Hay personas a las que le gusta probar de mi veneno, sentirse humillada y hasta golpeada. Desde hace dos años he tenido que lidiar con los estúpidos celos de Payton; la perra que dicen llamar mi hermana ya que es la hija del hombre que me salvó la vida hace un par de años, y el que me coronó como la reina de la mafia.
Al obtener conocimiento en poco tiempo acerca de los negocios, he manejado la mafia con un solo dedo. Pero todo sería mejor si no tuviera perros rondandome para acabar con mi vida. Los malditos celos han hecho que varios sean los que se enfrenten contra mí, los tuviera de testigos si no fuera porque ahora están retorciéndose en el infierno.
—Buenos días — entro con mi guardaespaldas a la habitación de la chica que ha despertado luego de un largo sueño.
El hombre deja una bandeja de comida sobre la mesita antes de marcharse, dejándome a solas con ella.
—Espero te sientas cómoda estando aquí. Una vez más, me disculpo por lo sucedido de anoche, no son cosas que suceden pasar en mi club — lo digo irónica —. ¿Me recuerdas tu nombre, por favor?
—Soy Beatriz.
—Oh, sí, Beatriz. ¿Cuántos años tienes?
—Veintidós.
—Eres una mujer joven y hermosa. Ya te habré dicho que soy Hera. Me tomé el atrevimiento de investigar sobre ti, mas solo supe que eres de México — abre los ojos dos veces más grande la normal, ocultando de inmediato su sorpresa —. ¿Qué fue lo que te llevó al club anoche?
—Yo... — juega con sus manos.
—No tienes que responder si no quieres...
—¡No! Que diga, le contaré la verdad. Tengo un hermano aquí en Italia — acomoda su cabello —. Él me citó el día de ayer en aquel club para reencontrarnos, pero no lo ví. Tal vez tuvo un contratiempo que lo llevó a no ir.
—Bien te creo. ¿Sabes dónde vive tu hermano? — se atraganta con la propia agua.
—No... no sé, ni siquiera sé si número telefónico.
—Okey, entonces por ahora deberás quedarte aquí en Italia. Al ser de México y recién llegada, supongo que no has de conocer mucho este país. Come, saldremos a comprarte algo de ropa — le doy un guiño, girandome hacia la puerta.
—Muchas gracias, Deb... Hera.
«Eres más bonita de lo que me había hablado Ángel. Soy Tiffany, la prometida de Ángel. Un gusto».
—¿Le pasa algo? — levanto mi mano en señal de que se quede en su lugar.
—Estoy bien, solo tengo un dolor de cabeza. Te espero abajo, no tardes.
El trabajo me está volviendo loca. ¿Por qué de pronto esas palabras desconocidas atacaron mi cabeza? ¿Tiffany? ¿Ángel? ¿Qué pasa contigo, Hera?
...ÁNGEL...
—La ví... ví a Débora ayer — Matt me mira como si estuviera loco —. ¿No me crees?
—Te creo. Solo que necesitas calmarte, ¿recuerdas lo que hemos planeado? Necesitamos saber cómo está Tiffany primero, luego seguir con la otra mujer.
—Dos años lejos de ella, me sentía morir cada segundo. ¡Débora no está muerta como mis enemigos me hicieron creer! Débora y Hera son la misma persona.
—No, Hera y Débora son personas diferentes. Mira, cabrón, esa mujer no es mi hermana y mucho menos la mujer que amas. ¿Sabes cuándo volverá a ser Débora? Cuando recupere la memoria. Todo indica que su cerebro quedó en blanco y aparenta ser otra mujer.
—Quiero acabar con esto ya, Matt. Matar a los hijos de puta que la alejaron de mi lado.
—Si no le he dicho nada a mis padres acerca de esto, es porque lo más seguro es que se vengan con todo su ejército. La vida de mi hermana está en riesgo, si damos un paso en falso estamos muertos. No sabemos quiénes son buenos y malos, solo que debemos traer con nosotros a Débora.
—No creo poder contenerme a verla.
—Lo harás. Prométeme que no cometerás una estupidez.
—Como si fuese tan fácil. No sé dónde están Débora y Tiffany. Es hora de que empieces a rastrear el chip que pusimos en el reloj de Tiffany.
—Como quieras, pero ten en cuenta que me tardaré un poco. ¿Irás a alguna parte?
—A dónde sea, pero no me quedaré en este departamento para estresarme — guardo el celular en mi pantalón—. Nos vemos.
«Débora» Parece haber sido ayer cuando le pedí que se casara conmigo, pero con lo maldita que es la vida, se la llevaron. Mi cabeza explotará de tanta información, no me cabe en la mente que esté viva.
Estaciono el carro fuera de un centro comercial donde ha salido la misma Débora acompañada de escoltas. Sube a una camioneta negra, marchandose del lugar. Le tomo una foto a la placa del vehículo para proceder a seguirla con cautela, no puedo perderla de vista otra vez.
El carro pasa de calle en calle, aparenta no detenerse hasta que sucede todo lo contrario. El vehículo se estaciona al final de una calle donde baja Débora con una cartera. El vehículo se marcha sin ella.
Desde mi auto trato de alcanzarla y no perderla de vista, si no fuera porque ya lo hice.
—Mierda — abandono el coche, cargo la pistola en silencio, caminando por la calle donde según yo ví a la mujer entrar, pero ha resultado ser un doble callejón sin salida.
Un perfume de mujer se impregna en mi nariz y antes de poder voltear, una navaja queda en mi cuello.
—Las manos arriba — me ordena la rubia que nunca antes conocí. Bendecidos sean los ojos que ven nuevamente a Débora Moretti —. ¿No escuchaste? Las manos arriba o corto directo a la yugular.
Obedezco, con una sonrisa que nadie eliminará.
—¿Puedo saber qué está haciendo, señorita?
—La que hace las preguntas, soy yo. ¿Quién eres y qué hacías siguiéndome?
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Comments
yamileth lopez,🇻🇪💜
🤣🤣🤣 digna hija de su madre 💜💜
2024-11-02
0
Mirta Liliana
Que emoción!!
2023-10-13
2
🤩🍀Claudia🍀🤩
por fin frente a frente
2023-02-10
0