Capítulo 2

Asher

Mi nombre es Asher Henderson, soy un vampiro original, tengo más de trescientos años aunque mi apariencia es de unos 30 años.

Soy heredero y dueño de una de las mejores fábricas de automóviles somos fabricantes, alrededor del mundo tengo varios concesionarios.

Mis padres fueron asesinados por licántropos, hace muchos años los extraño bastante, debió a su muerte me tocó tomar las riendas del negocio sin saber nada de él pero eso no me impidió sacarlo adelante y que ahora seamos los pioneros en el mundo entero.

Vivo en España, tengo conmigo a tres amigos que me siguen a donde vaya y trabajan para mí desde el principio.

Comencemos con mi vicepresidente se llama Tristán es un loco mujeriego, para el las relaciones no valen nada duerme cada noche con una mujer diferente.

También está Ciro e Ian ellos son hermanos gemelos y en la actualidad es difícil encontrar vampiros así. Ellos son mis ingenieros y diseñadores. Son los que hacen realidad mis ideas y las mejoran.

- Hola viejo qué haces. - Lo que me faltaba entra Tristán a mi oficina sin tocar la puerta y mi secretaria no hace mucho para avisarme.

- Quien será más viejo que los dos.

- Pero ahora no se te puede decir nada, pareces amargado. Entre mas años más menopáusico te pones.

- A que vienes. - La verdad no quiero entrar en controversia con el.

- No se te olvide que mañana viajamos a Amsterdam, tenemos que ver la nueva publicidad del último auto que sacamos. Es el primer concesionario que lo tiene.

- A qué hora nos vamos.

- En la madrugada, se supone que ellos tienen la reunión a las 10 de la mañana, pero nosotros solo llegaremos después para hablar con Donato.

- Esta bien cuadra todo y avisales a Ciro e Ian ellos tienen que verificar si las especificaciones están correctas o no.

- Que tenemos correcto. - Y pensando en los diablos hay están los hermanos.

- Que mañana viajamos a Amsterdam por el nuevo auto y necesito que ustedes vayan para que confirmen que las especificaciones en la publicidad es correcta. - Le respondo a Ciro.

- Ya sabíamos eso, tenemos todo organizado. - Habla Ian.

- Y tu ya le pediste permiso a tu adorada novia. - Inquiere Ciro.

- No. - Le respondo.

- Por favor no quiero que pase lo de la última vez que te fuiste sin avisarle. - Habla Ian.

- Si, llego a armarnos un espectáculo de los mil demonios. - Le responde Tristán.

- Que espectáculo. - Que manera de invocar al diablo, Alondra entra a la oficina.

- El espectáculo que monto Tristán hace poco en una discoteca. - Malditas mentiras las mías si supiera que estaban hablando de ella se enloqueceria.

- A ya, amor y mañana al fin vas a estar desocupado. - Me dice Alondra mientras se acerca para saludarme.

- Lo siento mucho amor, pero tenemos que viajar a Amsterdam mañana. Porque tienes algo planeado.

- Es que mañana viajo a Brasil. - Me responde ella, a pesar de llevar años de relación no nos vemos mucho porque ella es modelo.

- Nos vemos cuando vuelvas te parece. - Le digo y la siento en mis piernas para saludarla.

- Está bien nos vemos cuándo vuelva, te amo mucho. - Me da otro beso y se levanta.

- No te quedas para almorzar.

- No cielo tengo que hacer maletas. - Se acerca a la puerta y me mira. - Adiós amor, chao chicos nos vemos.

Al salir contoneando sus caderas ella cierra la puerta y yo suspiro a lo cual mis amigos me miran y se ríen.

- Despierta hermano. - Me dice Tristán.

- De donde me voy a despertar si hasta donde yo se los vampiros no dormimos. - Le respondo.

- En serio no te das cuenta de que ella solo te utiliza por tu posición y por tu dinero, imagínate cuando se entere de que....

- De que Ciro, no hay nada más que decir soy solo un empresario.

- No lo eres, pero sabemos que no te gusta tocar ese tema pero algún día lo tendrás que hacer. - Respiro hondo cogiéndome el puente de la nariz Ian tenía razón, algún día debería de tocar ese tema pero no ahora llevo siglos huyendole a eso.

- Bueno quería decirles que cuando Alondra vuelva le propondré matrimonio.

- Porque no ves las cosas. - Dice Ciro.

- Ni con tres dedos de frente las vería, no ven que el amor lo idiotizo. - Réplica Ian.

- Será que se pueden callar, no les estaba pidiendo su opinión solo les estaba informando y si no tienen nada más importante que hacer en mi oficina se pueden ir.

