«Todo está muy oscuro» «Hace frío» «Alguien…» «¿Hay alguien más aquí conmigo?» «¿Quién está llorando?»
—¿Hola?, ¿Dónde estoy? ¿Puedes oírme? ¿Por qué estás llorando?
«Alguien tiene que responder» «Puedo ver mi cuerpo en toda la oscuridad» «Mis pies parecen ceder en agua» «Como si estuviera en un océano»
De mí brotaron gotas incesantes.
—¿Eh? —no comprendía por qué yo también derramaba lágrimas.
La oscuridad cubría todo, podía escuchar a alguien llorar, pero no se observaba nada más que lobreguez. Mi pecho comenzó a doler, como si quisiera explotar.
—¡Despierta, por favor, mi pequeña despierta! —la voz de una mujer que gritaba se escuchaba levemente y borrosa.
«Esa voz es diferente…» «¿Por qué tengo que despertar?» «¿Acaso estoy durmiendo?»
—El dolor en mi pecho parece tan real, ¿me duele a pesar de eso?… —presioné la zona más dolorosa— Si debo despertar, entonces ¿cómo lo hago? —grité.
El llanto desesperado de aquella mujer había cesado, ¿qué lugar era este?
—¡Ey!… ¿Me escuchas? ¿Sabes cómo puedo despertar? ¡Respóndeme! —grité desesperada en esa oscuridad en la que estaba envuelta.
¿Estaba sola? Cada vez el dolorse hacia soportable.
—Ya debes irte —respondió alguien en mi oído.
La voz estaba cerca, giré para ver a la nada. Todo seguía estando oscuro y doloroso.
—¿Hola? ¿Eres tú? ¿Sabes cómo puedo hacerlo? —era la voz de una mujer, ella estaba en el mismo lugar que yo, en la misma oscuridad— Oye… ¿Por qué estabas llorando? Continúa hablando. No me dejes, solo responde mis pregun…
—Ve hacia la luz y ya no mires atrás —me respondió de nuevo, esta vez la voz se escuchaba más débil, que se desvanecía más y más…
—Lo haré, pero ¿qué hay de ti? ¿No me dirás por qué llorabas?
—Tienes que despertar —dijo mientras su voz desvanecía por completo.
«Una luz» «¿Es la luz que tenía que seguir?» «¿Cómo sé eso?» «¿Dónde estoy?» «¿Tenía que…?»
Todo se volvía tan brillante, no podía sentir mi cuerpo, ni aquel dolor en mi pecho. Mi respiración se acelereaba.
—¡Ve por el doctor rápido!, la joven ha recobrado la conciencia.
—¡Sí!
«¿Dónde estoy?» «¿Quién es esta mujer?» «¿Por qué está gritando?»
—Señorita, ¿sabe en dónde se encuentra?, ¿sabe cuál es su nombre? —preguntaba esa mujer vestida de blanco.
—Mi nombre es… «¿Cuál es mi nombre?»
—¡Izi! ¡Mi pequeña! —llorando una mujer me sostuvo las manos.
«¿Quién es esta mujer? ¿Por qué llora tanto?» «¿Por qué me mira de esa forma?»
A mi alrededor todo era blanco, las paredes, mi ropa y la luz que caía directamente a mis ojos.
—¿Qué pasa mi pequeña? ¿Te duele algo? —en medio de sus preguntas entró un hombre alto con lentes— ¡Doctor, revísela rápido! —exclamó la mujer que sujetaba mis manos.
—Cálmate, entiendo tu felicidad, pero debes tranquilizarte.
—Lo siento doctor, por favor… —echó una mirada suplicante al hombre de blanco.
—Señorita, ¿sabe en donde se encuentra? —preguntó el hombre, mientras pasaba una luz por mis ojos con una pequeña linterna.
«Como puedo saberlo si todos se comportan tan extraño»
—No.
—¿Sabes cómo te llamas? —contínuo.
—¿Mi nombre?… «¿Quién soy yo?» «¿Qué es este lugar?»
—Ok. Dime, ¿Cuál es el último suceso que recuerdas?
—«¿Un suceso? ¿Cómo qué?» «Recuerdo que… estaba yo» «¿No yo?…» «¿Qué?» … ¿Qué pasa? ¡¿Por qué no recuerdo nada?! … «¡¿Por qué estoy aquí?!» ¡¿Quiénes son ustedes?! ¡¿Por qué estoy aquí?! ¡¿qué es todo esto?!…
¡Pi! ¡Pi! ¡Pi!
Mi cabeza era un epicentro de un dolor enorme, mis manos no paraban el dolor por más que apretaba la zona y no lograba mantener la respiración. El dolor era un maldito infierno.
—Doctor, ¡¿qué está pasando?! ¡¡¿Qué es ese sonido?!!
—Está sufriendo un ataque de ansiedad. ¡Enfermera!
—Sí, doctor.
Una de las mujeres de blanco implantó algo en mi brazo, todo se volvía borroso… Tan pesado y silencioso. Solo podía mirar a esa mujer que apretaba mi mano.
—¿¡Doctor que le pasa a mi hija?
—…
—¡Nick responde! ¿Qué le está pasando a mi hija?
—Necesito hacerle unas pruebas antes de darte un diagnóstico seguro.
…
—Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarte? ¿Te encuentras bien?
—Bu-enas tardes ¡fff! Lo siento vine… corriendo… des-de ¡fff!, el estacionamiento ¡fff! —intenté calmar mi respiración agitada.
—¿Quiere un poco de agua?
—¡No!… ya me siento, ¡fff! Un poco mejor… Pero podría decirme en que habitación se encuentra mi hermana, su nombre es Isabella Thomas.
—Deme un momento... —la señora verificó en la computadora que tenía delante— Ok, ella fue trasladada de habitación, ahora se encuentra en la habitación 307, piso 3. Tomé el ascensor.
—¡Muchas gracias!
—No hay de qué.
«Mi hermana, ¿estará bien?… Después de todo lo que paso… ¿Cómo reaccionará a todo lo ocurrido?… Bueno, no importa que, estará bien, ya que tiene a toda su familia como apoyo; además, ¡no dejaremos que nadie la vuelva a lastimar!»
Llegué al tercer piso y busqué la habitación 307.
—¡Mia! —escuché la voz de mamá en todo el pasillo.
Me acerqué a ella y la abrasé con fuerza, era una completa angustia.
—¡Mama! ¿Qué paso? ¿Cómo está ella? ¿Qué dijo el doctor? ¿Está bien verdad?
—Ella está estable, hace unas horas le dieron un calmante, parecía estar en shock, como perdida… El doctor me dijo que teníamos que esperar a más pruebas.
—¿Ella no dijo nada?
—Creo que tu hermana… No recuerda nada, me miraba como si fuera una desconocida que tomaba su mano —dijo mi madre mientras presionaba sus manos.
—No es posible, el doctor afirmó que no hubo daño cerebral ¿Cómo es posible?... —dije molesta.
El rostro de mamá ya era terrible, debía al menos tranquilizarla por más aterrada que yo estuviera. Esto era algo nuevo, ya teníamos la esperanza pendiendo de un hilo, todo este tiempo fue una total angustia en su coma.
—Mamá hay que esperar, quizás solo fue la impresión del momento o quizás el último recuerdo que tuvo… «Tiene que ser por lo que paso aquel día, estoy segura».
