Capítulo 4

-Bien ¿y cómo lo vamos a hacer genio?- la arrogancia de mi hermano no paraba mientras estábamos a un par de metros de llegar a Akka.

No sabíamos mucho, solo que el príncipe estaba encerrado y sería sacrificado frente al Marqués. Sus escoltas y parte de la tropa que lo acompañaba y sobrevivió fue encerrada y crean sacrificados después del Príncipe.

-Primero tenemos que encargarnos de los guardias reales, la fuerza militar del palacio y la del pueblo.-

-¿Nada más?- solo quedaba un poco de cordura en Eliah que entendía lo que decía sin poder formular un plan completo.

-Llamaremos la atención fuera del palacio, en un punto medio donde la gente no salga herida.- dije mientras cabalgamos cerca de un edificio abandonado cerca de la entrada del reino.

-Si incendiamos esto podría llamar su atención y pensarán que quieren atacar la frontera. Nos servirá como distracción mientras sacamos a la gente de Rahim de la horca.- mencionó mirando por arriba del edificio.

-Solo falta la entrada al palacio y podremos encontrar al príncipe.- aún no sabíamos cómo llegar al príncipe sin ser descubiertos.

-Escuché que el Marqués tiene una fascinación por las niñas. Tal vez haya escogido a unas cuantas de Rahim como tributo.-

Era bien sabido que el Marqués Eron era pedófilo y que cada victoria festejaba con una niña como victoria. Tan solo de pensar en ello el estomago me daba vueltas. A pesar de que este es un mundo distinto el engaño, la avaricia y el pecado ya es constante en el ser humano y sin importar el tiempo eso nunca va a cambiar.

-Entraré como tributo al Marqués, me mezclaré entre las niñas.- dije decidida.

-No será difícil eres delgada, enana y con rostro de muñeca. Mi pequeña hermana es el disfraz perfecto. - dijo orgulloso mientras seguía alardeando de ser mi hermano.

...

-Listo, ya se donde están, los tienen aislados de todos. Será fácil meterme.- dijo mi hermano entrando sigilosamente por una ventana del edificio que íbamos a volar.

-¿Y los guardias?- pregunté mientras ataba hilo pólvora a las ballestas que habíamos robado de un almacén del palacio.

-Los guardias hacen rondas en el pueblo cada tres horas rotando las zonas de comercio, a lo mucho hay unos treinta guardias patrullando.- dijo mientras tomaba todo lo que necesitaba para ir a los calabozos donde se encontraba la gente de Rahim.

-No son muchos. Tenemos ventaja...Eliah, nada de poderes, no queremos que sepan quiénes somos.- amenacé fríamente.

-Siempre le quitas lo divertido a las cosas ¿lo sabías?... ¿al menos puedo utilizar la fuerza?- dijo casi haciendo un puchero. Tome un suspiro y acentí con la cabeza a lo que el contesto festejando y con una risa de travesura. Parece que estoy con un niño.

-Ya está listo- comenté mientras me ponía de pie.- Primero serán lanzadas las flechas a un puesto de vigilancia atrayendo a los guardias acá. Tendrás un lapso de veinte minutos antes de que explote el edificio, el tiempo suficiente para ir por los rehenes. Ocuparé la bomba como distracción para poder entrar al palacio. Haz todo como lo estoy diciendo ¿entiendes?- más como ordenes, el solo afirmaba con la cabeza poniendo total atención a mis instrucciones.

-Te veré en las montañas, no tardes...- su voz se escuchaba distinta era más firme y decidida.

-No tardes y...ten mucho cuidado.- pronuncié casi como un susurro.

Por primera vez tenía algo que quería proteger. Alguien al que podía llamar familia y por nada quiero perderlo ahora. Mientras estaba hundida en mis pensamientos unos fuertes brazos me envolvieron en un cálido abrazo.

-Se fuerte, no arriesgues tu vida. Te quiero.- fue lo último que escuché antes de que mi hermano desapareciera y fuera a tomar posición. Coloqué mi disfraz bien antes de salir del edificio camino a donde estaban las niñas tributo.

Al escuchar la bomba explotar salté cerca del guardia que llevaba a las niñas dentro del palacio. Corrí a un lado suyo y me tomó del brazo rápidamente.

-¿A donde vas niña?, vuelve a la fila- escupió con repudio arrojando mi cuerpo cerca de las otras niñas. Ahora ya estaba infiltrada en el palacio.

Estaba caminando por el gran pasillo del palacio, dejándome frente a frente a el Marqués y a su único hijo.

-Sean bienvenidas mis jóvenes mujeres, que la diosa del Sol siempre bendiga su corazón y alma.- mencionó el Marqués mientras se ponía de pie y caminaba pasando frente a cada una de las niñas que estábamos formadas, tomando sus rostros para verlas detalladamente.

Cuando llegó a mi, su rostro se iluminó dejando ver que había encontrado a su presa con la que iba a jugar esta noche.

-Eres la más hermosa entre todas. Por lo cual se tiene que festejar. Te daré el honor de vivir como habitante de Akka bajo mi manto.- dijo mientras extendía su mano ayudándome a ponerme de pie, llevándome hasta su asiento poniéndome a un lado de él.

-Matalas, ya no sirven de nada.- la frialdad de sus palabras recorrió mi espalda viendo como solo caían lágrimas entre las jovenes frente a mi. Posiblemente las lleven a la parte trasera del castillo, para que los guardias abusen de ellas antes de ser asesinadas.

