capítulo 4

Robert

Desperté por la mañana haciendo mi rutina de ejercicios y siguiendo con ducha, arreglo personal, desayuno e ida a la compañía, cada día era igual, trabajo y más trabajo, a la hora de la comida Saúl iba a mi oficina y me invitaba a comer a lo cual yo siempre accedía.

Estamos en el restaurante de siempre, pedí la pasta Alfredo, ensalada, y pan de ajo con un vino tinto.

Que harás hoy? Preguntó Saúl

Lo mismo de siempre irme a casa estoy muy cansado – contesté

Vamos a tomar algo, yo invito

No, ya sabes que no me gusta salir entre semana, te prometo que el fin  de semana iremos a donde quieras.

Ya lo dijiste, vieja el que se raje- reímos los dos.

La sigues buscando? – preguntó

Si, no pierdo la esperanza de encontrarla, no se porque pero ya es como una obsesión saber de ella, lo peor es que si la llego a encontrar no se que haré, no busco nada serio pero podría cambiar de opinión por ella.

La encontraras ya veras, eres un hombre con suerte, siempre obtienes lo que quieres y por lo visto la quieres a ella por lo menos un día en tu cama- soltó una risa  burlona

Mira que suerte que cuando decidí tener novia me engañó con su mejor amigo y disque era gay, mejor soltero así si alguna quiere hacer drama no hay un compromiso de por medio.

Espero encontrarla,  la esperanza es lo último que muere y si la quiero aunque sea un día en mi cama.

Regresamos a la oficina, entré a mi oficina y estaba una de mis ex acompañante, yo no tenía novias.

Que se te ofrece? ¿ quien te dejo entrar? – pregunté

Tu secretaria, le dije que era una clienta y me urgía verte.

Pues necesito que salgas, sabías que solo era diversión y que no nos volveríamos a ver, se puso roja del coraje y salió como fiera de la oficina diciendo:

Tu te lo pierdes un día vendrás a rogarme- azotó la puerta y salió muy enojada, solo sonrei.

Seguí trabando como si nada hubiera pasado

Salí del trabajo y como en toda esta semana volteando a todas partes para ver si encuentro a aquella mujer, subo al coche y nos dirigimos a mi casa.

Cuando pasamos por el parque que está cerca de mi casa volteo y ahí está ella con un vestido rojo, sentada cómodamente en una banca relajada viendo su celular.

Para! Le grité a Sam mi chofer se asustó y dio un frenon, baje de inmediato y me acerque a ella se ve tan hermosa, me pare frente a ella tenia sus ojos cerrados, fue abriéndolos y me miro de pies  a cabeza, cuando levantó su mirada no podía dejar de verla es más hermosa de cerca.

Le pregunté , hi, I'm Robert, can I sit with you?

A lo que ella respondió,- disculpa no hablo Inglés.

Pero yo si hablo español, hola soy Robert, ¿me puedo sentar contigo?  - extendí mi mano para saludarla, sentí un brinco en mi corazón, pensé toda esta semana en encontrarla y ahora ya la tenía frente a mi, su mano era suave, me saludó y soltó mi mano de inmediato.

Si quieres, -respondió, bajó sus piernas para sentarse derecha,  no decía nada hasta que me atreví a preguntarle si nos podíamos tomar un café, a lo cual contesto que si, tomo su bolsa y le extendí la mano para ayudarla a levantarse, se puso roja, no solté su mano hasta llegar al auto, sus manos sudaban eso me dio risa quería decir que estaba nerviosa, subimos al auto y pensé si era prudente llevarla a mi casa, pero no dejaría que se me escapara otra ves así que solo le indiqué a mi chófer, ya sabes a donde.

No hablamos durante el camino que fue corto porque mi casa estaba a cinco minutos del parque.

Cuando llegamos no vi ninguna expresión en ella, eso me indicó que sería difícil de impresionar porque todas las mujeres que había traído se quedaban con la boca abierta o les brillaban los ojos con los lujos, pero ella no, eso me decía que era diferente a todas.

Cuando llegamos me pregunto:

- Porque aquí?

Le respondí -porque estábamos cerca y así podremos platicar más agusto - solo dijo:

-Ha ok.

Baje del auto y lo rodee para abrirle la puerta

Cuando entramos no volteó a ver nada solo se quedó parada, le tome la mano que por cierto la tenía fría y sudada eso me hizo reír disimuladamente, seguía  nerviosa,  nos dirigimos al comedor.

Mara mi nana se acercó y me dio un beso , yo le dije, - mira nana ella es Alejandra es una nueva amiga.

Mucho gusto - le dijo Ale con una sonrisa, mi nana le dio un beso y le dijo -bienvenida- esa sonrisa la hizo ver aún más hermosa

¿gustan algo de tomar? -Preguntó mi nana

Café por favor – contesté

En un momento se los traigo – sonrió

 Llévalo al despacho por favor - le dije.

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