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Entre la oscuridad de tus ojos...

(Capítulo 2)

[Escritor]

Después de un rato, los chicos llegaron a un bar lujoso.

-Wow, de todos los bares lujosos a los que he ido, éste se ve genial- Exclamó Arturo sorprendido

-¡Es genial!- Dijo Yuki emocionado

-Bueno... Bienvenidos a mi bar- Dijo Louis orgulloso

-¡¿Tu bar?!- Dijeron Yuki y Arturo al mismo tiempo

-Sí, mi padre me lo regaló; dijo que sería bueno empezar con un pequeño negocio

-Pues tu padre tiene tiene razón. A mí me compraron un restaurante gourmet; pronto estará listo- Arturo sonrió al decir lo último

-¡Uf! Ya quiero ir a probar la comida- Exclamó Louis mientras acariciaba su abdomen

-En fin... ¡Hay que entrar!- Gritó Arturo y corrió hacia el bar

-¡Espera!

Los chicos bajaron rápidamente del auto y entraron al bar. Pocos minutos después llegaron amigos de Louis, Arturo y Yuki; el bar se llenó por completo.

-¡Eh parce!- Dijo un hombre acercándose a Yuki

-¿Sí?

-¿Cómo has estado?

-Se podría decir que bien

-Oye, oí que eres amigo del famoso ex boxeador, ¿es cierto?

-¿Te refieres a Edwin?

-Sí, ¿sabes si vendrá a la inauguración del bar de Louis?

-Aún no llega, ¿para qué necesitas verlo?

-Me gustaría hablar con él, tengo unas conocidas que quieren verlo- Dijo el hombre con una sonrisa torcida

-Mh...- Yuki hizo una pequeña mueca con sus labios- En cuanto llegue le digo

-Gracias, amigo

El hombre se fué y el celular de Yuki comenzó a sonar.

>¿Aló?

>Busca la habitación número 3~

>¿Habitación?

>Sí, estoy en el bar de tu amigo, te estoy esperando

>Mierda, voy para allá

Yuki colgó y buscó la habitación número 3 por todo el bar. Subió las escaleras y llegó a la zona VIP. El ruido del exterior comenzó a esfumarse con la romántica melodía del lugar. Después de un rato Yuki encontró varias habitaciones separadas una de otra, tenían números escritos en las puertas, buscó la puerta 3 y tocó.

Un chico de cabellos negros y sin camisa se asomó por la puerta.

-Al fin llegas- Sonrió el chico

[Yuki]

Entré a la habitación y Edwin me abrazó.

-¿Para qué me quieres aquí? Te dije que te daría el dinero más tarde

-Hoy no te llamo por el dinero

-¿Entonces?

-Bueno... Hace tiempo que no recibo la otra parte de mi paga~

¡¿Tiempo?!, ¡¿en serio dijo tiempo ?!

¡Lo hice hace apenas 2 semanas!

-Maldito animal caliente, ¿acaso estás todo el tiempo en celo?- Dije burlándome y dándole la espalda

Edwin se acercó más a mí y me abrazó por detrás, acercando su pecho desnudo a mi espalda.

-Tienes un cuerpo exquisito y un trasero que cualquiera quisiera apretar hasta que reviente

-¿Son las mejores palabras que se te ocurrieron?- Dije rodando los ojos- Qué romántico, casi caigo a tus pies...

-No me puedes decir que no~

Estaba demasiado cansado como para complacer a ese idiota, pero recordé mi deuda. No tuve más remedio que aceptar.

-Está bien...

-Sabía que lo harías...~

-Lo hago solo porque soy un hombre que cumple su palabra...

-Hombre...- Susurró Edwin con una sutil sonrisa

-¿Y? ¿Ya tienes todo listo?

Edwin se recostó en la cama y abrió sus piernas.

-Listo...~

Su ridículo rostro hacía todo más difícil. No quiero hacerlo...

-Ven aquí~- Dijo tratando de coquetearme

Besé sus labios y quité su pantalón junto con su bóxer, me coloqué unos guantes de látex y coloqué lubricante en mis dedos.

Metí dos dedos en su entrada y comencé a moverlos lentamente.

-Ya estás mojado...- Dije haciendo una mueca- ¿Tanto deseabas esto?

-Tú me pones así...~ mhhh~

Seguí moviendo mis dedos en forma de tijera, explorando su interior.

-Ah~ Yuki~ ¿Por qué no usas esa enorme arma que tienes ahí?~

Edwin acarició mi miembro y quité su mano de ahí.

-Ya te lo dije, no te haré nada que tenga que ver con eso

-Jaja, vale~ sé que no quieres divertirte conmigo~

-Cállate o me iré

Seguí moviendo mis dedos y encontré su punto G.

-Ahhh~

Sus gemidos parecían escucharse a kilómetros.

Mientras movía mis dedos, sus piernas se movían, apretando más mis dedos.