—Ya no quiero que tu hermana siga sufriendo… Todo lo que paso es demasiado para ella, ella… ¡No merecía sufrir de ese modo! —confesó rompiendo en llanto.
Mi madre se quedaba en el hospital a menudo para cuidarla y esperar a que despertara, día tras día, durante tres meses.
—Sé que Izi estará bien mamá, ella es fuerte y aunque paso todo eso, sabrá salir adelante… Todos la vamos a apoyar —intente tranquilizarla.
—Pese a todo, Dios la hizo despertar nuevamente y ahora hay que cuidarla… «No dejaré que nadie la vuelva a lastimar» —me juré a mí misma.
—¿Llegaste sola? ¿Dónde están tus hermanos? —pregunto ella secando sus lágrimas.
—Vine con logan, pero no le dije nada a mis hermanos, quise conocer su estado primero… No quería pensar en lo peor, dado que estuvo tres meses en coma.
—Está bien entiendo… Tienes razón, primero hay que saber su condición. ¿Dónde está logan?
—Estaba muy emocionada por la noticia, así que vine corriendo y lo dejé en el estacionamiento «Espero me lo perdone»… Ya vendrá, quería llegar cuanto antes a verte.
—Bueno, iré a buscar al doctor. Entra a la habitación, ya regreso —partió rápidamente.
—Está bien.
Mi mano tomó la perilla con miedo a no ser reconocida por mi propia hermana, era posible que solo haya sido un shock al momento de abrir los ojos, debe ser así, giré lentamente para abrir la puerta.
—¿Izi?
Habitación 307
«No entiendo nada, esas personas hicieron preguntas muy sencillas, pero no pude ni recordar mi propio nombre» «¿Quién soy?, ¿por qué estoy aquí?» «Quizás sea algo momentáneo y necesito un poco de aire, estar aquí adentro me sofoca mucho» «No puedo hacer mucho si me quedo en esta cama» «¡Tengo que salir!»
Tiré la sabana a un costado y saqué la intravenosa. Mis manos se sentían débiles y mis piernas no me respondían, no había ni un leve movimiento.
—¿Qué pasa?... Mis piernas no responden como yo quiero «Intentaré nuevamente»
Puse toda la fuerza que tenía en mis brazos, para poder impulsarme y caminar. Parecía totalmente inútil que pudiera moverme de esa cama.
«Sé que solo necesito concentrarme, puedo hacerlo»
Moví abruptamente mis manos, resbalando con el borde de la cama y cayendo al piso sin poder moverme. Pegué un gran grito por el dolor.
¡CLAC! ¡CLAC!
«¿Ehhh?»
Se escuchó el sonido de la perilla de la puerta.
—¿Izi?
—¿Hola? —pregunté a quién estaba parada junto a la puerta.
—¡¿Qué estás haciendo en el suelo?! ¡¿Estás bien?!… Déjame ayudarte —ella se apresuró hacia mí.
—Espera No te acerques, dime ¿quién eres? —pregunté con cautela a la chica que parecía muy angustiada por mí.
—¿Eh?... Tú… ¿No sabes quién soy? —su expresión era de temor.
—Lo siento, ni siquiera recuerdo mi nombre. ¿Me dirás tu nombre? Estaba intentando caminar y me caí —expliqué.
—… «¿Cómo puede ser posible que no me recuerde? ¿Qué es esto?» —su rostro se mostró pensativo y triste.
—Oye, ¿me escuchaste? «¿Quién es esta chica?»
—Sí… Solo que primero déjame ayudarte, ¿sí? —sonrió levemente mientras se acercó más a mí.
—Está bien. «Quizás ella sepa cómo me llamo, de dónde vengo y de porque me encuentro aquí».
Ella se acercó y se colocó en cuclillas junto a mí.
—De acuerdo, coloca tu brazo alrededor de mi cuello y trata de impulsarte hacia mí —tomó posición para sostenerme.
—Ok lo voy a intentar.
Hice como dijo y me aferré a su cuerpo.
—Está bien, ¡Ahora!
Utilicé mis últimas fuerzas en sostenerme de su cuello. Ella me cargó con todas sus fuerzas y me dejo en la cama.
—¿Te duele? —preguntó preocupada, sus ojos me miraban sin pestañear.
—Un poco —respondí mientras me cubria con las sabanas blancas.
—Al menos ya estás de nuevo en la cama, es más cómodo que el piso.
Su mirada sonriente y cercana me incomodaba, digo, es una desconocida tratándome tan amable. Era obvio que me conocía, pero que era ella de mí.
—Gracias por ayudarme.
—No es nada.
—«Debo preguntarle si me conoce o no, necesito saber por qué estoy aquí…» Tú me…
—Tú no me… ¡Ups! Lo siento, no quería interrumpirte, habla tu primero —me cedió la palabra.
—No, después de ti.
Queria escuchar lo que esta mujer tenia que decir.
—Solo quería volver a preguntarte si de verdad no me conoces, quiero creer que es una broma o que escuche mal… «Dime que no es cierto, y que estás siendo cruel conmigo»
—No es broma. De verdad lo siento, pero no recuerdo nada. Ni siquiera mi nombre o de porque estoy aquí. ¿Acaso tú si lo sabes? ¿Sabes cómo me llamo? —pregunté algo ansiosa por su respuesta.
—… «Mama tenía razón, ¿Qué puedo decirle? Estará bien contarle que soy su hermana y porque termino en este lugar»
—¿No lo sabes? —pregunté nuevamente por su silencio al mirarme perdida.
—Lo siento es que yo estoy muy feliz de verte de nuevo —ella comenzó a llorar— y es que te extrañe muchísimo … Lo lamento, no quiero asustarte. Perdóname por favor… ¿Me dejas abrazarte?
Su rostro era muy dolido, era difícil negarse a una persona que lloraba con tanto dolor y felicidad al mismo tiempo.
—Está bien, puedes abrazarme.
Se sentó a mi lado, apoyo su cabeza en mi regazo abrazando mi cintura. Ella sollozaba sin control, ¿quién es esta chica?
«Llora como una pequeña niña…» «Si dijo que me extrañaba, entonces esta persona sabe quién soy y que hago aquí, que logre calmarse para poder hablar con ella»
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
—¿Puedo pasar? ¿Mia estás aquí? —preguntó un chico al entrar.
—¿Hola? «¿Y ahora quien es él?»
—Hola, sabes… Estuvo preocupada por ti todos estos meses y no había forma de que parara de llorar, ¿Cómo te sientes?
—¿Dijiste meses? «¿Qué?»
Mi cuerpo tembló antes sus palabras. Era alguien desconocido para mí, aun así, él sabía de mi situación. ¿Meses?
—Sí, tres meses para ser exacto. Esta vez batiste un récord…
—¡¿Quién eres tú?! ¡Responde! «Está mintiendo… ¡No puede ser!» —le grité ansiosa.
—¿Cómo que quien soy? Soy Logan tu cuña-… —la chica que lloraba en mi regazo se abalanzó hacia él cubriendo sus labios— ahmjmjmm… ¡¡Ay!!, ¡Mia! ¿Qué te pasa? No tienes que ser tan brusca…
—Vamos al pasillo, ¡ahora! «Tengo que sacarlo antes de que diga más cosas» —ella lo enmudeció y lo jalo hacia la puerta.
