Flor
«Todo está muy oscuro» «Hace frío» «Alguien…» «¿Hay alguien más aquí conmigo?» «¿Quién está llorando?»
—¿Hola?, ¿Dónde estoy? ¿Puedes oírme? ¿Por qué estás llorando?
«Alguien tiene que responder» «Puedo ver mi cuerpo en toda la oscuridad» «Mis pies parecen ceder en agua» «Como si estuviera en un océano»
De mí brotaron gotas incesantes.
—¿Eh? —no comprendía por qué yo también derramaba lágrimas.
La oscuridad cubría todo, podía escuchar a alguien llorar, pero no se observaba nada más que lobreguez. Mi pecho comenzó a doler, como si quisiera explotar.
—¡Despierta, por favor, mi pequeña despierta! —la voz de una mujer que gritaba se escuchaba levemente y borrosa.
«Esa voz es diferente…» «¿Por qué tengo que despertar?» «¿Acaso estoy durmiendo?»
—El dolor en mi pecho parece tan real, ¿me duele a pesar de eso?… —presioné la zona más dolorosa— Si debo despertar, entonces ¿cómo lo hago? —grité.
El llanto desesperado de aquella mujer había cesado, ¿qué lugar era este?
—¡Ey!… ¿Me escuchas? ¿Sabes cómo puedo despertar? ¡Respóndeme! —grité desesperada en esa oscuridad en la que estaba envuelta.
¿Estaba sola? Cada vez el dolorse hacia soportable.
—Ya debes irte —respondió alguien en mi oído.
La voz estaba cerca, giré para ver a la nada. Todo seguía estando oscuro y doloroso.
—¿Hola? ¿Eres tú? ¿Sabes cómo puedo hacerlo? —era la voz de una mujer, ella estaba en el mismo lugar que yo, en la misma oscuridad— Oye… ¿Por qué estabas llorando? Continúa hablando. No me dejes, solo responde mis pregun…
—Ve hacia la luz y ya no mires atrás —me respondió de nuevo, esta vez la voz se escuchaba más débil, que se desvanecía más y más…
—Lo haré, pero ¿qué hay de ti? ¿No me dirás por qué llorabas?
—Tienes que despertar —dijo mientras su voz desvanecía por completo.
«Una luz» «¿Es la luz que tenía que seguir?» «¿Cómo sé eso?» «¿Dónde estoy?» «¿Tenía que…?»
Todo se volvía tan brillante, no podía sentir mi cuerpo, ni aquel dolor en mi pecho. Mi respiración se acelereaba.
—¡Ve por el doctor rápido!, la joven ha recobrado la conciencia.
—¡Sí!
«¿Dónde estoy?» «¿Quién es esta mujer?» «¿Por qué está gritando?»
—Señorita, ¿sabe en dónde se encuentra?, ¿sabe cuál es su nombre? —preguntaba esa mujer vestida de blanco.
—Mi nombre es… «¿Cuál es mi nombre?»
—¡Izi! ¡Mi pequeña! —llorando una mujer me sostuvo las manos.
«¿Quién es esta mujer? ¿Por qué llora tanto?» «¿Por qué me mira de esa forma?»
A mi alrededor todo era blanco, las paredes, mi ropa y la luz que caía directamente a mis ojos.
—¿Qué pasa mi pequeña? ¿Te duele algo? —en medio de sus preguntas entró un hombre alto con lentes— ¡Doctor, revísela rápido! —exclamó la mujer que sujetaba mis manos.
—Cálmate, entiendo tu felicidad, pero debes tranquilizarte.
—Lo siento doctor, por favor… —echó una mirada suplicante al hombre de blanco.
—Señorita, ¿sabe en donde se encuentra? —preguntó el hombre, mientras pasaba una luz por mis ojos con una pequeña linterna.
«Como puedo saberlo si todos se comportan tan extraño»
—No.
—¿Sabes cómo te llamas? —contínuo.
—¿Mi nombre?… «¿Quién soy yo?» «¿Qué es este lugar?»
—Ok. Dime, ¿Cuál es el último suceso que recuerdas?
—«¿Un suceso? ¿Cómo qué?» «Recuerdo que… estaba yo» «¿No yo?…» «¿Qué?» … ¿Qué pasa? ¡¿Por qué no recuerdo nada?! … «¡¿Por qué estoy aquí?!» ¡¿Quiénes son ustedes?! ¡¿Por qué estoy aquí?! ¡¿qué es todo esto?!…
¡Pi! ¡Pi! ¡Pi!