Un guardia de mayor rango entró por las puertas anunciando que el joven príncipe entraría.

-Por el honor de Akka, de su gente y su regente. Entregamos por honor y victoria a la diosa del Sol el alma del Principe de Rahim, Alligator Kai.- el tono sarcástico del Marqués pronunció con burla mientras arrastraban al príncipe heredero por el suelo, encadenado al suelo, esperando su final.

Solo carcajadas salían del Marqués festejando su hazaña, mientras que su hijo miraba con enojo a su padre impotente por no poder hacer nada.

Un niño de aproximadamente once años, con mirada fría y sin facción. Pero la elegancia y casta no dejaban de mostrarse.

El Marqués tomó mi cintura acercándome a él y sentándome en sus piernas. Podía sentir su cuerpo caliente y su miembro palpitar en mi trasero, pero aún no podía hacer nada.

Los ojos del marqués y los míos cruzaron por una milésima de segundo; una mirada fría y autoritaria que me recorrió de pies a cabeza como si tratara de descifrarme.

Con unos golpes en sincronía de sus dedos repetidas veces en clave morse solo mencionada lo mismo.

"niña mentirosa"

Busqué con la vista, tratando de encontrar a la persona del mensaje.

No pude no sorprenderme al acto de traición hacia su propio padre y su propio reino.

Contesté en la misma forma.

"cierra los ojos."

Mencioné antes de clavarle un cuchillo al Marqués en la garganta. Varios gritos salieron de los guardias, mientras que otros se acercaban a pelear contra mi. El pequeño Marqués fue escoltado fuera del salón aún con los ojos cerrados.

Ahora no había porque contenerse.

Saque dos espadas debajo de la túnica que traía. Escondiendo todo tipo de arma blanca bajo mi ropa. Los ojos del príncipe y los míos se encontraron mientras yo peleaba contra todos los guardias unos metros frente a el, sin dejar que algún guardia se acercara a él.

-No se preocupe Principe, vine aquí pasa sacarlo.- dije mientras le daba la espalda, esperando a que alguien más atacara.

-¡DÉJAME AQUÍ, SALVA A LAS NIÑAS, VE POR LAS NIÑAS!- el grito de súplica salió del príncipe. Giré a verlo y solo me encontré con una mirada de odio y desquite.

Sabía que las niñas sólo eran mi pase, pero salvarlas no tenía ni un sentido. Pero era una orden del Principe, la única persona que podría ayudarme a cruzar Tariq.

-¡AHHRG!- grité con frustración mientras arrojaba una espada directo a las cadenas del príncipe liberando una mano suya.

-No mueras, vendré por ti.- dije mientras que agitaba mis dagas a cualquiera que se atravesara en mi camino. Volteé por última vez, antes de ir tras los guardias que se llevaban a las niñas. Ahora el príncipe heredero estaba de pie, firme a seguir luchando.

Corrí por los pasillos, siguiendo solo los sonidos de varios pasos apresurados, hasta que pude llegar al otro extremo del castillo, donde tenían a las niñas dejándome ver un grotesco paisaje. Donde un guardia tenía su miembro frente a una chica de rodillas, tratando de meterlo en su boca.

Solo se pudo escuchar el gorgoreo de la sangre que salía sin parar de la garganta de aquel guardia al ser cortada por una de mis dagas. Eran un total de ocho niñas, que no pasaban alrededor de los quince años.

La única cosa que nos dividía de salir del palacio era la pared que estaba frente a nuestros ojos.

-Cuando salgamos de aquí, no se separen y corran hacía el bosque.- hablé mientras ponía de pie a la niña que estaba aún de rodillas en el suelo.

-¿Nos..Nos dejarás solas?- la voz de una de las niñas se hizo presente. El miedo y el terror se desbordaba de sus ojos. Sabía que si las debaja solas podrían correr peligro, pero tenía que regresar por el príncipe.

-¿Que están haciendo?- una voz repentina cruzó la habitación. Mostrando a un hombre cubierto de sangre de pies a cabeza.

-¡¿Eh?!- dije con asco al ver su aspecto.

Era el príncipe.

-Rápido, tenemos que buscar la forma de salir de aquí.- dijo el príncipe. mientras vigilaba que nadie apareciera detrás de él.

Ahora no había un porqué dejar a las niñas solas. El príncipe estaba con nosotros. Pero su aspecto era andrajoso, un collar inhibidor estaba sobre su cuello, evitando que de alguna forma pudiera controlar la materia.

Por eso no podía deshacerse de las cadenas. Sin sus poderes sólo tiene la fuerza natural de un humano.

Gracias a mi hermano aprendimos la forma de absorber el maná y la materia en nuestros cuerpos, reforzando cada parte de él sin tener que activar o manipular la materia.

-No hay necesidad- dije sin siquiera pestañear. Antes de golpear fuertemente con mi puño la pared que cayó a moronas haciendo un gran hueco en la pared para que pudiéramos salir.

Sin pensarlo todos salimos del castillo corriendo por el bosque.

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Comments

Isabel Conde Lema

Isabel Conde Lema

chica lista 😃😌😃

2024-04-02

1

HBĐ|『Đậu』|

HBĐ|『Đậu』|

tan bueno

2021-07-11

1

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