Capítulo 4

Marcus no era de llorar, pero si tenia sentimientos escondidos detrás de esa coraza que tenia puesta, finalmente empezó a llorar cuando su padre le abrazo con mas fuerza y le susurro “No sabia lo mucho que me dolería perderte y cuando te vi en aquel coche de policía esposado junto a Jason sentí que mi mundo se desmoronaba, el mundo que yo había construido para ti ya no tenia sentido y moría por volver a escucharte quejarte en el comedor sobre el sabor de mis comidas o que te molestaras cuando sonaba la alarma porque tenia que ir a trabajar. No escucharte ni siquiera hablar para mi era muy duro hijo, quise ir a verte, pero verte allí encerrado iba a ser duro para mi y quizás hubiera cometido la gran locura de intentar sacarte a la fuerza”

—Ya estoy aquí papa… No tienes que sufrir más, prometo que no me meteré más en ese estilo de vida si no tiene una causa que lo requiera.—Jeremy y Jason se despidieron de ambos con la mano y salieron de aquella calle a gran velocidad, echando un ultimo vistazo Jason sonrió.

Las calles estaban llenas de calma, la misma calma que el tenia por dentro, no tenia que correr peligro ni ser perseguido por nadie, ahora tenia una mujer y un hijo que lo esperaban en casa de ella, estaba ansioso quería llegar a su casa, cambiarse y arreglarse para estar cuanto antes en casa de Adriana y besarla.

Cuando llegaron a su calle la melancolía de notar la ausencia de alguien se hizo presente en ambos, Jason miro a su padre y Jeremy lo miro a el.

—Patricia estará orgullosa de nosotros…No crees que deberíamos visitarla cuando el pequeño nazca?—Dijo Jeremy mientras abría la puerta del garaje, esta hizo un ruido estridente y se abrió. Jason castañeo los dientes por el ruido y se bajo del coche revisando su garaje.

Su padre había estado organizando el garaje y sabia que la casa estaría igual de organizada, cuando entro al pasillo que daba a la entrada sonrió. Su padre había quitado el polvo de las fotografías y las había puesto rectas para que se vieran las fotos. El Jason de antes les había dado la vuelta para no ver a su madre.

—Iremos, hace mucho que no voy… Además quiero presentarle a mi hijo y a Adriana…— Susurro el contrario mientras rebuscaba en el armario del baño la maquina de cortar el pelo y se la dio a su padre.— Prepara la maquina, necesito que me quites estas greñas que me crecieron hay dentro. Quiero que me dejes el pelo como cuando cuando nos conocimos…— Jeremy asintió mientras empezaba a conectarla y el se sentaba en la silla.

Jeremy le empezó a pasar la maquina y Jason solo observaba como el cabello rubio que había crecido hasta casi los hombros ahora desaparecía, como los recuerdos de su estancia en la cárcel, con ese corte también deberían desaparecer o eso quería creer el, que no dejaba de mirar la casa, ahora tenia más vida que antes, que su padre hubiera empezado a vivir allí había sido un cambio para esa casa que solo desprendía dolor y soledad.

—Gracias…Iré a darme una ducha y a visitar a Adriana.— El joven de veinticinco años se metió en el baño, desprendía un olor a lejía y a ambientado barato.

Negó, si su madre estuviera allí estaría regañando a Jeremy, encendió el agua que al principio salia fría y maldijo en voz alta y se calmo cuando el agua empezó a salir caliente.

Había tenido bastante agua fría en la cárcel, en las mañanas las duchas eran frías para que todos se despertaran, no tardo en ducharse las ganas de salir de su casa y correr literalmente a casa de Miranda eran tantas que se sorprendía de no correr más, pero no quería llegar a casa de su chica con un corte en la cara al afeitarse.