—¿Tres meses en coma…? ¿Cómo pude estar de este modo tanto tiempo? … ¡Esperen!
—¡Olvida lo que dijo! Nos retiramos ahora —azotó la puerta al salir.
¿Qué rayos está pasando?
...
—¿Qué pasa? ¿Por qué salimos de esa manera? —él preguntó confundido mientras nos dirigíamos a las escaleras de emergencia.
—… «¡Este idiota!»
—Mia, ¿me vas a decir que está ocurriendo? —me detuvo con su agarre.
—¡Ella olvidó todo!
Mi hermana olvidó todo, toda su vida. Mi pequeña hermana...
—¿Te refieres a lo que paso ese día? —inquieró confundido.
—Ella no me recuerda y tampoco sabe quién es… ¡Ni siquiera recuerda lo que paso ese día!
Oficina del Doctor Salas, Piso 2
—Verás, como te mencioné anteriormente, ella no recibió daño cerebral con el impacto de la bala… Lo que fue un milagro, pero el hecho de que ella no pueda recordar nada, se debe a un daño diferente, uno emocional, ella tiene amnesia disociativa. Por todo lo sucedido ese día es normal este tipo de casos, para ella fue un trauma presenciar eso. Posiblemente, ella no logre recordar nada o quizás lo recuerde todo espontáneamente, con un tratamiento con pastillas o hipnosis, ella puede, por partes, ir recuperando sus recuerdos. Si llego al grado de olvidar por completo quien es, es posible que el trauma que vivió se manifieste de manera agresiva, en caso lograra recordar todo sin la supervisión de un psiquiatra, es posible que llegue a hacerse daño por el impacto que provoque. Fuera de la amnesia, debido al tiempo que estuvo en coma, posiblemente tenga dificultad para moverse, así que primero necesitara tomar fuerzas y estimular el movimiento de sus piernas para que pueda caminar.
—Me dices que, si ella recuerda todo lo que paso ese día, ¿podría intentar lastimarse?
—Si ella llega a experimentar algo mínimamente similar, no sabrá como reaccionar y naturalmente como viste… Llegue a sufrir un ataque de ansiedad, o algo incluso peor. Si ella toma un tratamiento, podrá recordar de a poco y estar monitoreada de especialistas que la ayudaran y controlar su estado tanto físico como mental.
—Comprendo lo que me quieres decir con el tratamiento y su importancia, aun así, no quiero que mi hija, vuelva a recordarlo. Me aseguraré de que no vuelva a estar en peligro, además mi familia estará en todo momento a su cuidado y atención para cualquier caso. ¡Ya perdí a mi esposo! ¡No puedo perderla a ella! No de ese modo. Muchas gracias por todo lo que has hecho por mi hija en estos meses de tanta angustia. Necesito tu ayuda ahora… No quiero que nadie sepa del estado de Izi ¡Por favor ayúdame con eso!
—Me estás pidiendo demasiado, tu familia merece saber el estado de ella. ¿Estás dispuesta a asumir la responsabilidad si se sabe la verdad?
—Por mi hija soy capaz de cualquier cosa.
—Está bien, tú has sido mi amiga desde la universidad, y siempre me ayudaste. Te ayudaré esta vez. Cuida bien de Izi, y sé fuerte para lo que se venga. Recuerda que puedes acudir a mí, si pasa algo que no puedas controlar.
«No entiendo nada, ¿cómo puede ser posible que haya olvidado todo y además que haya estado inconsciente por 3 meses?» «¿Qué paso para que haya terminado aquí?» «Ahora entiendo por qué apenas puedo mover mis piernas…» «Quizás ese chico pueda decirme más sobre lo que paso y porque no recuerdo nada…»
Quien quiera que fuera yo, me sentía sola. Me observaba en el reflejo de la ventana, tan extraño ver mi rostro como si fuera la primera vez.
Pasillo, piso 2
Llegamos a la oficina del doctor que estaba a cargo de mi hermana, era el mejor amigo de mi madre y de la familia. Esperamos afuera hasta que ellos terminaran.
—¿Crees que tu hermana pueda recuperar la memoria? —me preguntó Logan.
—No lo sé, no preguntes esas cosas, no quiero pensar negativamente —respondí fría.
—Lo siento, no quise poner tensa la situación —rodeó sus brazos en mi cintura.
—Está bien…
Descansé brevemente en su hombro, tanta persecución logro derrumbar mi fuerza. Agradecía tener a Logan a mi lado.
¡Clac! ¡Clac!
Mi madre dejó la oficina del doctor con un rostro pálido.
—¡Mamá!
—Mia, ¿Cómo está tu hermana? ¿Ella ya despertó?… ¿Te dijo algo? —me cuestionó exaltada.
—Ella ya despertó, la encontré en el piso. Estaba intentando levantarse, pero ella… ¡No recuerda mamá! ¡Ella no sabe quién es y tampoco sabe quién soy yo!
Quería gritar de la impotencia. Mi hermana por fin había despertado, todo lo que pedí durante estos tres meses, pero regreso sin memoria alguna de su vida hasta ahora.
—Tiene amnesia debido a la pérdida de sangre ese día —derramó algunas lágrimas, aunque intentó retenerlas.
—¿Podrá recordar? —tomé las manos de mi madre, esperando una buena noticia.
—Él opina que no hay seguridad que pueda recuperar la memoria, con la pérdida de sangre en la cabeza se convirtió en un daño difícil de tratar. No debemos forzarla, lo mejor será que pueda continuar con su vida y comenzar de nuevo.
—¿De verdad va a estar bien?… ¡Nos olvidó por completo! ¡¿No habrá una forma de ayudarla a recordar?! —me negué a aceptar tal respuesta.
—Lo mejor que podemos hacer ahora es estar fuertes para ella, tu hermana despertó y si los recuerdos que perdió es algo con lo que tenemos que vivir, entonces vamos a hacerlo, somos una familia que va a apoyarla. Vamos a crear nuevos recuerdos para ella, todo estará bien siempre y cuando ella ya no vuelva a sufrir —mi madre tomó mi rostro.
Ella me abrazo esperando calmar mi corazón, y darme fuerza para este nuevo reto.
—No sé si tengas razón, pero de alguna manera es como si Izi hubiera muerto, ya que no volverá a ser la misma de antes. Todo lo que compartimos ya fue borrado en su cabeza —hablé con un nudo en la garganta.
—Pese a que sea muy triste ese hecho, me basta con que mi hija este viva. Me da fuerzas para comenzar nuevamente y esta vez no permitiré que nada la vuelva a lastimar.
Ella tenía la seguridad en sus palabras.
—Tu mamá tiene razón, toda la familia debe adaptarse a este nuevo reto —Logan expresó su opinión frente a las palabras de mi madre, de alguna forma tenía sentido, pero no estaba de acuerdo del todo.
—Logan, gracias por traer a mi hija y por estar aquí —mi madre abrazó a Logan.
—No se preocupe, señora. Amo a su hija, le tengo respeto y afecto a su familia.
Logan estuvo apoyándome todos estos meses, su presencia me daba fuerza.
—Ve a casa, cuéntale todo esto a tus hermanos y que por el momento no pueden venir, solo abrumaran a Izi. Necesita rehabilitación para caminar, estaré con ella —explicó mi madre.
