demostrarse tan desesperado por ella, aunque mucho no lo estaba Eron, el hombre no quería hacerse cargo de un cuerpo, menos cuando era una mujer.

Las puertas del hospital se encontraban abiertas con personas a su alrededor. Eron salió del coche, agarrando a Khione como si de una princesa se tratase, dejando atrás a Xian, quien en realidad no podía ni entrar al lugar. Con cuidado pasó las puertas para dirigirse a los médicos que se encontraban en la sala, estos al verle le prestaron más atención y decidieron ayudar.

—Veo que las desgracias van con su nombre, sígame, señor, y cuente qué le ha sucedido —le interrogó el doctor mientras ponían a la chica en una camilla.

—Es mi sobrina, creo que no ha comido bien, me ha dicho que le dolía bastante la cabeza y se ha desmayado en pleno trabajo, sus compañeros me han notificado sobre ello y vine lo más rápido que pude —inventó, intentando que sonase lo más sincero y neutro posible.

—Está bien, puede retirarse de la habitación, la examinare y luego le informaré, mantenga la tranquilidad que esto más que seguro no es nada, es común que ella tenga este estilo de problemas cuando comienzan a independizarse —dijo el doctor mientras soltaba varios suspiros.

Éste asistió sin más, sentándose en las sillas del pasillo vacío y desolado. Esperando alguna respuesta o reacción de la chica. Aunque los gritos que está misma había pegado, nunca se le quitarían de la cabeza, habían sonado desgarradores y totalmente fuertes. Se veía que luego de que despertase tendría algún dolor en su garganta.

—Somos del cuerpo de la Policía Nacional, nos gustaría revisar esta sala por si encontramos unos sospechosos —la voz de un policía bien equipado se escuchó detrás de las puertas donde se entraba al pasillo.

Aquellas palabras le hicieron poner tenso a Eron, intentó que no se notase aquella reacción y que los doctores se negasen a dejarles pasar, claro, había pacientes en aquellas sala que no les gustaría tener a los oficiales interrogándoles.

—Claro, podéis pasar sin ningún problema pero deberán mantener sus voces bajas ya que hay pacientes durmiendo —dijo con cuidado y procurando de que estos escuchasen bien.

Los policías asistieron y en el momento donde ellos iban a entrar se encuentran con el doctor que había atendido a Khione

—Muchacho, por favor pase —le llamó el doctor que la había atendido a la chica, con voz suave le inicito a entrar.

Corrió unas cortinas que los separarían del resto.

Él se levantó con lentitud y curiosidad, al correr la tela, se encontró a Khione tapada en la camilla durmiendo, en su brazo izquierdo se encontraba el suero que ingresaba a su vena, dándole impresión ante tal aguja.

—La señorita Takidashi está descansando, no creo que se despierte en minutos pero si en unas tres horas como máximo. Se ve que no ha dormido ni comido bien, por ello su desmayo, aunque hemos notado cierta molestia en la audición y en su pie un vendaje, ¿sabe algo referente a ello? —intuyó el medico mientras anotaba los signos que mostraba la muchacha—, dígame su nombre, señor.

—Carel Castillo —dijo sereno, claro, su apellido era desconocido para toda la ciudad, pocos tenian uno así.

—Vale —dijo el doctor rellenando las casillas donde colocó el nombre.

Aquella conversación era escuchada por todos los que se encontraban en la sala, notando curiosidad en la muchacha, la que nadie había visto por la ciudad ni en comisaria. Aunque estos policías que se encontraban por allí, no giraron a verles.

—hoy ha trabajado en un camión, podría haber sido el ruido del claxon, ya sabe, los camiones tienen un sonido bastante fuerte a comparación con los carro —continuó seriamente.

—Podría ser. Os podéis quedar esta madrugada, aunque apenas despierte, debéis marchar, y tratarse en su casa, necesito esta zona un poco despejada, en cada minuto llega alguien nuevo —suspiró mientras pasaba su mano sobre su cabello con cansancio y se iba corriendo la cortina.

Los policías ya habían pasado por todos, hablando y preguntando diferentes cosas a cada uno, notando que todos se encontraban en diferentes zonas de la ciudad, hasta que se acercaron a él, ya que era el último y al que menos ellos crean que importante.

—Buenas noches, señor, ¿Nos podría decir si conoce al dueño de este vehículo? —le saludó un policía mientras le mostraba en su Tablet la imagen que había sacado la cámara de seguridad.

Con atención vio el coche que le mostraban, suspiró mostrándose cansado, haciendo notar algo en los policías. Quienes se abstenían a hacerle las preguntas ya formuladas a los demás.

—Si, es el mío —dijo por fin hacia ellos, mirándolos hacia los ojos.

—Lamento decirle que debemos multarle por exceso de velocidad —comenzó a buscar en su Tablet, la patente del coche mientras que encontraba al dueño de este.

—Oh, disculpen. Tenia una emergencia muy importante como verán —señaló a Khio, y los policías entendieron—. Por ello la velocidad, el hospital al que voy siempre, no la quisieron atender, dijeron que venían unos pacientes muy graves, y verdaderamente no sabia que existía este.

—Lo sentimos, en comisaria pasó algo muy fuerte que nos ha dejado a todos sorprendidos, espero que se recupere la muchacha —se disculparon—. Su nombre.

—Carel Castillo —volvió a decir.

Viendo como sacaban los papeles de la multa, anotó con prisa toda la información.

—Serian 1.500 euros, podéis pagarlo cuando podáis, pasad por comisaria y por allí le atenderán —comunicó el muchacho que se encontraba atrás del que anotaba.

—¿Os puedo pagar ahora mismo? Tengo el dinero suficiente —dijo sacando su billetera, mirando su dinero y contándolo.

—Claro —afirmaron mientras esperaban que les pagase.

Sacó los billetes con cuidado y se los entregó con lentitud, dándose cuenta que los billetes no eran los que había sacado del banco, si no que era el dinero con el que le habían pagado por… cierta cantidad de venta ilegal.

—les deseamos buena noche —dijeron por último, retirándose del lugar y sin hacerle las preguntas.

Suspiró con cansancio dejando descansar sus músculos, miró a la chica mientras miraba sus manos. Notó de nuevo el tatuaje prestándole atención.

—Juro matarte cuando despiertes, Khion —susurró mientras le enviaba mensajes a Xian, quien se retiró de la zona para irse a descansar.

Eron se agarró de sus hebras ante la ansiedad que había sentido en las ultimas horas, golpeó un poco su pierna y se acercó a la camilla para ver con cuidado a la chica. Miró que esta tenia unas pestañas poco notables, unos labios carnosos pero un cabello lucido, con brillo notando lo natural que era su color.

Acomodó su cuerpo sobre el colchón donde ella estaba descansando bien y dejó de pensar por el momento, cerrando sus ojos y adentrándose a los mas profundos sueños que pocos son capaces de ver.

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3 Episodio Dos
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7 Episodio Seis
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20 Episodio Diecinueve
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72 Episodio Setenta y Uno
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