Alicia

Escucho parlotear a mis amigos asintiendo cuando me miran, como esperando mi reacción. Ciertamente hoy estoy más desconcentrada que de costumbre, casi como mi hermana, la pobre vive distraída.

Lo único que puedo ver son esos profundos ojos oscuros y el recuerdo de lo que me provoca.

Tiemblo al recordar su caricia en mi rostro y suspiro al recordar cómo se sentía su pulgar acariciando mi labio.

Mi suspiro llama la atención de Nicolás, quién me mira enojado, no le gusta mi cercanía con Benjamín.

Emilia mira a Nicolás y puedo ver el ya tan familiar anhelo en su mirada, seguido de resignación.

Suspiro nuevamente al pensar en Benjamín, es probablemente el hombre más atractivo que he conocido, con su piel morena, esa cara alargada con una fuerte mandíbula, esos ojos oscuros, y alto, tanto que me hace sentir atrapada, pero a la vez tan a gusto.

Sin embargo, algo en él no me cuadra, a pesar de su gusto para vestir, no lo veo encerrado viendo ese tipo de series, ni mucho menos jugando video juegos. Su mirada denota sabiduría, la que no logra ocultar con su hermosa

sonrisa. Miro a mi amigo Diego, él es un geek y le fascina, va a competencias de video juegos, es realmente bueno, ha ganado premios importantes. Su sweater del día de hoy es de C3peo, un personaje de una de esas películas que me ha obligado a ver varias veces. En Diego esas ropas, sus videojuegos, sus comentarios de películas y series se sienten naturales, son parte de quién es, pero en Benjamín se siente poco natural y más bien falso, como si estuviera esforzándose muy duro por interpretar un papel.

No lo consigo entender.

­–¡Ali! –Miro a Emilia–. ¿En serio? Te llevo un rato hablando.

–Lo siento­ ­–me disculpo apenada. No me gusta contrariar a los demás.

–Tranquila, es sólo que los demás se van.

Miro hacia Diego, Fernando y Connie, quienes se despiden riendo por mi distracción seguro. Me sonrojo avergonzada.

–Lo siento, chicos. Nos vemos –consigo decirles.

Nos despedimos y los veo cruzar la calle hacia el paradero.

Ellos viven lejos, tienen que tomar locomoción, en cambio Nicolás, Emilia y yo vivimos relativamente cerca de la Universidad, así que la mayoría de las veces nos vamos caminando juntos.

Siento el brazo de Nicolás en mis hombros. Luego de unos pasos me apega a él. Miro a Emilia y me siento apenada, puedo ver lo que este gesto le duele. Nicolás nunca la abraza, la quiere lo sé, pero la trata como a Diego o a Fernando, le da golpes cariñosos con su puño en el hombro cuando bromean, o le da los cinco, cuando la

ocasión lo amerita. En esos momentos mi amiga, se ve feliz, pero luego hay otros como ahora, en los que puedo ver el sufrimiento escondido ahí, detrás de esa máscara que pone para los demás, pero que se la quita cuando estamos solas.

La conozco tanto, es mi mejor amiga, lo hemos sido desde niñas, crecimos juntas. Por lo mismo, no puedo soportar verla sufrir así.

–Nico, en serio, amigo. Me estás dando calor –le digo y me remuevo para que se aleje.

Me suelta, pero me sonríe de forma coqueta y me guiña un ojo. Sus ojos celestes se iluminan con diversión.

–No sabía que te ponía tan caliente –dice sonriendo. Doy un respingo al escucharlo. No me gusta su forma tan frontal de coquetear, me pone de los nervios. Yo lo quiero mucho, pero es mi amigo, nada más–. Se puede decir que la tengo hasta húmeda con tanto calor –le dice a Emilia–. ¿Verdad, Emi? –le pregunta.

Mi amiga asiente y se dan los cincos, como chicos.