—Vaya que la abrumarían, voy a explicarles todo y entenderán. Vendré por la tarde a traer lo que necesitas mamá.
Habitación 307
Inspeccioné cada parte de mi cuerpo esperando tener algo que me haga recordar, encontré una cicatriz en mi rodilla y un tatuaje de manzana en mi tobillo.
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
«De nuevo alguien toca»
—Adelante —contesté a quien esperaba fuera.
Era la mujer que tomo mi mano cuando desperté.
—Hola… ¿Cómo te sientes? —preguntó angustiada.
—... Bien —dije cortante.
—Eso es bueno.
En su rostro solo notaba tristeza y agobio. Parecía haber sufrido mucho por mí, podía deducir quien era esa mujer, pero me llenaba de lástima no recordarla.
—Te vi cuando abrí los ojos, estabas llorando mucho.
—Sí, supongo que … Tienes muchas preguntas —sonrió levemente, aunque solo inspiro tristeza.
Podía notar su pesar en sus ojos. Intenté ser lo más directa posible.
—Quiero saber mi nombre, edad, quien es usted y porque me encuentro aquí.
—Tu nombre es Isabella Abigail Thomas Allen, pero te llamamos Izi de cariño. Tienes 19 años y tu cumpleaños es el 1 de agosto. Yo soy tu madre, me llamo Katy —brillante eran sus ojos al declarar ser mi madre.
«Qué bueno que mi mamá esté cerca de mí, debo haberla preocupado mucho en todo este tiempo»
—¿Por qué no recuerdo nada? ¿Por qué estoy aquí?
Sus labios se curvaron levemente, y parecía dudar un poco debido al tiempo que se quedó en silencio. Me miró directamente a los ojos y respondió.
—Tuviste un accidente automovilístico y te golpeaste muy fuerte la cabeza. No parecía serio, sin embargo, pasaba cada hora y día, y no recuperabas la conciencia. Por un momento llegamos a creer que no despertarías…
«Así que fue por eso, esta mujer sufrió mucho, parece retener las ganas de llorar con esa pequeña explicación…» «Debió ser muy difícil»
Mi madre estaba frente a mí, intentando guardar las lágrimas de todo el dolor que le cause. ¿Cómo podía compensarla por ella? ¿Cómo he de sentir cariño por mi madre?
—Entiendo… Gracias por cuidarme, señora. Debió ser duro para usted —respondí intentando ser atenta.
—Pensé que preguntarías más cosas.
—Estoy en el hospital y llevo tres meses en coma, no se me ocurre que más preguntarle, vino una chica hace un rato…
—Sí, ella es tu hermana. Tienes 3 hermanos en total —dijo contenta.
Parecía tener una gran familia. Ella se acercó a mí, se sentó a mi lado y me tomó las manos nuevamente. Se sentía cálido.
—Soy tu mamá, aunque me has visto dos veces, te tuve en mis brazos cuando bebe y te amo… Soy una desconocida ahora, pero poco a poco vas a poder verme como lo que soy, somos una familia, estaremos apoyándote en todo momento porque te amamos.
—Para mí es muy … —de pronto comenzó a llorar colocando su frente en mis manos.
«¿Ahora qué hago?… La hice llorar»
Ella me abrazo y decía te amo. Mi cuerpo se puso rígido, no estaba cómoda con su acercamiento, era cierto que era una persona desconocida para mí, no podría llamarla mamá.
«Me acaba de declarar que es mi madre y lo mucho que me ama, me conoce de toda mi vida, no obstante, a mi parecer no llevamos ni una hora de cruzar palabra»
Me aparté levente y retiré mis manos de las suyas.
—Sé que usted está triste ahora, para mí aún sigue siendo una desconocida. Solo sé que es mi madre; aun así, esa palabra no la convierte en una para mí. Por favor, puede darme mi espacio, al menos hasta que pueda adaptarme a esta situación, se lo pido.
Ella recobró la postura y secó sus lágrimas con prontitud.
—Yo… Lo lamento —tomó su distancia— Todo esto debe ser muy difícil para ti y ya dejaré de llorar, me basta con que estés despierta, es suficiente para que pueda ser feliz.
«Sus acciones y palabras son muy amables…»
La habitación se tornó en un silencio incómodo, no sabía qué decirle o cómo actuar frente a ella. Intenté pensar mis respuestas hasta que recordé aquel tatuaje en mi cuerpo.
—Tengo una manzana en el tobillo, ¿Por qué una manzana?
—Te gustan las manzanas, solo eso —respondió feliz.
—Creí que tenía otro significado… «Con esto ya se calmó un poco, juzgué que la manzana tenía un significado más, pero veo que no… Al igual que esta mujer habrá personas que dirán que también me aman, dirán que soy alguien en sus vidas y yo en la de ellas… me pregunto si me aceptaran, me pregunto cómo era la Isabella que ella conocía»
—¿Puedes contarme más sobre mi…?... Bueno, de cómo era antes.
—Tú eras muy amable, optimista y muy sonriente. Siempre eras atenta con los demás.
Ella continuó contándome de historias de como mis travesuras les daban muchos líos. Al parecer era una niña de rosa, atenta y educada con las personas que conocía. Tras dos meses de rehabilitación ya podía caminar con menos dificultad, y ella se quedó a mi lado siempre. Me costaba decir mamá como si la palabra se me quedara en la garganta.
«Quizás más adelante pueda ser natural para mí»
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
—Adelante —se me adelantó mi madre.
—Hola, ¿Cómo te encuentras Izi? —preguntó el doctor Salas.
El doctor venía a menudo a preguntar mi estado, supe por mi mamá que eran amigos en la universidad, por eso cuido muy bien de mí.
—Ya puedo caminar mucho mejor y ya me agrada la comida del hospital —dije algo burlona.
—¿De verdad? Puedo considerar enviarte un poco para tu partida, en dos días puedes regresar a casa. Sé que tu familia está esperando ansiosa tu llegada después de tantos meses.
—¿De verdad? —no podía esperar a salir de este hospital, era un espacio muy reducido al mundo que quería ver.
El doctor me regaló una sonrisa gratificante mientras afirmaba mi pregunta y se dirigía a mi madre.
—Katy, tienes que llenar unos papeles. Ve a administración para que pueda fírmalos —indicó a mi madre.
—Sí, voy enseguida —ella salió de la habitación, dejándome con el doctor.
«En todo este tiempo, mi madre ha estado conmigo, pero no he podido hablar directamente con el doctor que me dio un diagnóstico tan nefasto»
—Doctor quería hacerle unas preguntas antes de irme —aproveché la oportunidad.
—Dime —respondió él.
—Usted mencionó que tenía amnesia debido a mi accidente, y causo un daño en mi cerebro, investigué y leí que podía recuperar mi memoria con tratamientos con pastillas o hipnosis, ¿es posible llevarla a cabo? —pregunté ansiosa por la esperanza de recuperar mis recuerdos.
—No creo posible una recuperación de tu memoria. El golpe y la pérdida de sangre hizo un daño irreparable y no puedo asegurarte una recuperación, como tu médico te aconsejo no trates de recuperar lo que ya perdiste porque no podrás vivir tu presente.
