EL OVISPO DE LA ACEDIA

No importa cuánto quieras huir de los pecados estos siempre vivirán en ti, fueron las palabras de un obispo con la sabiduría de un dios, titulo impuesto por sus mismos seguidores, pero negado por su poseedor.

Zen el gran obispo de la acedia, un ser sabio y desconcertantes, líder de un gran culto ortodoxo que consideraba a los poseedores del fruto como la salvación máxima, la redención absoluta de los seres vivos hacia dios sin embargo este era el pensamiento de los miles de seguidores menos zen, que si bien con desgano y por obligación tradicional de su familia llevo una enseñanza de la santa doctrina este término convirtiéndose en la máxima autoridad de esta.

Desde muy joven Zen tenia pleno conocimiento del poder y la responsabilidad que tenía el ser poseedor del fruto prohibido, pero a pesar de saber los privilegios nunca quiso aceptar su destino, debido a su actitud como a la forma en la que llevo el credo demostró ser la viva Encarnación de un pecado repugnante a los ojos de la nueva Sociedad.

Zen llamado el obispo de la acedia demostró total indiferencia a sus semejantes para él la vida era semejante a un fino hilo agarrado en dos extremos forzándolo a romper algo tan simple y delicado con un final inevitable la muerte.

Su visión del mundo lo llevo a estudiar durante años la verdad de los frutos prohibidos dejando a un lado todo lo que pudiera apegarlo al mundo, no solo el tomo la determinación muchos de sus adeptos decidieron seguirlo, pero para Zen solo eran perros detrás de la mano que los alimentaba.

Zen en su búsqueda de conocimiento convenció al culto de invertir en los viajes que realizaría por el universo para encontrar la iluminación divina, tema que sirvió de camuflaje para sus verdaderas intenciones.

Su gran travesía por los planetas vecinos dio origen a múltiples sectas seguidoras de un credo impuro, Zen inundo la consciencia de las sociedades con falsas promesas, profecías y frases que no llegaban a la sabiduría espiritual si no a la negligencia total para con sigo mismo y quienes los rodeaban. Como cabeza de un culto tan importante con tantos seguidores sus acciones eran visibles sin importar lo grande o pequeña fueran hasta que llego el día en que su vida cambio por completo.

Antiguo planeta prison,

Un lugar tan desolado como un desierto, pero con una gran leyenda sobre un misterioso ser, los lugareños contaban que un sujeto de aspecto pálido y moribundo cada noche de eclipse aparecía de la nada gritando y jalando fuertemente su Cabello hasta desprenderse parte de la carne con sus uñas luego de esto cuando su sangre caía al suelo todo a su alrededor se tornaba negro y vomitando lo que parecían ser sus entrañas sacaba de si el aspecto de un fruto prohibido con forma semejante a un corazón. Ese mismo día durante el recorrido nocturno del obispo mientras se congregaban los lugareños para recibir la palabra el ultimo eclipse del año iniciaba.

Zen presencio el surgimiento de un verdadero dios, uno de los 12 seres primigenios los más sabios portadores de los frutos prohibidos Blast el portador del fruto de la creación, queriendo resurgir no hacía más que salir al inicio de los eclipses confiando en que de estos descendiera su salvación, un arcángel que observaba desde la distancia el cual solo esperaba el momento perfecto para arremeter contra Blast.

Zen impactado por el surgimiento contemplo con sus ojos como todos los seres a su alrededor excepto el fueron consumidos como si de empaques con contenido alguno fueran vaciados a pesar de todo esto el aspecto de Blast seguía siendo deplorable cuando este alzo su mirada pudo ver claramente a Zen quien no hacía más que alejarse cada vez más del puesto que sabía que era lo siguiente a suceder una vez los dos frutos iniciaran su sed de complementación.

Blast consiente de que sus fuerzas no serían suficiente para detener a Zen invoco con sus pocas energías el ritual dimensional para encarnar al arcángel que lo observaba desde el limbo al traerlo este sonrió pues su verdadera intención era aprovechar la falta de poder de Blast para tomar el fruto que este poseía lo cual paso en un abrir y cerrar de ojos ante la mirada de Zen.

Zen al ver que no sería oponente para el arcángel encarnado en una divinidad mortal ahora con un fruto prohibido a su disposición no tuvo más remedio que usar su poder oculto. Pronunciando unas palabras incomprensibles cerro sus ojos y al abrirlos apareció sentado el día de su ascensión como obispo de la acedia.

El poder de zen consistía en poder realizar saltos en el tiempo ignorando los eventos presentes pero estos saltos en el tiempo también poseían un riesgo su poseedor perdía los recuerdos de dichos eventos hacienda también que a la larga este llegara a sufrir de Alzheimer.

La activación del poder desencadeno una cadena de despertares en todo el universo, los 7 pecados capitales habían despertado, Los frutos esparcidos por todo el universo comenzaron a llamar a sus huéspedes, el cielo anunciaba la llegada del apocalipsis, los últimos y con vida de los grandes 12 sabios despertaban de su gran letargo, el universo entero anunciaba el retorno de los seres ascendidos.

Las trompetas resonaban en el universo, las profecías se cumplían en el tiempo y el universo entero se preparaba para lo que sería la época más oscura jamás contada.

La inquisición estaba por comenzar….

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