Capítulo 4

Asher

Al verla despertarse y que se asustara me reí para mí. Lo que no esperaba fue que ella en el momento de buscar su ropa y vestirse no le importó nada, camino desnuda delante mío.

Después de que ella sale reviso mi celular y veo que tengo bastantes llamadas pérdidas de Tristán, Ciro e Ian.

Ignoro todo y me visto, al salir de aquella discoteca me siento tranquilo, nunca en mis trecientos años de vida había sido infiel a alguien, pero ella es única.

Al llegar al hotel, veo a tres hombres con cara de pocos amigos, los cuales se dirigen a mi.

- Y a ustedes que les pasa. - Les digo en tono burlón.

- Enserio preguntas eso, anoche te desapareciste, te buscamos y no encontramos rastros tuyos y a parte de todo no respondes el maldito celular. - Ian lo dice bastante enojado.

- Mis padres murieron hace mucho y la verdad ya soy mayorcito como para que me estén controlando.

- No te estamos controlando, sabes lo que te puede pasar. - Dice Tristán.

- Ya basta déjemos hasta acá el tema.

- Eres un imbécil. - Lo dice Ian antes de irse.

- Y ustedes van a seguir diciéndome algo.

- No, bueno si, te divertiste anoche. - Inquiere Ciro.

- Bastante. - Le respondo y se que se me formó una sonrisa en mis labios.

- Y por la cara que acabas de poner dormiste con alguien. - Tristán Interviene.

- Claro que sí, con un ángel.

- Llevas años con Alondra y le pusiste los cuernos anoche solo espero que aya valido la pena y después no te estés lamentando. - Inquiere Ciro.

- Valió cada maldito segundo, lo que te dije ella es un ángel, se entregó a mi en todos los aspectos.

- No me vayas a decir que era virgen, espero que no te hayas metido con una menor de edad.

- No era menor de edad, porquien me tomas Tristán, y si era virgen.

- Usaste protección cierto. - Oh mierda no.

- Eee.. nop.

- Eres una maldito enfermo sabes lo que va a pasar, y más anoche había luna sangrienta. - Ahora sí me preocupo, no había pensado en eso.

- Si lo sé, solo espero que no le pase nada malo a ella.

- ¿Y como la encontraste?. - Pregunta Tristán.

- Te acuerdas que ayer en la empresa te dije que sentía un olor particular. - Ellos asienten. - Anoche llegó a la discoteca y cuando hicimos esa conexión visual nos perdimos el uno al otro.

- Sabes cómo se llama, que edad tiene, donde vive y si trabaja para nosotros.

- Deja de ser chismoso Ciro y respondiéndote a lo que me preguntas no. No hablamos solo hicimos el amor ella se quedó dormida hasta esta mañana que se levantó y se fue.

- Si estaba idiota con Alondra ahora se nos va a volver loco.- Dice Tristán.

- Más bien vamos a cazar tengo que recuperar mi energía.

Los dos ponen los ojos en blanco, pero me siguen sin ningún problema a los pocos minutos Ian se nos une.

Pasamos una semana entre trabajo y diversión, pero yo no me podía sacar de la mente a aquella mujer, la sentía demasiado cerca pero aún así no la volví a ver.

De regreso a España llame a Alondra quería saber dónde estaba, para que nos viéramos me dijo que había llegado a Italia para un desfile, así que aproveche para ir a darle una sorpresa.

A pesar de lo que había hecho en Ámsterdam, sabía que eso era de una sola noche, que posibilidades habían de volver a ver a aquella mujer, no muchas.

Cuando llegue a Italia fui directamente a la agencia donde se realizaba el desfile, sabía que ella siempre tenía una camerino privado hay podíamos aprovechar.

Cuando me estoy acercando siento el olor de un licántropo abro la puerta y lo que me encuentro es desgarrador, Alondra está teniendo sexo con aquel hombre, no hice ningún ruido y cerré la puerta con cuidado.

Antes de poder continuar mi camino el habla.

- Y cuánto tiempo vamos a estar escondiendonos.

- Amor no por mucho, cuando me casé con él todo su dinero será mío y a parte de todo el me va a convertir en vampiro.

- Y no quieres convertirte en una licántropo.

- No, solo me gustas tú pero de convertirme dejémoslo hasra hay.

Rompo las flores que llevaba saco el anillo de mi bolsillo y hago lo mismo, porque no pude creer en las palabras que me decían mis amigos.

Soy un maldito idiota, me voy directamente al aeropuerto y vuelvo a España, no quiero irme a la casa me deprimiria más así que voy directo a la empresa. Y antes de entrar me encuentro con Ciro.