Su tono era serio y directo, me sentí frustrada con su afirmación a mi estado. Tenía la esperanza de tomar un tratamiento y recuperar mínimamente mi memoria. No quería salir al mundo sin como una hoja en blanco, vivir una vida sin conocer absolutamente nada.
—Escucha Izi, he visto casos así y en un 87% las personas solo recuperan la mitad de sus vidas, prácticamente solo pequeñas partes de su niñez —explicó al ver mi rostro decepcionado.
—Entonces no es posible para mí… «¿De verdad fue tan severo?...» Quería intentarlo, al menos. La verdad se siente un tanto raro ser una hoja en blanco, sobre todo cuando de muchas personas me dirán que era y que debe ser de este modo —dije con tristeza y desaliento.
—Tranquila, conozco a tu mamá y a tu familia de años. Sé que podrás salir adelante si te propones darle una oportunidad a esta vida. «Perdóname Izi…» Ahora tengo que observar a otro paciente, tu mamá vendrá dentro de poco.
Salió sin expresar nada más, dejándome decepcionada con sus palabras… Vivir esta vida era la única opción que tenía.
«Isabella perdóname, de alguna forma siento que soy alguien que está ocupando tu lugar, como si hubieras muerto y yo esté en tu cuerpo, además no merecías acabar borrada por completo. Si estás en alguna parte no te des por vencida, sigue luchando y termina de vivir tu vida porque yo no sé qué debería hacer con ella…»
Abracé la almohada con mucha impotencia.
¡TOC! ¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!…
El sonido fuerte de la puerta me sacó de mis pensamientos.
—«¿Quién toca así en un hospital?»… ¡Adelante!
La puerta se abrió de golpe y un chico apareció.
—Me dijeron que estabas en el hospital, no podía creerlo hasta que le pregunte tu nombre a la enfermera. Vaya que sabes dar sustos grandes… Hola Izi, ha pasado mucho tiempo.
Dijo con una sonrisa simpática y unos ojos llenos de confianza. Acomodó sus brazos y apoyó su cuerpo en el piecero de la cama donde yo aún abrazaba la almohada entretenida con su persona.
—«Vaya, es muy guapo… Su cara es muy fina, parece hidratada y suave, además, su cabello parece sedoso… Dan ganas de despeinarlo»…
—Estás sin palabras por lo guapo que me he vuelto, ¿verdad?, o quizás estás molesta porque perdí el contacto contigo hace cuatro años… No te enojes conmigo, ¿sí? Perdóname Izi…, verás por accidente, dejé mi celular en un bus y perdí todos mis contactos…
—«Aunque parece ser algo narcisista»…
—¿Vas a hacer la ley del hielo conmigo? —preguntó levantando una ceja y mirándome sospechosamente.
En mi mente repasaba las palabras correctas para decir que no soy la persona que él conoce.
«Puedo empezar por decirte que la persona que está frente a él ya no es Isabella, sino alguien más… No para nada, suena tonto… Mejor le digo que tengo amnesia permanente y que nunca lo he conocido en los dos meses de mi vida… Mmm»
—Bien, si sigues así no me das otra opción más que hacer… —dijo él mientras yo divagaba en mi cabeza.
—… «¿Por qué tengo que pasar por esto?» «Espera, ¡¿por qué se está acercando?!» «¡¿Qué rayos va a hacer?!»
Colocó su cara tan cerca de mí, que podía sentir su respiración caliente. Me percate de que sus ojos eran bastante atractivos, nos quedamos de esa forma unos segundos, como si esperara que hiciera algo, cuando acorto más la distancia y…
—«Es un maldito ¡Pervertido!» ¡No te creas tanto maldito idiota!
Procedí a envolver mi gancho derecho directo a su atractivo ojo.
¡BAM!
—¡Ahh!… ¡Mi ojo! ¡Ahh!…
Él comenzó a retorcerse de dolor por el gran golpe que le propiné, no debió acercarse tanto a mí. Sin duda, es un pervertido.
—¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?!… ¡SOLO ESTABA JUGANDO CONTIGO COMO CUANDO ÉRAMOS NIÑOS! ¡Ahhhhh! —presionó sus dientes mientras intentaba levantarse del suelo.
—¡¿Cómo juegas de esa manera?! ¡Pensé que me ibas a hacer algo!… —oprimí mi almohada al recordar su mirada en mí— ¡Pareces un pervertido si sonríes así! —grité.
—¡¿Por qué parezco un pervertido?! ¡Por si no lo notaste soy muy hermoso si sonriere! —gruñó enfurecido con una mano en su ojo.
*No iba a hacerlo, pero solo quería *ver su desesperación al saber que...
—¡Tsk! Sabes, el morado de tu ojo combina con tu sonrisa ¡Pervertido! —mentí.
—¿¡Me hiciste un moretón!?… «¿Qué rayos le pasa? Nunca me había golpeado» ¡Ahora vuelvo! ¡Esto no se va a quedar de esta forma Isabella Thomas! —salió corriendo como el viento y dando un gran azote a la puerta.
—«Salió corriendo como rayo después de decirle una pequeña mentira» «No me dijo su nombre así que supongo que lo llamaré Mr. pervertido»... ¡No te tengo miedo! —grité esperando me escuchara en el pasillo.
Baño para hombres, piso 3...
—¡Ufff!… No hay moretón… —dije mirando cada detalle de mi rostro— Tan solo me dijo una mentira, ¡esa boba!, ¿Cómo pudo golpearme?… La última vez que nos vimos no pudo ni mirarme a los ojos. Parecía tener una mirada diferente, por eso me acerqué tanto. No debió ser tan violenta conmigo… ¿Será cierto, que mi sonrisa es la de un pervertido?
Probé sonreír naturalmente frente al espejo del baño sin darme cuenta de que alguien me estaba observando.
—Pues si sonríes así das mucho miedo, joven —un conserje se burló de mí.
—¡No se lo pregunte a usted! ¡No se meta en una conversación ajena! —expliqué avergonzado.
—¿Usted y quien más? —interrogó incrédulo con un rostro serio, lo que lo hacía más incómodo y penoso.
—Yo y… ¡Mi amigo que está en el escusado! ¡Pero ahora quiere privacidad, así que me voy, adiós…!
Salí corriendo con tanta vergüenza, en mi cabeza maldecía a la chica que provoco todo esto. Iba a matarla cuando volviera a entrar a esa habitación.
De nuevo en la habitación 307..
«Quizás fui muy ruda con él. Dijo que estaba bromeando conmigo y de todas formas se iba a detener; sin embargo, pese a su dolor fue muy gracioso, sus lloriqueos de niña adolorida… No debería, pero…»
—¡¡Ja Ja Ja…!! Es un tipo bastante entretenido… ¡Ja Ja Ja…! Debí haber golpeado su labio en lugar de su pobre ojo encantador ¡¡¡Ja Ja Ja!!!… ¡Al menos estamos en un hospital…!
Afuera de la puerta...
«No puedo creer que se atreva a burlarse en mi ausencia» «¡Rayos!» «¡Me las va a pagar!»
Abrí esa puerta con lujo de violencia y sed de sangre contra esa chica.
—¡Cómo te atreves a burlarte después de lo que me hiciste! —presioné las rejillas de la cama mirándola con mucha verguenza y enojo.
—¡Oh!… Ya volviste. Qué rápido sano tu ojo mora… —continuó burlándose.
