capítulo 4- ese día

La tarde ayer fue divertida, aunque no gano mucho, no significa que haya perdido, pues esta decidido a arruinar a esa concubina tan molesta, ya después vera como le hace para liberarse del matrimonio con el rey, porque de no piensa quedarse, pues en un futuro puede llegar el verdadero amor del rey y no quiere estar ahí para estorbar.

Ese día estaba recostado en su cama, al parecer como reina tampoco tiene mucho que hacer, aunque se supone que si debería, tal vez el rey le tiene dado esos deberes a su prosti favorita, no sería nada raro, pero él no se quejara, es mejor no tener que revisar nada que tenga que ver con política; rodo por su ama hasta que llego a la orilla y se deslizo como una serpiente bajando hasta el piso, hasta que escucha alguien entra a la habitación, Livia se pone de pié rápidamente haciendo movimientos como si fuese un bailé.

- la ventana, la ventana, la pared, la pared, este bailé me da sed...la ven...oh! Flora, no te escuche entrar...

- a-alteza es tarde, debemos alistarlo, rápido al baño...

- ¿alistarme para que?

- ya sabe, hoy es ese día del mes.

Livia ladea un poco la cabeza y después levanta la túnica para ver entre su pantalón.

- pero soy hombre ¿apoco los omegas también? ¿por donde?

- no alteza, es la noche que el rey viene a su habitación...ya sabe, sus deberes maritales.

- ah! Te refieres a eso, ya me estaba asustando.

Tenía una hermana y eran muy bien comunicados, así que sabía como sufría durante esos días; suspiro con alivió hasta que captó lo que le había dicho, poniendo una cara de espanto.

- ¿QUE HAS DICHO?!!!!

Segundos después estaba siendo arrastrado a la bañera por Flora y Lina, de ninguna manera, no quiere la visita del rey, estaba tan distraído con otras cosas que olvido ese detalle, el rey le visita una vez por mes para cumplir con su deber marital, pero en su vida pasada nunca hizo eso con un hombre, bueno, si, lo hizo, pero el activo fue él y solo fue por curiosidad; minutos después del baño, en el cual por cierto intento huir repetidas veces, las dos doncellas peinan su larga cabellera, mientras eligen un atuendo que lo haga lucir bien y hermoso.

- quedo perfecto alteza, recuerde comportarse...no queremos que su majestad se enoje de nuevo con usted.

- lamentamos que tenga que pasar por esto, pero no podemos ayudarlo.

Ambas chicas aún recuerdan los últimos meses, el rey solo cumple a lo que va y se retira, dejando a un Livia lloroso y miserable en la cama, seguramente nisiquiera tiene cuidado con él y por eso es doloroso para la reina.

- es un animal.

- Flora...no digas eso, sabemos que lo es, pero cuida lo que dices.

- lo siento, es que su alteza, sufre mucho.

- gracias chicas, ustedes siempre son tan buenas conmigo. Anda, vayan a descansar.

Necesito pensar como evitarlo o no le quedará de otra que quedarse tumbado en la cama y soportarlo, no, esa última opción no le gusta. Pronto escucha que el rey a llegado, las puertas se abren viendo a la figura de ese hombre entrar y acercarse a él.

- bienvenido sea majestad, que inesperada su visita.

Livia puede ver una leve sonrisa en los labios del rey.

- no puede ser inesperada, sabes bien que es la noche que me corresponde visitarte.

- cierto, por algo las doncellas me arreglaron, aunque es el rey, no necesariamente tiene que cumplir, a mi no me importa si no viene, puede ir con sus concubinas.

El rey estira la mano sosteniendo un mechón del cabello de Livia y se sienta en la orilla de la cama, lo suficientemente cerca del peliverde.

- has estado actuando muy extraño.

- ¿extraño? ¿Por qué? Yo siempre he sido así, solo que nunca lo noto, como le presta más atención a sus concubinas.

- ¿acaso estás celoso de ellas?

- pfff ¿celoso, yo? ¿Por qué? Naaah~ si yo pudiera, me divorcio hoy mismo.

- ¿acaso estás loco? Ese golpe te hizo daño en la cabeza.

- al menos estoy loco, no estúpido como usted...

Murmuro.

- ¿que has dicho?

- que tengo el cabello tupido, no como usted...pendejo.

- ¿que?

- el espejo...idiota...

- ¿que?

- majestad ¿no escucha bien?

El rey solo le mira con desconfianza pero no dice nada y se pone de pié, parece que lo ha hecho a enojar, pero ve como comienza a quitarse los accesorios, para dejarlos en una mesa y sube a la cama apoyando una rodilla sobre esta, se acerca a Livia apartando el cabello de su hombro para después besar esa zona, Livia se eriza y le aparta alejándose de inmediato, dejando sorprendido al rey.

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