"El precio del poder" es una historia de poder, ambición y deseo en un mundo donde la lealtad familiar y la estrategia son las reglas de juego. Lucía Álvarez, heredera de uno de los clanes más poderosos del país, y Iris Espinosa, la hija de un despiadado líder mafioso, son obligadas a unirse en un matrimonio arreglado. Ambas, atrapadas entre sus propios sueños y los oscuros intereses de sus familias, deben navegar un mundo peligroso lleno de intrigas, sacrificios y traiciones.
A lo largo de esta apasionante novela, las protagonistas luchan por encontrar su lugar en un mundo que las quiere como piezas en un tablero de ajedrez, pero ambas tienen planes propios. En el proceso, descubrirán que el amor no siempre es blanco o negro, y que el precio que deben pagar por el poder puede ser mucho más alto de lo que imaginaban.
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La Cita
Capítulo 5: El Encuentro
Perspectiva de Lucía:
Era el día después de la conversación con su madre. Lucía había despertado con una sensación de inquietud que no lograba quitarse de encima. Había algo en el aire, algo que no podía identificar, pero que la mantenía al borde. Se encontraba en la cocina, mirando distraídamente por la ventana, cuando su padre entró en la habitación.
— Lucía. —Raúl Álvarez habló con voz grave, como siempre lo hacía cuando algo importante estaba por ocurrir. — Mañana quiero que vayas con Iris a almorzar, ¿está claro?
Lucía frunció el ceño, sorprendida por la súbita petición.
— ¿Un almuerzo? —repitió, intentando sonar casual. — ¿Con Iris?
Raúl asintió, su mirada fija en su hija.
— Sí. Es importante que se conozcan mejor. El matrimonio está cerca, y necesitamos que haya al menos algo de conexión entre ustedes. Lo que pasa entre los dos es entre ustedes, pero este tipo de encuentros no pueden esperar.
Lucía no dijo nada al principio. La idea de un almuerzo con Iris parecía más una obligación que una oportunidad. Aún no lograba descifrarla, y no tenía idea de cómo podría ser una cita entre ellas.
— Lo haré. —dijo finalmente, sin mucho entusiasmo. Sabía que no tenía otra opción.
— Bien. —Raúl sonrió, satisfecho. — Es hora de empezar a construir lo que viene.
Perspectiva de Iris:
Esa misma tarde, Iris se encontraba en su habitación, mirando una foto antigua de su familia. Había algo en ella, un aire nostálgico que la hacía pensar en los días más tranquilos, antes de que todo se complicara. Estaba tan absorta que no escuchó cuando su madre, Mirna, entró al cuarto.
— Iris. —dijo su madre, interrumpiéndola con su tono firme. — Quiero que mañana vayas a almorzar con Lucía.
Iris parpadeó, sorprendida.
— ¿Almorzar? ¿Con Lucía? —su tono era una mezcla de incredulidad y curiosidad. ¿Por qué un almuerzo ahora? ¿Qué querían lograr con eso?
— Sí. Es importante que empiecen a conocerse. El matrimonio está cerca, y necesitamos que las cosas vayan bien entre ustedes. —Mirna habló sin rodeos, como si fuera la cosa más natural del mundo.
Iris pensó un momento antes de responder, consciente de la presión que siempre ejercían sobre ella.
— Está bien. Lo haré. —respondió, intentando que su tono sonara tranquilo, pero por dentro, sentía esa misma inquietud que no lograba sacarse.
— Perfecto. Es todo lo que quiero oír. —Mirna asintió con satisfacción, y se fue sin añadir más.
Perspectiva de Lucía:
La mañana del día siguiente llegó rápido. Lucía se encontraba sentada en su cama, mirando su teléfono, cuando recibió un mensaje de Iris.
"¿A qué hora te gustaría que nos viéramos para almorzar?"
Lucía leyó el mensaje con una ligera sonrisa. Por lo menos, Iris no parecía tan distante ahora. Tal vez, solo tal vez, este almuerzo podría ser menos incómodo de lo que pensaba. Decidió responder rápidamente.
"¿A las 1:00 p.m. en el restaurante que está cerca de la plaza? Es tranquilo."
Iris respondió al instante.
"Perfecto. Nos vemos allí."
Lucía dejó el teléfono sobre la mesa, sintiendo que la ansiedad de la cita comenzaba a aflorar. No era una cita en el sentido tradicional, pero algo en el aire lo hacía sentirse como tal. Un encuentro entre dos personas que, por alguna razón, estaban destinadas a estar juntas, aunque no se conocieran bien aún.
Perspectiva de Iris:
Iris llegó al restaurante puntual, como siempre. Era un lugar discreto, perfecto para una reunión que no debía llamar la atención. No estaba nerviosa, pero no podía evitar sentir cierta curiosidad sobre cómo sería este almuerzo. Lo último que quería era que se sintiera como una charla forzada, como si ambas estuvieran cumpliendo con un protocolo. Pero sabían que el protocolo era lo que las unía.
Al entrar, vio a Lucía en una mesa junto a la ventana. Ella la miraba, y sus ojos se cruzaron por un momento. Iris asintió levemente y caminó hacia su mesa. Se sentó sin decir nada al principio, observando a Lucía con una ligera sonrisa, como si esperara ver qué ocurriría primero.
— Hola. —dijo finalmente Lucía, sin muchos adornos.
— Hola. —respondió Iris, notando la tensión en el aire. — Así que esto es lo que llaman ‘conocer a la esposa’…
Lucía soltó una risa breve, dándose cuenta de que, aunque fuera un poco forzado, había algo que comenzaba a sentirse más natural entre ellas.
— Parece que sí. —respondió Lucía, alzando una ceja. — Pero tal vez sea más fácil de lo que parece.
Ambas se miraron, un momento de silencio compartido. A pesar de todo, Lucía sentía que, quizás, este almuerzo no iba a ser tan malo después de todo.