—¡Sí! ¡Y pude escucharte claramente desde afuera, de hecho, tus burlas se oyen en todo el pasillo!
Estaba muy enojado con ella, nunca se atrevió a levantarme la mano, aunque tampoco era necesario. Estaba actuando como un tonto frente a ella, debía relajarme un poco después de todo ha estado alrededor de cinco meses en el hospital.
Relajé mi postura y serené mi actitud para no volverla a dormir por otros tres meses.
—Bien… No debí golpearte así, lo siento mucho Mr. pervertido, pero me asusté mucho —se excusó.
—«¿Por qué sigue actuando así?» Tu disculpa iba bien hasta que dijiste Mr. Pervertido.
—Entonces, ¿cómo debo llamarte si no me mencionaste tu nombre? —preguntó sinceramente.
—¡De verdad te gusta hacerme enojar!
No entendía por qué seguía actuando de esa manera, ¿qué le pasaba?
—Empecemos de nuevo, ¿te parece? —dijo con un rostro desconocido.
—¿A qué te refieres? Ya deja de bromear, ¿de verdad no te alegra verme?
—Esta es la primera vez que te veo —expresó con firmeza.
—«¿Ahora qué rayos está diciendo?»... Acaso ¿te golpeaste la cabeza?
—Sí, me golpeé la cabeza y ahora no recuerdo nada. No sé quién eres.
—…
—La Isabella que tú conocías… Ya no existe.
¿Qué significa esto?
_______________________________________CharlottexNini
—¿No vas a decir nada? —pregunté al no recibir ninguna respuesta.
Observaba su espalda mirar hacia la ventana. Apoyé mis pies en el piso para levantarme, pero dudé en acercarme a él.
—…
—Lo explicaré mejor… Tuve un accidente automovilístico, me dejo sin recuerdo alguno y por eso no sé quién eres.
—«¿Por qué no me dijiste nada, Laura?»…
Dejé la cama y me acerqué a él, aún no me miraba y continuaba en completo silencio.
—No soy la persona que esperabas —extendí mi mano para tomar su hombro— Ni siquiera me reconozco y de verdad lo siento…
—¿Lo sientes? —él volteó hacia mí con una mirada desolada
Tomó mi mano y no aparto sus ojos de los míos. Mi mano tembló levemente por su agarre, no sabía que debía hacer.
—Me alegra que hayas sobrevivido a ese accidente, supe que estuviste tres meses en coma y por eso regresé de Canadá… —sus ojos brillaban con cada palabra, como si se asomaran lágrimas— Está bien, pese a ya no eres la persona que he conocido por 10 años… Eres ella.
Me brindó una leve sonrisa, mientras acariciaba mi mano con sutileza.
—Reconozco tus ojos negros como el carbón, tu cabello como los granos de café, tus uñas rosadas y tus cálidas manos —presionó aún más— Incluso los gestos que haces cuando te ríes y la manera en… —aparte la mirada—… Que te pones nerviosa cuando me acerco… Tú eres Isabella, no importa qué.
—«¿Por qué dice todo eso?… Como si admirará cada lado de ella»
Intenté liberar mi mano con unos movimientos pequeños. Al notar mi incomodidad soltó mi mano y aumentó la distancia. Aunque no dejo de mantener el contacto visual.
—«Será mejor guardar mi distancia para no asustarla» … Supongo que tengo que presentarme nuevamente ante ti. Mi nombre es Abel Rizzo, tengo 20 años y soy tu amigo desde los 10 años.
Nuevamente, me presento una sonrisa amigable, pero triste.
—«Él era su amigo de la infancia, ya entiendo por qué me trataba con tanta confianza»… Es un gusto conocerte, yo…
—Tu nombre es Isabella Thomas, tienes 19 años —interrumpió— Te gustaba comer plátanos con chocolate derretido, no te gustaban los chupetines, en especial los de fresa, decías que era un sabor bastante aburrido. Tienes un lunar en la nuca, decías que si te perdías podría encontrarte por ese lunar.
Aquellos detalles que no conocía de mí. De pronto me las dictaba un viejo amigo de Isabella. ¿Esa era yo?
—…
Mi voz se había ido, y no lograba procesar toda la información o encontrar el sentimiento que describa toda la confusión.
—Te gustaba tener tu cabello largo y te pintabas las uñas de color rosa. Una vez escalamos un árbol y nos caímos juntos, hicieron una casa en el árbol, de ahí la cicatriz que tenemos. También, te gustaba ver el atardecer de un rojo intenso, tú solías llamarlo Combinaison Parfaite por un programa de cocina francesa que veíamos a diario.
Este chico era honesto con sus palabras, y parecía haberla extrañado… Todo lo que dice suena lejano a mí, ni quiera sé cuál es el color que me gusta.
—Eres mi mejor amiga de años, sabes de mí como yo sé dé ti.
Llegó de tan lejos para encontrarse con ella y yo estoy en su lugar… Era alguien que podría decirme más sobre mí, tomé de escusa ir hacia el jardín del hospital para conocer lo que debería.
Jardín terapéutico del hospital
—Bien aquí estamos.
Él miraba hacia los árboles grandes con una sonrisa mientras el viento hacía correr levemente su cerquillo. Su imagen parecía especial, como si fuera lo más hermoso que vería en un día, con tanta tranquilidad a pocos días de terminar el invierno.
—Es bonito…
El espacio verde era muy agradable, había una fuente donde se encontraban dos palomas blancas reposando, se podía charlar cómodamente. Nos sentamos en una silla de madera. Esta vez inicié la conversación.
—¿Canadá?
—Sí. Hace cuatro años, al terminar la preparatoria, viaje a Canadá para llevar la carrera de arquitectura —dijo mientras soplaba para ver el vaho.
—¿Terminaste todo? —pregunté para mantenerlo entretenido.
Quería saber más sobre la vieja yo, pero no sabía qué detalles conocería después de tantos años sin vernos.
—Siempre llevo bien lo académico. No tengo problemas en ello
—Y… —paré al notar que podría estornudar—… ¿Cómo es Canadá?
Él me miró con interés. Fue mi idea salir del cuarto, por ello no quería hacer notar el frío que sentía a pesar de llevar ropa abrigada.
—Tiene un clima feroz y puedo aguantar los climas helados, pero al parecer tú…
—¿Te adaptaste rápido?
Se quitó la chalina del cuello y la colocó en el mío envolviendo hasta cubrir una parte de mis labios.
—Sí, fue algo difícil al inicio, pero me acostumbré. Tú no debes acostumbrarte a guardar lo que sientes, ¿sí?
No se apartó de mí hasta esperar una respuesta a su pregunta.
—Lo voy a intentar… —dije mientras me movía al extremo de la silla.
—Ok —cruzó las piernas— Cuéntame todo de ti, quiero saber en qué piensas.
Mi cabeza hacia un reinicio para contar todo lo que experimente hasta el momento.
—No hay mucho que te pueda decir, estuve en coma tres meses y me costó dos meses caminar de nuevo. La señora estuvo conmigo todo este tiempo. Sé por ella que tengo tres hermanos, aunque aún no sé cómo podría verlos, después de todo, ya no soy la Isabella que ellos esperan.
—La señora debe ser Katy, ¿verdad?
—Sí. Es más natural para mí el decir “señora”, aunque no este bien.
