En la mañana del lunes Rodrigo le mostró personalmente su trabajo, le contó sobre la empresa, sobre las vacaciones que iba a tomar, sobre Daniel y su carácter para que no hiciera caso de ello y que ella sería su nueva secretaria, le contaba que ningunas de la chicas anteriores duraban mucho en el trabajo ya que terminaban cansándose de su carácter.
_Ya sabes está en la edad, no piensa en su futuro_ respondió Rodrigo.
_Descuide señor, yo vine aquí para trabajar_ dijo Clara.
_Espero que puedas ignorar todo lo que te diga, es un poco rebelde.
_Está bien, lo haré bien.
_Bien, prosigamos_ suena el celular de Rodrigo y dirigiéndose a Clara añadió_ tengo que contestar ésta llamada, espera un momento aquí, ya regreso_ y se alejó hablando con la persona que lo había llamado.
_Juraría que me estás siguiendo_ Clara estaba tomándose su café y anotando algo, cuando se dio la vuelta ahí estaba él, tan apuesto, con el pelo revuelto, esa misma mirada sobre ella. La misma sensación, hacía que de solo mirarla se sonrojara.
_¿Qué haces aquí?
_No, ¿qué haces tú aquí?, ésta empresa es de mi familia… ¿o es que es verdad que me estás siguiendo?
Clara sintió que se estaba sonrojando aún más, asique se dio la vuelta ignorándolo_ piensa lo que quieras, a mí me da igual, yo vine por trabajo.
_¿Vamos a seguir así entonces?
_Hagamos algo, yo hago mi trabajo y tú haces el tuyo y hacemos de cuenta que ni siquiera está el otro_ se quedó pensando y se dio la vuelta para preguntar de nuevo_ ¿dijiste la empresa de tu familia?
_Sí… exactamente, el dueño es mi padre.
_Oh vaya, veo que ya se están conociendo_ dijo Rodrigo acercándose a ellos.
_Si, algo así_ respondió Clara.
_Clara, él es mi hijo Daniel Amell_ Clara se quedó sorprendida, nunca se imaginó que iban a coincidir tanto_ Daniel, hijo te presento a Clara Elizabeth Rowan, ella desde hoy va a trabajar como tu secretaria, tienes que terminar de mostrarle todo lo que tiene que hacer.
_¿Qué?,¿es una broma?
_No quiero problemas y más te vale que me hagas caso, yo ahora tengo que una reunión.
_¿Asique… mi secretaria eh?_ ella se quedó observándolo, era hipnotizador mirarlo.
_Bien, nos veremos más tarde_ dijo Rodrigo dándoles la espalda y alejándose de ellos.
_Mmm_ gruñó Daniel, odiaba que su padre tuviera la última palabra siempre_ creo que no tengo otra opción, vamos…
Clara estaba congelada, no podía creerlo, justamente él, no podría ser peor su situación ya que ella se le había enfrentado, le había tirado la bebida en la cara y sabía que no le iría tan bien, mientras tanto pensaba "quizá debería de negarme al trabajo directamente… pero si lo hago ¿qué pasará con mi sueños de hacerme un estudio de música?, la paga es muy buena y pero él me hará la vida imposible, lo sé… pero, no puedo dejar que él con su tono egocéntrico me atemorice… voy a demostrarle que puedo con él”.
_¡Anda, apúrate que no tengo todo el día niña!... ¡ah y por cierto desde ahora tráteme de usted!
_Así será joven Daniel.
Recorrieron todo lo que faltaba le indicó todo lo que tenía que hacer, le mostró su oficina e hizo una llamada.
_”¿Por qué es así de altanero, con la mirada fría?”_ pensaba ella.
Cuando tocaron la puerta Daniel dio permiso a que pasara una chica rubia con el pelo recogido perfectamente y un uniforme gris que le quedaba muy elegante, tenía una carpetas en las manos.
_Joven Daniel… ¿me mandó llamar?_ la chica era muy educada, su voz, su rostro, su cuerpo parecía una muñeca, Clara se sentía algo asustada pues era su primera vez trabajando, las palabras de Daniel interrumpieron sus pensamientos.