Mi cabeza era un epicentro de un dolor enorme, mis manos no paraban el dolor por más que apretaba la zona y no lograba mantener la respiración. El dolor era un maldito infierno.
—Doctor, ¡¿qué está pasando?! ¡¡¿Qué es ese sonido?!!
—Está sufriendo un ataque de ansiedad. ¡Enfermera!
—Sí, doctor.
Una de las mujeres de blanco implantó algo en mi brazo, todo se volvía borroso… Tan pesado y silencioso. Solo podía mirar a esa mujer que apretaba mi mano.
—¿¡Doctor que le pasa a mi hija?
—…
—¡Nick responde! ¿Qué le está pasando a mi hija?
—Necesito hacerle unas pruebas antes de darte un diagnóstico seguro.
…
—Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarte? ¿Te encuentras bien?
—Bu-enas tardes ¡fff! Lo siento vine… corriendo… des-de ¡fff!, el estacionamiento ¡fff! —intenté calmar mi respiración agitada.
—¿Quiere un poco de agua?
—¡No!… ya me siento, ¡fff! Un poco mejor… Pero podría decirme en que habitación se encuentra mi hermana, su nombre es Isabella Thomas.
—Deme un momento... —la señora verificó en la computadora que tenía delante— Ok, ella fue trasladada de habitación, ahora se encuentra en la habitación 307, piso 3. Tomé el ascensor.
—¡Muchas gracias!
—No hay de qué.
«Mi hermana, ¿estará bien?… Después de todo lo que paso… ¿Cómo reaccionará a todo lo ocurrido?… Bueno, no importa que, estará bien, ya que tiene a toda su familia como apoyo; además, ¡no dejaremos que nadie la vuelva a lastimar!»
Llegué al tercer piso y busqué la habitación 307.
—¡Mia! —escuché la voz de mamá en todo el pasillo.
Me acerqué a ella y la abrasé con fuerza, era una completa angustia.
—¡Mama! ¿Qué paso? ¿Cómo está ella? ¿Qué dijo el doctor? ¿Está bien verdad?
—Ella está estable, hace unas horas le dieron un calmante, parecía estar en shock, como perdida… El doctor me dijo que teníamos que esperar a más pruebas.
—¿Ella no dijo nada?
—Creo que tu hermana… No recuerda nada, me miraba como si fuera una desconocida que tomaba su mano —dijo mi madre mientras presionaba sus manos.
—No es posible, el doctor afirmó que no hubo daño cerebral ¿Cómo es posible?... —dije molesta.
El rostro de mamá ya era terrible, debía al menos tranquilizarla por más aterrada que yo estuviera. Esto era algo nuevo, ya teníamos la esperanza pendiendo de un hilo, todo este tiempo fue una total angustia en su coma.
—Mamá hay que esperar, quizás solo fue la impresión del momento o quizás el último recuerdo que tuvo… «Tiene que ser por lo que paso aquel día, estoy segura».
—Ya no quiero que tu hermana siga sufriendo… Todo lo que paso es demasiado para ella, ella… ¡No merecía sufrir de ese modo! —confesó rompiendo en llanto.
Mi madre se quedaba en el hospital a menudo para cuidarla y esperar a que despertara, día tras día, durante tres meses.
—Sé que Izi estará bien mamá, ella es fuerte y aunque paso todo eso, sabrá salir adelante… Todos la vamos a apoyar —intente tranquilizarla.
—Pese a todo, Dios la hizo despertar nuevamente y ahora hay que cuidarla… «No dejaré que nadie la vuelva a lastimar» —me juré a mí misma.
—¿Llegaste sola? ¿Dónde están tus hermanos? —pregunto ella secando sus lágrimas.
—Vine con logan, pero no le dije nada a mis hermanos, quise conocer su estado primero… No quería pensar en lo peor, dado que estuvo tres meses en coma.
—Está bien entiendo… Tienes razón, primero hay que saber su condición. ¿Dónde está logan?
—Estaba muy emocionada por la noticia, así que vine corriendo y lo dejé en el estacionamiento «Espero me lo perdone»… Ya vendrá, quería llegar cuanto antes a verte.
—Bueno, iré a buscar al doctor. Entra a la habitación, ya regreso —partió rápidamente.
—Está bien.
Mi mano tomó la perilla con miedo a no ser reconocida por mi propia hermana, era posible que solo haya sido un shock al momento de abrir los ojos, debe ser así, giré lentamente para abrir la puerta.
—¿Izi?