Era difícil explicar que no me sentía cómoda llamándola de esa manera.
—Antes te pegabas a tu mamá como chicle, eras muy mimada por ella. Por ser la última hija, eres la consentida de todos tus hermanos, deben extrañarte mucho ahora.
Los hermanos que no han venido a verme durante todos estos meses, ¿me extrañaban?
—¿Tú la extrañas?… —al no entender a quien me refería afirme su nombre—… A Isabella.
Tomó unos segundos de silencio, parecía recordar más sobre ella en su cabeza y esperaba a que la respuesta fuera fundamentada por todos esos momentos.
—… Sí, en mi vida, fue ella quien me ayudo a afrontar cada problema. Ella era única para mí.
Sus ojos no parecían mirarme, sino a la persona de la que hablaba.
—Quisiera poder recordar… Este es su cuerpo y yo parezco una intrusa
Dije ello que tenía atorado en la garganta tantos días.
—Quizás podría haberte cuidado y no habrías tenido ese accidente. Ahora estaría molestándote como hace un rato.
Sus manos se apretaron levemente y sus ojos notaban un arrepentimiento que desconocía.
—¡Izi! —gritaron de pronto, lo que nos hizo voltear a ver a la persona que venía agitada—Me preocupé mucho cuando no te vi al volver, busqué en todo el piso, hasta que te vi desde la ventana, ¿con…? —ella dirigió su mirada a Abel, en el que poco a poco sus labios fruncidos se tornaban en una sonrisa.
—Hola, Kat. Ha pasado mucho tiempo y es un placer volver a verte.
Él se levantó para darle una gran sonrisa.
—¡¿Abel?! Wauuu!… ¿Cuánto tiempo ya ha pasado?, ¡no puedo creer que seas tú! ¡Estás mal alto y más guapo!
Ella lo abrazó muy fuerte, dando la imagen de una madre y su hijo en un encuentro después de años.
—Gracias por no olvidarse de mí —dijo él colocando su brazo en su espalda.
—Como podría olvidarme de ti. ¿Cuándo volviste? —Katy se separó de él y esperaba su respuesta con ansias.
—Volví hoy, quería ver a Izi, apenas me enteré del accidente.
—Gracias por venir a verla, como ya te habrás dado cuenta debido al accidente… —hizo el silencio obvio por la información que ya conocía.
—Sí, estuvimos hablando un buen rato y me contó todo.
—Verlos juntos, me recuerda el pasado cuando andaban juntos de acá para allá —se llevó las manos a la boca recordando aquellos días desconocidos para mí— Los dos han crecido tanto, me siento tan feliz cuando están juntos.
—Esos son mis mejores recuerdos —Abel me lanzó una sonrisa.
—¿Vas a quedarte? —preguntó ella con mucha emoción.
—Sí, arreglé todo el papeleo en la universidad y me adelanté a una graduación rápida. Me quedaré.
—Las puertas de mi casa siempre están abiertas para ti, lo sabes. Bueno, tengo que llevarme a Izi, tiene que hacerse unos últimos chequeos antes de volver mañana.
Me levanté para colocarme junta a ella y mirar a Abel directamente.
—Yo también me tengo que ir, aún no he desempacado nada. Regresaré mañana.
—Gracias por venir, Abel —tomé la iniciativa para llamarlo por su nombre, no teníamos esa confianza, pero no sabía cómo referirme a él.
—Ten cuidado al volver, te esperamos mañana. Entremos ya Izi.
Katy me apresuró a entrar y solo levanté la mano para despedirme de él. Busqué a Abel por la ventana de mi habitación, para verlo partir; sin embargo, ya no estaba a mi alcance. Fue divertido charlar con él, en todo el tiempo mi mamá no me dejo sola y estaba agradecida, ya que charlar con otra persona era muy refrescante.
Clínica (Estacionamiento)
Ella ya no era la Isabella que conocí… No recuerda mi confesión antes de irme a Canadá.
Quería que me dijeras que me quedara; sin embargo, después de decir que te amé todos esos años, no pudiste mirarme más a los ojos. Para no complicar nuestra amistad por mis sentimientos, termine yéndome.
Pensar que fui egoísta al alejarte de tantos chicos en la secundaria porque me sentía celoso y terminar por alejarme así de ti… Cuando Laura me llamó mencionando tu estado, al final terminé volviendo por ti.
Estaba tan nervioso al tocar la puerta que cuando entré, no pare de hablar. Sin duda el tiempo ayudo a que te volvieras más hermosa ante mis ojos.
—De verdad, ¿ya no me recordarás jamás?… «Isabella… te sigo amando»
…
El día de mi salida era hoy, pero Abel no vino como lo dijo, me preguntaba si abra tenido un problema o le chocó la noticia de que su mejor amiga ya no lo recuerda.
—Seguramente tuvo un problema con su mudanza, no te preocupes —dijo Katy adivinando mis pensamientos.
—Debe ser —respondí.
—Volvamos a casa.
—¡Sí!
Durante el viaje, me emocionó ver los vendedores y todos los colores de la ciudad. Pegué mis ojos a la ventana del auto esperando algún día caminar por todo el camino que habíamos recorrido. Estaba nerviosa por conocer a mis hermanos, por lo que intentaba pensar como presentarme ante ellos.
—Bueno… Aquí es nuestra casa.
Katy señaló una casa de dos pisos de color azul con rejas y muchas plantas en macetas, no era ni muy grande ni muy pequeña.
—Es lindo «Por fin, aquí… Estoy muy nerviosa por conocer a mis 3 hermanos, mi madre me dijo que eran muy amables, pero ¿podrán aceptarme?… OK… Me presentaré como se debe y supongo que… ¿De qué más debería hablarles?… Debo calmarme, tengo que ser amable y sonreír… Todo estará bien»
—¡Eyy! —*Katy*aplaudió interrumpiendo mis pensamientos y planes para sobrevivir este día.
—¿Qué pasa? —dije nerviosa.
—Te perdiste un rato.
Mostrar la fortaleza a los ojos de mi madre era inútil, siempre sacaba todos mis miedos.
—Lo siento, solo estaba…
—Está bien, tranquila —tocó mis hombros— Es tu familia, así que relájate, ellos son las personas que más te aman en este mundo…
—Ok «Aunque me diga que esté tranquila, ¿cómo puedo estarlo?»
Al abrir la puerta se veía todo oscuro, como si no hubiera nadie en casa. Se escucharon pequeños estruendos, se encendieron las luces, y de pronto cayeron muchos papeles de colores en mi rostro, miré hacia el frente nuevamente y muchas personas me miraban felices, la mayoría eran caras nuevas.
—¡Bienvenida a casa! —gritaron todos los presentes.
—«Tengo que saludar también» Hola…
—Vaya, en estos cinco meses has crecido más —dijo un hombre.
Con una sonrisa agradable se acercó y me abrazó. Mi cuerpo estaba rígido ante su cercanía. ¿Debería abrazarlo también?
Él se separó de mí y me sonrió. Parecía entender que no estaba muy cómoda.
—Todos, como lo planeamos, preséntense en orden. Será más fácil para ella —dijo a los demás.
De inmediato todos comenzaron a ponerse un polo con nombres escritos en ellos.
—Hola, Izi. Me llamo Lance y soy tu hermano mayor. Tengo 29 años —él se presentó.