_Sí, pase, ¿se acuerda de todos los trabajos de la caja 3 que le dijo mi padre?
_Sí, usted lo tenía…
_Bien tráigale eso a la señorita Clara que lo va a hacer… desde hoy ella va a ser mi nueva secretaria.
_Sí joven.
Cuando la chica se fue Daniel se dirigió hacia el escritorio donde Clara estaba parada, se acercó a ella e hizo que se sentara sobre el escritorio torpemente, apoyó sus manos a los costados de ella dejándola atrapada.
_Señorita Clara… ¿quién lo diría que terminaría en mi poder?_ su respiración estaba tan cerca de ella, su aroma era embriagador, su mirada clavada en ella, pero ella sabía que tenía que luchar contra todo eso_ le propongo un trato.
_Su padre ya me contó sobre su carácter aunque no hacía falta.
_Bien, pero no era eso lo que le iba a decir, la tengo en mis manos y le voy a hacer pagar lo que me hizo_ tenía una sonrisa de satisfacción, era obvio que no tenía otra opción que aguantarlo, se alegró profundamente que nuevamente alguien tocara la puerta, eso hizo que el se apartara de ella.
_Pase.
Era la misma chica de antes pero venía cargada de unas carpetas llenas de papeles, hasta el punto de que la chica no veía casi nada de ellos.
_¿Algo más joven Daniel?
_No nada más, retírese.
_Sí joven.
Al salir la chica, Daniel se dispuso a explicar.
_Bien espero que haya entendido su trabajo, quiero que lo termine para ésta semana.
_¿Qué?, pero es mucho trabajo.
_Si prefiere le digo a mi padre que busque a alguien más.
Clara respiró profundo_ esta bien, voy a tratar de terminarlo en una semana.
_Así me gusta, su lugar de trabajo es éste_ le apuntó con el dedo en una esquina afuera de su oficina…_ ah y por cierto en esa caja de abajo están sus uniformes, hay varios para que pueda lavar algunas y usar otras.
_Si tengo alguna duda…
_Si tiene algún problema arréglesela sola, yo no voy a estar, llévese su trabajo en su lugar y asegúrelas en los cajones, está a su cargo esos papeles.
Sin duda su padre tenía razón acerca de su carácter, pero ella no cedería fácilmente.
_¿Se puede saber porque no pasaste el sábado por mí?_ preguntó Amalia.
_Amalia, no tengo tiempo para tus dramas_ respondió Guillermo su novio.
_Yo estaba preocupada y tú revolcándote con otra.
_¿Qué dices?
Amalia le mostró la foto de él y una chica besándose_ creo que esto es más que claro.
_Espera, te lo puedo explicar.
_Ya lárgate de mi vista_ lo sacó a empujones y le cerró la puerta en la cara. Se sentó en el sofá un largo rato hasta que escuchó que alguien entraba por la puerta, era Clara, se preocupó al verla con los ojos irritados de tanto llorar.
_Amalia ¿qué tienes? ¿porqué lloras?
Le mostró la foto de Guillermo, le dio un abrazo para tratar de consolarla, Amalia lo quería mucho y ese fue un golpe muy duro para ella.
_No sé que decirte, lo siento mucho, él no te merece.
Un rato largo estuvieron ahí sentadas en el sofá abrazadas.
_¿Estás mejor?
_Sí, gracias, estaré bien_ respondió Amalia trataba de sonreír para no preocuparla_ ¿y bien me quieres contar cómo te fue en tu primer día de trabajo?
_Bueno, el hombre con el que nos topamos es el hijo de mi jefe y soy su secretaria.
_¿De verdad?
_Sí pero tranquila… esta todo bien… ¿quieres cenar algo?
_No, gracias.
_Vamos Amalia_ dijo tratando de animarla_ esa no es la manera de enfrentar las cosas, además no me gusta cenar sola, acompáñame.
_Está bien, solo un poquito.
_Así me gusta.
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