capítulo 6

Augusto Williams Lennox Smith, un hombre elegante, íntegro, de carácter, poderoso, frío. Es un pozo de cualidades pero también de defectos, alguna vez tuvo una vida feliz, hoy simplemente vive.

Su padre murió hace dos años en un accidente de coche, Augusto había pagado a una mujer para que tuviera un hijo suyo, no se había enamorado de nadie pero tenía el sueño de ser padre, la mayoría de las mujeres son interesadas, siempre que lo ven le coquetean, así que tuvo esa idea para ser padre.

En el coche estaba su padre y la mujer, ella estaba embarazada de 8 meses, ese día Augusto tuvo un contratiempo en el hotel y no pudo ir a la consulta con ella, así que su padre la llevó, el coche pasó el semáforo en rojo y colisionó con otro coche, otro coche iba en dirección contraria y ambos chocaron contra los lados del coche, su padre quedó atrapado entre los hierros retorcidos y la mujer quedó aplastada, uno de los coches que chocó contra el suyo comenzó a gotear gasolina y los tres coches estallaron.

Augusto perdió a su padre y a su hijo, ya que era un niño, después de eso perdió el color, sus días brillantes, ahora todo es gris y sin vida para él.

Intentó seguir con su vida, no quiso pensar más en tener hijos porque eso le afectaba, su madre y su abuela continuaron con sus vidas pero no lo sacaron de sus vidas ni de sus corazones. Augusto intenta hacer lo mismo, está intentando seguir adelante, su padre era todo para él, siempre lo será, al igual que su hijo.

Augusto tuvo una relación una vez, ella era modelo y como viajaba mucho no se veían con frecuencia, eso hizo que el amor se enfriara, claro, si fuera amor no se enfriaría.

Hoy en día Augusto se encarga de su hotel, abrió otro hotel en Europa y es allí donde ahora vive, pero necesita visitar el hotel así que volvió al país.

Al llegar al hotel, Augusto estaba preparado para que todo se repitiera, todos lo miran, le sacan fotos, babean, pero... hubo una que no, ¿quién era esa mujer? ¿no se dio cuenta de que él estaba allí? al ver que ella lo vio pero siguió con lo que estaba haciendo, él la miró intentando intimidarla con su forma fría, ella no se inmutó, continuó como si nada. Era hermosa pero su rostro mostraba muchos misterios, ella volvió a mirarlo pero era una mirada pura e inocente, él no entendió nada.

Con el paso de los días, a Augusto se le ocurrió la idea de ponerla a prueba, quería ver hasta dónde llegaría, tal vez fuera un encanto, no era posible que ella no supiera quién era él. En su cabeza todas son iguales, ¿por qué ella no lo admiraría?

Le dio tareas, la observó de cerca, la intimidó, se acercó, le dio libertad, apertura, la dejó entrar en su penthouse... nada funcionó, ella seguía igual que el primer día, sin importarle. Esta mujer era un misterio, una interrogante, ¿sería posible que fuera diferente a todas las demás?

Al ver que ella iba a salir, él le agarró el brazo, pensó que ella iba a encontrarse con alguien pero su rostro no lo mostraba, al enterarse de que ella tiene una hija, su cuerpo se estremeció, creyó que había entendido todo, ella estaba casada y por amor a su marido no le dio importancia. Al escuchar que ella es soltera, madre soltera, surgieron todas las dudas nuevamente y una más, ¿acaso ella quedó embarazada de cualquiera? Para Augusto era un desafío, ella despertó su interés así que quería saber más sobre ella y despejar todas sus dudas, quería confirmar lo que él ya sabía, que ella era igual a todas las demás.

Augusto siempre ha tenido problemas con la confianza, confiaba en todos pero siempre salía perdiendo, ya sean amistades, trabajo, mujeres... así que se quedó así, si la mayoría es de cierta manera, el resto también lo será, ahora que algo está contradiciéndolo, se volvió loco.

Augusto se conmovió al ver la preocupación de esa mujer por su hija, no podía ser un acto, la miraba detenidamente, la niñita estaba muy apegada a ella. Era hermosa, parecía a su madre, se imaginó si fuera su hija, pero rápidamente sacó esa idea de su cabeza, algo más fuerte que él lo hizo perder el control, pagó el hospital y se quedó allí esperando noticias del médico.

La mujer no pareció haber gustado, o ella fingía muy bien, mostró sus garras de mujer fuerte e independiente y habló sobre el despido, por supuesto que él no iba a dejarla escapar sin antes saber la verdad, la forma en que hablaba lo dejó confundido, decidió marcharse porque no estaba entendiendo nada.