Olvidada

Durante los primeros meses de nacida, la nodriza se encargaba de darle el amor que su madre no le podía dar a su bella hija, la Reyna se obsesionó en encontrar aquel brujo o bruja que había maldecido a su hija, exigía a su Rey que matará a todo brujo o bruja cerca de su Reyno, los brujos fueron capturados y algunos fueron fugitivos durante dos años.

La Reyna enfermó y murió cuando la pequeña princesa cumplió tres años, su obsesión por encontrar un culpable para su hermosa hija oscureció su alma y afecto cada parte de su débil cuerpo, trató de dar a luz a un hijo más, pero sus embarazos jamás llegaban a termino, ella lloraba cada día, su belleza se fue acabando, el rey trataba de consolar a su amada pero no lo logró y cada día ellos se alejaron más olvidando su amor.

Durante esos años también se olvidaron de la pequeña Lucero, el rey siempre ocupado con las persecuciones olvidaba visitar a su hija.

Era una niña hermosa como cualquier niña pero al llorar los cristales caían por las mejillas su llanto ya no era agudo, pues la nodriza y Kira la partera, se encargaron de enseñarle a la pequeña niña a llorar en silencio, le enseñaron a qué su problema era una bendición, algo extraordinario con lo que ella había nacido, que era un poder que tenía que cuidar y que cada lágrima de piedra que la niña arrojaba tenía un valor.

Esto lo sabía Kira pues un día recolectó todos los cristales que la pequeña princesa arrojo durante la noche, ella se los entrego a uno de los hombres del Reyno que trabajaba con el cristal, este al verlos la miró asombrado, le dijo que no eran cristales comunes que estos tenían un gran valor, Kira confundida llevo los cristales con el joyero real, esté al mirarlos quedó maravillado, Kira le dijo que la Reyna se los había otorgado para realizarle una corona a la princesa.

Kira guardo el secreto y jamás menciono de dónde provenían las pequeñas piedras preciosas.

Solo ella y la nodriza que se convirtió en su acompañante, sabían que eran hermosos diamantes.

Cuando la Reyna murió el rey devastado dejo de trabajar para su Reyno, la mayoría del tiempo se encontraba perdido en vino, con el paso de los años enfermo.

Kira y Fiona dejaban salir a Lucero mientras la hija de Fiona se hacía pasar por la princesa y la princesa por la hija de Fiona, el rey jamás notó que su hija caminaba sin protección por las calles de su reino ya que siempre se encontraba perdido.

Para lucero su madre siempre fue Fiona y Clelia su hermana, Fiona le decía a Lucero que no eran familia, pero a la niña no le importaba para la princesa su familia eran Fiona y Clelia.

Recuerda nada de llanto decía Fiona.

no madre lo prometo, responde la niña feliz.

Fiona salía del castillo con Lucero de la mano, caminaban por las calles de la ciudad, a Lucero le encantaba mirar las calles llenas de mercaderes era un reino con muchos comerciantes, el rey era un hombre que defendía mucho el comercio, decía que era la base de su reino si su pueblo tenía trabajo el podría tener un pueblo agradecido.

Pero con el paso de los años Fiona comenzó a notar que las personas se iban de su reino, que muchos pedían dinero en las calles.

- Madre, ¿por qué la gente se va?, decía ella con tristeza mirando como el hermoso lugar de mercaderes se quedaba vacío.

- El Rey no pone atención a su pueblo, las personas buscan mejorar su vida.

- Pues no entiendo por qué el Rey descuida a su pueblo, pensé que no me visitaba a mi por qué estába ocupado con el reino y jamás me queje por qué sabía que mi padre era un hombre ocupado y me hacía feliz mirar su trabajo, ¿que le sucede?, decía la princesa molesta.

- Enfermo, fue lo único que pudo susurrar Fiona.

La princesa miró asombrada a Fiona, pero en su corazón no sentía ningún tipo de amor hacia su padre, ella tenía ya 13 años y durante todos estos años solo tuvo la oportunidad de ver dos ocasiones a su padre una a la edad de tres años cuando enterraban a su madre y la otra cuando cumplió 10 años y fue su regalo de cumpleaños pues Kira le había pedido al rey que comiera con su bella hija, el rey accedió pero por qué se encontraba ebrio y muchas ocasiones no se daba cuenta de lo que hacía.

Fiona y lucero regresaron al castillo, entraron a la habitación en este Clelia se encontraba leyendo mientras el viento de la ventana alborotaba su hermosa cabellera negra.

- qué tienes hermana?, pregunto Clelia a Lucero que tenía su rostro triste.

- Tenías razón los mercaderes se están mudando del reino.

- ¡Te lo dije!, deberías de hablar con tu padre y ayudarlo.

- ¡yo!, pero apenas y puedo con mi maldición.

- No me hagas reír lucí, por qué sabes que ya puedes controlar tu tristeza, no entiendo por qué sigues aquí atrapada, cuando puedes hacer cosas maravillosas.

- ¡deja de meterle ideas a Lucí!, decía Fiona.

- mamá tiene razón, ustedes son mi única familia; ¿por qué tendría que preocuparme por un hombre que jamás quiso verme?

- ¡Eres su hija!, decía Clelia molesta.

Clelia salía molesta de la habitación de la princesa, mientras Lucero miraba su reino desde su ventana.

Fiona abrazo a Lucero.

- No estés triste, no quiero mirarte llorar cariño.

- Si madre, decía la princesa con una sonrisa fingida. Fiona acaricio su mejilla y salió de la habitación de la princesa.

Fiona y Clelia vivían en el pequeño castillo que habían construido para que ella lo habitará, este solo tenían dos sirvientes y Kira era la que se encargaba de dar orden a estos para que sirvieran a la princesa y no le faltará nada.

Con las joyas que la princesa lloraba, Kira mantenía el estatus que la princesa merecía, pues su padre que siempre se encontraba perdido en el alcohol había olvidado por completo la existencia de su amada hija.

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Comments

Contreras Yecenia

Contreras Yecenia

wuaoooo otra hermosa historia in apenas 2 capitulo y ya m çautivo

2022-04-10

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