Salvaje

Los siguientes dias Esther se dedicó a la universidad y al cuidado de catalina, la anciana cada dia estaba mas débil y a Esther le preocupaba, en cuanto a Demián, ella lo mantenía a raya evitandolo.

- Buenos dias señor Leonel

- Hola hermosa, buenos días

Esther apretó el telefono en su mano, sabia que Leonel era otro Demian y por más que buscaba ser fria y distante con él, Leonel siempre terminaba coqueteando con ella

- Disculpe que le llame, pasa que su abuela quiere salir de viaje pero no esta bien, usted como doctor puede ayudarme a convencerla de que se quede en casa?

Leonel frunció el cejo y Demian quien estaba a su lado prestó mucha atención a la llamada

- Preciosa si la abuela quiere salir de paseo llevala, que disfrute de lo que le queda de vida.. hazla feliz, es mas yo mismo prepararé todo, nos venos hermosa

Leonel colgó con una sonrisa de oreja a oreja, esta era su oportunidad para estar con Esther sin que ella se le escapara.

- Que sucede? - Demian pregunto inexpresivo

- Catalina quiere salir de viaje, no es nada grave.. yo arreglaré ese asunto

- Entiendo - Demian lo miró fijamente, Leonel se sintió incomodo asi que decidió despedirse de él y comenzar a organizar el viaje

Demian sacó su teléfono y rápidamente la llamada fue atendida

- Dr. Narvaez, como le va, puedo pedirle un favor....

Demian encendió un cigarrillo y después de un par de llamadas más decidió volver a casa.

Eran al rededor de las 3 de la tarde cuando estación su auto en la cochera, se sorprendió al ver la cantidad de camionetas lujosas frente a su mansión, asustado entró rapidamente, el sonido de la Musica de los 80 y carcajadas guiaron su camino hasta el jardín, precisamente al area de la alberca jamás habia visto tal cosa, no sabia si reir o llorar y sabia que todo eso solo podia ser obra de una sola persona, de Esther.

Los camastros estaban ocupados por mujeres mayores en trajes de baño, habian algunos masajistas y la tematica era Hawaii, buscó entre la multitud y solo podia ver a su abuela con más vida y energia que él

- Catalina - Demian le sonrio, en el fondo le alegraba verla feliz y fuera de la cama

- Querido

Demian beso la frente de su abuela - Iré a cambiarme

- te quedarás a mi fiesta?

- Debo asistir a una reunión, solo vine a cambiarme

- De acuerdo, que te vaya bonito

Demián frunció el cejo, su abuela estaba cambiada en todos los sentidos, en su manera cariñosa de hablar, siempre era ocurrente y sonreia, y era raro cuando tenia una recaida en depresión.

Demián buscó con la mirada a Esther pero no la veia por ningún lado, caminó hacia su habitación y al llegar la puerta estaba entre abierta logrando escuchar a Esther hablando por teléfono y en traje de baño

- Esta noche? Ooh Gracias, eres tan lindo

Esther se giró y casi deja caer el teléfono al ver al ogro frente a él - No puedo responder ahora, dejame.. - Esther estaba nerviosa ante la presencia de Demian quien se recargaba contra la pared y sus manos en los bolsillos - Jorge dejame pensarlo - Demian apretó su mandíbula y rápidamente le Quitó el teléfono y colgó la llamada

- Oiga.. Usted no tiene porque..

Demian la calló con un beso salvaje - Mmmh suélteme

Esther se quiso alejar de él pero Demian tenia mas fuerza que ella - Quien es ese? - preguntó molesto colocando sus manos en ambos gluteos

- No tengo porque darle explicaciones sobre mi vida privada y suelteme

Esther no le tenia miedo y lo encaraba ella ignoraba que esto prendia a Demián - Me estás retando, Esther? - Demián la tomó de su pequeña cintura acercandola mas a él

- Que??.. yo.. no - Esther estaba confundida

- Por favor.. dueme conmigo.. solo una noche.. solo eso te pido

Demian lo dijo tan dulce que a Esther le temblaban las piernas, aun recordaba lo que habia sucedido aquella noche en la cama que tenia detrás de ella.

- No.. no es correcto

Esther se quiso negar pero Demian se apoderó de sus labios y poco a poco la fue envolviendo en sus brazos - quiero disculparme contigo, cena conmigo esta noche, hay algunas cosas que quisiera hablar contigo

Demian no la presionó más y después de dejarle un beso en la frente salió sin decir nada mas ni esperar una respuesta, Esther volvió a sus sentidos

- No caigas Esther.. no caigas - se repetia a ella misma era una guerra entre la cordura y el deseo.

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