Resoplo enojada con los dos. Con Nico, por sus comentarios tan directos, le he dicho que me molestan, pero no me hace caso. Y con Emilia, por seguir comportándose como un amigo. Si sigue así, él nunca la verá como ella quiere que la vea. En mi fuero interno creo que tiene una posibilidad, remota, pero la tiene. Nicolás es muy superficial, su elección en mujeres es siempre la misma, hermosas rubias o castañas, buen cuerpo, sólo se fija en esos atributos, por lo mismo siempre se equivoca, se aburre al poco tiempo, no consigue conectar con ellas. En cambio con Emilia siempre han sido muy buenos amigos, se terminan las frases, se saben sus gustos, podrían ser la pareja perfecta. Si tan sólo no fuera tan superficial.

Miro a mi amiga, para mí siempre ha sido linda, pero su belleza es diferente, es de esa clase de belleza que se alimenta con el alma. Sé que no es femenina, para nada, le encanta vestirse como chico, siempre usa ese mal corte, se defiende diciendo que se levanta, se ducha y ya está, no tiene que preocuparse en cepillarlo ni mantenerlo. Es alta, mucho más que yo, siempre he sido algo baja, no alcanzo el metro sesenta ni con tacos, ella es alta, esbelta y tiene unos ojos hermosos, un color azul oscuro y con la luz adecuada son casi violeta. Siempre la molesto con que tiene los ojos de Elizabeth Taylor, ella gruñe molesta, pero sé que le gusta la comparación. A pesar, de su actitud, sé que es una chica delicada y sensible, siempre lo ha sido, es su coraza la dura, la necesita para defenderse y sobreponerse de todo lo que ha vivido. Lo mejor de mi amiga es que ama con locura a quienes le importan, así como ama a Nicolás.

–En serio, Alicia, vas muy distraída. Es por ese tipo, ¿verdad? –me pregunta Nicolás sin ocultar el enojo en sus palabras. Suspiro cansada. Siempre es lo mismo con él, cela a quién sea que me rodeé. Es agotador.

–Es sólo el chico nuevo –miento.

Siento como mi cara se sonroja por mentir. Como odio eso en mí, eso y muchas otras cosas. Mi rubor siempre me delata, no me puedo guardar nada para mí. Claro que no es sólo el chico nuevo, me gustaría conocerlo mejor. Sonrío al recordar que lo haré. ¡Me enseñará a montar a caballo! Aún no me lo creo, siento ganas de saltar de emoción, como una niña.

–No me gusta. Dime si te incomoda. Si no hubiese llegado, te habría besado. Ese idiota merece que lo ponga en su lugar –gruñe.

Yo resoplo furiosa.

Si no hubiese interrumpido nos habríamos besado. Trago saliva con dificultad, al revivir esos preciosos segundos en que estuve esperando ansiosa que se acercara y me besara. ¿Cómo besará?, ¿qué sentiré? No lo sé, pero algo me dice que no seré la misma después de eso. Sólo sentir sus caricias en mi rostro fue intenso, como nada que haya vivido. No puedo imaginar cómo sería sentirlo más cerca. Todo en él me hace necesitarlo de una manera que nunca creí posible, su voz, su olor, su calor, sus ojos, su hermosa sonrisa. Su aliento rozó mi mejilla cuando

estuvo a punto de besarme, casi pude percibir su sabor. Me siento atraída como un planeta al sol, sólo espero no quemarme y convertirme en ceniza.

–Ali, ¿ese tipo te está molestando? –me pregunta Emilia, preocupada. Le doy una mirada significativa, me sonríe y se relaja–. Ah, ya veo. Estás bien entonces.

–Sí, gracias, es solo un chico. Nos estamos conociendo.

–Curiosa tu manera de conocerlo –espeta Nicolás.

–Como sea, no es de nuestra incumbencia –dice Emilia y mira a Nicolás, comparten esas conversaciones que tienen con la mirada. Hasta que veo que Nico baja los hombros y asiente.

No sé cómo lo hace, pero siempre consigue controlarlo y hacer que razone, y mi amigo solo parece escuchar a Emilia.

–Bueno, chicas, aquí me despido –nos dice, después de un rato. Cuando llegamos a la esquina dónde nos separamos. Me da un beso a mí y le da un choque de puños a Emilia.

Veo como mi amiga lo mira mientras se aleja.

–Deberías hablar con él –le digo con precaución ya que no le gusta hablar del tema. Veo como baja los hombros–. Perdón, pero no puedo evitar que se comporte así conmigo. Le he dicho que me hace sentir incómoda, pero no cambia.

