capítulo 5

Alejandra

Entramos a su casa era hermosa, jamás pensé en estar en un lugar así, los muebles eran como sacados de revista, no voltee a ver mucho estaba muy nerviosa

Le dijo a su nana que estaríamos en el despacho, más me sudaron mis manos pero no dije nada, me seguía sosteniendo la mano, me jalo despacio y nos dirigimos al despacho era muy acogedor con una chimenea de madera labrada, un librero impresionante, el escritorio parecía hecho a mano de caoba, los sillones eran de piel color beige, no expresé nada solo dije:

-Que acogedor este lugar -vi como sonreía, es tan guapo que me pone de nervios y hace que mi corazón se acelere, me seguía preguntando a mi misma que hacia yo ahí con este hombre tan joven.

Siéntate -me dijo con una sonrisa, por Dios si seguía así abriría las piernas sin pensarlo

Gracias -respondí, que querrá este hermoso hombre de mi, tome asiento en el sillón, me senté con mis piernas juntas, cerca del borde del sillón con mi bolso en mi regazo y tomándolo fuerte, no sabia si tendría que salir corriendo, mi mente estaba a mil, pensé en lo que me dijo Silvia, mis hijas, Dios mío que hago aquí.

Se sentó a mi lado y preguntó tomando mi mano y acariciándola

Estas nerviosa?

Algo- respondí

Porque? – preguntó

Porque estoy en un lugar desconocido con un hombre que no conozco

Pero para eso estamos aquí para conocernos – beso mi mano y la seguía acariciando.

De dónde eres? – siguió con sus preguntas.

A lo cual respondí -creo que solo te diré que no soy de aquí y que vengo de vacaciones por uno o dos meses – sonrió  y me miro fijamente a mis ojos, tocaron la puerta y dijo:

Pasa nana - entro Mara su nana, dejo el café en la mesa de centro y salió de inmediato sin decir nada solo pude decirle

Gracias, es linda tu nana

Si, siempre ha estado conmigo, es como mi mamá, si por mi fuera que no hiciera ya nada pero cada vez que se lo menciono me regaña diciéndome que si ya la creo una inútil – reímos los dos

Así son las personas ya mayores, uno las quiere cuidar y ellas quieres seguir cuidándonos – le dije para seguir la platica

Me disponía a preparar mi café cuando me preguntó:

¿cómo te gusta? – su sonrisa es hermosa y cautivadora

 -Respondí poniendo mi cabello atrás de mi oreja, - solo con leche por favor - estaba delicioso ese café y lo expresé en voz alta

El café está delicioso

Veo que te gusta el café -me dijo mirándome

Es de las cosas que más disfruto un buen café -contesté

Estas sola en New York? – preguntó

Si – contesté con una pequeña sonrisa

Estas casada? ¿Divorciada? ¿Viuda?

Divorciada- mire mi taza

Eres muy atractiva- dijo con voz muy seductora, tomo un sorbo a su taza de café y yo hago lo mismo

Eres soltero, casado, viudo? – sonreí y el también

Soltero, hasta ahorita

Hijos? – pregunté

No y ¿tu? – contestó y preguntó

Tres – conteste y tome otro sorbo de café

Quieres saber más de mi?- pregunto levantando una ceja

No – no era que no quisiera saber, no sabia que preguntar sin parecer interesada en el.

De repente suspira me mira y me dice sin ninguna duda -¿ te gustaría pasar el tiempo que estés en New york conmigo?

Casi escupo el café? Abrí mis ojos y le dije:

Podrías ser mi hijo

A lo cual respondió - pero no lo soy además cuantos años me puedes llevar? – dijo con mucha seguridad

Yo le contesté- varios

Sonrió y me preguntó:

-Como cuantos? preguntó levantando una ceja

Voltee a verlo de frente y le conteste con otra pregunta ¿cuantos años tienes tu?

35 años – contestó con orgullo

No pude resistir y me reí solté una pequeña carcajada

Lo ves, definitivamente si podrías ser mi hijo

Cuantos crees que tengo? – reí.

Unos 40 -dijo serio, ya no reía

Ya me caíste bien – reí -no, tengo varios más - dije ya muy relajada

cuantos más? – preguntó frunciendo el seño

53 años muy bien conservados – también lo dije con orgullo

Volteo con incredulidad y dijo:

Eso no puede ser te ves más joven

Reí y le contesté- gracias a Dios.

Viste porque no puedo salir contigo? Tengo una hija de tu edad, eres demasiado  joven soy una mujer madura para ti, deberías estar buscando chicas jóvenes para casarte, tener hijos, divertirte y pensar en tener una futura familia, yo no podría ofrecerte nada de eso, quieres una aventura igual puedes tener a cualquier mujer más joven sin responsabilidades

Pero su respuesta me sorprendió, con mucha seriedad me dijo:

No me importa eso tu me gustas así, sin importar tu edad, no desperdiciare el tiempo que estés en New  York, podemos pasar un tiempo juntos

Como tu amante? – pregunté

Si, como mi amante, me encantas y quisiera disfrutar este tiempo contigo.

Me quedé muda, se acercó y me dio un pequeño beso en la boca me tomo por la cintura y me empezó a besar primero tierno y luego con más pasión, le respondí el beso.

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