-Ohh~ dios~ eres tan bueno...~ Esas manos tuyas me vuelven loco...

Edwin tomó mi rostro con sus manos y me besó.

Su lengua exploraba mi boca lentamente, mientras que sus gemidos eran silenciados con mis labios.

-Dios~ Creo que me vengo~

-¿Otra vez?

-Ngh~

Tapé la cabeza de su miembro con mi dedo pulgar.

-¡AHH!~ ¿Qué carajo haces?

-Aguanta un poco más...

-Joder, creo que moriré~

Seguí moviendo mis dedos y los metí más profundo.

Sus caderas se movían haciendo que mis dedos entraran más a su interior, metí un dedo más a su entrada. Levanté mi mirada y vi como se mordía su labio inferior. Sus mejillas se hacían cada vez más rojas, y sus ojos reflejaban el placer del momento.

-Ahh~ Por favor~

Sus mejillas se tornaban cada vez más rojas y sus gestos se volvían más intensos.

-Convénceme de quitar mi dedo pulgar- Susurré en su oído

Edwin besó mis labios de forma apasionada mientras sus manos recorrían mi abdomen.

-Jaja, ¿en serio es todo lo que tienes?

-Uff~ Yuki~- Dijo mirándome a los ojos- Por favor~

Ese hombre que causaba miedo a los demás, ahora me suplicaba. Era tan sumiso que sonreí.

Me acerqué a él y mordí el lóbulo de su oreja.

-Vamos... ruégame

-Yuki, por favor...~ te lo suplico- ahh~

Parecía que Edwin se estaba volviendo loco, su cuerpo comenzó a temblar y sus ojos se pusieron en blanco.

-Yuki~ no lo soporto más~ mhh~

-Está bien...- Susurré cerca de sus labios

Vi como se estremeció cuando mi aliento tocó su piel.

Quité mi dedo pulgar y se vino de inmediato. Todo su fluido se esparció en su abdomen y en mi camisa.

-Mira... me ensuciaste

Edwin se levantó, aún estaba temblando, y comenzó a lamer aquel fluido para quitarlo de mi camisa.

Era increíble ver como el hombre que todos temían, se portaba de esta manera.

-Eres tan sumiso...

-Mhh... ¿eso crees?~

Fue subiendo hasta mis labios y me besó.

Después de un rato me levanté, me quité los guantes y los tiré a la basura. Recogí la ropa de Edwin y se la di.

-Toma

-Gracias guapo~

-¿Vas a bajar?

-Sí, dicen que las bebidas son buenas

-Obvio, el bar es de mi amigo

-Vamos

Edwin se vistió y salimos de la habitación.

Unos intendentes entraron para limpiar el desastre que dejó Edwin.

Bajamos las escaleras y su rostro sumiso cambió al de un "macho" honorable.

Su tono de voz y forma de actuar era distinta cuando estaba en público.

-¡Eh! Yuki, siéntate con nosotros- Dijo Louis desde el otro lado de una mesa del bar

-¿Vienes?- Dije refiriéndome a Edwin

-Bien

Caminamos hasta donde estaba Louis y sus amigos.

Todos me saludaron y se recorrieron para darnos lugar.

-¿Y este tío que viene contigo?, ¿quién es?

-Se llama Edwin

-Que onda- Dijo Edwin sin sonreír

-Vaya amigo, tenés un porte de todo un macho, aunque... tu rostro me parece familiar... creo que te he visto antes

-¡¿A caso eres idiota?! Es el boxeador que abandonó su carrera- Exclamó el amigo del hombre que no paraba de ver a Edwin con admiración y asombro

-Así es, ese soy yo

-Amigo, ¿por qué lo hiciste? Tenías a un montón de fans, eras buenísimo con los golpes

-Bueno... La verdad es que el boxeo me aburría. Además, mi padre compró dos empresas, así que ahora estoy dirigiendo una

-Que bien amigo, me alegro por ti

El hombre sonrió.

-Ah, por cierto, tengo unas amigas que están buenísimas, y son tus fans, puedo presentártelas- Dijo el hombre guiñandole el ojo a Edwin

-Estaría perfecto, tengo ganas de divertirme con unas nenas- Dijo Edwin con una sonrisa coqueta

Los chicos se reían, y para mí la conversación se hacía cada vez más incómoda.

-¿Y qué hay de ti Yuki? ¿Ya tienes a una hembra para cuidar?

-No... La vida es tan corta que no quiero permanecer atado a alguien

-Joder ¡Así se habla!

-Jaja

Pidieron más botellas y bebimos hasta el amanecer.

Un terrible dolor de cabeza me recordó que tenía que regresar a casa.

Llamé a mi chofer y llegué a casa.

Subí a mi habitación de forma silenciosa para que mis padres no se despertaran y así evitar su discurso.

Al llegar a mi habitación me cambié y me tumbé en la cama.

Estaba tan cansado que me quedé dormido.

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