capítulo 12

Rebecca había acabado de ayudar a una señora con el check-in, ella vio una sombra y se dio la vuelta para atender al siguiente, estaba un tanto sorprendida pero rápidamente imaginó el motivo.

Rebecca: ¿Puedo ayudarle, señora?

Iolanda: ¿Podemos conversar un minuto?

Rebecca: Imagino de qué se trata, pero ahora estoy trabajando.

Iolanda: No te preocupes, puedes tomar unos minutos.

Rebecca se acercó a ella y ambas fueron al bar del hotel y se sentaron frente a frente en la barra.

Rebecca: Primero, disculpen esto. Realmente no sabía que su hijo vendría a buscarla y traerla al hotel, él no me dijo nada.

Iolanda: ¿Cómo la fue a buscar?

Rebecca: Hace tres días, tuve que salir porque mi hija estaba enferma y tuve que llevarla al hospital. Su hijo no me dejó salir, así que renuncié. Estaba tratando de conseguir un taxi, pero él apareció y me dijo que subiera, que él me llevaría. No tenía opción, había eventos en la calle y mi hija necesitaba de mí. Cuando llegamos, él esperó afuera. Mi vecina se quedó con mi hija, iba a llamar a un taxi, pero él declaró que me llevaría. Fui con él. Yo tengo un plan en un hospital, pero él nos llevó a un hospital privado. Al día siguiente, nos llevó a casa y estuvo jugando con ella todo el día, desde entonces ha estado así con ella. Le expliqué por qué no quiero que piense que estoy tratando de aprovecharme o tener algo más con él, usando a mi hija. Él no me da la oportunidad de expresarme como madre. Le dije que no quería que ella esté aquí, pero él insiste.

Iolanda: Querida, no te preocupes. Ya no necesitas explicarte más, sé qué tipo de hijo tengo y te entiendo. Augusto siente cariño por los niños, le gustan mucho. Te pido que entiendas ese lado de él y el afecto que está teniendo por tu hija. Si llegara a suceder que tengas que viajar, encontrar a alguien o cualquier otra cosa que interfiera entre los dos, hazlo poco a poco, porque, como veo, él se ha encariñado con ella y será difícil para ambos. Entiendo tu confusión en todo esto, ha sido repentino y extraño, después de todo, él es un desconocido ahora. Si es necesario, conócelo, ten un poco de paciencia. Si no quieres que él esté con ella, lo entiendo, y te pido que hables con él.

Rebecca: Viajar no está en mis planes y tampoco buscar a alguien más. Todo esto está siendo confuso para mí. Siempre ha sido ella y yo, y ahora está pasando todo esto. Sé que ustedes regresarán el próximo mes y no sé cómo será después, porque ella lo llama.

Iolanda: Ustedes están cambiando los planes de mi hijo. Siempre ha estado solo, me refiero en el sentido de una mujer, excluyéndome a mí y a su abuela. Él tiene problemas con las mujeres, ya que todas las que se le acercan tienen intereses. Ahora que te conoció a ti y a la pequeña, él ha cambiado y siente cariño por ella, no sé si contigo sea lo mismo.

Rebecca: ¿Estás insinuando que él puede sentir algo porque no fui interesada?

Iolanda: Puede ser, también tengo miedo de que esté confundiendo las cosas. Si él sobrepasa los límites, o si notas algo diferente que te incomode, entonces interfiere. Cuéntamelo y yo te apoyaré, pero te aseguro que él no le hará daño, sus intenciones son buenas.

Rebecca: Sí, señora, acaba de confundirme aún más.

Iolanda: Él solo quiere pasar tiempo con ella. Ella es una niña muy tierna, él ama a los niños.

Rebecca: ¿Crees que debería dejarlo o interferir?

Iolanda: Déjalos, se divierten mucho juntos. Ella estará aquí cerca de ti y podrás ir a verla cuando quieras. También creo que podrían ser como una familia.

Rebecca: No digas eso, él solo es mi jefe y fuera de aquí es un conocido.

Iolanda: Podría ser más que eso.

Rebecca: No, no puede ser. No quiero hombres en mi vida.

Iolanda: Veo que tienes resentimiento, ¿alguien te hizo sufrir, verdad? ¿Fue el padre de ella?

Rebecca: Ella no tiene padre.

Iolanda: Cuéntalo.

Rebecca: Es un tema delicado.

Iolanda: Hablar con alguien es bueno, estamos hablando sobre un tema que lo abarca todo, considérame una amiga.

Rebecca: Él era mi novio, me quedé embarazada pero cuando se enteró no reaccionó muy bien, lo amaba, pensé que íbamos a formar una familia, aunque fuera joven, creía que era un comienzo ya que nos llevábamos muy bien, él estaba montando su negocio, un taller de autos, dijo que el niño iba a interferir con su negocio y que no lo quería, quería que me hiciera un aborto, luego podríamos tener otro bebé, esas palabras están grabadas en mi mente.

Iolanda: Qué desgraciado.

Rebecca: Después de eso, me vine a vivir aquí, él no lo sabrá y no la conocerá, necesitaba salir de Brasil para que no nos encontrara, no necesito a ningún hombre, soy padre y madre y eso es suficiente.

Iolanda: Entiendo tu enfado, yo no lo haría de otra manera, pero no puedes cerrarte así, todavía hay hombres decentes, sé que un hombre no lo es todo en la vida de una mujer, pero necesitas seguir adelante y ser feliz, encontrar a alguien que te complemente como pareja.

Rebecca: Ahora solo quiero cuidar de mi hija, si me enamoro ocurrirá.

Iolanda: Tienes razón, pero puede suceder y que tú no lo veas, no dejes de ser feliz por culpa de un chico que probablemente esté feliz sin ti, te mereces a alguien mejor que cuide de ustedes.

Rebecca reflexiona mirando sus manos en su regazo, y Iolanda le toma las manos, mirándola.

Iolanda: Lo que hemos hablado se queda entre nosotros, puedes llamarme cuando quieras hablar.

Rebecca: Gracias.

Iolanda: Mejora esa carita, eres hermosa, debes sonreír más.

Rebecca: Lo pensaré jajaja.

Iolanda: Está bien jajaja.

Se abrazan, Rebecca vuelve al trabajo y Iolanda sube a la azotea.

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