Había viajado a este mundo de humanos considerados como los originales, a través de una puerta conocida como el portal, en dónde las emociones fluyen en cada esquina; esta era una característica que predominaba aquí.
Se le había encomendado una tarea de relevancia al igual que muchos de los de su especie.
Al principio había pensado rechazarlo por su falta de seguridad, pero si no iba no acumularía experiencia, temía ser enrredada por esta marea de emociones.
Era una tarea sumamente peligrosa desde el punto de vista de su clan.
Pero como decía un dicho: " el que no arriesga no gana".
En el último momento terminó aceptando por lo que una identidad para ella fue procesada en el mundo humano.
Camino hacia su destino siguiendo una ancha calle pavimentada rodeada de altísimos edificios muy pintorescos, mirando a izquierda, observando a derecha, toda persona a su paso, mientras jugaba a adivinar cada emoción.
Era muy interesante lo que se podía encontrar si se ponía un poco de atención, tal vez después de todo sí que sería uno de sus planos preferidos.
Envidiaba en parte la vida de estos seres, porque podían sentir con libertad cada emoción, eso le habían contado algunos, sin temor a la invasión de la oscuridad.
Se dirigió al punto x para conseguir su nueva identidad. El lugar parecía un pequeño hotel por fuera, y cuánto se traspasaba la puerta el lugar tenía un aspecto parecido al de su mundo.
Un mar de bellos cristales formaban pequeñas habitaciones, dando al lugar una fuente de luz permanente.
Eran cristales sumamente duros, capaz de soportar toneladas de peso para poder permanecer en pie formando todo este complicado conjunto.
En el centro de todo esto se alzaba un cristal que era muy especial y el cual jugaría un papel muy importante en su tarea sin saberlo.
Este pequeño lugar se sentía como en casa y al mismo tiempo lejana y cercana al abismo por estar en el mundo humano.
Se dirigió a una mujer que extendía las identidades. Ella parecía más una humana, sin todas esas características que los delataba a ellos, tenía un muy buen camuflaje para estar en su puesto.
Si alguien se fijara en su persona que aún no había hecho los cambios tal vez la confundieran con una modelo y si no encajaba con ese papel diría un ángel, pues su pelo no era de un color común, que decir del color de sus ojos o la textura de su piel, el cual parecía sumamente suave e hidratada.
Además de que sus cuerpos delataban elegancia y delicadeza.
Cuando todo estuvo listo, vio con admiración lo bien estructurado que había quedado todo para su identidad.
Esta mujer sabía lo que hacía hasta el último detalle; es decir, de la ropa a la maleta, pasando por los arreglos a su persona.
Ella sólo tenía que meterse en el papel.
Al salir por la puerta ella era una persona de cabellos y ojos oscuros de temperamento tímido y figura hermosa, el cual parecía querer ocultar a toda costa con un enorme suéter para pasar desapercibida.
Fingió caminar con pasos temerosos, hacia la orilla del mar, en dónde se encontraba una embarcación muy famosa, en donde se realizaban proyectos de suma importancia, para presentarse como la cantidata que llenaría un puesto.
No sin antes haber disfrutado de las aguas del mar.
Una chica con gorro de estambre bien calado hasta las orejas que aprisionaba toda su melena, con una montura de lentes muy pasado de moda que ocultaba parte de su cara, y un suéter algo grande que conformaban su atuendo de camuflaje físico, se acercó a un edificio de madera en donde otras personas de su edad esperaban.
Su trabajo oficial había comenzado.
. . .
El que parecía el líder terminó de revisar sus documentos mientras los miraba uno a uno ubicandolos, parecía un buen tipo, sensato y centrado.
Les dio otras tantas instrucciones y recomendaciones que les llevó parte del día.
Cuánto comenzaba a sentir que sus pies ya no la mantendrían parada, les asignó un camarote propio para toda la estancia y los mandó a acomodarse para el largo viaje.
Ella podía percibir que a pesar de su enorme suéter la miraban con disimulo, sonrío para sí, y eso que esto era sólo un disfraz, ¿qué pasaría si la vieran cómo era ? Lo más seguro es que comenzarían un culto.
No podía culpar a los humanos por perseguir la belleza, que parecía escasa en este mundo, salvo tal vez, en el de ella.
Ser un depredador requería tener armas especiales.
Recorrió los pasillos del enorme barco en busca de su habitación siguiendo a los demás que no paraban de lanzarle miradas, puede que siguieran creyendo que no era real.
Así que éste sería su hogar por una breve temporada conviviendo con los originales, una muy breve para aprender de ellos.
Los observó subir las escaleras, aún no se habían presentado formalmente y esperaba con ansias ese momento, no entendió esa demora del líder de no querer presentarlos aún.
Una cálida brisa la tocó haciéndola sentir calor con esa gruesa ropa de estambre, era mejor cambiarlo por unas más ligeras, más tarde.
Dio con su puerta, incrustó la llave y la giro, abriendo lo que sería su habitación, dejó la puerta abierta para evitar el bochorno.