Habitación 307
«No entiendo nada, esas personas hicieron preguntas muy sencillas, pero no pude ni recordar mi propio nombre» «¿Quién soy?, ¿por qué estoy aquí?» «Quizás sea algo momentáneo y necesito un poco de aire, estar aquí adentro me sofoca mucho» «No puedo hacer mucho si me quedo en esta cama» «¡Tengo que salir!»
Tiré la sabana a un costado y saqué la intravenosa. Mis manos se sentían débiles y mis piernas no me respondían, no había ni un leve movimiento.
—¿Qué pasa?... Mis piernas no responden como yo quiero «Intentaré nuevamente»
Puse toda la fuerza que tenía en mis brazos, para poder impulsarme y caminar. Parecía totalmente inútil que pudiera moverme de esa cama.
«Sé que solo necesito concentrarme, puedo hacerlo»
Moví abruptamente mis manos, resbalando con el borde de la cama y cayendo al piso sin poder moverme. Pegué un gran grito por el dolor.
¡CLAC! ¡CLAC!
«¿Ehhh?»
Se escuchó el sonido de la perilla de la puerta.
—¿Izi?
—¿Hola? —pregunté a quién estaba parada junto a la puerta.
—¡¿Qué estás haciendo en el suelo?! ¡¿Estás bien?!… Déjame ayudarte —ella se apresuró hacia mí.
—Espera No te acerques, dime ¿quién eres? —pregunté con cautela a la chica que parecía muy angustiada por mí.
—¿Eh?... Tú… ¿No sabes quién soy? —su expresión era de temor.
—Lo siento, ni siquiera recuerdo mi nombre. ¿Me dirás tu nombre? Estaba intentando caminar y me caí —expliqué.
—… «¿Cómo puede ser posible que no me recuerde? ¿Qué es esto?» —su rostro se mostró pensativo y triste.
—Oye, ¿me escuchaste? «¿Quién es esta chica?»
—Sí… Solo que primero déjame ayudarte, ¿sí? —sonrió levemente mientras se acercó más a mí.
—Está bien. «Quizás ella sepa cómo me llamo, de dónde vengo y de porque me encuentro aquí».
Ella se acercó y se colocó en cuclillas junto a mí.
—De acuerdo, coloca tu brazo alrededor de mi cuello y trata de impulsarte hacia mí —tomó posición para sostenerme.
—Ok lo voy a intentar.
Hice como dijo y me aferré a su cuerpo.
—Está bien, ¡Ahora!
Utilicé mis últimas fuerzas en sostenerme de su cuello. Ella me cargó con todas sus fuerzas y me dejo en la cama.
—¿Te duele? —preguntó preocupada, sus ojos me miraban sin pestañear.
—Un poco —respondí mientras me cubria con las sabanas blancas.
—Al menos ya estás de nuevo en la cama, es más cómodo que el piso.
Su mirada sonriente y cercana me incomodaba, digo, es una desconocida tratándome tan amable. Era obvio que me conocía, pero que era ella de mí.
—Gracias por ayudarme.
—No es nada.
—«Debo preguntarle si me conoce o no, necesito saber por qué estoy aquí…» Tú me…
—Tú no me… ¡Ups! Lo siento, no quería interrumpirte, habla tu primero —me cedió la palabra.
—No, después de ti.
Queria escuchar lo que esta mujer tenia que decir.
—Solo quería volver a preguntarte si de verdad no me conoces, quiero creer que es una broma o que escuche mal… «Dime que no es cierto, y que estás siendo cruel conmigo»
—No es broma. De verdad lo siento, pero no recuerdo nada. Ni siquiera mi nombre o de porque estoy aquí. ¿Acaso tú si lo sabes? ¿Sabes cómo me llamo? —pregunté algo ansiosa por su respuesta.
—… «Mama tenía razón, ¿Qué puedo decirle? Estará bien contarle que soy su hermana y porque termino en este lugar»
—¿No lo sabes? —pregunté nuevamente por su silencio al mirarme perdida.
—Lo siento es que yo estoy muy feliz de verte de nuevo —ella comenzó a llorar— y es que te extrañe muchísimo … Lo lamento, no quiero asustarte. Perdóname por favor… ¿Me dejas abrazarte?
Su rostro era muy dolido, era difícil negarse a una persona que lloraba con tanto dolor y felicidad al mismo tiempo.
—Está bien, puedes abrazarme.
Se sentó a mi lado, apoyo su cabeza en mi regazo abrazando mi cintura. Ella sollozaba sin control, ¿quién es esta chica?
