Capítulo 4

—Qué crees que signifique Genug —preguntó Richard a Tyler quienes estaban detrás de un pino escondidos.

—No sé Richard, por qué no vas y se lo preguntas tú—dijo sarcástico rodando los ojos.

—Chicos, chicos hablen más bajo que nos pueden escuchar—sugirió Alice viendo por los binoculares hacia Oliver.

¹Genug* Palabra en Alemán (basta) en este caso "basta" como verbo intransitivo.

***

—No creo que sea adecuado —Alice recordó el castigo que le puso su madre y prosiguió—. Es mejor ir en el día. Ya saben, puede ser algo peligroso.

Los chicos iban caminando por la acera, comentando sobre lo ocurrido en el bosque Malwood. Recordando todo sobre los cuervos.

—Creo...—Habló Richard— que si nosotros lo hubiésemos ayudado quizá los cuervos no le hubiesen hecho daño —se sentía realmente culpable.

—Já... ¿Y qué se supone que hubiésemos hecho nosotros? ¿Ser cebo de los cuervos? Piénsalo —Alice se paró delante de Richard obstruyendo su paso—, hubiésemos sido más comida para ellos. Zopenco —le dió un coscorrón en la frente y Richard le apartó para continuar caminando.

Alice se sentía igual o peor que Richard, pero obviamente no se lo iba a dejar saber. La culpa le carcomía a más no poder. Hubiesen lanzado piedras a las aves y así ayudar en algo, pero en ese momento no se les ocurrió absolutamente nada más que mirar la escena de brazos cruzados.

—Alice tiene razón, no hubiésemos servido de ayuda. Creo que el chico tuvo suerte por el tipo que disparó para espantar a las aves, aunque de todas formas si hubiese llegado a un extremo peor claro que le hubiésemos ayudado así que... —Tyler colocó una mano en el hombro de Richard— relájate —sonrió al final.

—Ya chicos. Dejemos de hablar de eso.

—¿Qué propones que hagamos para la siguiente investigación? —Tyler miró a Alice quien colocaba una mano en su barbilla mientras pensaba en una idea.

—Bueno. Para la siguiente sí que será una investigación verdadera —dijo reconociendo que lo de anoche no fue lo "planeado"— Quizá podríamos adentrarnos más. Cavar la tierra, cortar árboles hasta encontrar el cadáver del príncipe Edgard. Podríamos encontrar algo bueno en eso. Seguro.

—Ya. Y también podríamos usar una grúa para cavar más rápido. ¿No te parece? —soltó Richard

—Podría ser una buena idea —soltó Alice asintiendo levemente.

—¿Pero tú de qué vas? Acaso se te mezclaron los cables? —Tyler ahora más cabreado que nunca— Qué piensas encontrar, ¿un cuerpo tragado por gusanos? lo más seguro es que no encontremos el polvo perteneciente del tal principito ese. Mira, lo de adentrarnos más al bosque es una buena idea, pero lo otro lo harás tú sola y a ver si nos avisas si lo encuentras o no. Para ese entonces nosotros ya nos hubiésemos encontrado con el príncipe allá en el otro lado.

—¡Ay! solo era una broma, tampoco te pongas tan gruñón. Pero sí, tienes razón. El encuentro será hoy a las 5:00 pm. Nos vemos chicos —, y se despidió colocando dos dedos a la distancia de su frente y los soltó hacia su dirección.

—Por qué tiene que ser ella siempre la que acuerde los horarios —bufó Richard con el ceño fruncido viendo a su amigo encogerse de hombros.

—Tú la integraste al grupo —colocó las manos en los bolsillos de sus vaqueros y ladeó la cabeza mirando a su amigo en plan "yo no tengo la culpa de ello" y dejándolo atrás como siempre.

***

Aquella noche luego de lo sucedido en el bosque, Oliver se vendó el dedo lastimado y lavó sus pies que tenían algunos que otros arañazos por algunas ramas, todo eso en un silencio impresionante.

Esa mañana se despertó por los sonidos de la cocina que repiqueteaba en sus sueños alejándose de la fantasía en menos de dos segundos y volviendo a la realidad de su vida. Había soñado con el chico del bosque, fue un sueño algo extraño. Los colores se le subían por las mejillas de tan solo recordarlo.

Se vio al espejo y tenía todo el cabello enmarañado. Estaba hecho un caos, en su cabello había un par de plumas los cuales quitó al segundo de darse cuenta. Su rostro tenía un poco de polvo por la caída de anoche en el bosque. Entró en pánico porque su madre lo fuera a ver así, y se metió a la ducha llevando consigo nuevas vendas.

—¡Cariño! ¡Date prisa, la comida se enfría! —llamó su madre desde la cocina.

—¡Voy enseguida!

Luego de bañarse con agua fría, salió más aliviado y continuó a venderse el dedo y rogando a todos los dioses que su madre no se diera cuenta.

Se cambió y se dirigió a la mesa para comer con su madre y ¡Vaya charla la que se vendría!

...***...

—¡Cómo es posible que hayas salido al bosque! —su madre lo miró furiosa con la mandíbula muy apretada, que harían un sonido estridente de no ser porque eso era nada más que imposible.

—Madre, lo siento —dejó el tenedor en el plato y la miró apenado y culpable.

—Dime que nadie te vio.

—Nadie —dijo tratando de no mirarla a los ojos. Lo último que quería era preocupar a su madre.

Se hizo un silencio largo, aquel silencio incómodo. Esos de los que cortarías si pudieras con una tijera muy afilada acabando con ella en un milisegundo.

—Tu dedo.

—¿Cómo? —preguntó tragando saliva tan fuerte que se oiría incluso más allá del bosque Malwood.

—Déjame verlo —no quería hacerlo. Le había dicho a su madre que solo había sido una mordida pequeña, nada de qué preocuparse.

Acercó su mano a la de su madre que esperaba impaciente por ver la herida y curarla ella misma con medicinas naturales.

Quitó la venda y soltó un pequeño grito al notar el dedo sin uña y algo herido por la carne restante haciéndolo ver como si hubiese un hoyo en ella. Miró a su hijo y le dijo que iría a una tienda para buscar medicamentos, no creía que los naturales fueran a ser efecto alguno en el dedo de su hijo. Oliver asintió, y miró a su madre en la puerta que se despedía antes de salir por ella.

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