Ojalá tuviera ventanas pensó, mientras veía a los compañeros restantes seguir su camino.
Su atuendo comenzaba a sentirse incómodo después de largo día, ese suéter tan grande se hacía pesado para esté pegajoso clima, decidió sacárselo por la cabeza quedando con una ropa ligera.
Su perfil se recortó sobre la alfombra.
Alguien no muy lejos la miró con deseo.
La habitación era muy cómoda, dentro había una cama enorme con sábanas blancas y verdes azul.
De frente estaba una pequeña mesa de madera con un banco, sobre ella había un espejo redondo y a su costado una pantalla incrustada a la pared.
A un lado de la cama había un espacio para acomodar su ropa y sobre ella una lámpara.
Al dar unos pasos más se dio cuenta de que tenía una pequeña regadera incluida.
Pero lo que más le gustó fue el balcón de metro y medio, desde ahí podía ver el mar siempre que quisiese sin salir afuera.
Alguien tocó su puerta.
Casi olvidaba que estaba abierta por admirar esta construcción humana, tan detallada y llena de creatividad.
Era el líder quién se encontraba recargado sobre el marco de la puerta, luciendo algo despeinado.
- Hola - Dijo con voz gruesa.
- Hola - Respondió con voz queda.
- Yo. . . vine a ver cómo te va, ya he pasado a mirar por los cuartos de algunos - El la miraba a los ojos.
El joven hombre parecía tratar de que sus ojos no bajaran de su cara, y al final sin poder evitarlo le echó un vistazo por todo el cuerpo cuando ella desvió su mirada a un espejo, el cual estaba puesto de tal forma que se podía ver la puerta.
Diría que se la comió con los ojos porque de otra manera no podía.
En su identificación debieron ponerle angel del pecado no Belladoris.
Ella recordó haberlo descubierto mirándola cuando nadaba en el río, no podía evitar que cosas así pasarán.
Pensándolo ahora, él había llegado demasiado rápido a su cuarto para haber pasado por la de otros antes, pero no lo dijo.
-Bien, apenas me iba a acomodar, pero me impresionó, ¿la verdad? Esperaba algo muy sencillo -
-¿ como qué?-
Ella río.
Pues una cama más simple con paredes blancas desnudas - Se arrepintió de esa última palabra. ¿porque le lanzaba carne al tiburón?
Apretó los labios.
- ja ja - Su risa la sorprendió- La compañía no es tan tacaña como parece, les gusta tener cómodos a sus trabajadores para que les den buenos resultados. Un pequeño precio a pagar.- Alzo ligeramente los hombros para quitarle importancia.
- Si ¿verdad?, pues me agrada que se preocupen -
-¿ Pensabas no venir?-
- Ah- Estaba confundida.
- Tus papeles llegaron al final, algo incompletos -
-Oh, algo así, al final decidí si venir, era mejor adquirir experiencia- Lo decía más por su misión.
-Es un buen lugar donde aprender, ya te acostumbrarás a los compañeros, he trabajado con la mayoría, son buenos tipos -.
- Espero acostumbrarme entonces -.
-Claro que sí, ya verás que ni cuenta te das, es algo pesado la parte técnica, pero se te olvida con lo del campo.
-Mmm - ella dudo por un momento - Parece complicado -
-Es fácil, de todos modos, ya tenemos registros para guiarnos. Es cuestión de agarrarle el ritmo -.
Platicó un rato más con él en la puerta de su camarote hasta caer la noche, tratando de ver más allá de su físico, no es que estuviese mal, como se decía en este mundo, era su personalidad la que la tenía sorprendida.
Estuvieron apunto de olvidar que había trabajo por hacer de lo cómodo que se sentía el ambiente.
Le pareció un humano único pues tenía cierta facilidad con el habla que le cautivo. Además, irradiaba cierto aire de seguridad, autoridad, y demandó lo que provocaba un magnetismo a su redonda.
Si fuera en términos humanos, diría que se había enamorado a primera vista, pero ella no pudo comprender esa emoción en un principio.
Apenas era la primera noche.
Sólo pudo sentir anhelo al verlo marchar, porque deseo que se quedará un poco más, oyendo esa voz tan varonil, que por momentos le hacía gracia.
Al parecer él ya estaba influyendo en ella desde el primer momento en que había abierto la boca.
No podía darse el lujo de experimentar las emociones fuertes, ni qué decir de enamorarse.
Sabía por algunos compañeros de su clan que si llegabas a experimentarlo tu cuerpo comenzaba a atraer a la oscuridad.
Le quitó importancia, eso no podía suceder si apenas lo había visto.
El estado en que se quedó la dejó pensativa, o más bien sin pensamientos, porque quedó en blanco por largo tiempo.
¿Acaso existía el amor a primera vista? Él no era tan atractivo, salvo su personalidad.
Esa noche tuvo un sueño inquieto.
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Updated 25 Episodes
Comments
Marcela Paredes espinoza
que raro
2022-01-18
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