Episode 5

—Hola… Sr. Jaime podría llamar a todos los sirvientes por favor, necesito darles unas palabras.

Después de que Adela le dio la orden al mayordomo, todos los sirvientes se reunieron en la sala en una línea esperando nerviosos las palabras de Adela, entonces ella respira hondo y los miro uno por uno, luego hizo una pausa y comenzó a hablar.

—Lo lamento, he pedido que se reunieran aquí para poder disculparme adecuadamente con todos Uds. Necesitaba decírselos, sé que no todos aceptaran mis disculpas, pero quiero pedirles que por favor me ayuden y le digan a los sirvientes que despedí hace un tiempo que vuelvan para poder conversar con ellos adecuadamente. Solo necesitaba decirles esas palabras, aparte de esto quiero darles algo que espero pueda serles de ayuda, es un pequeño regalo para ganarme el perdón de todos Uds.

Adela se acercó uno a uno a los sirvientes y abrió el joyero que llevaba aún en la mano y le dio una joya a cada uno de ellos a modo de disculpa sin saber que alguien la estaba observando.

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—Padre, creo que deberíamos hablar sobre lo que paso en el comedor esta mañana.

Hablo Darwin al entrar en el estudio donde el Conde Wilson Kirsten estaba revisando los documentos de negocios, al mirar a su hijo Darwin entrar tan preocupado, el Conde dejo los papeles sobre el escritorio y miro a su hijo respondiendo.

—Creo que tienes razón, jamás había visto a Adela así y estoy preocupado igual que tú, así que no te preocupes, ya llame al médico para que venga a revisarla.

Darwin suspiró y se aclaró la garganta añadiendo.

—Lamento mi comportamiento padre, pero es que jamás había visto a mi hermana de esa manera, estoy realmente preocupado y debo añadir lo que acabo de ver en la sala.

El Conde miró a su hijo esperando a que continuara y esté algo inquieto, respondió.

—Vi a Adela disculpándose con todos los sirvientes y dándole sus joyas a modo de compensación por sus malos tratos hacia ellos en todos estos años, la verdad… Es que parecía ser completamente sincera al disculparse.

El Conde no podía creer lo que estaba escuchando, su hija quien apenas el día anterior insulto y humillo a una de sus sirvientas al punto de hacerla llorar y renunciar al trabajo, era imposible de creer que estuviera siendo sincera, pero de alguna manera creía que tenía algo que ver el comportamiento que ella había mostrado esa mañana.

Al terminar el día llego un médico a revisar a Adela, pero la encontró en perfecto estado, más saludable que nunca y fue entonces que todos le preguntaron nuevamente si se sentía bien y ella respondió sin dejar pasar la oportunidad.

—Me siento perfectamente, no deben preocuparse… Creo que en la mañana solo estaba alterada por ese sueño que tuve, pero no es nada malo, no se preocupen.

Adela miró a su madre y ella le sonrió tiernamente y luego Adela añadió.

—Lo que sí supongo es que he estado algo aburrida, así que quería preguntarte madre si me dejas salir mañana, hacer unas compras y llevar el carruaje, también me gustaría pedir una doncella para que me acompañe y sea mi sirvienta personal.