«Llora como una pequeña niña…» «Si dijo que me extrañaba, entonces esta persona sabe quién soy y que hago aquí, que logre calmarse para poder hablar con ella»
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
—¿Puedo pasar? ¿Mia estás aquí? —preguntó un chico al entrar.
—¿Hola? «¿Y ahora quien es él?»
—Hola, sabes… Estuvo preocupada por ti todos estos meses y no había forma de que parara de llorar, ¿Cómo te sientes?
—¿Dijiste meses? «¿Qué?»
Mi cuerpo tembló antes sus palabras. Era alguien desconocido para mí, aun así, él sabía de mi situación. ¿Meses?
—Sí, tres meses para ser exacto. Esta vez batiste un récord…
—¡¿Quién eres tú?! ¡Responde! «Está mintiendo… ¡No puede ser!» —le grité ansiosa.
—¿Cómo que quien soy? Soy Logan tu cuña-… —la chica que lloraba en mi regazo se abalanzó hacia él cubriendo sus labios— ahmjmjmm… ¡¡Ay!!, ¡Mia! ¿Qué te pasa? No tienes que ser tan brusca…
—Vamos al pasillo, ¡ahora! «Tengo que sacarlo antes de que diga más cosas» —ella lo enmudeció y lo jalo hacia la puerta.
—¿Tres meses en coma…? ¿Cómo pude estar de este modo tanto tiempo? … ¡Esperen!
—¡Olvida lo que dijo! Nos retiramos ahora —azotó la puerta al salir.
¿Qué rayos está pasando?
...
—¿Qué pasa? ¿Por qué salimos de esa manera? —él preguntó confundido mientras nos dirigíamos a las escaleras de emergencia.
—… «¡Este idiota!»
—Mia, ¿me vas a decir que está ocurriendo? —me detuvo con su agarre.
—¡Ella olvidó todo!
Mi hermana olvidó todo, toda su vida. Mi pequeña hermana...
—¿Te refieres a lo que paso ese día? —inquieró confundido.
—Ella no me recuerda y tampoco sabe quién es… ¡Ni siquiera recuerda lo que paso ese día!
Oficina del Doctor Salas, Piso 2
—Verás, como te mencioné anteriormente, ella no recibió daño cerebral con el impacto de la bala… Lo que fue un milagro, pero el hecho de que ella no pueda recordar nada, se debe a un daño diferente, uno emocional, ella tiene amnesia disociativa. Por todo lo sucedido ese día es normal este tipo de casos, para ella fue un trauma presenciar eso. Posiblemente, ella no logre recordar nada o quizás lo recuerde todo espontáneamente, con un tratamiento con pastillas o hipnosis, ella puede, por partes, ir recuperando sus recuerdos. Si llego al grado de olvidar por completo quien es, es posible que el trauma que vivió se manifieste de manera agresiva, en caso lograra recordar todo sin la supervisión de un psiquiatra, es posible que llegue a hacerse daño por el impacto que provoque. Fuera de la amnesia, debido al tiempo que estuvo en coma, posiblemente tenga dificultad para moverse, así que primero necesitara tomar fuerzas y estimular el movimiento de sus piernas para que pueda caminar.
—Me dices que, si ella recuerda todo lo que paso ese día, ¿podría intentar lastimarse?
—Si ella llega a experimentar algo mínimamente similar, no sabrá como reaccionar y naturalmente como viste… Llegue a sufrir un ataque de ansiedad, o algo incluso peor. Si ella toma un tratamiento, podrá recordar de a poco y estar monitoreada de especialistas que la ayudaran y controlar su estado tanto físico como mental.
—Comprendo lo que me quieres decir con el tratamiento y su importancia, aun así, no quiero que mi hija, vuelva a recordarlo. Me aseguraré de que no vuelva a estar en peligro, además mi familia estará en todo momento a su cuidado y atención para cualquier caso. ¡Ya perdí a mi esposo! ¡No puedo perderla a ella! No de ese modo. Muchas gracias por todo lo que has hecho por mi hija en estos meses de tanta angustia. Necesito tu ayuda ahora… No quiero que nadie sepa del estado de Izi ¡Por favor ayúdame con eso!
—Me estás pidiendo demasiado, tu familia merece saber el estado de ella. ¿Estás dispuesta a asumir la responsabilidad si se sabe la verdad?
—Por mi hija soy capaz de cualquier cosa.
—Está bien, tú has sido mi amiga desde la universidad, y siempre me ayudaste. Te ayudaré esta vez. Cuida bien de Izi, y sé fuerte para lo que se venga. Recuerda que puedes acudir a mí, si pasa algo que no puedas controlar.
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