- Si es mejor que noss vayamos antes que la idiotez se nos pegue y terminemos perdiendo nos como el. - Tristán me señala y salen de mi oficina.

Dos horas más tarde vuelven, y seguimos trabajando no volvemos a tocar el tema de mi compromiso, más bien nos enfocamos en la vida de cada uno de ellos, bueno si es que tienen una vida.

La verdad el único soy yo, por eso me la montan tanto.

Al día siguiente llegamos al medio día al concesionario, hace mucho tiempo no iba pero lo hacía porque confiaba en todos mis empleados.

Mis tres amigos me decían que yo estaba muy confiado y en parte tenían razón, pero Tristán me había puesto al tanto de una situación que se estaba presentando.

En las últimas semanas habían vendido tres autos a un valor más elevado del que se tenía y el dinero no aparecía por ningún lado y eso me tocaba aclararlo en este viaje.

No paramos en ningún lado, seguimos derecho para la empresa al llegar Donato nos recibe con una amplia sonrisa el es un licántropo. A pesar de nuestra guerra lo contraté porque es el mejor y nunca me ha fallado.

- Don Asher, gusto en verlo.

- El gusto es mío.

- Pensé que no iba a venir, como siempre envía a otros.

- Esta vez quiero estar al tanto de todo y quiero también verificar que todo esté en orden.

- Claro que sí, síganme. - Nos lleva hasta la sala de reuniones y casi me devuelve un delicioso olor.

- Siente ese olor. - Les digo a los muchachos, pero ellos miran como si yo estuviera loco. Pero no lo estoy siento un olor embriagador, es como si me llamará.

Mi cuerpo reacciona a tal olor tan dulce. Trato de concentrarme en la reunión es un poco difícil por el olor pero lo logro al terminar nos vamos al hotel.

- Muchachos la noche es joven. - Tristán no pierde el tiempo.

- A donde vamos. - Le respondo aunque soy muy serio en mis relaciones me gusta salir a bailar y tomar nada más.

- Hay una nueva discoteca muy cerca de acá. - Dice Tristán.

- Estás bien informado. - Réplica Ciro.

- Claro que sí, no pensaba que nos íbamos a quedar en el hotel. - Le responde.

- Estando contigo eso es imposible. - Le responde Ian.

- Bueno entonces qué esperamos.

Todos nos miramos y nos reímos subimos cada uno a su habitación para dejar las maletas y poder organizarnos a las dos horas nos volvemos a ver en el vestíbulo del hotel.

- Bueno nos fuimos de fiesta aprovechemos que este todavía no se ata la soga al cuello con Alondra y después nos deje botados. - Miró mal a Tristán esas palabras duelen pero bueno no voy a pelear con nadie.

Al llegar al lugar, vemos que hay una larga fila pero por la forma en que visten se ve que es muy exclusiva, nosotros no necesitamos hacer fila al ingresar nos vamos directamente a la zona VIP.

Las mujeres pasan y se quedan mirándonos hay de toda clase, humanas, licántropas y brujas.

Pedimos whisky, después de dos botellas mis ojos van hacia la puerta, es un llamado que no puedo ignorar.

En ese momento entra una joven muy hermosa piel bronceada, ojos verdes como las esmeraldas el color de su cabellos es algo único rosado y azul, lleva puesto un vestido de flores suelto y percibo el aroma que sentí en el concesionario hoy.

Una ráfaga de viento pasa antes de que se cierre la puerta y ella gira su cabeza hacia mi, nuestros ojos se encuentran y nuestros cuerpos cobran vida y se ponen en movimiento.

Puedo escuchar a mis amigos que me gritan pero sigo mi camino es como si ella me hubiera hipnotizado, en este momento solo existimos nosotros dos.

El resto del mundo se desvanece, cuando llegamos a nuestro encuentro , ninguno dice nada y nuestros labios se unen en un beso lleno de deseo.

El tiempo es como si se detuviera, no sé cuánto tiempo pasamos así al separarnos ella está bastante tranquila le cojo la mano y ella se deja nos alejamos del lado de la pista en donde nos habíamos encontrado.

Al fondo hay unas habitaciones, entramos a una de ellas, es como si el destino nos estuviera diciendo que debemos estar juntos pase lo que pase.

En la habitación hay un sofá bastante grande diría yo, la acuesto y en menos de nada los dos nos encontramos sin ropa.

La besó desesperadamente, reclamando por completo su cuerpo, mis manos recorren todo su cuerpo puedo oler su excitación y al parecer no se ha entregado a nadie.

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