- Que pasa, porque tienes esa cara de amargado, donde quedo la alegría con la que venías de Amsterdam.

- Nada que te importe, que hay de nuevo.

- Dentro de dos meses tenemos nuestra convención, ya le envié la información a Donato su publicista nos a dado muy buenos resultados.

- Está bien, pongámonos manos a la obra hay poco tiempo.

Entró a mi despacho y hay me quedo trabajando, se que Ciro va a hablar con Ian y con Tristán solo espero que no vaya a exagerar las cosas.

- Bueno que está pasando con tigo. - Ya se enteraron de que llegue con cara de pocos amigos y como es costumbre Tristán es el primero en entrar.

- Porque preguntas, estoy de lo mejor.

- Deja de decir estupideces, te conocemos muy bien y si Ciro dijo que estabas mal es posible que algo aya pasado.

- No se les escapa nada a ustedes cierto. - Le respondo a Tristán.

- Nada, así que desembucha. - Inquiere Ian.

- Está bien viejas chismosas, tenían razón sobre Alondra solo me quiere por el dinero.

- Aleluya. - Grita Ciro. - Como te enteraste.

- La llame y me dijo que estaba en Italia la fui a ver y la encontré con un licántropo.

- Mucha zorra, pero estoy feliz porque por fin abriste los ojos las humanas solo buscan el dinero de nosotros y la eternidad. - No sé porque Ciro está solo si es un buen filósofo.

- Y ahora qué vas a hacer.

- Seguir mi camino Tristán, no me puedo hechar a la pena no será ni la primera ni la última mujer. - Pero por dentro me estaba muriendo pensé que ella sería la indicada.

Seguimos hablando de mi y por último de los nuevos autos, y de que algunos empleados de Amsterdam vendrían a la convención.

Los días pasaron muy rápido, Alondra trato de contactarme pero yo cambié de número, sabía que ella tenía llaves de mi casa así que cambie las guardas.

Intento entrar a la empresa , pero le había dicho a los vigilantes que no la dejarán entrar. Armo un escándalo terrible pero aún así no salí a verla.

Y llegó el día antes de que comenzara la convención..

- Vamos, la publicista está en el salón de convenciones. - Entra diciendo Tristán.

- Es una mujer.

- Yo también me sorprendí al saber que una mujer es la que a llevado también la publicidad en Ámsterdam.

- Bueno, entonces vamos a conocer a aquella mujer.

Salimos de la empresa al salón de convenciones, nunca había trabajado con una mujer la mayoría de mis empleados eran hombres no porque fuera machista si no que la verdad no se encontraban mujeres que tuvieran un nivel tan alto.

Pero al parecer si las hay y una de ellas trabaja para mí. En el camino no hablamos con los muchachos hay tantas cosas que no sabemos por dónde empezar.

Al llegar y bajarme del auto siento un olor familiar es inconfundible ella está acá. Me apresuró a entra para buscarla y después de unos cinco minutos la veo a ella.

Cuando estoy apunto de ir hacia ella alguien me agarra fuerte y me lleva a un lado. Al girarme para confrontar a la persona me enfurezco.

- Que quieres. - Espeto furioso hacia una Alondra que está sonriente.

- Amor enserio me vas a saludar así de esa manera, que es lo que te pasa no me llamás y por lo visto cambiaste tu número de celular y a parte de todo cambiaste las guardas de la casa.

- Tu deberías de saberlo, o te haces la estúpida, siempre me dijeron que las modelos no tenían cerebro nunca lo quise creer pero acá estás tú.

Le cojo la mano y le saco el anillo de promesa rompiéndolo en mil pedazos.

- Si no lo entendiste con mis indirectas te lo digo de frente esto se acabo entendido, te queda el camino libre para que te cases con tu licántropo.

La dejo hay parada sola y con la boca abierta, en eso me chocó con Ian.

- Y ahora qué pasó.

- Apareció Alondra haciendome el reclamo de que era lo que me estaba pasando.

- Y que le dijiste.

- Termine todo, hasta le quite el anillo de promesa que le había dado.

- Pero estas bien. - Volteó a ver si veo a los demás y me encuentro con la mirada de la mujer que me vuelve loco.

Y como la ultima vez dejo a Ian hablando solo y no escucho a nadie más, solo los latidos del corazón de aquella mujer.

En cuanto a ella, también camina hacia mi, es como si nos uniera un hilo invisible. Al estar cerca me apoderó de sus labios. Ella coloca las manos al rededor de mi cuello y me acerca aún más.

Cómo podré resistirme si ese olor es embriagador, es algo que nunca había olido antes.

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