—Soy Laura, tu hermana. Tengo 24 años —dijo una chica hermosa.
—Ya nos vimos antes, soy Mia. Tengo 21 —saludó la chica que lloró en mi regazo.
—Hola, Isabel. Soy Lía, esposa de Lance, y ella es Anaís, es un poco tímida… Apenas tiene 5 años —una pequeña niña estaba apegada al cuerpo de ella, debía ser, ¿mi sobrina?
Era una niña muy mona, con sus coletas y sonrisa tierna.
—Hola, cuñada, soy Logan, ya nos conocimos en el hospital —dijo sonriente el chico que estaba junto a Mia aquel día en el hospital.
—Hola, me llamo Abel y soy tu mejor amigo en el mundo —habló con una sonrisa relajada.
¿Estuvo ocupado con la mudanza?
—«Así que aquí te encontrabas Mr. Pervertido… Bueno, ya no hay vuelta atrás, tengo que saludar»… Hola, espero llevarme bien con todos ustedes y que ustedes se lleven bien conmigo.
Después de ese saludo, ellos me sonrieron. Parecían ser pacientes conmigo, era alguien que conocían de toda la vida y ahora ya no era esa persona. Debía ser más receptiva con ellos.
—Debes estar agotada por el viaje del hospital, tu cuarto está arriba, llevemos las maletas primero —*dijo ella. M*e ayudó a subir mis maletas al segundo piso dejando a todos en la sala.
—¿Es aquí? —pregunté mientras observaba los detalles del interior.
—Sí, abre la puerta.
Giré la perilla de la puerta y al entrar noté que todo estaba limpio. El cuarto era de color rosa, la cama pequeña cerca de una ventana con una planta en ella, un pequeño armario, un escritorio y un mural lleno de fotos con todas las personas que vi hoy.
—Es bonito «Este era el cuarto de Isabella…» —balbuceé mientras veía lo cómodo que se veía mi habitación.
—Te gustaba mucho el color rosa.
Ella acomodó la maleta junto a la cama.
—Sí, Abel me lo dijo.
—Acomódate como gustes en ella porque este es tu cuarto, no te incomodes ¿de acuerdo?… —dijo mientras se dirigía a la puerta— Bajaré a ayudar con la cena, tus hermanos no saben cocinar muy bien. Baja cuando estés lista.
Trataba de ser abierta en el nuevo lugar en el que llamaría mi hogar, mi madre hasta ahora había sido compresiva conmigo y mis hermanos me daban el espacio que necesita. Tenía que acostumbrarme a esta casa y a verlos todos los días a partir de ahora.
Visualicé cada esquina del cuarto, intentaba crear imágenes que se convirtieran en recuerdos, pero era imposible. Me tumbé en la cama para descansar mi mente y cuerpo. No importa cuánto mirase, nada se me hacía conocido. Ni las fotos pegadas en mi pared, ni la ropa del armario. Era inútil.
—Supongo que tendré que elegir unas prendas para usar en esta cena… «El baño debe ser en esa puerta»
Tomé una ducha larga y me miré al espejo. No me había mirado en el espejo con atención hasta ahora, noté que en realidad Isabella era muy linda, con las facciones de una niña dulce y tierna.
Abrí el armario para sacar la ropa que me pondría y elegí una camisa a cuadros con unos shorts que encontré en el cajón, saqué prenda por prenda para observarlas, consideraba que era ropa muy llamativa. En el fondo del cajón encontré un cuaderno de color de rosa con un candado.
—Quizás sea un diario, ¿Dónde estará la llave? «Será mejor guardarlo»
Puse nuevamente el cuaderno rosa en el cajón, guardé la ropa y me vestí. Practicaba como sonreír frente al espejo del armario mientras secaba mi cabello.
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
Tocaron la puerta.
—Adelante.
Él se sentó en la esquina de la cama y me observó con los labios levemente fruncidos.
—¿Sabes que nos estás haciendo esperar mucho?
—Pues yo te espere muchas horas hace unos días —dije seriamente.
Estaba algo molesta con él por hacerme esperar, y no ayudaba mucho el verlo como si no hubiera hecho nada.
—Resentida… Quise saludar a tu familia antes de ir al hospital, pero me enredaron en esta fiesta de bienvenida —explicó.
—Es una excusa para que te perdone —intentaba bloquear su mirada que se reflejaba en el espejo donde me miraba.
—No tienes que ser tan severa conmigo.
—¿Así que eres mi mejor amigo en el mundo?
Cuando estuve esperándole, hice muchas preguntas de él a mamá. Y era cierto, él fue el único amigo que he tenido.
—Pues eso me decías todos los días, o acaso ¿jugaste con mis sentimientos? —dijo haciendo un puchero.
—Eres muy molesto.
El tono que usaba era jocoso, y era difícil tomarlo en serio. Tomé la chalina de mi maleta y se la tiré en la cara.
—Me sigues rompiendo el corazón… —se quejó mientras se colocaba la chalina.
—No sabía que eras sensible Mr. pervertido.
—¡¿Por qué sigues con ese apodo tonto?!
Su rostro enojado parecía más sincero que esas sonrisas burlonas que me lanzaba cada minuto.
—¡Porque tu cara de tristeza fingida es la de un pervertido!
—¡No subí aquí para pelear!… Todos te están esperando, ¡vamos ya! —tomó mi muñeca y me miró fijamente— ¿Vas a bajar así?
—¿Por qué?
—Pues te ves muy fea.
En ese momento aventé mi toalla mojada hacia su rostro y salí corriendo para que no me atrape. Su cara era de terror.
—¡Eres una maldita, lo sabías! ¡Ven aquí! —miré hacia atrás y le saqué la lengua burlona, cayéndome por no mirar adelante.
Apreté los dientes para no gritar del dolor.
—¡Ja Ja Ja…! ¡Sigues siendo muy torpe!… ¿Qué pasa? ¿Te mordiste la lengua? ¡Ja Ja Ja!… —se burló.
Mi espíritu asesino comenzó a surgir.
—«¿Eh?» «¿Por qué hace tanto frío adentro?»
Era muy divertido bromear con Abel, aunque consideraba esa cercanía solo por su cariño a la Isabella que él conocía.
—Oye… Solo estaba bromeando párate ya «Deja de poner esa cara de villana de telenovela»
Era muy molestoso, debía vengarme de él.
—Lo siento, levántate —extendió su mano para ayudarme, el momento perfecto para atacar.
—Gracias.
Aproveché en jalarlo para que se caiga también. Su cuerpo aterrizó a un lado y giré para burlarme de él.
—Eyy que te pasa… ¡Yo no te tire al piso!
—No, pero te burlaste de mí —volví a sacarle la lengua.
—¡Contigo no se puede ser amable…!
Me burlé de su imagen. Sus ojos eran tan profundos, mirarlo desde esa distancia era algo extraño. Me provocaba un sentimiento nuevo, era algo inquietante.
Estábamos a una distancia corta, y él no expresaba nada, al igual que yo me observaba con detalle como si esperáramos a que algo pasara.
Como la primera vez que lo vi, al estar tan cerca de mí podía confirmar que era muy apuesto. ¿Por qué no tengo ni las mínimas ganas de apartarlo?
—Oigan, ¿van a seguir en el piso?
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