Rodrigo es un joven de 23 años que se enamora de la mejor amiga de su mamá y a su vez es al mamá de su mejor amigo, ven a descubrir que pasará con esta pareja.
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Capitulo 18
No me queda de otra que aceptar que Rodrigo me lleve, me despido de todos y me dirijo al auto cuando Rodrigo abre la puerta del copiloto, la novia llega y me dice que ella irá ahí, veo la mirada de Rodrigo cambiar que hasta yo tuve miedo.
La chica solo sonríe con pena y dijo que prefiere quedarse, que se siente cansada, no le doy importancia y subo él cierra la puerta con esa sonrisa hermosa, Dios, sí que es guapo, a todas estas no me había dado tiempo de mirar la forma en la que se ve con esa ropa, unos jeans algo ajustado a su cuerpo marcando sus piernas y un trasero mejor que el mío, suelto una risilla al pensar en eso, y esa musculosa que le queda de infarto.
Siento que me mira, mientras voy perdida en mis pensamientos.
—Rodrigo, ¿no sabes con quién paso la noche Douglas?—Indago.
Él me mira confundido—Ni sabía que no había dormido en tu casa—Dice sincero.
—No sé con quién andaba por qué él acaba de llegar, Él se encoge de hombros, mientras niega.
Se me viene a la mente lo que Douglas me dijo de Mila—¿Y qué tal el sábado en el club de Gustavo?—Termino por preguntar.
—Bien, él es un buen hombre.
—Lo es o por lo menos es lo que veo de él, de casualidad viste a mi amiga la rubia guapa aquella.
Él me mira, me mira y me mira, como buscando algo.
—Si por allá estaba, ¿Quieres saber Algo? —Inquiere con una sonrisa.
—¡No! Bueno, sí, ¿Ella estaba con ustedes?—Me veo preguntando.
Él me mira intrigado y divertido a la vez.
—Si anduvo un rato por allá, con nosotros.
Quiero preguntar más, pero no me atrevo, no quiero que piense lo que no es.
Llegamos a la casa, el muy amable se baja y me abre la puerta, cuando me voy a despedir, me dice que no quedará tranquilo si no me deja en la puerta de la casa, me giro y camino a la entrada, él detrás de mi abro la puerta, cuando ya está abierta me toma del brazo metiéndome dentro de ella, inmediatamente me acorrala contra la pared, me mira a los ojos tan intensos que me siento chiquitita en su mirada que me traspasa el alma.
Con una mano acaricia mi mejilla al sentir su tacto no puedo evitar cerrar los ojos, al abrirlos él tiene una sonrisa ladina que me hace suspirar, esto parece haberle dado permiso para algo y allí en la oscuridad de la casa se acerca a mis labios siento mis piernas temblar, puedo sentir su aliento que me embriaga, y en menos de lo que espero está devorando mis labios, en un beso dulce, tierno, pero rico, como que rico dice mi mente cuando recupero mi cordura.
—¿Rodrigo que haces?
—¡Te beso!
—Eso ya lo sé, pero ¿por qué lo haces?
—Por qué me gustas, me encantas, siempre ha sido así, y ya no lo voy a evitar más—lo dice tomando mi cara en sus manos y mirando fijamente a mis ojos.
—¡Eres un niño!
—Joder, no soy un niño, ya crecí, tengo 23 años, sé exactamente lo que quiero, y lo que quiero eres tú.
—Pero no puede ser Rodrigo, yo puedo ser tu madre.
—Pero no lo eres, termina de entender eso.
—Tu mamá morirá al saber esto, y Douglas seguro te mata con lo machista que es—lo miro sin parpadear siquiera.
Lo escucho suspirar, y después de eso besarme otra vez, Dios de verdad que besa divino, es divino, pero es el hijo de mi mejor amiga y el amigo de mi hijo, colocando mis manos en su pecho, lo separó, necesito hacerlo entender.
—Rodrigo por favor deja de insistir con esto, tienes una novia que te ama con locura y es joven y bella.
Él se da la vuelta y pasa los dedos por su cabello.
—Yo no la quiero, ella siempre lo ha sabido en cuanto a los demás, ellos tienen que entender que nos amamos.
—Rodrigo, si escuchas lo que estás diciendo, ¿nos amamos?
—Si Kat por qué sé que tú también lo sientes, lo puedo notar cuando me miras, como te pones cuando Mariana está conmigo, acaso piensas que no estoy pendiente de ti, de todo lo que haces.
—¿Me estás acosando?—lo miro con el ceño fruncido.
Él vuelve a suspirar —Claro que no te estoy acosando, pero me encanta mirarte, sabes que tienes una Manía cuando estás nerviosa.
—¿Rodrigo?
—Lo sé, lo sé, quiero que me des la oportunidad de demostrarte, que de verdad me gustas, que estoy loco por ti—Coloca sus brazos apoyados a la pared alrededor de mí, —no puedo dejar de mirar sus músculos bien formados ¡Dios!
—Es mejor que te marches Rodrigo, Douglas se puede despertar y no quiero que tengan problemas.
—Está bien, me voy, pero volveré por ti y no me detendré hasta que me aceptes—Toma mis labios nuevamente.
Dios, cada palabra que salió de su boca, sumado a sus besos, han terminado por hacer que mi interior se derrita.
Rodrigo sale de la casa, dejándome allí recostada de la pared, con las piernas temblando y el corazón que parece se quisiera salir de mi pecho, tenía tantas ganas de pedirle que se quedará, pero no cómo diablos voy a hacer eso, pero es que ese beso, su mirada sus caricias me pusieron a volar.
Estoy allí parada controlando, mi respiración aún, cuando la puerta se abre dejándome ver a un Douglas algo ebrio.
—¿De dónde demonios vienes? —me asombra con la rapidez que pasé de estar excitada a estar muy enojada.
—¿Qué te pasa mamá?
Dios, como hace que me moleste más de lo debido —anoche, te fuiste, no sé con qué mujer, y no llegaste a dormir, y hoy te atreves a llegar a esta hora.
—¿Y tú dónde estabas?—Pregunta levantando la voz—jugando a la adolescente—Dice con sarcasmo.
—Pues ese no es tu problema, te recuerdo que aquí tu mamá soy yo.
—Pero yo soy el hombre y a los hombres no se les cuestiona—Dice con una expresión dura e intimidante.
—No me hagas reír, eres igual que tu padre, piensan que las mujeres somos utensilios u objetos.
—Aquí la única que tiene que dar explicaciones eres tú, no yo.—Dice mirándome tratando de intimidar.
Así que sin pensar le doy una bofetada y me voy a la habitación dejándolo parado furioso, pero no más furioso de lo que estoy yo, no sé por qué tenía que ser igual que su padre.