I

En las cuatro paredes de esta habitación una joven se encontraba peinando su larga cabellera negra, lista para un día más de entrenamiento, ante sus padres e guardias tiene que fingir ser seria, pero su hermosa cara inocente le juega en contra.

Un sonoro sonido en la parte superior hace que Brisa salte, sus entrenadores ya están esperando por ella, la llevaran a un servicio militar por todo un día, es de madrugada por lo cual llegara en la tarde, para la ceremonia que organiza su padre.

Traía puesto una ropa de militar, para hacerse pasar y entrenar como uno, por lo entrenada que estaba, entrenaría con hombres, algo que a ella no le gustaba, ya que eran bruscos con su cuerpo.

- Ya estas lista apúrate, esperan por ti- comento el padre con voz ronca puesto recién se levantaba.

Brisa salió bajando por las grandes gradas de esta, todos los guardias la miraban estaba hermosa, con esa ropa apretada que entallaba con su en moldado cuerpo.

-Adiós padre -se acerca para darle un beso, pero recuerda la última vez que lo hiso, su padre le zampó tremenda cachetada por ser tan amable, así que se retuvo y salió.

Todo el día fue muy cansado y agitador, era como si estuvieran en una guerra de verdad, se sentía cansada, este sábado fue un día realmente duro, pero también le gusto puesto que era la 2da vez en 11 años que la sacaban de esa mansión para llevarla a otro lugar, claro que no podía admirar nada, pero tan solo saber que no estaba en la mansión era suficiente para sonreír.

Terminado el entrenamiento, todos la aplaudieron puesto fue la mejor, aun siendo una mujer, estaba tosa sucia y sudorosa, pero no le permitieron cambiarse ya que se le hacía tarde para la ceremonia, sus guardaespaldas la escoltaron al carro y la llevaron de regreso a la mansión.

Una ceremonia se estaba celebrando ahí, con muchos mafiosos, narcotraficantes, etc. Brisa decidió entrar por la puerta trasera, pero raramente su padre la llamo, llevándose la atención de todos, ella sabía que lo hacía para presumir a su hija.

-Padre me llamo - susurra solo para que el padre la escuche.

-Hija te quiero presentar a mis amigos -dice acercándola a unos hombres de la edad de sus 30 años.

-Padre mejor voy a prepararme, no estoy en condiciones de atender a tus invitados ahora-haciendo seña a su vestimenta.

El padre asiente pero en ese momento entra un hombre joven, todos fijaron la mirada en él, el padre se quedó inmóvil y algo sorprendido.

-Señor Stevans pensé que no vendría.

-Se equivocó señor Escandón, le incomoda mi presencia-dice el hombre con tono serio, pero sus ojos se posan en aquella joven.

Él es muy hermoso pensó Brisa, subiendo las escaleras, pelo negro con mechones en la frente, sus ojos azules penetrantes, sus labios delgados pero provocativos, su fornicado cuerpo, se veía joven para ser el hombre más temido. Negó su cabeza sacando esos pensamientos, entro a su habitación, se sacó la ropa sucia que traía y fue directo a la regadera, se bañó lo más rápido que pudo, se coloro un aromatizante a olor a fresa, su favorito, se puso un hermoso vestido rojo. Se colocó su perfume favorito, no le gustaba usar prendas cortas, pero era por orden de su padre, peino su cabellera y paso a tomar un bolso negro.

Al bajar las escaleras todos la miraban, se sentía incomoda, su padre tenía una gran sonrisa, sabía que lo hacía para provocar a sus enemigos, y presumir de su hija, Brisa se sentía usada y manipulable.

Sin embargo noto como aquel hombre Stevans la miraba con curiosidad, sintió que miraba dentro de ella, buscando alguna pista de verdad, pues toda esa seguridad que poseía solo era un disfraz que usaba para que su padre no la golpeara.

-Que le parece señor Stevans no es hermosa.

-En efecto es hermosa- pero el sentía curiosidad por aquella joven, veía en ella dolor, que a la vez lo cubría con esa sonrisa coqueta.

Él era un hombre justo, pues no todo mafioso es malo, odiaba las injusticias, mucho más cuando se cometían con personas inocentes, odia el maltrato infantil y el abuso, por esa razón estaba aquí, porque descubrió que el señor Escandón era traficante de menores y lo haría pagar.

La subasta comenzó y entre joyas, mujeres, objetos todos era subastado, por millones de dólares, una locura pensó Brisa, sentía unos ojos posados en ella, miro de reojo y se trataba del señor Stevans. Se movió en su sitio sintiéndose incomoda.

-Sabe a qué he venido señor Escandón verdad - dijo de manera seria y fría.

-Sí, prometo ya no hacer esos trabajos con los niños

Stevans sonrió y negó con la cabeza, mirando fijamente los ojos del señor Escandón los cuales reflejaban temor, a pesar de que Stevans era aún más joven que él, Stevans era más poderoso en todos los sentidos.

-Sabe que no creo hasta ver, quiero que haga una llamada, liberando a todos sus esclavos del club, así la llama verdad o me equivoco.

Brisa escuchaba atentamente, ella sabía que tarde o temprano esto pasaría, que sería descubierto, pero nunca por un mafioso, el señor Stevans no parecía tan malo en ese aspecto, parecía un hombre justo, además de ser el único hombre que no la ha mirado con otras intenciones en toda la noche.

-Lo hare -el señor saca su teléfono haciendo una llamada y ordenando lo que Stevans le dijo, al finalizar pensó que ya había acabado pero no.

-Quiero que me pagues lo que me has robado

-Yo no le he robado nada señor- dijo atemorizado el hombre.

Pocas veces Brisa ha visto a su padre temblando y esta es una de ellas.

-Me engañaste y robaste mi dinero cuando te estaba entregando las armas que pediste, no pagaste Escandón o acaso ya lo olvidaste.

- Pero es mucho dinero usted tiene mucho, pídame otra cosa, lo hare se lo juro.

-Cuanto quieres por tu hija - dijo el hombre con tono serio, la verdad él no es de comprar personas como objeto, pero en todo este tiempo viéndola y analizándola, descubrió las miradas amenazadoras del padre hacia ella, la cual solo se callaba, como si fuera un objeto manipulable, sentía curiosidad por aquella joven, que en su rostro reflejaba tanta tristeza, y él lo quería descubrir, además de que desde que la vio la deseo pero evito mirarla.

-100 millones de dólares - respondió sin dudar

Brisa sintió un golpe en su pecho, su padre la estaba vendiendo, a su papá no le importo otra vez la opinión de ella, no pudo evitar soltar algunas lágrimas, las cuales fueron vistas por aquel hombre.

GRACIAS POR VER ESTA HISTORIA ESTOY MUY ANSIOSA POR SEGUI ESCRIBIENDO, ESPERO Y LA DISFRUTEN 😍😍😙

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Comments

Rosa Pandui

Rosa Pandui

Promete ser el comienzo de una excelente historia,, estupendo inicio

2023-05-24

1

Yuraima Mujica

Yuraima Mujica

Muy interesante está novela felicidades escritora ,

2023-04-14

0

Virginia Zapata

Virginia Zapata

hola muchas gracias por compartir tu novela con todosy todas esta muy interesante ceeo que me va A entantar ❤❤👏👏👏💖🌹🌹💐

2023-03-22

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