–Ese es mi amigo, nunca se rinde –dice con una sonrisa triste en su cara–. No hablaré con él, Ali. Te lo he dicho tantas veces, no lo quiero perder, es mi mejor amigo, lo necesito en mi vida. No soy su tipo, nunca lo seré, eso lo sé, sin embargo me conformo con verlo feliz. Últimamente he pensado que su felicidad está a tu lado. No es un secreto que te quiere y siente algo por ti –dice con voz tranquila, sin rencor ni celos.

Mi amiga es así, siempre espera lo mejor para todos, nunca piensa en ella. Me estremezco al pensar en estar con Nico.

–Definitivamente no. Sé lo que haces y aunque es noble, no me gusta que seas tan autodestructiva. Piensa en ti –le digo algo molesta, mientras seguimos nuestro camino–. Además, sabes que no me gusta. Nunca lo hará. No es mi tipo –le digo, pensando nuevamente en Benjamín. Me sonrojo ante el recuerdo.

Mi amiga me mira y sonríe.

–Así que, el chico nuevo, ¿eh? –Yo bajo mi mirada, sin poder evitar sonreír.

–Se llama Benjamín, viene de Temuco –le cuento, mientras retuerzo mis manos. Sólo hablar de él, me pone nerviosa.

–Así que tenemos todo un sureño. Veo que has averiguado mucha información de él. –Niego con mi cabeza. No sé mucho de él, por lo menos no como me gustaría. Tengo el deseo tonto de conocerlo casi tanto como a mí misma.

–En realidad solo hemos intercambiado unas pocas palabras.

–Pero, ¿es verdad lo que dijo Nico?, ¿estaban a punto de besarse? –pregunta curiosa.

La miro y sus ojos violetas brillan con curiosidad.

–Sí –digo en un susurro y ella me da una gran sonrisa–. Me gustaría que no me hubiesen interrumpido –confieso.

Emilia se detiene y me mira.

–Eso es genial, Ali, necesitas esto. Después de ese idiota de Felipe tienes que dar vuelta la página. Estaba preocupada por ti, ¿sabes? Ese idiota estaba mermando tu autoestima, estás más insegura ahora, lo veo. Lo bueno, es que te diste cuenta y cortaste con él. No te sigue molestando, ¿verdad?

Suspiro cansada. Claro que sigue molestando, alterna sus mensajes entre suplicar y hacerme sentir peor aún.

–Continúa con lo mismo, lo bloqueé y todo, mi hermana me lo aconsejó. Pero el idiota insiste. En este momento es cuando me gustaría tener un papá. Si papá estuviera vivo me sentiría protegida. Debe ser genial tener un hombre en la vida que te proteja de tipos así.

–Supongo, pero eres fuerte amiga. Sigue el consejo de tu hermana, no lo dejes acercarse y punto. Cualquier problema dime, ya sabes –dice haciéndome sonreír, desde que somos pequeñas me ha protegido. Siempre fui la más pequeña de mis amigos, por lo que Emilia me ha cuidado desde niñas.

–Gracias, pero estoy bien.

Continuamos hablando de chicos y otras cosas hasta que nos despedimos. Sigo mi camino pensando en Benjamín. Estoy ansiosa porque llegue mañana y no precisamente por las clases. Quiero y necesito verle.

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Comments

Tere Roque 🇨🇺

Tere Roque 🇨🇺

exactamente, piensa en tí y no seas tan destructiva

2024-05-22

1

Tere Roque 🇨🇺

Tere Roque 🇨🇺

Emilia, k malo k te conformes con amar en silencio y ser la lo tiene cm amiga xq noooooooo crees poder aspirar a más ➕️, x fa kiérete 1 poco más ➕️, kiérete 1ro a tí y a l@s demás después x fa, y verás k cd empieces a pensar en tí y en kererte, él tb lo hará y te empezará a mirar y a ver de manera diferente a cm lo ha hecho y te ha visto hasta el día de hoy

2024-05-22

1

Aleyda

Aleyda

Lo peor de la vida aparte de la envidia y el odio es amar en silencio esa herida no cierra así tu vida se realize, una parte se queda ahí añorando algo que jamás sucedió, que lamentable para Emilia😔😐

2024-01-04

2

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