Episode 16

Allí entro un joven alto y bien parecido, rubio, con piel blanca y ojos azules como zafiros, ese joven era el mismísimo príncipe heredero.

—¿Es el príncipe?

—¿Qué hace el príncipe Francisco aquí?

—Es obvio vino a saludar a la Srta. Adela.

Adela escuchó la sala inundarse de comentarios al ver al príncipe heredero entrar en la mansión. Ella volteó queriendo escapar, pero su padre, quien estaba detrás de ella, se adelantó y saludo al príncipe.

—Saludos, su alteza príncipe heredero sol del imperio.

Adela al igual que su padre hizo una cortesía y saludo al príncipe, el corazón de Adela golpeaba su pecho con nerviosismo, ella no quería mirar el rostro de aquel príncipe con el cual se había obsesionado en el pasado, pero era inevitable, no podía ser irrespetuosa con él. A diferencia de lo que ella pensaba, al levantar su rostro y ver la cara del príncipe, su corazón no se aceleró ni las mariposas invadieron su estómago, por lo que el tono pálido de su piel se esfumó y sus mejillas volvieron a tener el color habitual.

—Srta. Adela, mi padre me ha enviado como su representante en esta fiesta para darle un obsequio y desearle un feliz cumpleaños.

El príncipe hizo una señal con la mano y su asistente le entrego una caja de roble elegante.

—Aquí Srta. Adela, por favor, acepte este regalo de mi parte.

Adela extendió la mano y reviso su contenido, dentro de la caja se encontraba un hermoso collar de rubí y diamantes, tan precioso que aria suspirar a cualquier joven, pero no a Adela, quien rechazo el regalo y lo devolvió sin siquiera pensarlo.

—Lo lamento su alteza, pero no puedo recibir este regalo, es demasiado precioso para que lo use yo.

El Conde, quien vio la situación, se dio cuenta de que los invitados estaban malinterpretando las cosas, y era lógico en vista de que los rubís eran dados normalmente a las amantes o por quienes tenías un interés amoroso. Por lo que el Conde decidió hablar con el príncipe, diciéndole que su hija no quería aceptar algo tan costoso, pero el príncipe insistió, él no soportaba que la gente no lo obedeciera. Adela vio como el príncipe comenzaba a levantar la voz contra su padre, por el simple hecho de no querer recibir el regalo, por lo que no pudo quedarse callada al ver a su padre bajar la cabeza ante tal príncipe arrogante.

—Padre detente…

Dijo Adela en un tono tranquilo

Adela miró al príncipe quien estaba arrogantemente mirando a su padre, ella no pretendía aceptar que alguien humillara o lastimara a su familia, por lo que no aguantaría tal actitud en su presencia.

—Alteza, no es educado insistirle a una mujer para que acepte un regalo que obviamente no desea, si quiere dar un regalo costoso busque a otra joven, ya que yo no lo deseo y no quiero que los invitados aquí presentes puedan malinterpretar la situación, esta hermosa joya se la devolveré.

Adela extendió la caja con el collar en su interior y se la devolvió al asistente del príncipe. El príncipe Francisco miró a Adela sorprendido, jamás ninguna joven le había rechazado un regalo tan costoso, pero esta joven no solo no quería el regalo, sino que de alguna manera estaba rechazando al mismo príncipe al devolvérselo. Él no podía creer que alguien se atreviera a rechazarlo, fue entonces que Darwin, quien había presenciado lo sucedido, decidió intervenir.