- Buenos días! qué desea?
- Tengo clases con Dimas Manrique
- Ah! entiendo pero ya la clase empezó, déjame preguntarle si te va a dejar pasar, espera un momento aquí, es que está haciendo unos ejercicios de relajación justo en este momento. Espera..
Leonela estaba impaciente, sentía que ya no aguantaba esperar más, aquéllos minutos se le hicieron siglos, hasta que por fin se abrió la puerta de nuevo y para sorpresa de Leonela, era el mismísimo Dimas Manrique en persona.
Ella sintió que las piernas le temblaban, hasta creyó escuchar el sonido de sus rodillas que pegaban la una con la otra, se quedó sin poder articular palabra alguna.
Dimas Manrique la miró fijamente, era un hombre con carácter, imponente, seguro de sí mismo, sabía el impacto que causaba en la gente por su fama y el prestigio que tenía en el medio artístico. Era un hombre alto como de 1,90, musculoso, de tés morena, ojos color miel, cabello liso con canas, realmente muy atractivo. Se acercó a ella diciéndole:
- Buenos días o mejor dicho buenas tardes Srta? Mi clase comenzó hace más de veinte minutos.
Leonela bajó la mirada y luego levantó la cara y le dijo extendiendole la mano;
- Leonela Santander mucho gusto. Y perdone es que hoy justo ha sido un día muy complicado, se me accidentó el auto, no encontraba Taxi para llegar y bueno el hijo de mi sirvienta fue quien me dió un aventon hasta aquí. Y bueno para variar un carro pasó a toda velocidad y me mojó, en fin comencé el día con el pie izquierdo.
Dimas la miró de arriba abajo, pudo darse cuenta de la belleza de Leonela a pesar de haber llegado con la ropa mojada y el cabello desarreglado,
Alzó la mirada y le dijo:
- Bueno está bien Srta. Santander, puede pasar a mi clase, pero que no se vuelva a repetir. Me gusta la gente responsable y comprometida. Adelante.
La dejó avanzar hacia el salón y la siguió con la mirada, no dejaba de ver esa silueta tan hermosa de aquella mujer.
Dimas Manrique era un primer actor y director de cine reconocido, maduro, de carácter fuerte, tenía 59 años, divorciado, no tenía hijos (al menos eso pensaba) y dedicaba su vida a la actuación.
Pero la gente que lo conocía de cerca, sabia que no podía ver a una mujer bonita, porque eso era su debilidad. Y de allí el motivo de su divorcio, su ex esposa no pudo aguantar tanta infidelidad de su parte hasta que decidió darle la libertad que él tanto anhelaba.
Dimas ingresó al salón luego de que Leonela entrara y continuó dando la clase.
- Disculpe Sra.(inmediatamente fue interrumpido por Violeta)
- Señorita para la próxima.
Álvaro no pudo sino reírse en su mente..
- Ah disculpe Srta. es que ando buscando a otra Srta. que estudia acá ella se llama Leonela Santander.
- Déjeme revisar la lista. (hace una pausa, revisa cuidadosamente la asistencia) ah sí efectivamente ella confirmó su presencia hoy, pero en este momento se encuentra en clase y no puede interrumpirla. Si desea puede esperar, faltan 15 minutos para que termine la clase.
- Ok muy amable, esperaré aquí. Gracias.
Y Álvaro no le quedó otra alternativa sino esperarla, aunque realmente se preguntaba si tenía que esperar o si era una excusa para volver a verla. Total podía dejarle el celular en su casa y entregárselo a su madre. Pero al mismo tiempo ya estaba allí porqué no esperarla y dárselo en sus manos.
Pasaron más de 15 minutos y ya Álvaro estaba ansioso, veía las escaleras que estaban cerca de la recepción esperando que ella bajara por allí.
Cuando volteo de nuevo su corazón empezó a latir fuerte, era ella venía bajando con su chaqueta colgada en el brazo, estaba sorprendido de sentir aquélla emoción por su cuerpo de tan sólo volverla a ver. Ella venía entretenida hablando con un hombre mayor bien fornido, y de pronto su cara le pareció familiar, claro! pensó; "es el primer actor Dimas Manrique"
Se acercó a ellos y Leonela se sorprendió, no entendía qué hacía Álvaro allí. Y ella en ese momento estaba extasiada en compañía de su ídolo y que ahora era su profesor de actuación.
Miró a Álvaro con extrañeza y le preguntó:
- Qué haces tú aquí?
- Buenas noches Srta. Leonela, ah y mucho gusto conocerlo en persona Sr. Dimas (dijo esto mientras le extendía su mano).
Dimas se quedó viéndo a Álvaro fijamente, le extendió su mano también y no dejaba de verlo. Pensó que esos ojos le recordaban a alguien, pero en ese momento no sabía a quien.
- Mucho gusto joven,
Leonela se dirigió a Dimas y le dijo tratando de explicar quién era Álvaro como si le debiera una explicación de su presencia:
-Profesor Dimas, él es hijo de mi sirvienta, en realidad es el chófer que le pedí que viniera en su auto por mi porque como le dije tengo el mío accidentado en casa.
Álvaro tragó grueso y no artículo palabra, la miró y con esa mirada penetrante de esos ojos azules, le dijo mucho. Se sentía molesto por la forma tan despectiva que lo presentó. No porque se avergonzara del trabajo que hacía su madre, sino por la forma como lo dijo y que en realidad él no era su chófer, sólo estaba allí haciéndole un favor a ella.
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